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24 septiembre 2012

Odd

Plaza de España, A Coruña







  
 
 
Con frecuencia me sorprende la facilidad con la que olvido que hay gente en el Mundo que hace cosas muy muy raras; cosas que van más allá de las extravagantes desviaciones aleatorias normales de mi mente. 

¡Buenas noches!

20 septiembre 2012

Gente "?"

Seguro que te ha ocurrido. Y ahora con los comienzos de curso, más todavía.
Es inevitable que, al conocer a alguien, tardes un tiempo en darte cuenta de si realmente te va a caer bien o le vas a detestar. Ellos son ese gran interrogante en la ecuación de la socialización. Las reacciones pueden ser infinitamente variadas desde personas con las que conectas al instante, aquellos que nunca te cayeron bien y no sabes por qué, los que te sorprenden -positiva y negativamente, los que prejuzgas y luego ese remoto grupo de gente que no sabes cómo clasificar. Esos que aún estás conociendo y que apenas te dan una pista sobre qué puede pasar entre vosotros. Normalmente no me lleva mucho tiempo calar a la gente. Me he llevado alguna sorpresa pero en general mi ojo clínico apunta bien. Por eso me resulta tan aplastantemente desquiciante que tarde más de una conversación en determinar si "sí" o si "no". Pero amigos, me ha pasado. Ahora aparte de las dudas de dermatología y las existenciales inagotables, me veo dudas andantes por el hospital. Yo soy como Cristiano Ronaldo cuando no marca. Aléjate porque puedo explotar.  
\/\/\/\/\/\/\------ ¡¡BOOM!!------\/\/\/\/\/\/\

24 julio 2012

Sinceramente, un no placer

Por supuesto, este post va sobre no conocer gente.
Reflexión de hoy: las últimas tres personas que no he conocido.
A! El chico que arregló los porteros del edificio donde vivo. 
Bueno, no es que tuviera que enseñarme su arbol genealógico, pero creo que lo mínimo después de entrar en mi casa a arreglar el telefonillo era decir un genérico "Hola" seguido de su nombre. Yo lo hago cuando me presento a un paciente que veo por primera, segunda, tercera e infinita vez. En fin, él se lo perdió. 

B! Una antigua compañera de mi madre de cuando hizo el curso de Auxiliar de Enfermería. 
¿Sabes ese incómodo silencio cuando vas con alguien y no te presenta al encontrarse con otra persona? ¡Ouch! A mi ego le duele, más que nada porque es como si no existiera. Vale que puede ser una persona a la que nunca más vuelvas a ver pero, alguien que trabaja en digamos, la entrada a una superficie comercial tan transitada como un Carrefour, pues da que pensar. Sep, porque entre tú y yo sabemos que probablemente volverás a ver a esa persona muchas más veces. Lo peor es que, cuando pase el tiempo, creerás que te has olvidado de su nombre y lo que ha ocurrido es que sencillamente, nunca te lo dijeron. 

C! El peor de los casos, no una persona sino ¡un grupo de personas! Amigos guay del pasado de un amigo mío. 
Guau, ahí sí que se palpa el efecto "ignoring" que te hacen. Imagina la situación... Vas caminando por la calle con tu amigo R. cuando de frente viene un grupo de personas que, al verle, estallan en un común "¡eyyyyy!" (en jerga canaria significa 'Hola, ¿cómo estás? ¡cuánto tiempo amigo! Te he echado de menos pero te veo bien así que cuéntame cómo te ha ido'). Claro ellos empiezan a hablar y enseguida se enzarzan en un intercambio de batallitas de los últimos 5 años en los que no se han visto ni hablado. ¿Y cómo reconocer que eso va para largo? Porque mi amigo se pone las manos en los bolsillos y pose de interesado. Mientras, yo sigo allí plantada (allí... allí... allí...) (eso era el eco de mi voz).

Hola, soy nadie, ¿que tal? Un no placer.   

20 julio 2012

Hoy toca estreno

 ¡Nos vemos en el cine amigos!
Si te preguntas cómo me pueden gustar películas como esta te diré que no sólo me gustan, ¡¡me encantan!! No tanto por el tema, si bien disfruto con una buena trama de acción, sino más bien por la dirección. En general todo lo que haga Christopher Nolan me encanta. A ver si un día de estos le cae el Oscar que se merece por darle a mi héroe favorito la talla que merce y por no contar las cosas del modo más simple. Si no sabes de lo que hablo, te recomiendo que empieces por aquí...

Entre tú y yo, no te defraudará. 

12 julio 2012

Mis series de Verano

Cada Verano hago un "pito-pito" para elegir una serie a la que engancharme durante las semanas que tengo libres. Tras la clausura de la temporada correspondiente de Anatomía de Grey, voy en busca de algo nuevo con que hacer tiempo hasta Septiembre. Por lo general son series de las que no he visto ningún capítulo, que me hayan recomendado o no y que cuentan con considerables temporadas. 

Cuando era pequeña veía lo que ponían en la televisión: Los Vigilantes de la Playa o La Doctora Quinn. Con esto de Internet se acabó la tiranía del mando a distancia. Hace un par de años me iba el glamour y me empapé Sexo en Nueva York de principio a fin. Fue una importante dosis de sexo pero fue soportable; de hecho me encantó y esto hizo que me gustaran más las películas, secuelas de la historia. El verano pasado me dio por indagar en temas legales y acabé con The Good Wife aunque no fue para nada un final, sino el principio de una bonita y sana adicción por los abogados, los hombres con corbata y los pleitos.
Amigos, sin duda [SCRUBS] es la serie de este Verano: otra de médicos para variar. No había oído hablar de ella antes, me la recomendó mi amiga Z. y tiene 8 temporadas hasta donde me alcanza la vista. La empecé a ver y me enganchó desde el primer capítulo. ¡Hecho! Ahora me encuentro a mitad de camino en la historia de estos entrañables y carismáticos personajes que me han propiciado algunas de las mejores carcajadas del Verano y ¡qué demonios! del año entero. Porque lo que es divertido, no necesita tener lógica para que te haga reír. Que transcurra en un hospital, no es más que un mero hecho de emplazamiento. Esta podía haber sido la historia de cualquier novato en cualquier otra situación. Y entre tú y yo, es esa ingenuidad y falta de experiencia con la que tan bien me identifico porque después de tantos años de estudio, sigo sin tener ni idea. Qué quieres... estudio Medicina.

06 julio 2012

En la Comunidad

No sirvo para vivir en una Comunidad de Vecinos.
Tampoco para tener jefes (pero eso lo dejamos para otro día). 
Vivo en un edificio de 3 bloques, 11 pisos cada uno y 2 puertas por piso. Eso hacen 72 viviendas y familias. Y son justamente 72 más de las que yo puedo tolerar, que es ninguna. Si por mí fuera viviría al lado del barranco; todo con tal de no tener vecinos al lado, ni qué decir de tenerlos en frente. 

Están los vecinos omitidos; sí, esos que no sabes que existen. Los familiares, que tienen 4 hijos, 8 nietos y 3 bisnietos y les encantan las visitas los fines de semana. Los kinkis; en todas las comunidades tiene que haber. La radio macuto que te pasa el informe cada vez que la ves. Los verano azul; que sólo aparecen 1 mes al año y cuando te ven entrar al edificio piensan que te estas colando. Los animal friends, que pasean a su perro mañana, tarde y noche, día sí y día también, haciendo el mismo recorrido. Los caraduras, que llegan los últimos y aparcan en la parada de la guagua. Los nuevos papás, que entran con cuna, carrito, capazo, cambiador y ropero nuevo. El médico que, como su casa le parecía poco para él solo, compró la vivienda de al lado y las conectó cargándose una pared pilar (muy bien tío...). Don Limpio, que utiliza el balcón como vertedero particular tirando por él su basura, uñas, pelos y un "etc" que da repelús. La pija, que siendo muy fina para tener un cubito de basura en su casa, deja las bolsas por fuera de la vivienda. A los que les va el tenderete, y sacan bolsas llenas de botellas para tirar a la 1am para que los demás vecinos no los vean (mala noticia chicos, tenemos el cubo de reciclaje al lado y oímos como tiran cada botella). Los gays, que visten igual y tienen dos perros idénticos. La trotadora, que entra con tacones de más de 10 cm los fines de semana a las 4am, como si estuviera participando en una competición. Los religiosos, que van a misa y vuelven cargados de panfletos que meten en los buzones de correo de todos. La Doña que es viuda y vive sola con sus caramelos de menta que te ofrece cada vez que te ve. La Doña que es viuda y vive sola con una tarifa plana de ADSL y nunca la ves. El revolucionario que ameniza cada reunión de la comunidad hablando sobre trabas legales, hacer nuevos presupuestos para pintar, cambiar las puertas, poner plantas de plástico en los pasillos, volver a pintar, cambiar los balcones y cosas no exentas de disputas así. Ah, y cómo no nombrar a la Presi de la comunidad; pero por raro que te parezca no haré ningún comentario sobre ella porque, en mi opinión es una vecina razonablemente normal. Tiene un marido que trabaja como jardinero y por ello, tiene un patio increíblemente bonito; siempre va muy elegante vestida y es bastante simpática. No me suelo tropezar mucho con ella pero me impresiona favorablemente. Lo más probable entre tú y yo, es que tenga un cadáver hecho picadillo escondido en alguna parte; o simplemente sea la excepción en un edificio excepcionalmente notable.     

Guau, me gustaría saber si el resto de comunidades de vecinos son tan interesantes.

21 junio 2012

Mi propio agujero negro

Una vez me dijo mi amigo K. que yo tenía mi propio agujero negro, que cada vez iba atrapando a más gente.
La razón por la que dijo esto es sencilla: porque hay muchas personas que me caen mal. No suele ser así desde el principio; salvo por algunas excepciones que, sin tener motivo me llevan al rechazo. ¿Instinto? ¿Impertinente? ¿Prejuicos? Vale, lo que sea. El caso es que cuando esto ocurre, hago lo que yo llamo "pasar página". Me gusta bastante, le llegué a coger el truco rápidamente y hubo incluso una época de mi vida que era un continuo pasa-páginas. Esto no es natural. O sí. Porque según las leyes físicas de los agujeros negros, lo habitual es absorber materia (véase personas). Muy pocas veces he ido al rescate de alguien que se había perdido en las profundidades de mi agujero negro. Tengo poca paciencia, qué te digo. Y la poca que tengo, la alargo para llegar al máximo rendimiento en aquello que realmente merece la pena. Por eso es que a mí no me valen palabritas entre tú y yo como "podemos quedar como amigos" o "vamos a darnos un tiempo" o "no puedo darte lo que necesitas". Tampoco soporto la falsa modestia "ay, llevaba el examen fatal pero al final aprobé (nota=9'8)". Me resulta fácil desprenderme de la gente con la que no me siento cómoda o a la que no trago

¿Mecanismo de defensa? Ya te digo... y de ahorrar tiempo y energía cósmica.
Deb's own Black Hole

19 junio 2012

Orgullo y prejuicio

Con mi recién estrenado tiempo libre he decidido hacer algo de provecho. Así que ayer estuve un buen rato dando vueltas por Facebook. Eché un vistazo a las últimas actualizaciones de mis contactos, a las numerosas fotos de playa, excursiones y fiestas varias. Guau. Yo aún no he tenido tiempo de llevar a cabo mi plan de pasarme por la biblioteca a buscar el libro más gordo que encuentre (que seguramente será Los Pilares de la Tierra) y ya la gente ha hecho todo eso. Bueno, pero a lo que yo iba... resultó que entre las fotos de mis amigos encontré una cara conocida. 

Se trataba de una chica un curso mayor que yo, a la que, por motivo de estudios había visto mucho durante el último año: es la primera en entrar a la biblioteca cada día. Y no contenta con eso es la guardiana del silencio hasta que se marcha, bien entrada la tarde. Esto no me molestaría si no fuera porque aún conociéndome, me manda a callar igual que a una hormonada estudiante adolescente cuando comento algo con mis compañeros. Al principio no tenía motivos para ser tan antipática conmigo (y con todo el mundo) hasta que casi la atropello un día en el parking de Medicina. ¿Qué quieres? Salió a toda mecha detrás de una furgoneta con cristales negros. Meses y meses viéndonos a diario y nada, ni un triste hola. Quien dijo que el estudiante de medicina tiene espíritu comunicativo no conoce a esta chica. En la foto en la que la reconocí ni siquiera estaba sonriendo y eso que estaba rodeada de amigos. Tenía la misma cara estresada que llevaba siempre. Recordé la última vez que nos vimos: yo entraba a los servicios de la biblioteca (que asco de vida tengo) cuando justamente ella salía, casi nos chocamos. ¿Tú oíste cómo dijo hola? Porque yo tampoco. Será una de esas personas que no hablan con desconocidos ni conocidos. A lo mejor, inconscientemente, se aisla en su burbuja sin creer necesaria una mínima comunicación con el mundo exterior. A lo mejor, ella es así. Pero es que, por alguna razón, yo creía que eran características humanas la empatía y la simpatía. 

Lo más probable es que sea alguien excepcional y entre tú y yo esté sesgando su persona con mis comentarios pues nadie me manda criticar sin conocer. Pero es inevitable que sienta un cierto resquemor por su orgullo, que hiere el mío, cuando me parece ser invisible ante los ojos de alguien que, siendo como yo, se cree lo bastante alto como para no verme. Estoy aquí, gracias.    

17 junio 2012

Cosas de domingos

Tengo un amigo que odia los domingos (desde mi escritorio le envío un saludo a D.). Pero qué sería de una semana sin un día de descanso para levantarte tarde, comer cualquier cosa o reunir a la familia (¡Dios me libre!), ir al parque a la playa y pasar el día fuera o sin salir, acompañado de amigos o de un buen libro. En definitiva pasar el día contigo mismo. Sin uniformes, sin roles... mismo. Supongo que una persona muy activa rechaza la pasividad de los domingos pero es bueno a veces olvidar el reloj en casa y abstraerse pensando en nada, caminar hacia cualquier lugar y dejarse llevar por... lo que sea. Al menos así es como lo veo yo

¡Feliz Domingo!
Hyde Park, Londres

02 mayo 2012

Por enésima vez ¡yo no tengo porno!


Eso mismo decía esta tarde cuando mi portátil murió a las 15:35 por culpa de un virus. Las tareas de reanimación me llevaron toda la tarde y suplicando estaba para que no se me borrara nada. ¿Qué ocurrió? Que mi ordenador "cogió un bicho", el virus Ukash conocido como el virus de la policía porque cuando se te queda bloqueado el ordenador te aparece una pantalla, con el icono de la Policía Nacional y todo, que te pide el ingreso de 100€ através de Ukash por tener en tu ordenador pornografía, material terrorista y por SPAMear mensajes de ese tipo.Ya...

La primera catástrofe ocurrió en el ordenador principal de mi casa, que es el de mi padre, hace ya unas cuantas semanas. Cuando mi madre y yo lo vimos, visualizamos al momento la reacción de mi padre al vover a casa ... cogería la torre y la lanzaría por la ventana, acabando así con los problemas tecnológicos... pero para evitar que esto sucediera decidimos investigar por nuestra cuenta y tratar de solucionarlo. En vano. Dos horas más tarde seguíamos igual que al principio: en modo seguro y con nulas perspectivas. Entonces llamé a unos amigos (¿para qué si no?) y resultó que D., el primo de mi amigo C., está en Informática y supo en 0,2 segundos poner solución al problema y al brote de cólera en potencia de mi padre. 

Hasta ahí todo quedó en anécdota. 

Pero hoy... ¡ha aparecido en mi ordenador! Por alguna extraña razón, en mi familia tenemos una atracción natural por los problemas tecnológicos. Yo al menos los llevo mejor que mi padre, no hago amago de tirar nada por la ventana, sólo me cabreo un poco y amenazo con comprarme un ordenador nuevo. ¡Juajuajua! Pero este virus no sabía en dónde se metía porque en cuanto lo detecté con mi agudo ojo clínico (la pantalla se bloqueó y empezó a encenderse y apagarse sin control) puse la maniobra de rescate en marcha. ¿Quieres saber cuál es? Pues lo siento, pero eso quedó patentado entre D. y D.. (En verdad es que no me apetece escribir el rollo tecnológico en el blog pero vamos, quien tenga dudas, que pregunte) :)

¡Buenas noches!

06 marzo 2012

¡Con un par de huevos!

Estos días he estado de antojo. 
Como si estuviera embarazada (que no) y sólo quisiera helado (que tampoco).  
Tú sabes a lo que me refiero. El cuerpo te pide algo desesperadamente. A veces te tiene en vilo un tiempo hasta que identificas el objeto del deseo. ¡Incluso llegas a angustiarte! Das una vuelta y buscas inconscientemente aquello que deseas echarte a la boca (en sentido digestivo,  no me malinterpretes).

En mi caso, por fin hoy descubrí qué era... Sí, he descubierto que soy una amante de la cebolla frita. Pero mejor que esto quede entre tú y yo, porque ni con toda la lírica del mundo podría explicar lo mucho que me gusta algo que se sirve bien caliente y con un par de huevos ;)

¡Que aproveche! 

30 enero 2012

El siguiente salto

Ya no recordaría lo último que te conté si no fuera porque aquí todo queda. 
Para aquellos que perdieron el hilo o algún tornillo por el camino, les cuento que acabo de superar la nueva forma de tortura legalizada -los exámenes de enero universitarios- y con excelentes resultados. Mm, puede que el 2012 sí que sea mi año. Pero, ¿dónde ha estado Deb todo este tiempo? ¿haciendo qué? ¿cómo? ¿con quién? ¿hay algún nuevo quién?


Pues mayoritariamente he estado bibliotecando con mis buenos amigos C., Z. y G. en la sala de estudios del TEA. Esto incluye fines de semana y días festivos. Esto implica toneladas de apuntes de Oncología Médica, Aparato Digestivo y Cirugía así como de Ginecología y Obstetricia. Esto supone muy pocas horas de sueño y una cantidad de cansancio inversamente proporcional. Las Navidades pasaron tan rápido como llegaron y tras descolgar el "Merry Christmas" de la puerta sólo quedó una larga y dura caminata hacia los exámenes. Primero el test de Oncología, luego el de Digestivo y finalmente el oral de Ginecología. Pasaban los días sin que pudiera hacer diferencia entre lunes o domingos; todos me parecían lo mismo. Había un marcado silencio en Facebook y consideraba afortunado el día que podía hablar con mis amigas aunque fuera sólo un rato. Empecé a considerar maquillarme como un lujo y mis flores... sin comentarios.


Amor... lo que se dice amor suena a esquívo en mi cabeza. De hecho, en un mes hay bastantes oportunidades para sufrir un flechazo profundo pero lamentablemente no hay tiempo suficiente como para conseguir una inicial. Será cuestión de volver a la biblioteca algún día para pillar desprevenido al sujeto del deseo leyendo el periódico en la sección de Hemeroteca (o en las sillas para viejos según mi amigo C.).  

Pronto empezó a sonar una nueva canción en boca de todos, con la ley SOPA y el posterior cierre de Megaupload como acordes principales. Ilusa de mí que creía que vería el final de Anatomía de Grey. Para colmo, a mitad de mes el antivirus de mi portátil decidió prejubilarse y darme la lata hasta que consiguió superarme y lo di por caso perdido. Es más, terminé por no llevarlo ni a la biblioteca porque hacía tanto ruido que parecía que tenía una turbina de un boeing 747, en vez de un portátil. La verdad es que a veces me dan ganas de...
¡No! Control... Como dice mi amiga Z. hay que probar ejercicios de respiración si hace falta aunque sinceramente, a mí eso sólo consigue asfixiarme más. Infusiones. Bolas chinas. Pastillas. Valeriana. Imaginar a la gente desnuda. Vitaminas. ¿A ti te funcionan? Porque a mí no. De hecho sólo pensar en presentarme a un examen oral es suficiente para que no pueda echarme nada a la boca durante 3 días. Qué malos son los nervios. Y por si presentarse al examen no te parecía poco, luego vienen los dolores de cabeza y las pesadillas residuales al terminar. 
En días como los recientes mi padre todavía me dice: "pero, ¿por qué coges tantos nervios si ya has hecho miles de exámenes?"
Sinceramente no lo sé, aunque lo intuyo. Es una reacción superior a mí, primitiva, como lo son el hambre y el sueño. He hecho cientos... no, ¡miles! de exámenes y aún así cada prueba es un reto mayor. En vez de aprender a saltar los obstáculos, y dominarlos, cada convocatoria es cien escalones más alto y angustioso. Supongo que se debe a que ya no hablo de Conocimiento del Medio ni tengo inmensos exámenes de 2 temas.
Los nervios ante un examen son una experiencia universal. Todo el que haya pasado por esta situación, todos los que han sido o son estudiantes, saben bien a lo que me refiero. Malas noches y peores días conteniendo el estrés, el cansancio y luego el insomnio, los dolores de cabeza, las náuseas, la gente que habla en la biblioteca (como yo), los escalofríos, las ganas de acabar con tu vida y la de los que hablan en la biblioteca, la incertidumbre, el malestar y, finalmente a veces, las lágrimas. Descrito así me suena a la idea que tengo de mis futuras Guardias de Residente aunque espero que no sean tan dramáticas.
Mi padre me dijo también: "Supongo que será porque te juegas más. Ocurre como con los paracaidistas, a mí me decían que cuanto más saltaban, más miedo tenían porque mayor era la caída".
Y con estas palabras me quedé. Porque me parecieron la conclusión perfecta para mis dos útimos meses, de los que gracias a mis amigos, guardaré muy buen recuerdo y porque, entre tú y yo, mi padre sabía de lo que hablaba.

¡Feliz salto a la Rutina!

02 enero 2012

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Ya no es momento para lamentaciones, pensar nuevos propósitos, aprender lecciones o hacer balance de lo que fue el (si me lo permiten) truculento año 2011. Fuera lo que fuera, ahora forma parte del capítulo anterior. De nada sirve echar un vistazo atrás si no es para proyectar lo adquirido, en el futuro. 
Por mi parte, el año se despidió con Sonrisas y Lágrimas en el sentido más amplio de ambas palabras. Le di un respiro a mi machacado y mustio corazón y me dejé emocionar por unas cancioncillas pegadizas con una melodía maravillosamente familiar. Y descubrí que no hay nada que me regocije más que una bonita y tierna historia de amor. ¡Aww!... Pero al caso, aparte de un ligero salto en el calendario, mi vida sigue sin cambios evidentes. Cierto es que continúo estudiando para mis exámenes de Enero (y desde aquí le envío un abrazo a C. por ser un buen amigo y aguantarme tantas horas en la biblioteca sin quejarse de dolor de cabeza), los vaqueros han encogido y me quedan más ajustados, tengo algo menos de pelo y de dinero, mis orquídeas están en peligro de extinción, mi horóscopo dice que en 2012 voy a seguir soltera y los lunes siguen siendo igual de detestable que siempre.

Mis ánimos van cayendo en picado al mismo ritmo que aumentan mis niveles de estrés en sangre aunque siempre hay un momento para dispersarse. Uno sólo.

Ya estamos en 2012, amigos. Si los Mayas se equivocan, veremos otra Nochevieja, pero para eso falta bastante aún. Mientras, sólo nos queda ponernos a funcionar, retomar las cosas donde las dejamos el 31 de Dic. (los que lo recuerden, ¡jajaja!) y continuar el camino por las páginas de nuestra nueva agenda. 

No tengo la más remota idea de qué puedo esperar de los próximos 12 meses: con qué amigos quedaré (no en plannn cita), quién me invitará a salir (ahora sí en plannn cita), qué exámenes aprobaré (espero que todos), a dónde me llevará la vida (o Ryanair), qué vestido me voy a poner (para la boda de mi amiga K.), si me volverá a retwittear @el_gallo_maximo, a qué series me voy a enganchar (si acaba Anatomía de Grey) y así sigue un largo etcétera de incógnitas. Pero, entre tú y yo, si hay algo que tengo muy claro respecto al nuevo año es que no será en nada parecido a todo lo anterior ;)

Con mis mejores deseos para un ¡Feliz Año Nuevo!

08 noviembre 2011

¿Cómo ves el vaso?

No. No hay verdades a medias ni misterios ocultos que valgan cuando nos preguntamos cómo vemos el vaso. No es una cuestión física ni psíquica. Tú sólo mira al vaso...

Ya sabes que soy una positiva casi patológica y me encantaría poder decirte que escoger la opción "el vaso está medio lleno" tiene un efecto importante en tu vida, pero eso sería una falacia (o si no lo es, debería serlo). Lamentablemente, si miras detenidamente al agua que hay en el vaso verás que por encima "el vaso está medio vacío" o también medio lleno de aire (claro, porque el aire está arriba por... alguna ley física que me tendré que estudiar si quiero aprobar Biofísica). Por tanto, no está ni medio lleno ni medio vacío sino ¡las dos cosas! ¿lo ves? No hay un vacío completo ni se está desbordando sino un término medio. Porque la vida no es tan sencilla como un vaso medio vacío o un vaso medio lleno sino el desequilibrio entre los dos.

La próxima vez que te pregunten cómo está el vaso qué diras, ¿medio lleno o medio vacío? 
Entre tú y yo, ¡lo que tú quieras!

05 noviembre 2011

Y al tercer día


El chico que conociste en aquella fiesta te llamará. 

Porque necesita un día para encontrarte a tí y dos días para encontrar el valor, porque lo que hubo entre él y tú se merece una petición de amistad y porque a la tercera va la vencida, ¿no? 

 
Te lo digo yo: ¡NO! Creo que el 3 es un número que está sobrevalorado, tal vez para dejarnos engañar por la derrota y dejar de inistir si a la tercera no conseguimos nuestros propósitos. Sé que es frustrante encajar cualquier decepción, pero estoy segura de que aquello que perseguimos será nuestro, si lo queremos... porque el premio es para los obstinados, para los que se atreven a seguir intentándolo, sólo para los que saben qué viene después del tres.

Keep on dreaming! Keep on waiting! Keep on trying! 
¡Feliz sábado!
 

Knowing me, Knowing you

Cuando la historia nos lleva de los chicles al café. 

        Continuando con el material de estudio, nuestro relato sobre el amor entre libros continúa con un estuche estratégicamente situado, habilidosamente olvidado y casualmente recogido por mí. Sabía que era de este chico; el 'raro' que llevaba un mes viniendo a la misma biblioteca, sentándose en la misma mesa y estudiando las mismas 150 páginas; el que había tardado menos de una semana en pasar de un inocente "hola" al "perdona, ¿tienes un chicle?". Ahora me veía saltando al siguiente escalón de la historia pero ni un centímetro más elevada del suelo.

       Típico... se olvidó el estuche. Yo sabía perfectamente que era de él, ¿qué podía hacer? Sí, tal vez dejarlo donde estaba hubiera sido una brillante opción pero por esto de ser buena persona decidí no dejarlo abandonado en la mesa y me lo llevé conmigo. Se lo entregaría a la mañana siguiente. 

       Por si te lo estabas preguntando: sí, abrí el estuche. 


       Me sentí como se tiene que sentir un Residente de Cirugía de primer año; lo abrí, miré dentro y me dije "a ver que encontramos aquí dentro". Si hubiera visto el lápiz sin afilar, los bolígrafos destapados y la tinta ensuciando el material del estuche habría deducido que estaba frente al estuche de un chico cualquiera pero no fue así. Impoluto, ésa es la palabra. Los bolígrafos, subrayadores y el portaminas estaban bien tapados, no había restos de goma ni manchas de tinta. Miré de reojo al mío y al ver los post-its asomando con las puntas arrugadas, un rotulador sin tapa y un bolígrafo que hacía dos semanas que no tenía tinta sentí vergüenza me dieron escalofríos e hice un amago de recomponer mi propio estuche tirando a la papelera unas bolitas de papel que tenía dentro acumuladas. 

       Al día siguiente le devolví el estuche y me lo agradeció invitándome a un café. Acordamos ir a la cafetería sobre las 11.30 porque era la hora a la que mis amigas y yo tenemos acostumbrado hacer un descanso para desayunar antes de ir a clase. 

       10.40 "Estoy muerto de sueño, ¿te importa que vayamos ya?"
                   (Pues da la casualidad de que ni tengo hambre ni he terminado de estudiar)

       Por alguna razón él parecía estar desesperado por salir de la biblioteca y yo no pensaba quedarme a solas con él así que convencí (arrastré) a mi amiga K. para que viniera con nosotros. Finalmente fuimos. Él pagó mi café tal como había prometido y yo le di las gracias como correspondía. 

       Nos sentamos los 3 en una mesa, él estaba sentado frente a mí. Buscamos de qué hablar, claro que conocer a alguien por primera vez e intentar hacerle justicia no son dos tareas que puedas realizar en 15 minutos. Pero lo intenté a pesar de que, por alguna razón, no me sentía cómoda allí. Mientras yo revolvía el azúcar en el café aún muy caliente, él terminaba de beberse el suyo, ¿no tenía sensibilidad en la boca? ¡Estaba ardiendo! Mi participación en la charla se limitaba a un "ajam", un par de "¿sí?" y muchos "uhmm". Parecía que la conversación siempre tenía que girar en torno a él: lo que le había ocurrido, lo que compraba, el móvil que tenía, las clases que tenía, los libros que usaba... La charla empezó por nuestros móviles, pasó por la inutilidad ((sí, ya...)) del iPad, la competitividad entre compañeros y siguió con apagones de luz, ratones que se comen los cables del teléfono y lo frustrante que es no poder ver Sálvame Deluxe ((so what?)). Cuando hablaba, gesticulaba exageradamente y daba repentinos golpes en la mesa que llamaban mi atención no sin crear cierta ansiedad. Estaba inclinado sobre la mesa y, a pesar de estar al otro lado conseguía salvar la distancia entre él y yo con lo que no se me pasaba que estaba demasiado cerca.

       Tenía algo que no me gustaba... 

       Terminamos en la cafetería y mientras caminábamos de regreso a la biblioteca me dijo que si yo quería, podía darme su número de teléfono para estar en contacto ((¡No, gracias!)). Me saqué una mentira de la manga y me inventé una excusa. 


       Me gustaría poder decirte que estoy de acuerdo con que no hay que juzgar a las personas antes de conocerlas. Me gustaría poder creer esta gran verdad que una vez leí en el reverso de un sobre de azúcar y me pareció una premisa universal. Pero cada día vuelvo a confirmar mi teoría: Todos prejuzgamos a una persona antes de conocerla porque es casi totalmente... ¡inevitable! Algunos con más intuición aciertan; otros, se equivocan y cambian de opinión más tarde pero la cruda realidad es que a diario todos somos objeto de los prejuicios, las sentencias y las apelaciones. Con esto termino diciéndote que detrás de un chico que te parece un raro lo que hay es ¡un raro!.

¡Feliz noche!

29 octubre 2011

Perdona, ¿tienes un chicle?

Aunque no lo creas, todavía hay quien usa esta técnica para ligar en la biblioteca.
Y lo peor de todo es que funciona.
Recientemente me he visto envuelta por accidente en una loca historia de amor y romance en la facultad. Todo empezó porque dos de mis amigos (ya sabes que no me gusta señalar ···> K. y K.) decidieron un día hacer de cupido improvisado a tiempo parcial, ¡pero no para mí!   

Respecto a la parejita, tanto a él como a ella los conozco sólo de lejos y sólo de vista pero la opinión que ambos me merecen es bastante buena. Los dos estudian lo mismo pero en distintos niveles. Los dos estudian en la misma biblioteca y los dos están solteros. Ni él ni ella sabían de la existencia del otro hasta este momento. ¿No es excitante? Tan sólo hizo falta un empujoncito y se puso en marcha toda una enigmática cascada de reacciones y, más importante, sensaciones. Le explicaron a él cómo era ella y cómo podía encontrarla. "¿Y ya está?" pregunté yo escéptica. "Ahora hay que esperar..."- me dijeron, aunque para mí el término esperar sólo era aplicable a las orquídeas -"si él tiene interés se acercará a ella y le pedirá la hora o le preguntará cualquier cosa".
¿Surgirá el amor? Quién sabe. De momento, la flecha ha sido lanzada y todos contenemos la respiración mientras sigue en vuelo.  

Pero... ¿pedirle la hora? ¿en la biblioteca? ¡si hay un reloj al fondo que se ve perfectamente! Creo que mis amigos se quedaron un poco obsoletos en esto, ¿qué chico se acerca a una chica con tal pretexto? Te lo digo yo: NINGUNO. Nadie se te acerca y comienza una conversación con un "oye, ¿tienes un folio de sobra?" con intenciones que van más allá de conseguir una hoja de papel. Puede que publique en tu muro cuánto te quiere o te dedique un tweet porque cada día más somos capaces de empaquetar el @mor y otros abstractos en 140 caracteres, todo un reto. Pero dos personas pueden verse cada día durante meses antes de decidirse a empezar una conversación. Entre tú y yo, a veces puede ser... complicado.

Y además tengo el ejemplo perfecto para terminar de convencerte.

Hay un chico que estudia en la misma biblioteca que yo; nos vemos todos los días desde que empezó el curso y yo comencé a preparar mis exámenes. No le conozco pero eso no es obstáculo para ser educada y devolver el saludo cuando me dice hola al pasar por mi lado. La semana pasada estaba estudiando cuando en un momento determinado llamó mi atención y dijo "Perdona, ¿tienes un chicle?". Estaba claro que quería un chicle, ¿¿no??

¡Feliz fin de semana!

26 octubre 2011

Mentes paralelas

Seguro que tú también conoces a alguien así. 
A veces nos encontramos con mundos paralelos al nuestro, inalcanzables. Son esas personas que aún queriendo que formen parte de nuestra vida nos abocan a los des-encuentros y las des-casualidades. Las vemos a nuestro lado y alrededor, caminando junto a nosotros durante un tramo del sendero al fin y al cabo, limitado. Son esas personas que ni te conocen ni dejan que las conozcas del todo, indescifrables. Puede que compartan contigo una hora, un fin de semana o cinco años pero al final podrás decir casi tan poco acerca de ellos como al principio. Son esas personas que escuchan lo que tienes que contarles y luego ellos no aportan nada suyo. Permiten que el espacio que se extiende entre nosotros se vicie con trivialidades, algún día bueno y no sé qué más. Son esas personas cuyo secreto mejor guardado es su verdadera identidad. Se refugian en la introversión y pasan por el mundo de puntillas. Lástima que las rectas paralelas no estén hechas para las intersecciones y lástima que las matemáticas sean tan exactas.  


Reciproci... ¿qué?


Hoy, al llegar a casa, no tuve más remedio que aparcar el coche bastante lejos. Además de estar bastante cansada tuve que caminar un tramo. En mi trayecto me crucé de frente con un chico bastante bien parecido que me dijo "hola" pero no lo conocía, así que no le respondí al saludo y seguí caminando. Para cuando llegué al portal de mi casa aún seguía tropezándome con mi estupidez y mi fanfarronería.
Más tarde, tuve que salir a la calle de nuevo y para mi gozo estaban poniendo multas a un par de coches mal aparcados. Saqué la llave del coche y uno de los policías se quedó mirando, a la espera de comprobar si yo era dueña de alguno de aquellos coches. Entonces dije "hola". Pero si hubo respuesta se evaporó antes de que yo pudiera escucharla.
Recordé en ese momento, lo que había ocurrido antes y no pude evitar la asociación. Recibimos lo que damos; llámalo karma, destino, causa-efecto... Aunque creer esto es un acto de fe y sin base que lo sustente, aparece vulnerable frente al arrollador puñado de nombres de "gente buena a la que le ocurren cosas malas" que podría citar ahora mismo. A lo mejor sí que unos nacen con estrella, otros nacen con la luna y otros, con nada. A lo mejor, creer que podemos influir en lo que nos da la vida es creer que tenemos demasiado poder. Pero entre tú y yo, ¿y si lo del factor suerte era mentira? Yo por si acaso, seguiré pensando en positivo pero con los dedos cruzados ;)