30 abril 2012

Se está mejor en casa que en ningún sitio

Tiempo atrás daba lo que fuera por pasar cuanto más tiempo en la calle, mejor. Pero no sé si es porque estás demasiado tiempo fuera, por cansancio o por costumbre que terminas por desear volver al hogar, a tu casa y a tu rincón favorito. ¿Estaremos programados para eso? Entre tú y yo, tal vez todo se trate de un equilibrio y esta etapa hogareña que tengo no es más que la compensación por todo el tiempo que paso fuera. 

La gente que vive contigo es otra cosa. Los compañeros de piso puedes, en parte, elegirlos o domesticarlos. La familia... ya no tanto.

23 abril 2012

Un libro, un amigo

¿Cómo dejar pasar este 23 de Abril sin hablar de los libros?
Algo que nunca falta en mi escritorio. Mis mejores amigos desde siempre. Compañero, confidente, inspiración, fuente de conocimiento, guía, refugio, distracción; lo que necesites. Desde que era una niña más pequeña, dedicaba gran parte del día a leer prácticamente todo lo que caía en mis manos. Muchos libros me los regalaban y luego, en la calle, me dejaba engatusar por cualquier novedad o rara antigüedad. Además, nunca tiro ninguno sino que los guardo incluso después de que las páginas se vuelvan amarillas. En consecuencia, mis estanterías están llenas de libros. Pero entre tú y yo, así es como me gusta. 

Mi vida no sería la misma sin tener a mano la poesía de A. Machado, ni las historias de escalera, Platón y Nietzsche en un mismo estante, las infinitas novelas de misterio, Harry Potter y compañía, mi Mio Cid en castellano antiguo, algo de Psicología al lado de Orgullo y Prejuicio, mis libros de segunda mano en inglés, Agatha Christie y Agatha Christie, mi edición en tapa dura de La Sombra del Viento o mis libros de Medicina mezclados con los tomos de Historia del Arte sin ton ni son. Todos con sus respectivos marcalibros señalando la última página que leí o una cualquiera al azar.
Nuestras horas son minutos 
cuando esperamos saber, 
y siglos cuando sabemos
lo que se puede aprender.
                     A. Machado      
Muchas veces desearía tener al alcance más lugares a los que ir a rebuscar libros antiguos. Pero en el fondo prefiero que sea eso, un deseo, que con mucho se ve realizado un par de veces al año porque, de lo contrario, pasaría el día con un libro en las manos y no precisamente de Medicina. En Londres era tan fácil como buscar la tienda Oxfam más cercana. Había una a la vuelta de cada esquina. Allí la gente acudía todos los días a cientos buscando un libro para los largos y solitarios trayectos en metro; compraban libros de segunda mano como quien compra chicles en un quiosco y casi por el mismo precio. Como ya habrás imaginado, yo pasaba horas ahí dentro... y siempre salía con una bolsa enorme :)

¡Feliz Día del Libro!

Casi te quiero









Pero no por accidente sino por error. 
Porque no hay otra forma de llamar a eso que hubo entre tú y yo.

17 abril 2012

El tren de mi vida

Soy pasajera de un tren llamado Vida. Viajo en asiento individual no fumador con ventanilla. Mi billete dice sólo ida; sin destino, sin regreso. Voy ligera de equipaje pero con un buen bolso de mano. Durante el trayecto me mantengo activa; voy distraída hablando con la gente que pasa a mi lado. Cuando estoy sola miro el paisaje que se ve a través de la ventana. Disfruto del paseo; es muy agradable. Aunque eso no quita que atraviese túneles que oscurecen durante largo rato el vagón y hasta mi mente. Por suerte, son escasos. Veo pasar otros trenes. Algunas veces van muy rápido y nos adelantan; otras, se quedan atrás. Me bajo en todas las estaciones por las que paso y siempre vuelvo con algún recuerdo. Aún no he visto pasar al revisor y, a estas alturas, dudo mucho que haya uno. Me gusta la música que suena en el vagón comedor; la tarareo todo el día. A solas escribo un diario sobre los detalles del viaje. Algún día me bajaré en una estación y no volveré pero el libro permanecerá para los próximos viajeros.     

16 abril 2012

Vil envidia

Como mi historia es larga, tomemos varios puntos al azar...
Cuando estaba en 2º de Primaria sentía gran envidia por L. mi compañera de clase. En particular por su pelo largo, lacio y rojizo que no tenía nada que ver con el mío que era corto, cargado y castaño oscuro -casi negro. 
 
En 2º de la ESO, mi objeto de envidia también estaba relacionado con la estética y, en especial, con el pelo de mi amiga V. De alguna manera era obvio que yo aún no había sido capaz de encontrar mi imagen ideal. Ella tenía el pelo negro, largo y además, ese curso llevaba unos rizos que a mí me parecían perfectos. Luego descubrí que se había hecho una permanente (como las viejas -pensé) y eso le quitó mucha parte del encanto que yo creía natural.

Cuando llegué a 2º de Bachillerato, eso sí que fue un gran paso. Por esta época ya había resuelto casi todos mis problemas de imagen; había conseguido domar mi pelo y cuando por algún motivo me superaba, simplemente lo dejaba en manos de la peluquera. Durante ese curso la verdad es que no tuve mucho tiempo de abstracción ni distracción por cosas mundanas sin importancia como la vida misma. Aunque sí recuerdo que sentí gran cantidad de envidia hacia los universitarios el día que fuimos a conocer la Universidad. Cuando entramos en el recinto y contemplé aquella estampa del Campus de Guajara, con la biblioteca de cinco plantas, el aulario y el césped, quise poder adelantar un año entero y formar parte de aquello en aquel mismo instante.    

Ayy señor, qué bien me embaucaron. Luego resultó que cuando entré en la Facultad de Medicina de césped na nai, la biblioteca sólo tenía una planta y bueno, estaba todo lo demás que mejor no especificar...

En 2º de carrera, tampoco tenía mucho tiempo libre. Ese curso fue una lucha constante; era Bolonia o nosotros. Luego resultó que no era Bolonia sino el EE(...)S (Espacio nosequé de Educación Superior) aunque igualmente se salió con la suya. Si me preguntan por qué podía sentir envidia en aquella época, diría que nada, pues una vez empecé la carrera se fueron cumpliendo los objetivos que me había propuesto: estudios, amigos, novio, fiestas, viajes, coche, etc. al menos de momento. Si me preguntaras cómo veo todo eso ahora, te diría lo que pienso honestamente; pero he dicho si me preguntaras... 

En general no me considero una persona envidiosa. Soy feliz con lo que tengo aunque tuviera mucho menos de lo que tengo. No es conformismo, es saber apreciar lo que poseemos en cada circunstancia. Quién no quiere ropa mejor, un coche más rápido o una nota más alta. Todos -a mí no me engañas. Pero no por envidiar al de al lado vamos a conseguir lo que queremos. Además, entre tú y yo, es un gasto de energía innecesario.  

¡Feliz Lunes!