30 junio 2011

Hoy cocino para mí

       Antes de empezar... ¡buena música bien alto!


       Ahora, manos a la obra: hoy toca champiñones revueltos; receta propia. No se por qué no como sola más a menudo... bueno, siempre que puedo lo hago en familia; y cuando no, es porque no tengo tiempo para el almuerzo. Lástima, porque me gusta preparar los platos a mi gusto. Champiñones, ¡a la sartén!

       La ausencia de palabras, la concentración para preparar cada ingrediente, el juego de manos y utensilios. Armonioso, sistemático, rápido. Picamos el chorizo y lo echamos a la sartén también; mezclamos y añadimos un poco de aceite; fuego sin prisa pero sin pausa. 

       Ahora el toque personal. Esa pincelada propia con la que sazonamos la vida. Para algunos puede ser la risa; para otros, la ironía pero todos tenemos el nuestro propio. Para mí es el orégano. Algunas personas se conocen muy bien y otros, en cambio, tardan años. Hay personas que se miran en el espejo y lo ven vacío, si quiera un reflejo difuso. Hay personas a las que les lleva una vida conocer su vida y son los mayores extraños para su propia persona. ¿Por qué no ven lo fácil que es conocerse? ¿Por qué no ven lo fácil que es quererse?

       Ahora batimos el huevo y cubrimos con él el contenido de la sartén. Aún así no veo claro que apreciar quien soy me haya facilitado encontrar a más personas como yo. Al contrario, en cada ocasión en la que me he visto reafirmando mi postura (llámalo cabezonería -no te contradigo), he visto cómo se me cerraban puertas. Muchas de ellas me han conducido a la mesa individual en la que me toca comer hoy. No te olvides de remover.

       Entonces, ¿por qué no callo alguna que otra vez? Pues porque yo valgo más que ese silencio. La persona que soy es el proyecto resultado de 21 años de trabajo, ¿cómo negar ahora una parte de mí? No. Prefiero ver cerrarse una puerta (tras otra). Ceder en mi personalidad para agradar a los demás no es una opción. Así soy he decidido ser; para bien o para mal. Claro que nadie es perfecto, pero si se me quema la comida hoy... mañana me acordaré de rebajar el fuego.

       Muchas palabras cruzadas a destiempo y oportunidades estrelladas en la pared me han conducido hasta aquí. Un salvamantel y un servicio (de momento). Pero no por ello me detengo, no. Sigo cocinando mientras espero que venga aquella persona que, entre tú y yo, convierta el alumerzo para uno en cena para dos

¡Buen provecho!

29 junio 2011

(entre paréntesis)

(Me gusta hacer paréntesis).

(Me gusta pensar que puedo sacar de la nada, unos minutos de nada, que no significan nada y en los que, sin embargo, puede ocurrir de todo). (Son el espacio en blanco de mi existencia que decido llenar con lo que quiera, cuantas veces quiera). (Parece curioso que, para encontrar un ápice de libertad, tenga que buscar en el limitado espacio de infinito que cabe entre dos paréntesis). (Ya sea unos segundos para pensar, unas horas de descanso o unos meses de pausa en una relación; lo que ocurra en el paréntesis no saldrá de él). (Sé dónde lo empiezo y dónde lo termino; lo que ocurra dentro es cosa sólo mía). (Pero no pienses que me olvido de ti, porque y yo siempre vamos juntos y por supuesto, lo que hablamos queda entre paréntesis).
 
(Me gusta hacer paréntesis).

28 junio 2011

(Re)encuentros en la 3ª Fase

Está ahí, ¡no mires! espera...  
Da media vuelta, vamos a coger los yogures.

   Cómo, con astucia. Cuándo, siempre que puedo. Dónde, en cualquier lugar. Plan B, luego te cuento...
 
   No hagas clic en este post si no quieres saber lo antisocial/antipática que me he vuelto soy. Porque de eso va, de cómo he llegado a evitar a mis antiguos compañeros del colegio en el supermercado. Triste, pero cierto.


26 junio 2011

Quoad vitam

Hoy leí estas palabras entre mis apuntes y me dije:  

¿Por qué nadie me dijo que no era saludable meterse en Medicina? ¡Por supuesto que puede conducirte a la muerte! (o algo peor: a la locura).

Luego volví por un segundo a revivir aquellos momentos de indecisión e ingenuidad que me llevaron a elegir esta carrera. Todavía no sé muy bien cómo ocurrió; pero sí sé cuándo empezó... Lo cierto es que nunca quise ser médico, ¡ni loca! Era B. mi mejor amiga del colegio, la que quería dedicarse a ello; su padre trabajaba en una farmacia así que supongo que sería "cosa de familia" o a lo mejor le gustaban las conversaciones a la mesa del tipo: "hoy vendí 4 cajas de aspirina, ¿me pasas la sal?" y "¿ah, sí? pues yo lo receté a 28 pacientes esta mañana, la sal no está aquí". A mí no me atraía mucho para nada la idea, aunque siempre me gustó (mucho) la Biología y la Química.

No, mi plan era ser abogada. Esto de la justicia lo llevo en la sangre y en el zodiaco; siempre lo tuve en mente hasta que me di cuenta de que era patológicamente sincera y desistí. Además, no quería pasarme el día peleando con gente que conocía ni poniendo la zancadilla a mis colegas de profesión (justo lo que he terminado haciendo y padeciendo en Medicina). 

Ya en el instituto, nos llevaron a las Jornadas de Puertas Abiertas de la universidad para que correteáramos por el césped del campus y dieramos un bocado al inminente futuro. Y...

     ¡Ahí me colé y en la charla me planté,
     coca-cola para todos y algo de comer!

Acabé en la charla de Medicina, entre otras. Un cardiólogo del Hospital Universitario la dirigió. Explicó los requisitos para acceder a Medicina y qué nos íbamos a encontrar allí, cómo era el sistema de enseñanza y (en parte) qué exigían. Se quedaron cortos. Ahora comprendo que 45 minutos no eran suficientes para explicar qué significa estudiar Medicina. Tampoco podría contártelo yo después de 4 años. Es algo que se tiene que experimentar; si no, no se puede llegar a comprender.

No sé lo que pasó entonces. Creo que aquel hombre supo hipnotizarme con ecografías y electrocardiogramas, porque una hora después salí de aquella sala totalmente convencida de que iba de cabeza para Medicina. De hecho, borré de mi mente toda idea de otra posibilidad. Había hecho una elección de corazón. Puro instinto, sin razón. Entre tú y yo, lo cierto es que la Medicina me enamoró (aunque esto no quita que haya amores que matan con dolor).  

¡Feliz tarde!

24 junio 2011

Custodia

       No doy lecciones de humanismo; ni lo pretendo. Me gusta mirar mi blog y reconocer en él un esbozo de mi persona, con mis luces y mis sombras. Así que hoy te confiaré, entre tú y yo, lo sobre-protectora que he llegado a ser. No me resulta sencillo admitirlo, pero parece que es más fácil de llevar si lo escribo (me puedes comentar en cualquier momento si necesito terapia, ¡jeje!).

       Pues sí. Sobre-protectora, ¿quién me lo iba a decir?

       Pero te pongo en antecedentes primero y te cuento que a lo largo de mi vida (que vale, no ha sido mucho hasta ahora) mis amistades han pasado de 30 a 18, luego a 12, más tarde a 3 hasta verse reducido a 1. Me ocurrió en el instituto y también en la universidad. Como verás, no es que fuera una persona de afinidades compartidas. No, no es eso. Lo que ocurre es que con la experiencia nos volvemos selectivos. En mi caso ese proceso de selección requirió algo de discernimiento, un par de malentendidos, algunas decisiones difíciles y muchos capítulos cerrados al mismo tiempo. 


       Supongo que es ha sido un camino tan largo y complicado dar con ese 1, que desearía poder agarrarlo con fuerza, guardarlo delicadamente en mi bolso y llevarlo conmigo para que no le ocurriera nada. Pero se me olvida que no hablamos de un número, sino de una persona. No puedo llevarla en el bolso sino caminar con ella mano a mano, siempre un paso por delante y sin dejar de guardarle las espaldas. Pero, ¿qué digo? no no... creo que esto no es lo correcto.

       Todos necesitamos nuestro espacio, nuestra libertad de actuación y movimiento. Todos necesitamos equivocarnos y aprender. No es amigo aquél que evita que saltemos, sino el que nos echa una mano cuando queremos levantarnos.

Pero cuando quieres a una persona
resulta tan sencillo preocuparse...   

21 junio 2011

Proposición indecente

       No creo en las casualidades. Para mí, las personas y situaciones que forman pieza a pieza el puzzle de mi ser, lo son por alguna razón en concreto. Con algunos recorro un camino durante largo tiempo; con otros, comparto apenas unos pasos pero con todos aprendo y me transformo. Soy una persona que cierra los capítulos viejos antes de empezar los nuevos; no dejo asuntos a medias; sé muy bien que dar marcha atrás no es una opción. Los tropiezos que he tenido me han enseñado esto. 

Pero... 
...A mí nunca me cuadran las ecuaciones matemáticas.

19 junio 2011

¿esto o lo otro?

A veces (sólo a veces) saber lo que quieres es complicado.
Tener que elegir es aún más difícil. Acertar, casi imposible. 

16 junio 2011

Sí, el jardín del vecino tiene lavanda, huele mejor y es más bonito

       ¿Por qué será? Tenemos que reconocer que de vez en cuando (más bien muchas veces) es inevitable echar un ojo al jardín del vecino. Sabemos de antemano que puede no gustarnos lo que veamos, pero aún así lo hacemos. Por qué puede no gustarnos es sencillo: él tiene tal, puede hacer cual...  

        "Bueno, no hemos estado tan bien como el vecino".. "tuvimos aquel problema y después no fue fácil coger el ritmo".. "él tuvo ayuda y yo no".. excusas, excusas. Hay que aprender que no sirve de nada compararse con los demás, ¡deja de buscar pretextos! Cada uno de nosotros ha recorrido unos pasos distintos a los otros y por esto, tiene un jardín diferente. No es ni mejor ni peor; sólo diferente.

       Por supuesto, resulta muchísimo más fácil externalizar nuestro posible conflicto, proyectándolo en la bonanza del vecino, llegando de esta manera incluso a pensar que "no es que yo me haya descuidado, sino que él tuvo suerte". No nos engañemos entre tú y yo de esta manera. Nosotros somos los responsables de la situación en la que nos encontramos; es nuestra vida y las que se encargan de la siembra son nuestras manos. Así que deja de ojear el jardín de al lado que el tuyo es el que importa. 

       Recogemos lo que sembramos: aprende a amar las rarezas y extravagancias que te distinguen de los demás, porque éstas son las que te hacen único y además, hacen florecer tu jardín.

¡Feliz Jueves!

15 junio 2011

Eclipsada

       Desde siempre me he sentido peculiarmente atraída por la Luna y sus misterios. Supongo que es debido a que me siento identificada con ella porque -al igual que todos, tiene una cara oculta, una cara secreta. Le gusta salir a hurtadillas por la noche y pone un toque de luz allá donde va.

       Por este motivo, no podía en un día como este, perderme yo el anunciado eclipse lunar (sobre todo en un momento tan señalado como hoy: cuasi fin de exámenes de junio), ¿cómo perdérmelo? No, no. Allí estuve yo encaramada a la hamaca, prismáticos en mano. Fue una bonita experiencia y me alegro de haber tenido la oportunidad de disfrutar de ella. Pero como mis ideas no me dejan de llover encima todo el día, al mirar con embelesamiento el fenómeno, tuve un chaparrón de cuestionable genialidad.

       Quiero creer que es una premisa universal: que el bien vence al mal así como la luz, a la oscuridad. Toma su tiempo pero incluso en la noche más oscura, podemos contar con un punto de luz.

        Ahora bien -siendo algo más realistas, lo habitual es que no todo sea negro o blanco en este mundo. Creo que sería más lógico esperar que hubiera término intermedio. Porque no podemos llenar nuestros días sólo con luz u oscuridad; porque no hay paz sin guerra; porque, entre tú y yo, en esta vida el equilibrio perfecto no es el claro ni el oscuro, sino el balance entre los dos.



De lunática a lunáticos,
¡Feliz noche!

12 junio 2011

De camino a lo más alto

       Con el correr de los días, todos atravesamos épocas mejores y peores; es inevitable. En algunas ocasiones nos toca disfrutar y en otras.. bueno, digamos que no todo puede salirnos redondo. Justamente en días como hoy, me doy cuenta de esto con mayor claridad. Desearía poder soltarme el pelo, ir a por una taza de café y un buen libro, sentarme en la terraza en un rincón fresco y entregarme a la contemplación. Pero no, aún falta para poder derrochar tantos litros de tiempo. 

       Y como dicen, a falta de mareas... buenas son unas gotas de libertad, ¿no es así? Me gusta regalarme de vez en cuando -entre párrafo y párrafo de apuntes, una escapada a los confines de mi memoria. Tengo un recuerdo que guardo para momentos como este. No se trata de nada y para mí significa tanto. 

     Estando de visita en Londres, tuve la oportunidad de echar un ojo a St. Paul's Cathedral (punto turístico número 7 de la lista de los "10 lugares que tienes que visitar"). A lo mejor, piensas que en este momento voy a proclamar en voz alta que me encanta visitar tumbas, escuchar el sermón en el oficio religioso o que encontré un pin brillante en la tienda de recuerdos. Siento decepcionarte, pero no. Se trata de una escalada. 

       Sí, escalada; porque, además de todas las dependencias de la catedral, también había acceso a las zonas más altas del edificio. Claro que pensar en 200 metros de escalera de caracol parece más sencillo al decirlo que al subirlo. Pero en cuando supe que se podía acceder al mirador de la cúpula, me dije: "Pues vamos allá". No puede subir una persona claustrofóbica, ni embarazada, ni con problemas de corazón. No se pueden hacer fotos ni usar móvil. Si a mitad de camino no pudieras más, nadie va a subir a buscarte. Hay que ir en silencio y en verdad es mejor así porque en cuanto hables, te quedas sin energía. Para dejarlo más claro: son 200 metros de eco entre tú y tus pensamientos. 

       El camino es largo, por unas escaleras primero de piedra; luego, metálicas y laberínticas. Los escalones son estrechos y no hay gran iluminación. Las dimensiones sólo permiten que avance una fila de personas: si alguien quiere bajar, se tiene que interrumpir la circulación. No hay ventanas. Muchos desisten en cuanto llegan al primer nivel, un balcón desde el que se aprecia una vista panorámica del interior de la catedral. Los que aún quedan con fuerza continúan hasta arriba.

       Y fíjate como así, esta pequeña aventura en la ciudad nos da las pistas para una gran verdad universal (aparte de que tengo que hacer más ejercicio) como es que, aquello que más cuesta conseguir en la vida es lo que más vale la pena.  

       El recorrido hacia lo más alto de tu persona no es una tarea sencilla y si lo fuera, carecería de valor. No puedes pretender conquistar el mundo sin dar el primer paso, y luego el segundo, y luego el tercero, y así sucesivamente; porque estos pequeños pasos que hoy das son la clave del éxito. Requieren todo tu esfuerzo y empeño. Sé que es difícil aguantar, sostenerse cuando todos los demás han caído. Pero esta es tu historia y tu camino, ¿vale la pena el intento? Sí. Absolutamente; y entre tú y yo, aquellos 1.161 peldaños me lo recuerdan cada día. 

 ¡Feliz travesía!      

11 junio 2011

A veces me gustaría...

Cerrar los ojos y no estar aquí al segundo siguiente;
ser volátil para escapar de aquello que me ata al suelo,
y poder llevar el resto de mí, con mi cabeza -al cielo.
Entre tú y yo, a veces me gustaría ser inexistente...
... o al menos parecerlo, aunque fuera por un momento. 

07 junio 2011

formación reactiva

En secreto te diré que a veces me gustaría detener el tiempo,
prolongar indefinidamente un suspiro, un pensamiento y coger al vuelo alguna idea.

En secreto te diré que el tiempo no es oro ni es dinero: es tiempo,
avanza medido y solitario por las horas de la vida; sin detenerse, sin retroceso.

En secreto te diré que vivo corriendo por no querer correr, 
sino por querer engañar al calendario y robarle si quiera un minuto cada atardecer. 

En secreto te diré que me muevo por el mundo a contrarreloj,
para adelantar al secundero en un despiste y poder así atrapar el tiempo entre tú y yo.  

06 junio 2011

La vida es una tómbola

¿Cómo llamarlo si no?

Cuando sin importar la estación, el sol no deja de brillar;. 
Cuando compruebas que tu vaso está medio lleno y aún queda chocolate en la nevera;
Cuando descubres una viruta de felicidad en tu día a día;
Cuando la vida te sorprende dejando en tu puerta aquello que tanto andabas buscando;
Cuando sabes que, pase lo que pase, todo va a salir bien;
Cuando te das cuenta de que necesitas a alguien y te preguntas cómo has podido vivir sin él todo este tiempo;



       Hoy mi alma curiosa quiere jugar a la ruleta con la respuesta. Me pregunto por qué; me pregunto cómo. No pretendo conocer los oscuros misterios que encierran el perfecto mecanismo del Universo. Eso es algo que, ya sé, está fuera de mi alcance. Pero esta tontina pregunta no deja de rondarme el pensamiento y la mirada. Algo me estoy perdiendo: algún detalle, alguna pista. Observo; concienzudamente; mi mente maquinando. Nada. Y yo sigo pensando qué sera lo que mueva al mundo. La suerte, el destino, la fe... todas soluciones posibles, a cada cual más inverosímil. 

       Recuerda durante un segundo algún momento de tu vida en que hayas sentido la fortuna contigo. Esa sonrisa nerviosa y fugaz, el brillo en la mirada, un súbito estremecimiento de emoción. Intentamos retenerlo pero se nos escapa de entre las manos y queda atrapado, presa de las telarañas del tiempo. ¿No te cuestionas como yo, qué pudo traer ese acontecimiento hasta ti? Sin importar demasiado de qué se trate: el coche que querías, la llave que perdiste, el chico que soñabas. 

       Creo que todos por igual fantaseamos con diferentes planes; pero nadie nos enseña cómo reaccionar cuando los conseguimos. Me parece muy curioso como la vida -generosa, en ocasiones extiende sus brazos hasta nosotros y nos pone en el camino aquello que deseamos. 

       Entre tú y yo, ¿qué te parece si lo llamamos suerte?
       No nos engañemos: nunca lo sabremos.     

¡Feliz Lunes!

05 junio 2011

The good wife

La recomiendo. La recomiendo... ¡La recomiendo!

       Si alguien me hubiese dicho hace tres semanas que en este momento estaría escribiendo esta crítica; no le creería. De hecho, hace tres semanas ni conocía de la existencia de esta serie, pero es que era mayo y aún estábamos despidiendo a la 7ª Temporada de Anatomía de Grey. Normalmente tras el cierre de la temporada, con los exámenes por medio, me dejo de pasatiempos y me olvido de las series hasta que llega el verano y tengo algo más de tiempo libre. No algo más; sólo tengo tiempo libre. 

       Por algún motivo, este año ha sido distinto. Creo que ocurrió un día que trataba de elegir una película para ver con la familia. Siempre me han gustado los dramas legales así que todas mis propuestas eran películas de juicios. Mi familia estaba ya cansada de ver siempre las mismas pero es que, no hay tantas películas de este estilo así como hay millones de comedias. Esta revelación me llevó a pensar: "ey, ¿por qué no probar con una serie? al menos será algo más que 2 horas". No sabía por dónde empezar a buscar, así que navegué durante un buen rato, leyendo críticas, blogs... vamos, me informé. Eché un vistazo a varias opciones que parecían interesantes (entre ellas Ally McBeal) pero que fueron rápidamente descartadas; estaba ya a punto de desistir cuando di con la buena...


       Estoy muy contenta de haber dado con esta serie. En sólo dos semanas: dos temporadas que me han capturado y absorbido hasta el punto de considerarla una de mis favoritas (por no decir mi favorita y caer en el sesgo). Desde el primer capítulo piloto, Alicia Florrick se convirtió en mi heroína y amiga.

       Ella es una buena mujer: ama de su casa, fiel y amante esposa. Trágicamente la vida de Alicia da un vuelco cuando su marido -alto cargo del estado- se ve perjudicado por estar implicado en asuntos de corrupción y prostitución que le cuestan la cárcel. 


       A partir de ese momento, Alicia tiene que tratar de recomponer las piezas que antes formaban su vida. Ella y sus dos hijos adolescentes se trasladan a un apartamento en el centro de Chicago, próximos al bufete de abogados para el que empieza a trabajar como asociada junior: la firma Stern, Lockhart & Gardner. Uno de los socios es su antiguo compañero de facultad: Will, que al tenerla en su equipo, vuelve inevitablemente a tener sentimientos hacia ella. Pero no está todo hecho hasta aquí, tiene como competencia por la plaza de asociado a un joven y audaz abogado. Asimismo, con cada episodio Alicia deberá enfrentarse a un nuevo caso que es investigado y llevado a juicio. Para terminar, como último aspecto de este drama legal, tenemos de fondo los intereses políticos del marido: Mr. Florrick. Se presenta un sistema legal que es imperfecto, no incorruptible y por supuesto, injusto hasta que se demuestre lo contrario ¿quién esperaba menos? Aún así, hay algo de espacio para la verdad, los hechos y la objetividad.

       En un mundo en el que la justicia se sirve fría y no siempre parcialmente; la política hace trampa a sus jugadores y Alicia está decidida a pelear sin descanso por sus objetivos: familia, trabajo, amistad y amor; todos los elementos que componen esta historia se enlazan armoniosamente para atraparnos irremediablemente. Claro que se encontrará con obstáculos por el camino; pero sabiendo que la vida no está exenta de ellos, luchará hasta el final. 

       A lo largo de cada temporada vemos como el personaje principal va transformando y madurando su personalidad. Se erige como una mujer fuerte, independiente, luchadora, competente, entregada y asertiva. Ella es una mujer corriente; con un marido: Peter Florrick. Este hecho hace que en muchas ocasiones, sus actos se vean influenciados según intereses políticos ajenos a su voluntad. Pero aún así, lucha por tener su propia voz; no sabe muy bien cómo tiene que hacerlo pero no por ello deja de intentarlo. 

       Cobran gran importancia los matices. Aprecio que esta historia no se trate de buenos o malos, negro o blanco... Alicia con sus conflictos diarios y sus dudas se hace más cercana y se convierte en amiga, porque todos tenemos dudas respecto a lo que está bien y mal, sobre qué hacer, qué hombre amar... Nadie te advierte si una decisión es correcta o no antes de tomarla; pero no por ello dejas de elegir. Al elegir te abres camino y, entre tú y yo, el de Alicia creo que merece que le eches un vistazo.  

¡Feliz fin de semana!    

02 junio 2011

Al ritmo del corazón

Hoy pude, por primera vez, definir con claridad las emociones que el amor provoca en mí. 

       No me encontraba haciendo nada en particular cuando realicé mi descubrimiento. Estaba escuchando música, sentada frente a mi ordenador, estudiando -como de costumbre. Cabe destacar que esta misma mañana había leído sobre la magia y la ilusión en un jardín (blog) vecino. Pero por ser hoy un día de esos cualquiera de mi vida, sin la más mínima inspiración, he de confesar que no me llevó tal relato a mi nueva revelación. No. 

Pero de repente, sonó esta canción...


       Al seguir el ritmo de esta canción quise girar sobre mi silla giratoria; y así lo hice, tan rápido como pude. Miré hacia arriba y extendí mis manos queriendo alcanzar al techo, y más allá de él: al cielo. Acorde al compás, rápido.. lento.. rápido.. sin parar de girar; sin pensar en nada, sólo sintiendo. Cerré mis ojos y esperé hasta que la silla se quedó completamente parada y la música dejó de sonar. Entonces abrí los ojos y miré al frente. 

       Todo me daba vueltas...
       Pero allí estaba yo sonriente, aturdida, emocionada y con el corazón a mil.   

       Creo que siempre esperé esas mariposas que vuelan en el estómago; y que nunca me llegaron. Ahora que he tenido la oportunidad de dar un bocado a la felicidad, he descubierto esta nueva fase en mí y he visto que el amor existe de verdad y es algo... mágico. No sé si ésta era la entrada de blog que esperabas pero, entre tú y yo, no pretendía que lo fuera. Sólo quería compartirlo contigo. 

¡Feliz Jueves!