Mostrando entradas con la etiqueta error. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta error. Mostrar todas las entradas

28 octubre 2019

De vivos y muertos

Algunos no se olvidan de acudir al cementerio estos días.
Temo las fechas en las que empieza a soplar el viento arrasando a su paso con las últimas notas del verano. Las tardes ya no son tan largas y todos desean volver pronto a sus casas. Es tiempo también de aniversarios y, pronto, de acudir al cementerio. En el Día de Todos los Santos. Oh, sí. Muchos pacientes lo siguen haciendo. Más allá de sus creencias. Más allá del tiempo. El duelo no acaba nunca: parece que siempre hay algo más que pudimos decir, algún conflicto sin resolver, un adiós no dado...

También es el calendario el responsable de esta nube de desánimo que se posa entre tú y yo. Al volver temprano a casa hacemos un viaje mucho más interno: abrazamos las ausencias y la oscuridad de las noches. Es inevitable que, a medida que se acerca el final del año, cada uno vaya poniendo en la balanza las sensaciones de estos meses atrás. ¿Hemos cumplido objetivos? ¿Nos ha ido bien? ¿Estamos donde queremos? ¿Nuestra pareja nos quiere? A algunos tanto insight les ayuda a cerrar otro capítulo. A otros, sólo les sirve para no pegar ojo. 

Y así los años pasan. Total, sólo son un puñado de semanas desarregladas que no saben ni cómo encajar. Si no, no habría años bisiestos. Lo mejor es recordar: que no estamos solos, que los que fueron nunca dejan de ser, que el amor empieza desde dentro y que no solo se recibe sino que se reparte.

Esta semana, si vas al cementerio, recuerda que el vivo eres tú

22 marzo 2015

En sueños

Al final en la historia de Claudia sólo hubo dos hombres que marcaron un antes y un durante. Lo que vino después de cada uno de ellos fue sólo la vida. 
Fotografía: http://weddingsparrow.co.uk/
Anoche, caminando descalza por la Toscana de sus sueños, volvió a verlos. Ella permanecía bajo el sol, radiante. Deambulaba campo a través, lejos del sendero, hasta que alcanzó a ver unas figuras en la distancia. A medida que se aproximaba estaba más segura de que eran ellos. Allí estaban, como un día hicieran, ajenos a su amor. Sus actos les habían dispensado del mismo hacía tiempo. Al uno por pensar que era demasiado poco y al otro, por creer que no era suficiente. Malditos. Les había entregado su alma y ellos pensaron que podían enjaularla. No sabían la medida de su valor. Al llegar a su lado, Claudia quiere pararse, decir algo, sentir algo. Pero el sol brilla con más intensidad si cabe y no se detiene. A veces las mejores palabras son las que no tienen que expresarse en voz alta para ser compartidas entre tú y yo. Así que avanza, llega a una senda cuyo rumbo se pierde entre las ondulantes colinas verdes y así hace con ella. No sabe dónde la puede llevar pero, por una vez, eso le parece lo más oportuno. Al poco, Claudia se evapora en la niebla de sus sueños.


13 abril 2014

Palabras difíciles

Querido maldito,
Esto es el adiós. Adiós a las cenas para dos, adiós a los domingos contigo, adiós a los besos. ¿Crees que es fácil para mí decir esto? No. ¿Acaso no luchamos los dos? ¿por qué salió todo mal? El destino no quiere que estemos juntos y ahora mismo sus trazos se borran. A dónde iré si no es contigo. Supongo que allá donde el tiempo no cuenta, al limbo que hay entre tú y yo cuando no estamos juntos, justo donde no quiero ir. Dicen que es bueno poner tierra de por medio, ¿y por qué no un mar entero? El agua salada podría borrar mis lágrimas. Tonta de mí. Te quise y todavía no sé por qué. Aunque no me convenías y tus palabras de amor estaban vacías, las pocas que decías... Ahora estoy aquí, mendigando en medio de un montón de nada un ápice de lucidez para escribirte, probablemente perdiendo el tiempo en algo que nunca leerás, al menos con el corazón. ¿Sabes qué? Si tienes que marcharte, vete. Sal de mi vida. Estoy cansada de pelear por causas perdidas y ésta hace tiempo que lo es.
Pero todavía hay dentro de mí unas gotas de amor que te regalo aquí. Porque fuiste mi camino, mi luz y mis colores. Gracias, cariño. Supiste descubrir mi verdadero ser, alguien que ni yo misma conocía. Junto a tí me sentí feliz con letras mayúsculas, ¿no lo sentiste tú también? Aunque todo esto ya no importa, verdaderamente. Ahora mismo sólo quiero alejarme de tu sombra. Recorrer el mundo anónimo otra vez, reír ¿por qué no? y no mirar más atrás, a tí, a nuestro piso vacío, a nuestros posibles. Se me acaba el café. Y ya no se me ocurre mucho más que decir. Creo que el silencio es nuestra mejor cura. Fue un placer poder compartir contigo cada segundo que vivimos. Espero que cuando leas esto te encuentres bien y que, si algún día decides pensar en mí, sea para bien.
Adiós querido maldito.

24 julio 2012

Sinceramente, un no placer

Por supuesto, este post va sobre no conocer gente.
Reflexión de hoy: las últimas tres personas que no he conocido.
A! El chico que arregló los porteros del edificio donde vivo. 
Bueno, no es que tuviera que enseñarme su arbol genealógico, pero creo que lo mínimo después de entrar en mi casa a arreglar el telefonillo era decir un genérico "Hola" seguido de su nombre. Yo lo hago cuando me presento a un paciente que veo por primera, segunda, tercera e infinita vez. En fin, él se lo perdió. 

B! Una antigua compañera de mi madre de cuando hizo el curso de Auxiliar de Enfermería. 
¿Sabes ese incómodo silencio cuando vas con alguien y no te presenta al encontrarse con otra persona? ¡Ouch! A mi ego le duele, más que nada porque es como si no existiera. Vale que puede ser una persona a la que nunca más vuelvas a ver pero, alguien que trabaja en digamos, la entrada a una superficie comercial tan transitada como un Carrefour, pues da que pensar. Sep, porque entre tú y yo sabemos que probablemente volverás a ver a esa persona muchas más veces. Lo peor es que, cuando pase el tiempo, creerás que te has olvidado de su nombre y lo que ha ocurrido es que sencillamente, nunca te lo dijeron. 

C! El peor de los casos, no una persona sino ¡un grupo de personas! Amigos guay del pasado de un amigo mío. 
Guau, ahí sí que se palpa el efecto "ignoring" que te hacen. Imagina la situación... Vas caminando por la calle con tu amigo R. cuando de frente viene un grupo de personas que, al verle, estallan en un común "¡eyyyyy!" (en jerga canaria significa 'Hola, ¿cómo estás? ¡cuánto tiempo amigo! Te he echado de menos pero te veo bien así que cuéntame cómo te ha ido'). Claro ellos empiezan a hablar y enseguida se enzarzan en un intercambio de batallitas de los últimos 5 años en los que no se han visto ni hablado. ¿Y cómo reconocer que eso va para largo? Porque mi amigo se pone las manos en los bolsillos y pose de interesado. Mientras, yo sigo allí plantada (allí... allí... allí...) (eso era el eco de mi voz).

Hola, soy nadie, ¿que tal? Un no placer.   

03 julio 2012

¿Adoptas a tus amig@s?

Un amigo me dijo que no podía evitar hacerlo con aquellos que más le importaban. Obviamente, no tengo problema en entender esa actitud, pero me rechinan los dientes al ver su resistencia a creer que eso no es lo más acertado. No exenta de complicaciones me he visto obligada a aprender a la fuerza, que no podemos apadrinar a nuestros amigos ni evitarles los errores.
Adopté completamente a mi mejor amiga hasta el punto de hacer las cosas por ella. 
Y ese fue mi mayor error; convertir mi rol de hermana mayor en mi actitud ante la vida y ante mi mejor amiga. No puedes vivir dos vidas, la tuya y la de tus amigos. Ni comenter el doble de errores, los tuyos y los suyos. Evitar el golpe de los demás, por mucho que los queramos, no es saludable para ellos. Porque al mismo tiempo que les evitas la caída, les privas de aquello que debían aprender mientras lo hacían. Sólo puedes estar a su lado; escuchar, no como un padre sino como un amigo, que es todo lo que ellos necesitan que seas. Puedes ayudar, pero no por tomar parte activa en el proceso de solucionarle los fregados vas a resolverle nada. Lo más probable es que termines tan liado por el asunto como tu amig@. En las contadas ocasiones en las que al intervenir resultes útil y consigas una victoria para ellos, serás el protagonista de su agradecimiento y quizá, su reconocimiento por un tiempo. Pero, sólo le habrás enseñado a darte las gracias. Y el mérito que debían saborear ellos al madurar, te lo llevas tú.
Mi amiga se acostumbró a cuestionarlo todo y a consultar(me)lo todo. Hubo muchas cosas que quise hacer por ella, porque la quería. Y las hice. La nuestra fue una amistad de desiguales. Ella me veía demasiado arriba y yo sólo era capaz de sentirme satisfecha por ser importante para ella. El día que todo termino entre ella y yo, se lo llevó todo. Mis triunfos, mis consejos y todo lo bueno que le había dado, dejándome ante la soledad que acompaña a las dudas. Sólo al caer de nuevo en el mundo de los mortales vi el error que había cometido.

29 junio 2012

¿Cómo no ser romántica?


Cómo no serlo cuando vives rodeada de románticos e idealistas.
Me considero afortunada. Vivo rodeada de historias de amor; unas buenas, otras de espera, otras no tan buenas. No soy quién para contar aquí la historia de nadie, salvo la mía propia. Y es lo que hago a cada entrada de blog que escribo. Aquí entre tú y yo atesoro con recelo, palabras tiernas con aroma de vainilla. Pero esto no es nada nuevo. Hoy me parece excitante darme cuenta de que vivo rodeada de románticos que han encontrado a su media naranja, hace 25 años o hace 6 meses; que la han encontrado y ahora comparten su amor con sus naranjitos; que la siguen buscando; que siguen yendo a la misma cafetería sólo por estar cerca de ella; que están dispuestos a seguir esperándola lo necesario; que saben que su oportunidad pasó y aún así estar juntos a medias es mejor que no estarlo; que si tienen que comprar un anillo, lo compran; que imaginan cartas de amor y tienen el valor de escribirlas; que recomponen su corazón hecho trizas y éste vuelve a latir; que aún en la madurez se sonrojan al verse hablando con una mujer en un balcón. Mi padre dice que en estos días, la gente usa la palabra Amor muy fácilmente. Yo creo que no se usa lo suficiente. Él dice que es difícil reconocerlo y yo lo veo a mi alrededor constantemente. Es precioso e inspirador. 

Hoy enamórate como yo, del Amor.

21 junio 2012

Mi propio agujero negro

Una vez me dijo mi amigo K. que yo tenía mi propio agujero negro, que cada vez iba atrapando a más gente.
La razón por la que dijo esto es sencilla: porque hay muchas personas que me caen mal. No suele ser así desde el principio; salvo por algunas excepciones que, sin tener motivo me llevan al rechazo. ¿Instinto? ¿Impertinente? ¿Prejuicos? Vale, lo que sea. El caso es que cuando esto ocurre, hago lo que yo llamo "pasar página". Me gusta bastante, le llegué a coger el truco rápidamente y hubo incluso una época de mi vida que era un continuo pasa-páginas. Esto no es natural. O sí. Porque según las leyes físicas de los agujeros negros, lo habitual es absorber materia (véase personas). Muy pocas veces he ido al rescate de alguien que se había perdido en las profundidades de mi agujero negro. Tengo poca paciencia, qué te digo. Y la poca que tengo, la alargo para llegar al máximo rendimiento en aquello que realmente merece la pena. Por eso es que a mí no me valen palabritas entre tú y yo como "podemos quedar como amigos" o "vamos a darnos un tiempo" o "no puedo darte lo que necesitas". Tampoco soporto la falsa modestia "ay, llevaba el examen fatal pero al final aprobé (nota=9'8)". Me resulta fácil desprenderme de la gente con la que no me siento cómoda o a la que no trago

¿Mecanismo de defensa? Ya te digo... y de ahorrar tiempo y energía cósmica.
Deb's own Black Hole