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13 febrero 2021

Mujeres rotas

Esta semana ha sido un poco más dura que las anteriores. En la consulta de Medicina de Familia algunos casos requieren más tiempo, más llamadas y más trabajo. A veces también necesitamos la intervención de otros profesionales como un trabajador social. Nunca está de más que nos saquen de la medicina de libro y nos devuelvan a la tierra donde habitamos. Ese lugar en el que uno es simplemente... lo que le dejan ser

Este miércoles por la tarde me encontraba trabajando en mi consulta, como de costumbre. Sobre las 5 de la tarde terminaba el último bloque de citas telefónicas y me dirigía a la puerta para comprobar si tenía algún paciente esperando por mí. Lo intuía porque se oían voces suaves en el pasillo, entretenidas en una conversación trivial seguramente. 
Al abrir la puerta para pasar lista me llevé una sorpresa. 
Había dos mujeres jóvenes. A una la conocía, a la otra no. Una tenía 18 años, la otra estaría en sus 30. Juraría que no se conocían entre ellas pero eso no era impedimento para entablar una agradable charla durante la espera y encajar algunas risas. 
La primera en pasar, por el orden de lista, fue la mayor de ellas. Cuando se sentó en la silla de consulta, su cara cambió y sus ojos risueños dieron paso a un mar de lágrimas a punto de derramarse. No la conocía pero sospechaba que algo no iba bien. Un vistazo breve a la lista de antecedentes personales me dejaba sin pistas: es una chica que no suele acudir a consulta. De todos modos ella enseguida dejó claro el objetivo de su visita: deseaba tener cita con un psicólogo que "le arreglara la cabeza". Su tono de voz pasó de suave a enfadado, luego exigente y por último apocado, mientras exigía que el sistema le ayudara. Nos confesó que era víctima de violencia doméstica (psicológica, física e intuyo que de otro tipo) por parte de su actual pareja, que además es el padre de sus dos hijos, desde hacía años. No tenía a dónde ir. Sin ayuda de padres u otros familiares tampoco se planteaba irse de casa. La solución que ella estaba esperando de nosotros era una terapia para "arreglarla" y que no sufriera cuando su pareja la sometía a todo tipo de maltrato. El único motivo por el que había venido al centro de salud era porque él había desaparecido hacía 5 días de casa, seguramente porque estaría con otra mujer.  

Estuve un buen rato con ella aunque no quería hablar mucho. Dejé que las lágrimas se le rebosaran mientras le explicaba qué opciones tenía y qué podía obtener con ellas. Cuando se marchó no me quedó claro qué haría ahora que había dado este paso.

La siguiente paciente era la chica más joven. Su caso ya lo conocía bien. Según me había contado en la consulta anterior, con sus 18 años recién cumplidos había denunciado a su padre por maltrato físico hacia ella y su madre. Ahora él tenía una orden de alejamiento. Es una chica muy madura, buena estudiante, más bien introvertida. Ella no ha gastado ni una de sus lágrimas en la consulta. También acudió en su momento buscando ayuda psicológica para poder afrontar la situación. Era muy estresante para ella saber que su madre había perdonado a su padre, que mantenían contacto telefónico a pesar de la orden de alejamiento y que deseaban volver a estar juntos porque "su madre sin su padre no era nadie", tal como ella misma le había dicho. Tenía pesadillas todas las noches, soñaba con que su padre entraba en casa, y en su habitación, sin permiso. Esa tarde la cité solo para vernos, hablar y corroborar que en casa estaba todo en orden. Que ella estaba en orden. 

Conocía ya las herramientas disponibles para las mujeres maltratadas porque ya había tenido que usar esos recursos. Había acudido a un psicólogo. Esa tarde compartió conmigo lo contenta que estaba porque había tenido buenas notas en sus estudios "a pesar de todo". 
Cuando abandonó la consulta y cerró la puerta tras de sí tuve que hacer un descanso. Aunque sea unos minutos para poder respirar. Abrí puerta y ventana para que fluyera la corriente y se llevara el aire pesado que se había quedado allí dentro. 

Me pareció de lo más interesante que estas dos personas tan especiales, fuertes y luchadoras, hubieran acabado sentadas por fuera de mi consulta. Mostrándose, una a la otra, la fachada de protección que había creado, mientras charlaban sobre trivialidades.
Las vi tan frágiles y, a la vez, invencibles.


- o -

El DEMA es un servicio de atención inmediata para mujeres víctimas de violencia, disponible en todas las Islas Canarias, durante las 24 horas del día, todos los días de año.

27 abril 2020

Los besos que el Coronavirus nos robó

Maldito. Maldito. Maldito. Coronavirus.
Pasa entre tú y yo como un tornado, desorganizándolo todo.
Los días se hacen largos, larguísimos, eternos, esperando el momento en que podamos volver a la "normalidad" aunque realmente lo normal es que queramos volver. A esos lugares, esos momentos, esas personas. Y nos ocupamos en oír las historias de la gente porque es mejor que escuchar nuestro propio retumbar. Ese sonido que se nos ha quedado pegado, como hueco.

En estos días en los que "cariño", "mi niña", "churri" o "mi amor" están en lista de espera nos vale cualquier migaja de amor. Ahora nos tratamos con los genéricos, es decir las vídeo-llamadas. Gracias a ellas suspiramos, de alivio, al conectar con los que están lejos. Pero están. Y volverán. Todos los besos tienen dueño: los que se han dado y hasta los posibles... Como todo ese amor que se nos ha quedado en la cola de impresión al acabarse la tinta.  

Esto nos ha pasado por encima y nos ha quitado nuestra esencia. Nos ha quitado. Y eso es motivo suficiente para seguir declarándole la guerra cada día. Por eso aún saboreo el primer beso que me dio mi novio, aunque lo tenga cerca, y el último que le di a mi madre, que la tengo a una isla de distancia. 

Nos llamamos en silencio, nos queremos por teléfono, nos besamos en sueños.

Hoy, un minuto de palabras por todos esos besos que el Coronavirus nos robó.

06 diciembre 2019

Salvador

Antes de acabar el año, y para llevar la contraria al mundo, Salva acababa de apuntarse en un curso de yoga para principiantes muy cerca de su casa. 
Básicamente porque temía que, si esperaba al Año Nuevo, el yoga fuera otro de esos objetivos vacíos en listas llenas de propósitos que al final quedan en nada. Su mayor preocupación era que alguien lo reconociera o que coincidiera en su clase con algún vecino que tuviera la lengua demasiado ligera. Total, el yoga era para mujeres. Y él de mujeres no quería saber nada. Bastante tuvo con el divorcio en 2015. "Un acuerdo redondo", lo calificó su abogado. Y eso que no pudo quedarse ni con el perro. Sus amigos, los pocos que se quedaron a su lado, sintieron lástima y envidia hacia él a la vez: "te ha desgraciado", "vas a ver que de esta se sale", "soltero otra vez, va a ser la mejor época de tu vida", "si yo fuera tú...". Por supuesto él se encargó de celebrarlo, cuando todo estuvo firmado, sin armar mucho escándalo: emborrachándose dignamente un par de veces (por semana) sin acabar vomitando ni detenido. Después, vino aquella época en que lo único que quería era estar en el sillón. Tirado, como un vagabundo, con el mismo pijama, con barba y olor a humanidad, comiendo lo que su santa Madre le llevaba cada semana. 

Ahora había decidido que todo eso pertenecía al pasado. Al igual que esa blusa que su mujer se había dejado olvidada en el fondo del armario. Ex-mujer. Este año que se iba agotando cerraba, por fin, el capítulo de Laura partes 1 y 2 (y 3, y 4). Cuatro años de post-guerra. Pero había sacado la bandera blanca y la estaba ondeando en lo alto.

No sé si fue que el frío le envió más sangre al cerebro o que se acercaba la Navidad lo que le llevó a dar el paso. Lo que importa es que hoy se siente satisfecho con su decisión de haberse apuntado a esta clase de yoga de los martes y sábados. Por qué no. Vio el anuncio en el tablón de corcho que hay en la entrada de su edificio, al lado de la lista de morosos, y algo captó su atención. Por probar algo diferente. "Equilibra tu cuerpo y tu mente, hazlos más fuertes y más flexibles en Yoga. Confía en ti mismo y además ten más diversión en tu vida". Allá vamos. 

Era sábado, su primera clase. Llegó puntual, cruzó la puerta grande al mismo tiempo que un grupillo numeroso. Se descalzó y colocó los zapatos en la estantería blanca que hay a la derecha. Cogió una de las colchonetas negras y buscó algunos metros de suelo libres donde poder extenderla. Varias personas que se marchaban estaban aún despidiéndose de John, el monitor. Él permaneció en el sitio, imitó al resto de la clase y se sentó con las piernas cruzadas, una encima de la otra, expectante. Miró al frente y allí estaba: la presidenta de su comunidad de vecinos, Ana. La divorciada, guapa y graciosa, Ana. La que todo el edificio había elegido por mayoría absoluta como presidenta porque era la más inteligente y encima médico, Ana. Él no valía ni una caja de chicles al lado de ella. Mierda, le había reconocido.
Claro, cómo no, si viven en el mismo edificio. La verdad es que él también la había elegido. Porque, de todo el bloque, era la única que sonreía cada vez que se la cruzaba. Y eso le gustaba, le daba tranquilidad. Ella le estaba sonriendo también, desde su colchoneta, como señal de reconocimiento. 
Bueno, parece que esto del yoga puede resultar interesante...

03 diciembre 2019

Madre e hija

Claudia Tremblay Studio

Paula, 11
Su madre la acercó con el coche hasta el paso de peatones que hay frente al instituto, como de costumbre. Eran las 8 en punto y un grupo grande de jóvenes de su edad cruzaba en ese momento hacia la entrada. Hoy tocaba examen de Biología. Paula se bajó del coche con la mirada perdida y se despidió. Cerró la puerta y esperó en la acera hasta que su madre arrancó el motor y se marchó. Cuando ya no veía su coche aprovechó para quitarse rápidamente las gafas y guardarlas en el bolsillo de la chaqueta. Estúpidas gafas. Prefería ver a medias y tropezarse con las mesas de clase antes de que la llamaran "gafotas" otra vez y tuviera que irse al baño a llorar. Sobre todo delante de aquel chico que la semana pasada había pasado por su lado, casi rozándola, al entrar a la clase de Matemáticas.

Pino, 42
Su hija iba callada esa mañana en el coche, como de costumbre. Estos adolescentes. No puede saber uno lo que están pensando en esas cabecitas. La dejó en el paso de peatones y Paula se despidió con el gruñido típico. Ella se lamentaba por no poder pasar más tiempo con su hija pero nadie sabía lo que era ser madre soltera. Debía trabajar mucho para conservar sus 3 trabajos y poder afrontar así el pago del alquiler, los gastos del mes y el coche. Todo esto pensaba mientras arrancaba, dejando a su hija en la acera en la puerta del instituto. Ah, y a ver si pedía cita al médico para que le mandara algo para dormir porque llevaba una semana sin poder pegar ojo y tenía dolores por todas partes. Eso sí, de lo que estaba realmente orgullosa era de una sola cosa: de haber podido comprar a plazos unas gafas buenas de vista a su hija. A ver si así, y ojalá salía estudiosa la niña, podía llegar a algo en la vida. No como ella. Igual ahora no lo sabía apreciar, pero algún día vería cuánto la quería su madre.

Quedaban 2 semanas para Navidad: esas gafas eran su regalo, adelantado.

27 marzo 2015

Llevo un diario

Sí, ya sé que esto probablemente no te sorprenda.
Me refiero a un diario personal, que no es entre tú y yo.
No me quita mucho tiempo porque no lo hago por rutina; uno llega a cansarse de las rutinas. Tengo mi documento en el escritorio del portátil y el Google keep en el móvil. Suelo anotar frases sueltas que se me ocurren, a veces sólo algo que escucho en alguna serie o que me dice un chico mono. Estos días de aburrimiento me ha dado por echar un vistazo al principio del archivo. Hay titulares de periódicos, párrafos de La sombra del viento, incluso algunas líneas que escribí mientras viajaba en barco. (Las frases célebres del Dr. Cox de [Scrubs] las tengo en una carpeta aparte, no tienen desperdicio xD). 

Hoy he querido rescatar y compartir contigo las frases del chico mono. Fueron un SMS (¡qué tiempos!). No sé si él leerá esto o si eran de su propia cosecha. Lo mismo me da. El caso es que no quise deshacerme de ese mensaje cuando pasé del teléfono bloque al smartphone. Por si te lo preguntas, el chico no es de esos que ha caído en mi agujero negro. Simplemente se marchó de Tenerife por estudios-trabajo. Me pregunto si se acordaría de mí si nos encontrásemos por la calle un día. Whatever... aquí van sus frases:

Por si aún dudas la seriedad de llevar un diario, te dejo un enlace: LINK.
¡Pasa una feliz tarde!

22 marzo 2015

En sueños

Al final en la historia de Claudia sólo hubo dos hombres que marcaron un antes y un durante. Lo que vino después de cada uno de ellos fue sólo la vida. 
Fotografía: http://weddingsparrow.co.uk/
Anoche, caminando descalza por la Toscana de sus sueños, volvió a verlos. Ella permanecía bajo el sol, radiante. Deambulaba campo a través, lejos del sendero, hasta que alcanzó a ver unas figuras en la distancia. A medida que se aproximaba estaba más segura de que eran ellos. Allí estaban, como un día hicieran, ajenos a su amor. Sus actos les habían dispensado del mismo hacía tiempo. Al uno por pensar que era demasiado poco y al otro, por creer que no era suficiente. Malditos. Les había entregado su alma y ellos pensaron que podían enjaularla. No sabían la medida de su valor. Al llegar a su lado, Claudia quiere pararse, decir algo, sentir algo. Pero el sol brilla con más intensidad si cabe y no se detiene. A veces las mejores palabras son las que no tienen que expresarse en voz alta para ser compartidas entre tú y yo. Así que avanza, llega a una senda cuyo rumbo se pierde entre las ondulantes colinas verdes y así hace con ella. No sabe dónde la puede llevar pero, por una vez, eso le parece lo más oportuno. Al poco, Claudia se evapora en la niebla de sus sueños.


28 mayo 2014

Ocaso

El domingo después de ir a votar no hice prácticamente nada. A mis padres les gusta ir temprano para no tropezarse con medio barrio. Y yo soy su hija, heredé todos sus cromosomas así que prefiero no encontrarme con el barrio al completo. Conclusión, fuimos temprano.

La mañana pasó tranquila, escribiendo algo para el blog. Después comimos y vimos una peli. Psss, las tardes de domingo son un abismo de monotonía, pasividad y sosiego (menos los días en que el vecino invita a comer a sus nietos y los críos juegan armando escándalo). Así que terminé enroscándome en la cama y durmiendo la mona. Me desperté al cabo de unas 3 horas desorientada, pensando que era lunes, y sin fuerza en el cuerpo. Totalmente relajada. Necesitaba este descanso (desde primero de carrera). Todavía quedaba algo de tiempo aprovechable antes de cenar. Me fui al balcón, me senté en mi butaca favorita y me puse a observar a la gente que paseaba abajo, en la playa. 

Era un atardecer muy bonito. Tranquilo. Sin viento, sin ruidos. Era uno de esos momentos místicos en los que todo parecía formar parte de un escenario de película. En una de las escaleras que bajan hasta el mismo mar había una parejita. Ella era pequeñita, guapa, llevaba el pelo perfectamente liso. Él era más alto, llevaba una camisa de las bonitas y la abrazaba. Una estampa preciosa. Me pregunté qué estarían diciéndose el uno al otro. Me gusta observar a las personas y tratar de imaginar qué tipo de vida tienen, si son felices, qué les preocupa, si piensan igual que yo. Se sacaron un par de fotos. Algo de tendría de especial ese momento si querían inmortalizarlo. Allí abrazados al borde del mar una tarde cualquiera, puede que en una de sus primeras citas, dos extraños me confirmaban que la chispa del amor sigue existiendo. 

Cuando se cansaron de la sal del mar, se marcharon. En su camino hacia la salida se cruzaron con otra pareja que también había ido a pasear allí. Estos eran algo mayores. Estaban sentados en uno de los escalones, juntos pero no abrazados. Miraban al mar pero juraría que no se hablaban. Permanecían allí, en silencio. Lo que daría por saber qué estaban pensando. Al poco, se acercaron a ellos dos niñas corriendo. La mujer les hizo un gesto y las niñas se asomaron a mirar entre las rocas, a los cangrejos seguramente. Se levantó, fue hasta donde estaban, les dio las manos y se las llevó hasta el sitio donde estaba el hombre. Se sentaron los cuatro. Las niñas no tardaron en levantarse y huir de nuevo. La pareja permaneció sentada, demasiado absorta en sus pensamientos, sean cuales fueran. No había chispa en ellos. 
En esto, mi padre vino a avisarme para cenar. Benditas vacaciones. 
No es que esté feliz por tener tiempo para analizar a la gente. Estoy feliz porque por primera vez tengo vacaciones sin crisis existenciales (del tipo: "¿qué hago ahora con mi vida? no tengo nada, sólo la medicina"), ni traumas de exámenes ("fallo de medro, WTF?"), ni nervios por notas ("¿ya salieron las notas? ¿ya se publicaron las listas? ¿las actas?"). Puedo escribir más de un párrafo entre tú y yo y tengo tiempo para leer. Soy consciente de que en un mes estaré estudiando a tope así que ahora, en el ocaso de mi carrera universitaria, me limito a descansar y coger fuerzas para lo próximo que toca (MIR!!!). Benditas vacaciones.       

Radazul Bajo, Santa Cruz de Tenerife

26 mayo 2014

Pensando en Summer

El otro día me dio por ver la película "(500) days with Summer". Como bien dice en el póster de la peli "esto no es una historia de amor, es una historia sobre el amor" y como necesito con frecuencia tirar por tierra mis propias y excesivas fantasías románticas pensé que podría venirme bien verla. Desde luego, no tiene nada de comedia romántica estándar. Esto hizo que tuviera curiosidad y llegara hasta el final de la película. 

La historia trata de un chico, Tom, que conoce a una chica, Summer, y ve en ella a su pareja ideal. Sufre un flechazo tan profundo que no hubo modo humano de sacársela de la cabeza hasta que la cosa empieza a marchar y empiezan a salir. 

Ellos representan dos prototipos opuestos, cada uno hecho a sí mismo por sus vidas y su pasado. Él por su lado es fantasioso, romántico, idealizador, (¿inocente?)... vamos, lo que somos cuando tenemos un flechazo y empezamos a oír música en nuestra cabeza, a soñar y ver el mundo en color rosa. Es fácil identificarse con él, al menos para mí. Por otro lado la tenemos a ella, es guapa, divertida, inteligente, sincera... el colmo de la honestidad. Tanto como para decirle a él desde el principio que no quiere nada serio y él está tan enamorado que acepta cualquier condición con tal de estar con ella.

Sólo por esto que te he dicho ya puedes imaginar que va a haber jaleo. Porque a las chicas decididas es difícil hacerlas cambiar de opinión, y a los chicos enamorados, menos todavía.

La peli tiene un desarrollo lento, pero ya estoy harta de historias de amor de 24 horas. ¿Por qué no darle tiempo para ver cómo evolucionan las cosas? Además, el narrador especifica claramente qué día de los 500 es el que decide contarte y con un juego de vuelta al pasado y al pasado más anterior va mostrándote los hechos y sus consecuencias. Ves cómo el mundo rosa y perfecto del amor deja paso, al acabar, al lado gris, las palabras duras y los portazos durante las peleas. 
"Just because she likes the same bizzaro crap you do doesn't mean she's your soul mate."
Si ha sido el guión más acertado, si ha sido inteligente o si te ha aburrido poco importa. Esta película ilustra el amor en los momentos buenos y los no tan buenos. Quiere echar abajo esas falsas creencias de que no podremos ser completamente felices hasta que encontremos a la persona. En eso estoy de acuerdo, la vida es muy corta y no podemos basar nuestra felicidad en una persona que puede no aparecer nunca, tampoco en el destino. ¿Qué es la vida sino un resultado de las coincidencias? Nosotros ni nadie puede tener el control de lo que ocurra. Quizá esto es lo que nos resulte menos agradable de digerir. Quizá sea preferible creer que nuestros pasos van en dirección a una meta prefijada para sentirnos más seguros cuando la verdad es que estamos constantemente en la cuerda floja. Mañana no es seguro para nadie. 
"— Y ¿qué es lo que pasó? 
— Lo que siempre pasa: la vida..."
En mi vida he sido Tom y he sido Summer. Así que hablo con conciencia cuando te digo que ninguna de las dos situaciones es agradable. No lo es ser rechazada cuando tienes unas expectativas románticas altísimas; ni lo es cuando te toca destrozar las ilusiones de la otra persona. 

En el primer caso, tal como le paso a Tom, cuando ves tus castillos en el aire echos papilla lo primero que sientes es una bofetada en la cara. Luego, viene el rechazo, la desesperanza y la tristeza. Aquí corres el riesgo de que esto sea algo más profundo cuando no te pasa una, sino varias veces. Empiezas a pensar que hay algún problema contigo, que la persona indicada no llega... La clave es ser paciente y aceptar la vida como viene y con lo que viene. 

En el segundo caso, no es fácil encontrar las palabras para marcar los límites de una relación sin caer en el eterno sólo amigos. Tampoco lo es resistirte a un abrazo, una caricia o una palabra cariñosa de alguien a quien quieres (aunque sea sólo como amigo). Por eso no le reprocho a Summer que bailara con Tom sin decirle que todo había terminado para ellos dos. Es más, admiro que tuviera el valor de volver a él para darle lo que le ayudaría a liberarse finalmente de ella: una explicación, un porque.  

Espero que leyendo esto no te quedes con la sensación de que la película es pura depresión. Al contrario. Con el final de la misma trata de enseñarnos que incluso después de una catástrofe que te consume y te destroza, siempre hay un camino entre tú y... quien sea. El mundo sigue girando y las coincidencias te siguen encontrando. Si no la has visto, te la recomiendo. A mí me ha encantado por todo lo que me ha hecho pensar. Será como dar un paseo por el parque, uno en particular.

22 mayo 2014

Contrastes

 "Contraste:
1. m. Acción y efecto de contrastar.
2. m. Oposición, contraposición o diferencia notable que existe entre personas o cosas."
                                                                                -- Real Academia Española  

No podemos hablar de términos medios cuando se trata de contrastes. Dejemos, por un momento, los matices a un lado. Se es diferente o no. Blanco sobre negro; negro sobre blanco. Tú sabes que esto es así. Lo es cuando vas por la calle, sin fijarte en ningún punto concreto y observando todo en general. Rodeado de gente es cuando más sentido cobra esta palabra pues estamos inmersos en una realidad llena de contrastes. En parte, es cosa nuestra decidir ser el punto de contraste o no. Por nuestra forma de ser, de vestir, de pensar, de hablar; destacamos si es algo bueno y nos critican si es algo malo. Así es normal que a todos nos haya preocupado alguna vez encajar. Pero encajar, ¿en qué? Olvidamos que este mundo no es un cubo de rubrik, que no hay lado naranja, lado azul o lado verde. Ya sé que a esto hay que añadir infinitos matices. Cada individuo tiene los suyos propios, que hacen de cada uno, un mundo particular. Al menos eso es lo que me gusta pensar. Luego, salgo a la calle y no puedo evitar fijarme en los negros sobre blancos y blancos sobre negros... en definitiva, en los contrastes: aquella chica que llevaba la falda demasiado corta, y la otra que iba demasiado abrigada para ser mayo, el chico con la barba demasiado larga o el pelo demasiado llamativo, unos con posibilidad de gastar tanto y otros, tan poco, aquella chica que no hablaba nada y la que no paraba. Puede que la clave esté en los excesos, los demasiados. Puede que la culpa sea también nuestra, por abusar de la originalidad hasta ocasionar un desequilibrio entre lo oscuro y lo claro y luego, encima, preguntarnos dónde encajamos.    

13 abril 2014

Palabras difíciles

Querido maldito,
Esto es el adiós. Adiós a las cenas para dos, adiós a los domingos contigo, adiós a los besos. ¿Crees que es fácil para mí decir esto? No. ¿Acaso no luchamos los dos? ¿por qué salió todo mal? El destino no quiere que estemos juntos y ahora mismo sus trazos se borran. A dónde iré si no es contigo. Supongo que allá donde el tiempo no cuenta, al limbo que hay entre tú y yo cuando no estamos juntos, justo donde no quiero ir. Dicen que es bueno poner tierra de por medio, ¿y por qué no un mar entero? El agua salada podría borrar mis lágrimas. Tonta de mí. Te quise y todavía no sé por qué. Aunque no me convenías y tus palabras de amor estaban vacías, las pocas que decías... Ahora estoy aquí, mendigando en medio de un montón de nada un ápice de lucidez para escribirte, probablemente perdiendo el tiempo en algo que nunca leerás, al menos con el corazón. ¿Sabes qué? Si tienes que marcharte, vete. Sal de mi vida. Estoy cansada de pelear por causas perdidas y ésta hace tiempo que lo es.
Pero todavía hay dentro de mí unas gotas de amor que te regalo aquí. Porque fuiste mi camino, mi luz y mis colores. Gracias, cariño. Supiste descubrir mi verdadero ser, alguien que ni yo misma conocía. Junto a tí me sentí feliz con letras mayúsculas, ¿no lo sentiste tú también? Aunque todo esto ya no importa, verdaderamente. Ahora mismo sólo quiero alejarme de tu sombra. Recorrer el mundo anónimo otra vez, reír ¿por qué no? y no mirar más atrás, a tí, a nuestro piso vacío, a nuestros posibles. Se me acaba el café. Y ya no se me ocurre mucho más que decir. Creo que el silencio es nuestra mejor cura. Fue un placer poder compartir contigo cada segundo que vivimos. Espero que cuando leas esto te encuentres bien y que, si algún día decides pensar en mí, sea para bien.
Adiós querido maldito.

04 abril 2014

Buscando pareja... ¿quién, yo?


¿Has oído eso de "si no sucede, haz que suceda"? Pues resulta que ya varias personas me han nombrado páginas y aplicaciones que ayudan a la gente a encontrar pareja (que no otros rollos, aquí siempre hablo de temas casi serios). No es que me hayan comido el coco del todo pero total, que el otro día la fiebre me dio por crearme una cuenta en una página para encontrar pareja. El que me conozca un poco sabe que yo no me tomo esas cosas en serio. Aunque no niego que a otras personas les ha funcionado, y en más de algún caso aislado por extraño que parezca. Pero la curiosidad me pudo. Y la motivación se multiplicó por 10 cuando tuve que inventarme un nombre falso. Está bien eso de que no puedan reconocerte, los secretos siempre ayudan a mantener el interés. Claro que no fue tan fácil permanecer encubierta a la hora de elegir una foto para el perfil. Pero bueno, pude encontrar una más o menos buena a mi parecer y en la que tampoco se definía muy bien la cara. La fiebre me duró 24 horas, pero la de cosas que me ocurrieron en ese tiempo... por favor, que esto quede entre tú y yo

Al principio de todo, mi mayor preocupación era saber manejar los botones y dónde estaba cada función. Después de los detalles técnicos, lo que más me estresaba era camuflarme lo suficiente como para no encontrarme con ningún paciente. Por suerte, no fue tal el caso. Ufff. Lo que no me esperaba fue el éxito que tuve, vaya sorpresa. A la media hora de haberme creado la cuenta ya tenía un premio a la chica más popular de la semana. Todo un logro. Y enseguida empezaron a llegarme mensajes de "Hola guapa, preciosa, nena..." que no me dignaba responder, menos aún después de colocarme en el podio de las más populares. No, no. Empecé por echar una ojeada a lo que había por allí. Para mi sorpresa, fui a dar con un par de chicos simpáticos y que tenían una ortografía divina (no es broma, hay chicos que escriben muy bien). Sin duda el que me dejó impactada de la risa que me dio fue un chico que se presentó diciendo: "Hola, soy J. sé que a lo mejor no me hablarás porque no te gusto pero sólo quería decirte que eres de lo más espectacular que he visto, encerio, eres preciosa, quería decírtelo porque creo que es bueno saberlo". No hay nada como que te suban la moral un lunes que encima tienes fiebre. Al poco se me presentó un chico estupendo de 21 años; resulta que había tenido tres relaciones serias en su corta vida, la última había durado dos años y se había terminado no hacía mucho, por la monotonía (can you believe it?). Luego me vi asaltada por el típico acosador, que no tiene otra cosa que hacer que seguir cada movimiento que haces "ah ¿vas a salir? ¿pero luego vuelves? ¿ya volviste? ¿ya?". Y cómo no, el chico con una pinta muy random que no es para nada tu tipo y que va buscando a su futura mujer. De éste me libré con un directo "contigo no, bicho". Al día siguiente tenía 288 admiradores. 
Claramente hay algo que no cuadra con la realidad. 
Desde el punto de vista de las chicas solteras, hay poco mercado entre el que escoger. Ya sea porque la chica es exigente, selectiva o estrecha de miras. A lo largo del día, cuando las mujeres se mueven por el mundo arrastran con ellas esa sensación de que tienen pocas posibilidades. ¿Somos unas derrotistas? No es mi opinión de lo que te hablo, sino de las percepciones generales de las chicas solteras. Yo aquí haciendo de Carrie Bradshow (pero sin bolsos de Dior), tengo a mis amigas como referencia. Los hombres buenos están siempre cogidos; los guapos, tienen lista de espera y los normales, ¿dónde estarán los normales?. No niego que al entrar en la página de contactos puedes cuadriplicar tus oportunidades de pesca pero, cualquier tipo de pescado no (me) vale.  Me pregunto, ¿las tecnologías nos ayudan a ligar?. Pues no me queda esto a mí muy claro. Sí y no. En algunos casos funciona; en otros, no. Ahora sí, en mi opinión, tener a una persona cara a cara nunca podrá ser sustituido por un vis-à-vis con una pantalla. La médula suprarrenal tampoco se deja engañar. La adrenalina, el nerviosismo de la voz o la respiración que se entrecorta, la bioquímica de esos momentos hace saber al cuerpo si la persona que tienes delante es la que es. Y además, te ahorras un montón de notificaciones en el móvil. 

01 septiembre 2013

Los regalos de ellos

¿Sabes cuál es el problema de las rupturas? Que aún pensando que tu ex-pareja o ex-amigo está fuera de tu vida, siempre quedan remanentes: como los regalos de cumpleaños, las tonterías que compramos juntos o eso con lo que te sorprendió un día sólo porque le hacía ilusión. Lo más difícil de terminar cualquier relación es borrarla por completo. No sé ni qué hacer con todos esos trastos. Normalmente los tiro. Hay otros que en cambio, conservo. Qué es lo mejor, no tengo ni idea. Llevo mucho tiempo borrando gente de mi mapa y nunca lo he conseguido del todo. De hecho, durante unos años tuve en un marco de fotos de mi habitación una fotografía en la que salía con un grupo de gente, aún cuando entre ellos y yo ya no había amistad. 

Una amiga me decía que para ella lo mejor de romper con un chico eran los regalos que conservaba. Claro, a ella su chico le había regalado una cartera Guess. A mí una vez me dieron una cesta de jabones para suplicar mi perdón. El pobre diablo había comprado la cesta más grande de la tienda creo. Se la acepté sólo por no montar un numerito delante de toda la gente que había alrededor, en la misma entrada a un congreso en la facultad de Medicina. Luego, en mi casa, me arrepentí; quería demostrarle que gastando dinero no se arreglan las cosas. Así que me decidí a tirarlo todo porque ni con las perlas de baño se me iba a pasar el enfado que tenía con él... Mi madre se lavó la cara con jabón de algas del mar Muerto durante 3 años. El otro día por casualidad, vi que le quedaba media pastilla de aquellas en la jabonera del baño. Me lavé la cara con ella pero eso no consiguió limpiar los recuerdos de la escena en la entrada del congreso. Me reí durante un rato de nuestra fanfarronería y las tonterías de aquellos tiempos; eso sí, con los poros limpios. Hay que ver cómo cambia nuestra percepción de las cosas, con tiempo (o el jabón de algas del mar Muerto).   


19 abril 2013

Prevención a secas

Esta semana he estado liada con el último trabajo pendiente, el de Medicina Preventiva
Para aquellos ajenos al mundo médico, la Medicina Preventiva es aquella área de la medicina encargada de promover consejos y hábitos de vida saludables para evitarnos enfermedades. Prevención podría ser vacunarse, tomar medicamentos o productos para prevenir alguna dolencia y por último pero no por ello menos importante, la educación sanitaria. La profesora tan guay que tenemos, nos pidió que fuéramos a algún colegio o centro a dar una chara acerca de prevención de ... lo que quisiéramos.

Entre el jefe de estudios y yo, dividimos el trabajo en dos tardes, para poder dar la charla a grupos más pequeños de alumnos de entre 1º y 4º ESO. Mi hermana V. estaba en uno de esos grupos. Y el tema decidí centrarlo en la prevención de la enfermedad cardiovascular por varias razones: es el tema que mejor manejo y más me gusta, es de suma importancia porque los pronósticos advierten que la mitad de la población europea va a fallecer acosta de ella y porque, si yo me he tenido que tragar tantas horas de clase de esto mismo, a ellos por una horita no les va a dar un infarto. De hecho, al acabar creí que el infarto me iba a dar a mí. 

Enseñar es duro. Pero enseñar a alguien que no quiere aprender es aún más duro. Es como ver que van con su coche directos al precipicio y no puedes hacer nada por detenerlos. Uno siempre confía en que, lo que trata de enseñar, no quede en palabras vacías que se las lleve el viento. Creo que yo conseguí captar bastante la atención, pero hay casos... y con casos, me refiero a alumnos, que no ponen lo más mínimo por su parte. "Es la edad, no escuchan a nadie" -me dicen, y se supone que eso debe tranquilizarme. Ayer por la tarde finalicé mi actividad y me quedé con una estupenda sensación de haber podido influir aunque fuera un poco, en lo que podrían los chicos pensar acerca de la salud y la enfermedad. Es más, algunos se fueron hasta asustados -las imágenes de autopsias, nunca fallan. Los profesores me dijeron que fue un éxito. Pero aún así yo seguía pensando en aquellas dos ovejas negras que creían que había ido a contarles un cuento chino sin importancia. Pobres. Ellos serán de los que se harán diabéticos y todavía creerán que tienen "azúcar del bueno". 

Mientras daba mis consejos de vida saludable pensaba para mis adentros: si me dieran a escoger entre, dar clase a esta gente y ver 35 pacientes en una mañana... ya estaría poniéndome la bata. Una vez más, la Vida me ha dado la oportunidad de reafirmar cuánto me gusta lo que hago y eso, me hizo sentir... ¡genial! 

[SCRUBS]

10 abril 2013

Confessional

¿Te parecería fácil confesar tus errores?
Incluso ante nosotros mismos, es un rollazo. Primero, por tener que recordar/arrastrar lo que has hecho mal; cosa que no siempre se hace llevadero. Segundo, porque si es digno de recordar, es que ha sido algo gordo y estas cosas son las que, precisamente, más rápido pretendes olvidar. Si eres como yo, a estas alturas habrás solucionado parte de ellos pero como en la teoría del iceberg, queda otra gran parte aún no emergida. Venga, nos ponemos entre tú y yo a pensar en ellos, intenta localizarlos. Echa un vistazo a las páginas de atrás. Sí, alguno aparece. Pero curiosamente, al seguir revisando aún más atrás, me he dado cuenta de que, aquellas cosas que en su momento me parecieron un error, a la larga no lo han sido. Y al revés, aquel chico que tenía buena pinta, terminó saliendo rana y los zapatos que parecían de calidad, se me rompieron al estrenarlos. No es que un chico o unos zapatos los considere errores pero tú ya sabes lo que quiero decirte: que los errores con los que has aprendido algo no han sido en vano.
NOTA MENTAL no besar chicos guapos sin conocerlos ni comprar zapatos de firmas dudosas.

26 febrero 2013

Así, en plan monólogo


El monólogo es el eufemismo utilizado como excusa para echarse un rollo, contar tu vida/penas, como quieras llamarlo. Y ya puestos a que todo el mundo que dice lo que piensa parece tener razón, la libertad de expresión y farándulas como esa, me he propuesto marcarme un monólogo como una campeona. (Me resulta bastante difícil escribir si pararme porque soy un poco maniática del formato y la ortografía, pero no es culpa mía sino de mis profesores de Primaria).

Creo que si escribo todo lo que estoy pensando podría frenar esa cháchara verborreica que no me deja respirar. Me paso todo el día hablando, con mi familia, en la facultad, con los profesores, por email, por teléfono, en persona, con los camareros de la cafetería, con el vecino que coge el ascensor conmigo... En clase, cuento lo que me pasa en casa y lo que hago en mi tiempo """libre"""; en casa, cuento lo que me pasa en la calle. No hay quien lo pare, una vez que empiezo no puedo parar. Contar, charlar, hablar a cualquier velocidad, con parsimonia (más bien pocas veces) o igual de rápido que estoy escribiendo ahora. ¿Silencio? No le veo utilidad fuera de las depresiones, los exámenes y las preguntas incómodas del tipo '¿te quieres casar conmigo?'. Encima, como en esta etapa de mi carrera estamos con asignaturas poco clínicas y de las que te exigen hacer trabajos escritos, la tasa de verborrea por minuto aumenta paradójicamente de forma exponencial. Creo que con el último que hice, de Farmacología, superé mi capacidad maxima. Porque tienes que debatir cómo repartir el trabajo, a quién asignar cada parte, juntarse para trabajar en grupo, preguntar dudas... Un maremoto de enlaces de páginas en inglés, wasikòsky o cualquier idioma incomprensible. En fin, que los trabajos me tienen loca de la cabeza.

Luego, después de un día que te deja K.O. rotundo llegas a casa, a tu remanso de paz y empieza la guerra. Que si mi hermana E. habla mucho demasiado y le van a poner un parte (que conste en acta su 'mal comportamiento'), mis padres con su rollo "los novios son malos" o "no hay dinero" o "búscate un novio con dinero", mi perro... ah no, espera, no tengo perro. Mi otra hermana preguntándome cómo se visten los presentadores de un teatrillo, yo enchufada al ordenador haciendo tres trabajos al mismo tiempo y de repente oyes: ¡Débora, corre! Voy al salón y resulta que mis padres me habían avisado porque en la tele salían dos ginecólogos habando del cáncer de endometrio. Ya sé que el cáncer no es algo despreciable, pero ¡yo quiero ser pediatra! Me siento incomprendida, voy a la nevera y cojo un bombón de chocolate. Me planteo si buscar el sustitutivo, pero me da que no; por el momento no creo que sea el momento de buscar el momento para tener un lío con nadie, al menos de momento. El chocolate sólo está muy bueno y no me da tantos problemas, salvo un poco de acné que gracias a mis años de Medicina y el remedio de mi vecina sé tratar. Al menos tengo mi cochecito, con el que puedo ir a donde quiera pero estos días son malos para desplazamientos, si quieres llenar el tanque ya puedes preparar un riñón y la mejor opción parece quedarse en casa con las pantuflas, los problemas, los trabajos y la familia.

Tampoco es que me queje de mi vida. Me encanta, me lo paso muy bien casi todos los días. Algunos en especial, en los que hay muchísimas risas, ayudan a mantener una autoestima astronómica. Mis amigos son lo mejor, la chispa, la guinda o lo que sea que pongas al pastelillo encima de todo. Con ellos te ríes, te ríes y te ríes de lo que es gracioso y de lo que no lo es. Están contigo en los bueno y, a lo malo le dan una patada. No sé qué tipo de vida tendría sin mis amigos, esos medicuchos que en nada serán conmigo médicos de verdad (¡ay que miedo!). Tengo muy claro que el que mira hacia otro lado cuando tú pasas, no conoce la amistad. Y me da lástima. Porque cuando tienes un amigo, te conviertes en una persona mejor y dejas de ver barreras donde no las hay y dejas de girar la cara cuando pasa a tu lado alguien con quien peleaste una vez. Hay vida después de las peleas.

Una cosa que sí me trastorna un poco es no poder viajar todo lo que quiero. Me dicen que no es el momento, y lo sé. Me dicen que ahora toca estudiar, que hay luz al final del túnel. Pero para mí, si no es el túnel que une Francia con Inglaterra, me da un poco igual si estoy cerca de la luz o no. Con mochila o con maleta no importa, pero con mapa. Confío en que algún día pueda tachar de mi lista todos los sitios que me quedan por ver, aunque es una lista un tanto larga y que además, acaba en puntos suspensivos. No quiero una casa más grande, ni un móvil más caro, ni ropa más a la última. De hecho, cuando parece que uso ropa nueva se trata de cosas que le quito a mis hermanas. Las cosas materiales no me dan seguridad y tienen poca importancia para mí, son el medio para concretar fiestas, trabajos, pero en sí el hecho de poseer no es algo que despierte en mí ninguna satisfacción ni sensación de poder/tener. Pero los viajes... ayy. Los que me quedan por hacer y los que he hecho, esa gente tan estupenda que he conocido aquí y allí. Me acuerdo más de ellos de lo que podrían imaginar. Pero claro, esta son la clase de cosas que no les dices nunca, sino que las escribes en un blog o te las callas. 

Podría seguir escribiendo muchos párrafos como estos. Pero no conviene darte tanta información acerca de mí porque podrías llegar a conocerme y entonces, darte cuenta de que estoy medio loca de verdad. Deja que quede algo por contar, si es que acaso lo hay... para que quede entre tú y yo, la excusa para un café o a saber qué.

31 enero 2013

Crisis time

"La vida está llena de decepciones; algunas grandes y otras, más grandes."

Como la vida misma (2007), Steve Carell

Son parte de nuestros días, pero como le dije a un amigo recientemente, no voy a dejar de disfrutar de la compañía de aquellos que me quieren por lo que me haya podido decir alguien que no me valora lo suficiente. Sí, amigo estoy hablando de rupturas de pareja. Algo tragi-dramático por lo que todos hemos pasado seguramente alguna más de una vez. No voy a darle mil vueltas a lo que pudo o no pudo pasar porque, ya está todo dicho y hacerlo sólo haría más daño. Es agua pasada aunque aún siga doliendo. Vas al super, te haces con esto...


El cajero se te queda mirando, te pregunta si quieres bolsa para llevarte las cosas. Llegas a casa, acabas con las papas de cebolla (mis favoritas <3), te hacen llorar (pero más vale llorar que dar patadas a los muebles) y finalmente te arreglas un poquito, te pintas los labios y cierras la herida. Sabes que la sangre no ha llegado al río, pero el orgullo herido tarda en cicatrizar. Tiempo al tiempo. La vida sigue entre tú y yo. Te alegras por ello y llamas a tus amigos para quedar. Vendrán otros mejores.... (me refiero al tiempo :P)

30 enero 2013

Terrores diurnos

Este ha sido un mes extraño.
Los exámenes me han estado persiguiendo desde que empezase a planificarlos allá por Noviembre. Han sido fechas complicadas, pero como cada año, al acabar me parece que el esfuerzo vale la pena y estamos de acuerdo en que haber sacrificado las Navidades en pro de la carrera, es un mal menor. Cómo me ha ido no te lo puedo decir, no porque no quiera sino porque a día de hoy sigo esperando mis resultados. Ya llegarán. En mi consciencia queda el saber que he dado todo lo que podía dar. Y si no, se volverá a intentar con más fuerza aún. El 2013 empezó a correr hace ya un tiempo pero yo ni me he dado cuenta. Para mí los últimos dos meses han sido un continuo devenir de días completamente iguales, uno tras otro. Sin domingos, sin festivos ni días de descanso. Ahora ya pasó. Ya no más noches sin poder dormir, cansancio, agobio o llantos sofocados hasta más ver. Hoy empiezo mi último cuatrimestre lectivo de la carrera. Se me escapan los años y ni me entero. El próximo - y último, curso sólo tendremos prácticas así que, en los meses que vienen habrá que esforzarse el triple para terminar con el expediente teórico lo más limpio posible. Queda la mejor parte, las últimas asignaturas de la carrera y los últimos exámenes, los últimos terrores diurnos ... al menos hasta que llegue al MIR. Pero eso aún no toca. De momento me sacudo el moho de estudiante y retomo la Vida como si fuera un libro que dejé a medias. ¿Dónde la dejé? ¿Qué habrá sido de ella? ¿Me acordaré de por dónde iba?
Sí, uno siempre se acuerda de dónde aparca su vida y si no, siempre hay alguien que te lo recuerda
La última vez que tenía vida, tenía amigos igual de ocupados que yo con los que ¡estoy deseando juntarme de nuevo para echarnos unas risas! :) Ellos seguramente no se imaginan cuánto les he echado de menos ni lo importante que es para mí haberles conocido. No hay misterios, ellos son unos mejores amigos estupendos y yo no puedo pedir más. Hay excursiones por hacer, tarde de cine pendiente, fiesta ¡con rumbas y a lo loco!, carnavales a la vista, compras y cafés por poner en las agendas... También tenía algo así como un novio; pero al parecer, no era lo suficientemente buena como para competir con sus amigos por sus atenciones, así que me cansé de esa partida y decidí ahorrarme el dinero del regalo por San Valentín, no sé si me explico. 

Como a mitad de mes, mi amigo P. H. me dijo que iba a donar sangre y decidí unirme a él. Chassss, ¡qué día! Todo fue bien pero al terminar de donar e intentar incorporarme, me mareaba así que tuve que estar en esos sillones tan cómodos que hay en Banco de Sangre durante un buen rato. Al segundo intento de levantarme, conseguí llegar a los ascensores para caer redonda sobre mi amigo (una señora que estaba cerca incluso pensó que "nos estábamos dando amor") y terminar aterrizando en el suelo ¡inconsciente! Era la primera vez que perdía el conocimiento, fue una sensación extraña... No me importaría repetirla, pero la próxima vez no delante de los ascensores. Sí, acabé en el suelo sudando como un pollo, con los pies en alto, la cabeza en la pierna del enfermero, una mujer abanicándome y otra enfermera trayéndome la silla de ruedas, las puertas de los ascensores abriéndose y todos asomándose y preguntando qué había pasado. ¡Ay Señooor! Me encantaría decirte que me recuperé en seguida y me marché a casa pero qué va... Las dos horas siguientes me las pasé en Banco de Sangre, con dos sueros enchufados, comiendo papas fritas y una tensión arterial de risa. Finalmente me llevaron a Urgencias, donde acabé con un tercer suero y recuperando mis tensiones habituales. Para cuando mi madre llegó allí, yo estaba en una silla de ruedas en el pasillo de Urgencias, con una manta por encima y agarrando el palito de donde colgaba el suero -vamos, ¡hecha un cuadro! Gracias a mi amigo P. H. que estuvo allí conmigo, incluso cuando fuimos de paseo hasta Urgencias, esos momentos dieron para muchas risas aquel y otros días después. ¡Te quiero P. H.! :)

Este año no hay planes de viajar muy lejos ni muy cerca aunque mi corazón pertenece a Londres y cada vez que me siento en mi mesa de escritorio recorro con la vista las líneas de metro de colores que tantas veces utilicé cuando estuve allí y que decoran mi mesa. Sueño con el día en que pueda volver porque no hay nada igual en el Mundo. Aún oigo en mi cabeza el ...((Mind the gap!))... mientras me subo a un vagón empujada por un gentío cosmopolita. Londres... Pero no que va, este año hay planes diferentes para el verano. Algo menos lúdico y más médico que requiere que me quede cerca y va ligado a mi proyecto de fin de grado. ¡Qué bien suena eso! Claro que también habrá tiempo para pegarse alguna escapada a la isla de enfrente para visitar a la familia y echar una ojeada a sus jugosas tiendas :)

Como ves, ha sido una época en la que han ocurrido muchas cosas entre tú y yo; como no podía ser de otra manera. Y antes de que esto tome aún más forma de diario, te dejo con el retrato de mis añicos pasados, la brisa de un nuevo verano y el sabor del café en los labios. ¡Que pases buena tarde!

18 noviembre 2012

Milikituli



Me he dado cuenta de que no importa si la amistad se acaba. Lo que cuenta es que alguna vez empezara y valiera la pena mientras duraba. Como decía un notorio autor de nada como Gabriel García Márquez, "no llores porque ya se terminó, sonríe porque sucedió". Los amigos son un tesoro muy valioso y no sólo lo dicen las tarjetas de felicitaciones que venden en las tiendas. Lo digo y lo creo firmemente. Un amigo no es sólo amigo, es hermano, compañero, colega, confidente, cómplice; para las risas y las lágrimas. Da igual si está contigo para siempre o fue tu pareado durante algún tiempo. La cuestión es que, mientras estaba contigo, fue muy especial. Nadie debería vivir sin amigos y yo hoy mando un abrazo a los míos de todo corazón, entre ustedes y yo

11 octubre 2012

"Pasaste por mi vida en un suspiro. Te cruzaste con mi escepticismo y tropezaste con mi indiferencia. Casi me hiciste creer en cuentos de princesas y bajaste para mí la luna de abril, la más plena, la más bella. Quiso el destino que conociera el sabor del placer de tu boca, para mi eterno recuerdo y mis nostálgicas tardes. Si hubiera sospechado... te hubiera cazado al vuelo en aquel segundo eterno que fuiste mío. Pero no iba a ser yo tan inteligente ni tan oportuna. Errar es humano y perdonar, divino. Por eso confieso que me equivoqué al dejar que te fueras pero no te perdono que lo hicieras. Me dirás, la vida no es justa, y no te lo negaré. Maldito; porque llegaste de improviso y no me diste tiempo a reaccionar. Dejaste en mí tus caricias y en la casa el olor de tu colonia. No diste tregua a la probabilidad ni quisiste saber si lo nuestro fue cosa de azar. Ahora te busco, intento alcanzarte. Pero tu rumbo es para mí un acertijo. Sueño con tu regreso, tu tacto, y dibujo con mi inocencia tu boceto pensando encontrarte a la vuelta de cualquier esquina algún día. Maldito; te ame un segundo y al siguiente, te habías marchado. Cómo pudiste imaginar que te olvidaría, que mis labios no te desearían. Para tu ignorancia y mi sorpresa te diré, que viví aquel suspiro contigo como si fuera el único, que lo fue, y que nunca lo olvidaré. Incluso se puede amar una estela de vapor si ésta es lo suficientemente buena y la tuya lo fue. Creí que entre tú y yo había sitio para más, mucho más; pero se ve que no conocías el plural y yo nunca fui buena en sintaxis."
Fragmento de mi futuro libro, ¡jajaja!

16 septiembre 2012

Oyéronse campanas de boda

Hace una semana que fue la boda de mi amiga K.
Qué queréis que os diga, no encontraréis en mí a la más fiel defensora de las bodas. Sólo pensar en semejante situación hace que se me sobresalten las piedras en la vesícula. Todo lo que hay que preparar durante un buen tiempo atrás para una celebración que apenas dura un día. Perdón pero entre tú y yo, la escéptica era yo. Claramente mi amiga K. me ha hecho cambiar de opinión porque, más allá del velo del cliché y la tradición, queda lo más importante que es el Amor. No sólo el de la pareja que contrae nupcias, sino el que profesan por aquellos de quienes desean rodearse en ese día tan especial. Y para mí, sentirme querida y unida a otras personas es.. ¡lo más! Incluso si ello requiere litros de laca, rulos y tacones de muchos centímetros. Ellos estaban enamoradísimos; la novia, exquisita y los demás tirábamos al aire nuestros mejores deseos para ellos mezclados con el arroz. La incertidumbre de hacía meses sobre cómo sería la celebración, se evaporó en cuanto nos encontramos reunidos en el lugar establecido. Allí un íntimo grupo de familiares y amigos disfrutamos de una velada donde la luz y el color los ponía sin duda mi amiga K y su radiante marido. 
Para ellos les deseo toda la Felicidad posible y un sincero ¡¡Vivan los Novios!!