24 noviembre 2011

Un trueque justo

Hoy me gustaría contarte una de las historietas de cole que mi hermana V. me contó hace unos días.
El colegio de mis hermanas (que es el mismo al que fui yo) es privado, o medio concertado... bueno, lo que sea. El caso es que hay que pagar una cuota trimestral de material. De esta manera los padres pagan y los niños pueden pedir semanalmente lo que necesiten: bolígrafos, lápices, hojas de recambio y así. El procedimiento es siempre el mismo: el tutor de la clase se encarga de hacer una lista de pedido cada viernes y se entrega en la secretaría; luego, el lunes, cada clase recibe una caja con todo aquello que necesita. Claro que esto no siempre es tan bonito en la práctica como en la teoría. En la práctica puede que pidas 20 bolis azules y te den 10 cartulinas de colores o, como ocurrió en esta historia: nunca lleguen los bolis. En este último caso (de que no llegue el material) cada uno tiene que usar sus recursos durante toda la semana hasta el siguiente viernes y eso puede significar desde quitarle un boli a un hermano a encontrar uno casualmente en el patio o en el estuche del compañero. En caso de que la siguiente semana tampoco lleguen los bolis... Mejor no vamos a ponernos en ese supuesto. 

Lo que ocurrió era lo que ya seguramente sospechas: la clase de mi hermana se quedó sin bolis. Ahí tenían la excusa perfecta para no hacer ejercicios esa semana. Un profesor con más experiencia no se hubiera inmutado ante la falta del material y los chicos hubieran tenido que pillar un boli de alguna parte durante esa semana. Pero el profesor de mi hermana es nuevo (=inexperto, ingenuo). Y lo que hizo fue decirle a la clase ¡que les iba a conseguir bolígrafos a todos! y el gasto lo iba a sufragar él mismo.

Bolígrafo BiC cristal = 0'18 € x 50 unidades = 9 €

Bueno, está claro que no se dejó el sueldo... y esto calculado por lo alto. Pero lo más importante es que cumplió su palabra y al día siguiente apareció en clase con bolis para todos. Problema solucionado. Finalmente dijo que no mencionaran nada a otros profesores (y que le quedaban bolis de sobra por si alguien necesitaba más). Entre tú y yo, a lo mejor no era tan ingenuo: unos euros y consiguió meterse en el bote a todos... el profe nuevo pasó a ser ¡el héroe de los bolis Bic!

Lo que a mí me pareció más "¿eing?" fue lo que pasó a continuación. Incluso antes de que el héroe de los bolis hubiese tenido tiempo de actuar, V. uno de los chicos de la clase dijo en un grupito de gente: "chos, este profe sí que es bueno; vamos a poner 10 € cada uno y le compramos un iPad". El grupo de gente que lo escuchó dijo que ¡ni hablar! (=sensatos) mientras él siguió diciendo que iba a poner los 10 € (=bobo, necio, tonto, memo, idiota, alelado, ignorante, lelo, simplón, bobalicón, burro, mentecato, ñoño, tarugo, zopenco). A lo mejor tiene algo que ver en mi opinión el saber que la hermana mayor de V. fue compañera mía de colegio y no me caía bien. Pero a ver...

300-400 €
¿Un iPad? ¿en serio? Con ese dinero da para comprar muchos bolis ¡incluso tipp-ex!

18 noviembre 2011

Cenando a dos velas

Desde que empezó el curso, en mi casa 24 horas no son suficientes para vivir. Siempre sobran tareas y falta tiempo para hacerlas. De manera que empezamos por posponer asuntos como: los amigos, las series y las citas. Más tarde fueron las comidas y los cotilleos aunque hemos conseguido matar dos pájaros de un tiro compartiendo el cotilleo con pan en el almuerzo a las cuatro de la tarde. Siempre hay aunque sea un minuto para recordar lo que era ser "normal". A estas alturas del curso nos hemos visto obligados a posponer la compra de la semana para el sábado con lo que, los viernes nos peleamos por lo que queda en la nevera sin comer y sin caducar. El viernes pasado fue esto: 

Es curioso lo que puede resultar de mezclar cosas que, en condiciones normales, no probarías. ¿Por qué dejar de saborear una galleta Príncipe con el café con leche? ¿Por qué no probar el pan con Ketchup un viernes por la noche? Aunque a priori mojar el pan en ketchup pueda parecerte asqueroso, a veces, la gastronomía sorpresa puede dejarnos con buen sabor de boca. En ocasiones la vida nos fascina permitiéndonos posar un "no está tan mal" sobre tantas y tantas posibles degustaciones, algunas más sabrosas que otras: la galleta en el café, el pan en el ketchup, el chico del teléfono... ¡ah! que esto no te lo he contado. Bueno, será el postre de la semana. Porque, entre tú y yo, no hay postre sin cena y porque aquello que vale la pena merece un bocado. 


¡Ñam! ¡Ñam!
¡Feliz Lunes!

17 noviembre 2011

Boxers negros y encuentros místicos

Desde el año pasado mi madre estudia para Auxiliar de Enfermería
El curso consta de 2 años. El primero es más bien teórico, aunque no está excento de prácticas en clase, simulaciones y sobre todo muchos exámenes. El segundo consta de 4 rotaciones, de tres semanas cada una, por diversos servicios de distintos hospitales de la zona. 

A mi entender esto de separar la teórica de la práctica "práctica" en dos años no es más que una estrategia para convertir a un grupo de profanos en pacientes bipolares. En menos que canta un gallo mi madre ha pasado de estudiante depresiva con tendencia a la paranoia a estudiante de prácticas en principio histérica y exaltada. Desde el primer día ha estado como loca contándonos todo lo que hace, los compañeros que conoce, que la invitan a café por las mañanas y los pacientes que... ¡EH! De eso nada, que es...


Confidencialidad 200% ¡Ni a mí, que soy estudiante de medicina, me dice nada! Así que, bueno, le echo inventiva... deduzco qué es lo que tienen y diagnostico mis propios pacientes en mi mente. Aunque la mayoría de las veces me dice cosas tan raras que me hacen pensar en sucesos paranormales y esas enfermedades que nunca estudiamos porque se dan en 1 de cada millón.

Siempre habla de lo bien que la tratan todos y de que la gente es muy amable con ella. Hoy me contó el caso de una persona en concreto, una enfermera muy buena de un servicio distinto al de ella. Dice que no sabe quién es ella pero que, cada vez que se ven por los pasillos, es como si se conocieran de toda la vida. Esta enfermera es muy cariñosa, con una "cara angelical y bondadosa". Curiosamente, cada vez que se encuentra con esta mujer misteriosa está sola, así que no tiene a nadie a quien preguntarle quién es ni en qué servicio trabaja. Me cuenta que le parece un encuentro místico...

Pero yo creo que para místico, el encuentro que tuvo (varias veces en una misma semana) en el vestuario unisex de su Planta.
¡un Big Mac para llevar, por favor!

Ni yo después de todo un año de prácticas clínicas puedo contar una situación como ésa pero es que los únicos vestuarios que yo pisé fueron los de Quirófano y por supuesto, no eran unisex. El caso es que a la hora de salida, a las 3pm, uno de los días estaba tan tranquila cambiándose de ropa cuando de repente, abrió la puerta un celador del hospital que venía a cambiarse también. Al principio mi madre estaba en shock por haber sido descubierta ¡por un chico! a medio vestir. Yo me reí al escuchar la historia. Pero claro, cuando superó el sonrojo se pusieron a charlar y le echó un vistazo al chico. Era "jovencito...", "más simpático...", y asimismo me cuenta que "cada uno estaba en su lado y yo tenía un corte, ¡qué vergüenza! no quería ni mirar pero claro..." ¡Mamá! ¡No quiero ni pensar en esos puntos suspensivos! Mi cara de incredulidad iba un poco más allá de tremenda y casi rayaba el flipe. ¿Por qué a mi no me pasan esas cosas? ¿Por qué? Quizá hubiera caído en el error de pensar que fue una casualidad pero casualmente volvieron a coincidir al día siguiente y al otro (y al otro). Ah... no me digas que pillar a un buenorro macizo chico así sin camiseta (ni pantalón) no es un encuentro mistico (Yo Quiero).  

Ya ha pasado una semana y mi madre cambió de servicio. Lástima, ya no volverá a ver al celador que está como un queso quitarse el uniforme. Mi cara de extrema incredulidad ya ha quedado atrás aunque, entre tú y yo, en el fondo yo me seguiré preguntando ¿POR QUÉ?  

¡Feliz Miércoles!

14 noviembre 2011

¿Qué llevas puesto hoy?

A veces, ponerte lo primero que encuentras no es recomendable. 
Aunque tengas mucha prisa. Aunque todavía puedan verse en tu cara las marcas de la almohada.

Puedes pillar una mala combinación, sobre todo después de 4 días con todo patas arriba y cubierta por mugre de estudiante de medicina. Desastre si tienes que combinar los calcetines de pijama con unos zapatos nuevos. No importa. Te das la vuelta y coges una rebeca. Era esto o el traje negro de fiesta del fin de semana. Miras al frente y tu reflejo te recuerda que te quites el coletero del pelo. Catástrofe total, aquello no tiene forma ni modo. Miras abajo y te das cuenta de que la camiseta dice Gran Canaria, tiene el dibujo de tres perros y lleva manchas de pintura. Maquillaje, ¿y para qué? ni intento buscarlo pero sí que rebusco en el cajón un par de gafas tan oscuras que sean negras. Peor si además tienes una hermana que está encantada de tener la cámara a mano en momentos así. Qué menos que echarle una pose a la vida y... ¡vamos, que llegamos tarde! Con tan mala suerte que, cuando sales por la puerta de tu casa te tropiezas con la vecina del primero que hace tiempo que no ves y te echa un repaso visual para ver qué tal te trata la vida (Pues, bueno... ya ves). Contienes la risa. Miras a tus hermanas y ves que ellas también contienen la risa. Salimos del edificio y nos cruzamos con unos obreros. Corro hacia el coche; lo abro; entro; ya estoy a salvo. 

Entre tú y yo, esto era lo que llevaba puesto hoy. Normalmente no soy tan hippie ni uso camisetas de guiris ni me creo que los lunes puedes llegar a tiempo pero hoy me quedé dormida...

No dejes que te pase a ti,
¡feliz Lunes!   

Meet me in Kuopio

He estado pensando hacer un intercambio ERASMUS el año que viene. 
       No era una mala idea. Un año fuera... en una universidad nueva, conociendo gente nueva, con profesores nuevos -que te aprueban por la jeta (ver para creer)- y, a mi entender, lo mejor: viajando a sitios nuevos. ¡Era una oferta más que atractiva! Ya me veía retomando la bicicleta y aparcando el coche; incluso había pensado en qué maleta podría llevarme y también cuánto me iba a... bueno, el presupuesto estaba aún algo difuso. Lo importante es que, con entusiasmo de trotamundos, me dispuse a elegir la Universidad de destino: había muchísimas; tantas como para no pelearnos entre los que nos atrevíamos a solicitar el intercambio. Pero claro, este curso habían introducido una novedad: un nivel intermedio del idioma como requisito mínimo. En seguida me puse a pensar en qué idiomas sé y así, con mucho de inglés y algo de francés descarté del golpe 15 ciudades alemanas, 7 italianas y 1 portuguesa. Volví de nuevo a la lista: 
 
 - Alemania (15)
 - Italia (7) 
 - Portugal (1)
 - Francia (3) es muy caro
 - Austria (3)   "    " "    " " 
 - Bélgica (1)  "    " "    " " 
 - Suiza (1) ¡tendría que vender hasta la nevera!
 - Dinamarca (1) SUPER caro aunque...
 - Eslovenia (1) where is it? ¿Eso no era antes Yugoslavia? A mi madre no le va a gustar...
 - Finlandia (1) siempre he querido patinar sobre hielo y ver pingüinos
 - Grecia (1) hablan griego y estan en crisis
 - Letonia (1) no pretendía estar tan cerca de Rusia, no tengo abrigos suficientes
 - Noruega (1) ésta pinta bien, ¿alguien sabe dónde esta Tromso? 
 - Polonia (1) tampoco está mal...

       Una vez descartadas la gran mayoría un par de universidades, me entretuve buscando las restantes en el mapa pero para mi sorpresa, esto fue lo que encontré...


Conclusión: tras echarle un vistazo al mapa de mis posibilidades, la idea ya no me parecía tan atractiva. El único sitio al que podía irme sin complicarme mucho la vida era Kuopio (que no, Helsinki) en Finlandia. ¡Toma ya! Sinceramente, creo que tú y yo sabemos que no pienso ir hasta allá arriba y menos a estudiar ¡un año entero! Me gusta el frío pero no vivir en un cubito de hielo; ya me lo imagino...

¿Te imaginas?
Naaaaah....
Deb - Erasmus in Kuopio 2012-2013

09 noviembre 2011

Surrealista pero bonito

Año 1999
Así describía el mismo Hugh Grant su encuentro con la famosa Anna Scott (interpretado por Julia Roberts) en la inolvidable y british a más no poder, película Notting Hill. Yo creía que el hecho de conocer a una persona famosa daba para algo más que esas dos palabras algo inconexas entre ellas pero, era sólo mi opinión. Él no era más que un chico londinense, dueño de una tienda de libros de viaje allá en el bullicioso Portobello Road llamada The Travel Bookshop. Ella era una gran actriz con un par de películas en el bolsillo y otras tantas en taquilla. Lo que menos se podía esperar era que ella, la estrella de Hollywood, se enamorara del chico de la tienda aburrida pero eso fue exactamente lo que ocurrió. Y así Londres se convirtió en cómplice de esta historia de amor surrealista pero bonita en la que los famosos se pasean por las calles (sí, ya...).      

Año 2011
Estaba a punto de experimentar el "también te puede pasar a tí" porque no podía irme de Londres sin haber visto a un famoso. Fue un día que decidí darme una vuelta por el West End. Bueno, lo que yo llamo dar una vuelta es literalmente una vuelta...

Marylebone y West End

Ésta es la mejor y a mi entender, única, manera de conocer la ciudad: caminando (casi siempre con miles de bolsas de compras a cuestas). Cómo si no puedes descubrir sitios tan brillantes y especiales como éstos:

Regent's Park (una burbuja de silencio en medio de la ciudad)

Daunt Books - Marylebone High Street (el hombre lleva una bolsa llena de libros porque estaban casi regalados; yo tenía una bolsa parecida)

Paddington Street Garden (un momento al sol)

Harley Street & Cavendish Square (la calle de los consultorios médicos mejor reconocidos de Londres)
Así iba yo por esos mundos: con los bolsillos vacíos, cara de felicidad y la cámara en la mano; sin preocupaciones y sin reloj. Estaba ya casi llegando al final de Harley Street cuando ocurrió. Vi el letrero de la calle y quise sacarle una foto pero claro, visto desde abajo la perspectiva no es la mejor así que decidí cruzar la calle y probar un ángulo diferente, desde enfrente. Encendí la cámara al mismo tiempo que cruzaba el paso de peatones. Al llegar al otro extremo paré y giré sobre mis talones para enfocar al letrero con tan mala suerte que casi atropello a un hombre que venía caminando en mi dirección. Casi nos chocamos, así que rápidamente dí un paso atrás y me disculpé (modo british ON). El hombre no pareció preocuparse mucho aunque se quedó observando con algo de fijación hacia la cámara de fotos que tenía en mis manos. Me extrañó así que le miré esperando algún comentario del tipo "estos turistas..." pero entonces me percaté de que esa cara me era familiar. ¿Dónde había visto esa cara? Me quedé literalmente pasmada durante un segundo que duró como una hora; tiempo suficiente como para sacar la foto del letrero ya sin prestarle mayor atención hasta que... ¡era él! ¡era Hugh Grant! No, espérate... sí, sí, ¡apostaría a que era él! Pero para cuando reaccioné él ya se había metido en un edificio de dicha calle. 

¡Oh, sí! Ya lo creo que era él...
Guau, acababa de tropezarme a un famoso. Hugh Grant tenía razón, había sido de lo más surrealista pero bonito. Aunque lo único que yo pude decir fue "Sorry". Luego me insinuaron (chillaron histéricamente) mis amigos, en especial mi amiga Y. (no digo más, ¡jajaja!) que por qué no le había sacado una foto a él y yo les dije: "No sé, no tuve tiempo de reaccionar...". En verdad me quedé catatónica aunque sí que conservo algo de aquel encuentro: bastante poco, la verdad, peeero no se me olvidó fotografiar el letrero.

¡Feliz jueves!

08 noviembre 2011

¿Cómo ves el vaso?

No. No hay verdades a medias ni misterios ocultos que valgan cuando nos preguntamos cómo vemos el vaso. No es una cuestión física ni psíquica. Tú sólo mira al vaso...

Ya sabes que soy una positiva casi patológica y me encantaría poder decirte que escoger la opción "el vaso está medio lleno" tiene un efecto importante en tu vida, pero eso sería una falacia (o si no lo es, debería serlo). Lamentablemente, si miras detenidamente al agua que hay en el vaso verás que por encima "el vaso está medio vacío" o también medio lleno de aire (claro, porque el aire está arriba por... alguna ley física que me tendré que estudiar si quiero aprobar Biofísica). Por tanto, no está ni medio lleno ni medio vacío sino ¡las dos cosas! ¿lo ves? No hay un vacío completo ni se está desbordando sino un término medio. Porque la vida no es tan sencilla como un vaso medio vacío o un vaso medio lleno sino el desequilibrio entre los dos.

La próxima vez que te pregunten cómo está el vaso qué diras, ¿medio lleno o medio vacío? 
Entre tú y yo, ¡lo que tú quieras!

07 noviembre 2011

En trámite

Aunque la mayor parte de la semana voy a las clases de 4º, el viernes pasado tuve que volver por una hora a mi clase de 5º a coger comisión de Oncología Médica.

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Coger comisión = Es un sistema de apuntes que usamos en nuestra facultad. Se asigna una pareja a cada hora de clase y ellos quedan encargados de asistir, coger los apuntes y diapositivas, procesarlo y confeccionar unos apuntes que luego se comparten con el resto de la clase y todos usamos para estudiar. De esta manera no tenemos que ir todos los días a clase ni volvernos locos (al menos individualmente) para conseguir todo el material. A los apuntes de cada día se les llama comisión o comi, cariñosamente. Cada comisión lleva escrito la fecha, nombre de la asignatura, a veces el nombre del profesor y los nombres de la pareja que la hizo. Bueno, esto último en ocasiones puede resultar problemático, en especial para las madres de algunas personas que parten de bases como esta: "La más grave de todas las arritmias cardiacas es al fibrilación ventricular, la cual, si no se detiene en 2 ó 3 min, es casi siempre mortal. Por ello suele ser característica de un paciente muerto". (Ehhh... no comments) o que tienen dudas como estas: "¿De dónde salen los mocos?".  
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       Pues eso, el viernes volví a mi clase original (que no, pecado original) con mi portátil, con las pilas al 100% y sin tiempo que perder. Al llegar al pasillo, mi compi de comisiones S. me esperaba allí. A la hora de la clase entramos, buscamos sitio (no fue difícil, no había nadie = viernes por la tarde) y acampamos en la segunda fila. En seguida vino la profesora y preparó las diapositivas: Cáncer de Esófago. Cáncer de Estómago. Cáncer de Colon. Cáncer de Recto. Al leer el título deduje que se trataba de una mujer con grandes espectativas y yo, una ilusa por pensar que las clases de 1 hora no daban para tanto...


       Tic-tic-tic-tic-tic-Tic! ... ... ... Tic-tic-tic-tic-tic-Tic!
       Esta era yo con el ordenador escribiendo a toda le*** lo que la mujer iba diciendo.

       40 minutos después...
       ¿¿Todavía no ha terminado con el cáncer de estómago?? ¿¿pero en cuánto tiempo va a dar el cáncer de colon y de recto?? ¿¿en 20 minutos?? Pues sí... sí, en efecto. La primera causa de muerte en España sólo nos llevó unos 15 minutillos. El cáncer de recto unos 5 minutos. Esto sí que es Bolonia (ironía aparte). Y aún así tuvimos tiempo al final para preguntar las dudas. Entonces intervengo yo y pregunto: "De las enfermedades inflamatorias intestinales, ¿cuál tiene más tendencia a dar cáncer?". Por si quieres saberlo, es la Colitis Ulcerosa (CU). A lo mejor alguien pensó que pregunté esa bobería por dármelas de lista; tenían razón. Lo hice para alimentar mi ego personal porque en la clase de Patología Digestiva de la semana anterior se lo habíamos preguntado al profesor y él... tuvo dudas. Mis amigos y yo creíamos que era la CU pero todo quedó en otro enigma por resolver. Ahora sé que teníamos razón. 

       ¡Bien! Se acabó la clase. Recogí mis cosas lo más rápido que pude porque ya entraba por la puerta el profesor de Pediatría y yo tenía que asistir a mi siguiente clase, que no era Pedia sino Gine, a un pasillo de distancia. Entonces pasó algo curioso. 

       Desde donde estaba, allá en la segunda fila, me giré hacia atrás y vi a mis antiguos compañeros de clase... había algunas caras amigas y entre ellos y yo, más caras. En ese momento fue como si, al mirarlos viera sobre sus cabezas una etiqueta con la historia y la conversación que tenía pendiente con cada uno de ellos, para algún día. Eran muchas, ¡madre mía, me dí cuenta de que tenía más asuntos pendientes que Patrick Swayze en Ghost! Agarré bien mi portátil y salí de la clase aprisa, sin mirar atrás, queriendo cortar a cada paso un lazo con el pasado.  

¡Feliz lunes!

06 noviembre 2011

En esencia

Lo que importa muchas veces son los pequeños detalles y las pequeñas alegrías; los pequeños momentos que después recordarás como los más grandes; las risas cómplices y las charlas de pasillo; las breves reseñas y las pequeñas aclaraciones; los silencios compartidos y las miradas que dicen tanto; esa pequeña parte de ti que dejas conocer y los pequeños secretos que quedan por siempre entre tú y yo... todo ello. Delicadamente enfrascado. Deliberadamente atesorado.

Lo demás... son menudencias.

Benedicto dice

"(...) En un mundo caracterizado por el relativismo, y que con demasiada frecuencia excluye la trascendencia de la universalidad de la razón (...)".
Benedicto XVI, 25 Septiembre 2006

       Parte de mis tareas de hermana mayor a veces incluyen ayudar a mis hermanas cuando tienen problemillas con sus propias tareas de fin de semana. Si ellas supieran lo diferente que se ve todo cuando nos hacemos mayores, el doble de fácil y la mitad de complicado, excepto cuando las dudas son problemas de física. Por eso, cuando ayer vino a preguntarme mi hermana V. acerca del significado de un texto de religión sólo dije "A ver, cuéntame" a pesar de que en mi cabeza la palabra Religión sonaba como al pasar una uña por una pizarra... chirriante y molesto.

       Era sencillo, no entendía esta frase del texto (normal, ni yo casi lo entiendo y ella está en 2º ESO). 

     Para empezar creía que había demasiado peso en las palabras relativismo, trascendencia, universalidad y razón como para ser sostenidas en dos renglones. Miré a la palabra razón y al momento se reactivaron en mi cabeza todas aquellas clases de filosofía que había tenido; ver esta palabra en este contexto me pareció una auténtica incongruencia. Luego miré a mi hermana y me pregunté cómo demonios (perdón) podía explircárselo a ella. Opté por contarle antes que nada lo que era el relativismo...

"El relativismo dice que no hay valores absolutos, todo lo que tú creas dependerá de cómo seas tú y tus circunstancias. Por ejemplo, lo que es bueno para mí puede no serlo para tí simplemente porque tu experiencia ha hecho que opines así. ¿Lo entiendes?"

"Bueno..."

"A ver, cada persona es diferente a los demás en todo porque cada uno tiene una vida distinta, unas experiencias distintas y les ocurren cosas distintas. Por esto cada uno cree que ciertas cosas son buenas y otras son malas... por su propia opinión. El Papa dice que en el mundo la mayoría de las personas tienen unos valores diferentes, ¿no?"

"¡Ah! Pero claro, es que todos tenemos opiniones diferentes..."

"Vale. Además, él opina que la gente no valora la universalidad de la razón, es decir, que la gente no cree importante tener unos valores universales. Y es verdad. Porque no todos tenemos las mismas opiniones acerca de las cosas".

"Chos, ¿te imaginas?"

"Pues de eso trata la Religión, de que debe haber unos valores iguales para todo el mundo; que las mismas cosas que son buenas para tí lo son para todos, que todos amemos lo mismo, que creamos que son malas las mismas cosas..."

"¿Pero cómo va a ser eso?"

"Sí, eso me pregunto yo...

       Eso me pregunto yo. El texto continuaba hablando sobre la relación entre las diferentes culturas pero yo evitaba a toda costa saltar al siguiente párrafo evitando así seguir leyendo aquello. Me dí por satisfecha cuando mi hermana me dijo que ya lo entendía y se marchó con su libro. No sé si por no molestarme o porque vio mi bien expresiva cara de incómodo inconformismo frente al texto y la fotito de aquel ejercicio pero el caso es que un rato más tarde oí voces desde el pasillo; era mi padre hablando -no con mucho ánimo- sobre lo que era blasfemar y que la Iglesia creía que era malo y blabla: "...es que blasfemar es un pecado, lo dice el primer mandamiento, creo. Búscalo para que veas". No quise intervenir así que sólo me reí mientras pensaba que en verdad era el tercero, creo. 

       Luego quise creer que había sido imparcial al hablarle a mi hermana sobre el texto pero entre tú y yo, me da que hay cosas que superan la trascendencia de la imparcialidad, quizá la prevalencia de la verdad y el hecho de acercarla un poco más a la realidad. En fin, otra más que no irá a misa.  

¡Feliz mañana de domingo!

05 noviembre 2011

Y al tercer día


El chico que conociste en aquella fiesta te llamará. 

Porque necesita un día para encontrarte a tí y dos días para encontrar el valor, porque lo que hubo entre él y tú se merece una petición de amistad y porque a la tercera va la vencida, ¿no? 

 
Te lo digo yo: ¡NO! Creo que el 3 es un número que está sobrevalorado, tal vez para dejarnos engañar por la derrota y dejar de inistir si a la tercera no conseguimos nuestros propósitos. Sé que es frustrante encajar cualquier decepción, pero estoy segura de que aquello que perseguimos será nuestro, si lo queremos... porque el premio es para los obstinados, para los que se atreven a seguir intentándolo, sólo para los que saben qué viene después del tres.

Keep on dreaming! Keep on waiting! Keep on trying! 
¡Feliz sábado!
 

In the Galaxy

Me gustaría hacer oficial que ¡no seré ya más la amiga cara!
Acabo de hacerme con uno como este así que a partir de ahora no hay excusas para no localizarme, para no tomarnos un café o un descanso ;)

Knowing me, Knowing you

Cuando la historia nos lleva de los chicles al café. 

        Continuando con el material de estudio, nuestro relato sobre el amor entre libros continúa con un estuche estratégicamente situado, habilidosamente olvidado y casualmente recogido por mí. Sabía que era de este chico; el 'raro' que llevaba un mes viniendo a la misma biblioteca, sentándose en la misma mesa y estudiando las mismas 150 páginas; el que había tardado menos de una semana en pasar de un inocente "hola" al "perdona, ¿tienes un chicle?". Ahora me veía saltando al siguiente escalón de la historia pero ni un centímetro más elevada del suelo.

       Típico... se olvidó el estuche. Yo sabía perfectamente que era de él, ¿qué podía hacer? Sí, tal vez dejarlo donde estaba hubiera sido una brillante opción pero por esto de ser buena persona decidí no dejarlo abandonado en la mesa y me lo llevé conmigo. Se lo entregaría a la mañana siguiente. 

       Por si te lo estabas preguntando: sí, abrí el estuche. 


       Me sentí como se tiene que sentir un Residente de Cirugía de primer año; lo abrí, miré dentro y me dije "a ver que encontramos aquí dentro". Si hubiera visto el lápiz sin afilar, los bolígrafos destapados y la tinta ensuciando el material del estuche habría deducido que estaba frente al estuche de un chico cualquiera pero no fue así. Impoluto, ésa es la palabra. Los bolígrafos, subrayadores y el portaminas estaban bien tapados, no había restos de goma ni manchas de tinta. Miré de reojo al mío y al ver los post-its asomando con las puntas arrugadas, un rotulador sin tapa y un bolígrafo que hacía dos semanas que no tenía tinta sentí vergüenza me dieron escalofríos e hice un amago de recomponer mi propio estuche tirando a la papelera unas bolitas de papel que tenía dentro acumuladas. 

       Al día siguiente le devolví el estuche y me lo agradeció invitándome a un café. Acordamos ir a la cafetería sobre las 11.30 porque era la hora a la que mis amigas y yo tenemos acostumbrado hacer un descanso para desayunar antes de ir a clase. 

       10.40 "Estoy muerto de sueño, ¿te importa que vayamos ya?"
                   (Pues da la casualidad de que ni tengo hambre ni he terminado de estudiar)

       Por alguna razón él parecía estar desesperado por salir de la biblioteca y yo no pensaba quedarme a solas con él así que convencí (arrastré) a mi amiga K. para que viniera con nosotros. Finalmente fuimos. Él pagó mi café tal como había prometido y yo le di las gracias como correspondía. 

       Nos sentamos los 3 en una mesa, él estaba sentado frente a mí. Buscamos de qué hablar, claro que conocer a alguien por primera vez e intentar hacerle justicia no son dos tareas que puedas realizar en 15 minutos. Pero lo intenté a pesar de que, por alguna razón, no me sentía cómoda allí. Mientras yo revolvía el azúcar en el café aún muy caliente, él terminaba de beberse el suyo, ¿no tenía sensibilidad en la boca? ¡Estaba ardiendo! Mi participación en la charla se limitaba a un "ajam", un par de "¿sí?" y muchos "uhmm". Parecía que la conversación siempre tenía que girar en torno a él: lo que le había ocurrido, lo que compraba, el móvil que tenía, las clases que tenía, los libros que usaba... La charla empezó por nuestros móviles, pasó por la inutilidad ((sí, ya...)) del iPad, la competitividad entre compañeros y siguió con apagones de luz, ratones que se comen los cables del teléfono y lo frustrante que es no poder ver Sálvame Deluxe ((so what?)). Cuando hablaba, gesticulaba exageradamente y daba repentinos golpes en la mesa que llamaban mi atención no sin crear cierta ansiedad. Estaba inclinado sobre la mesa y, a pesar de estar al otro lado conseguía salvar la distancia entre él y yo con lo que no se me pasaba que estaba demasiado cerca.

       Tenía algo que no me gustaba... 

       Terminamos en la cafetería y mientras caminábamos de regreso a la biblioteca me dijo que si yo quería, podía darme su número de teléfono para estar en contacto ((¡No, gracias!)). Me saqué una mentira de la manga y me inventé una excusa. 


       Me gustaría poder decirte que estoy de acuerdo con que no hay que juzgar a las personas antes de conocerlas. Me gustaría poder creer esta gran verdad que una vez leí en el reverso de un sobre de azúcar y me pareció una premisa universal. Pero cada día vuelvo a confirmar mi teoría: Todos prejuzgamos a una persona antes de conocerla porque es casi totalmente... ¡inevitable! Algunos con más intuición aciertan; otros, se equivocan y cambian de opinión más tarde pero la cruda realidad es que a diario todos somos objeto de los prejuicios, las sentencias y las apelaciones. Con esto termino diciéndote que detrás de un chico que te parece un raro lo que hay es ¡un raro!.

¡Feliz noche!