13 abril 2020

Y entonces, ¿qué es el poder?

Sin salir de casa y mediante vídeo-llamada.
Así se escribe nuestra Historia en estos días.
En el medio del Coronavirus, de esta crisis global, cada uno de nosotros va librando a diario sus pequeñas batallas al Presente que... ¿nos atemoriza? ¿nos priva de nuestra libertad? ¿nos merecemos? ¿nos ha tocado? ¿? Todo lo que quieras, pero aquí seguimos. Confinados, cansados, locos de la cabeza. Y yo no me quejo, aunque podría, porque no he dejado de trabajar y mi rutina vital ha seguido siendo más que menos la misma: levantarse, trabajar, comer, comprar, volver a casa y buscar algo productivo que hacer, escribir entre tú y yo, ver las noticias y dormir. 
Pero es inevitable mirar al frente y quedarse F-L-I-P-A-N-D-O. 
Tenemos butaca de primera fila para el streaming de esta película apocalíptica en la que estamos y en la que Bruce Willis aún no ha aparecido para salvar al Mundo. A lo mejor es que nadie puede. Cada día vemos cómo países, que son potencias mundiales, se desestabilizan y van cayendo uno a uno como un castillo de naipes que ha salido volando por un soplido. ¡ZAS!

Ayer mirábamos a Italia pensando "¡ay, los pobres!" porque aún nos quedaba lejos. Luego, cuando nos tocó en España, lo sentimos como una puñalada directa al corazón y no quisimos ni mirar. Ahora es Estados Unidos el que está en la UCI. Nooo, el lugar donde se cumplen los sueños (al menos los de algunos). Parece irreal que pueda sucumbir...

Ahí es donde, según se podía intuir, la pandemia podía tener un verdadero impacto debido a su gran población y su estilo de vida pero cada día vemos que, en todos los casos, los modelos pronósticos se habían quedado cortos. Mirar estas curvas no sólo da vértigo. Da miedo.


Datos epidemiológicos vía El País (13/04/2020)

Nueva York: una porquería de isla con una asquerosa élite minoritaria que amasa las fortunas del Mundo en sus carísimas residencias de Long Island o en los multimillonarios áticos de lujo en Central Park viviendo a todo tren y, por contra, un grueso de población pobre, desatendido, para el que la Sanidad es un lujo inaccesible (aunque prioritario) y que ahora llena las fosas comunes de la isla de Hart. ¿Ves bien de qué pie cojea esta sociedad? Encima son tan ignorantes que han dejado caer a su mano obrera, sus trabajadores, los que levantan con su esfuerzo ese pedazo de país. Si algo ha quedado claro con todo esto es que: 1) No conocen quiénes son su pueblo y 2) No saben protegerlo. Ahora se aferran a un clavo ardiendo: importamos un puñado de sanitarios y gente que trabaje en el campo para que nos salven. Pero, ¿saben qué? Ya es demasiado tarde, hace tiempo que quemaron todos esos puentes que necesitan. Eso pasa cuando piensas que puedes con todo. Van a hundirse en lo más profundo... 

Da asco. Y no podía dejar de escribir esto porque es Historia y aunque parezca ficción, es real y lo estamos viviendo. Cómo algo tan insignificante, como un virus, puede tumbar al más poderoso. ¡ZAS! Un soplido... y toda esa ilusión se desvanece, fugaz, como una tormenta de arena dejando a su paso nada más que un montón de polvo.
Y entonces, ¿qué es el poder? 
Acaso no son los súper-héroes, los que tienen "poderes", los que ayudan a los demás, los que luchan por el bien común. Para qué es el poder, ¿si no? Entonces, ¿por qué el dinero es poder si no nos sirve para lo importante? ¿Cuándo dejó de preocuparnos lo más mínimo compartir: riquezas, recursos, oportunidades? ¿Por qué nos hemos vuelto tan egoístas y avariciosos? ¿Cómo pudimos pensar que podíamos tomar sin permiso lo que quisiéramos sin respeto alguno? ¿Cómo puede vanagloriarse un país tan codicioso por despreciar a su pueblo, venga de donde venga, y además nosotros concederle tanta importancia? Da asco...

La naturaleza es cruel, si no busca algún documental de animales de los que pone la 2 al mediodía y lo comprobarás. Por qué iba a ser menos cruel con nosotros, que somos la peste de este planeta, la auténtica plaga que ha arrasado sin respeto alguno con todos sus recursos preciosos. No puedo decir que nos merezcamos esta pandemia pero sí confieso que deseo que nos resetee. Porque nos hace falta un CAMBIO RADICAL. Como un ordenador cuando no responde y nos afanamos por apagarlo como sea y al final la solución es hacerle un borrado y empezar de cero. Lo mismo deseo yo ahora. Que el planeta sea benévolo con nosotros y nos deje arrancar de nuevo. 
Ahora puedes indignarte conmigo o pasar de mí.
Pero, vayas en la dirección que vayas, espero que estos acontecimientos no pasen por delante tuyo sin generar en ti el cambio que necesitamos.
Porque aquí y ahora, tú y yo, vamos a decidir qué Mundo deseamos tener.

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