No tienes la sensación a veces de que, hay cosas que, por mucho que las intentemos cambiar, siempre vuelven a ser de la misma manera. No importa lo lejos que vayas para cambiarlas, al final vuelven a ser como eran, como siempre fueron, como tú y yo sabemos que deben ser. Cuando veo que me ocurre algo así, no puedo evitar pensar que estaba determinado. Ya sé que es una tontería pero a veces, dejarse llevar por los impulsos de uno mismo puede formar parte de un plan mayor.
03 marzo 2013
Pushed
02 marzo 2013
El disco rayado
Esa idea repetitiva en tu cabeza.
En mi caso es un musical; una sucesión de canciones que danzan a sus anchas por mi ático. Qué decir, cuando algo te llega, te llega. Y en mi caso, esta historia-película-musical me captó desde el primer momento. La vi en el cine al terminar los exámenes de Enero y, sin haber escuchado una canción ni haber leído una crítica, compré mi entrada concienciada de los 152 min que me esperaban: música, drama y revolucionarios. Venía avalada por un Hugh Jackman, Russell Crowe, Anne Hathaway, Amanda Seyfried, Helena Bonham Carter y Sacha Baron Cohen, al menos que yo conociera. Descubrir más tarde que gozaba no sólo de grandes estrellas, sino de un elenco increíble que daba forma a esta producción sólo pudo elevar la opinión que ya se gestaba en mi coco, sobre la misma. Buscando -ansiosa, estos días en una página sobre cine acerca de su puesta a la venta di con las críticas del populacho del gremio cinematográfico. Las primeras que aparecían son las siguientes:
"Como fiel adaptación de un musical tan querido, 'Les Miserables' dejará muy satisfecha a su legión de fans. (...) La miseria y la agitación de la Francia de principios del siglo XIX se transmiten con una viveza de la que Victor Hugo estaría orgulloso." Justin Chang - Variety
"Tal y como demuestra el longevo éxito de la obra, habrá mucha gente emocionalmente susceptible que está preparada para tragarse esta cosa, pero ello no significa que sea buena." Todd McCarthy - The Hollywood Reporter
"Además de ser una fiesta para los ojos y los oídos, 'Les Misérables' rezuma humor, desamor, una emocionante acción y un encantador romance. (...) es perfectamente maravillosa. Puntuación: *** (sobre 4)" Peter Travers - Rolling Stone
Vamos, que para gustos, colores y en definitiva un 7'5 sobre 10. El cine musical no es para todos, pero entre esos acordes y yo, hubo pasión, emoción, esperanza, perdón y libertad. Todos los ingredientes para que una historia vaya directa al estrellato y me capte como fan forever and ever. Yo me quedo con Los Miserables. Si no la has visto, te lo recomiendo. Abstenerse si no te gustan los musicales.
01 marzo 2013
Se busca
"Servicio clínico en un Hospital de tercer nivel -hospital de referencia, que ofrezca contrato para realizar Residencia durante 5 años. Debe ser limpio, ordenado, multitasking y con recursos. Los componentes del servicio deben ser simpáticos, didácticos, que trabajen en equipo y con una edad media que no ronde los 80 años. El Jefe de Servicio debe ser empático y con aptitudes de liderazgo. Número de guardias por determinar. Se valorará que permita obtención de Doctorado y reciba alumnos universitarios. Interesados ponerse en contacto".
¿Qué buscar si no, cuando toca saltar de la Facultad al Hospital?
Si es que quieres estar en uno, porque tranquilamente podrías optar por trabajar en un Centro de Salud y olvidarte de pasar por edificios de más de cinco plantas. Está claro que cada estudiante de Medicina tiene más o menos claro dónde quiere acabar trabajando. Pero después, lo que ocurra tras el MIR puede ser tan distinto... Lo importante es saber en qué sitio encajas mejor, qué tipo de pacientes querrás ver y donde no claramente, quieres acabar. Por ejemplo, acabar en un zulo oscuro viendo radiografías no es lo mío, ¡jajaja! Con todos mis respetos entre mi amigo radiólogo N. y yo. Ya se verá. Antes o después, algún servicio me tendrá que adoptar, ¿no? Espero que cuando llegue ese día, aún quede algo de lo que fue un Sistema de Sanidad viable, aunque tal como están las cosas, lo más sensato parece ser coger las maletas y marcharse rumbo a donde quieras.
Ayer salía en un periódico de las Islas, la siguiente noticia con el primer planazo de mi profesor de patología digestiva y jefe de Cirugía del Hospital Universitario de Canarias (HUC)...
Por si fuera poco, en el mismo diario aparecía una foto de nuestra Facultad en plena portada como encabezado de la siguiente noticia...
Espero que no llegue el día en que haber estudiado en la Universidad de La Laguna, se convierta en un privilegio y en pasado.
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28 febrero 2013
26 febrero 2013
Así, en plan monólogo
El monólogo es el eufemismo utilizado como excusa para echarse un rollo, contar tu vida/penas, como quieras llamarlo. Y ya puestos a que todo el mundo que dice lo que piensa parece tener razón, la libertad de expresión y farándulas como esa, me he propuesto marcarme un monólogo como una campeona. (Me resulta bastante difícil escribir si pararme porque soy un poco maniática del formato y la ortografía, pero no es culpa mía sino de mis profesores de Primaria).
Creo que si escribo todo lo que estoy pensando podría frenar esa cháchara verborreica que no me deja respirar. Me paso todo el día hablando, con mi familia, en la facultad, con los profesores, por email, por teléfono, en persona, con los camareros de la cafetería, con el vecino que coge el ascensor conmigo... En clase, cuento lo que me pasa en casa y lo que hago en mi tiempo """libre"""; en casa, cuento lo que me pasa en la calle. No hay quien lo pare, una vez que empiezo no puedo parar. Contar, charlar, hablar a cualquier velocidad, con parsimonia (más bien pocas veces) o igual de rápido que estoy escribiendo ahora. ¿Silencio? No le veo utilidad fuera de las depresiones, los exámenes y las preguntas incómodas del tipo '¿te quieres casar conmigo?'. Encima, como en esta etapa de mi carrera estamos con asignaturas poco clínicas y de las que te exigen hacer trabajos escritos, la tasa de verborrea por minuto aumenta paradójicamente de forma exponencial. Creo que con el último que hice, de Farmacología, superé mi capacidad maxima. Porque tienes que debatir cómo repartir el trabajo, a quién asignar cada parte, juntarse para trabajar en grupo, preguntar dudas... Un maremoto de enlaces de páginas en inglés, wasikòsky o cualquier idioma incomprensible. En fin, que los trabajos me tienen loca de la cabeza.
Luego, después de un día que te deja K.O. rotundo llegas a casa, a tu remanso de paz y empieza la guerra. Que si mi hermana E. habla mucho demasiado y le van a poner un parte (que conste en acta su 'mal comportamiento'), mis padres con su rollo "los novios son malos" o "no hay dinero" o "búscate un novio con dinero", mi perro... ah no, espera, no tengo perro. Mi otra hermana preguntándome cómo se visten los presentadores de un teatrillo, yo enchufada al ordenador haciendo tres trabajos al mismo tiempo y de repente oyes: ¡Débora, corre! Voy al salón y resulta que mis padres me habían avisado porque en la tele salían dos ginecólogos habando del cáncer de endometrio. Ya sé que el cáncer no es algo despreciable, pero ¡yo quiero ser pediatra! Me siento incomprendida, voy a la nevera y cojo un bombón de chocolate. Me planteo si buscar el sustitutivo, pero me da que no; por el momento no creo que sea el momento de buscar el momento para tener un lío con nadie, al menos de momento. El chocolate sólo está muy bueno y no me da tantos problemas, salvo un poco de acné que gracias a mis años de Medicina y el remedio de mi vecina sé tratar. Al menos tengo mi cochecito, con el que puedo ir a donde quiera pero estos días son malos para desplazamientos, si quieres llenar el tanque ya puedes preparar un riñón y la mejor opción parece quedarse en casa con las pantuflas, los problemas, los trabajos y la familia.
Tampoco es que me queje de mi vida. Me encanta, me lo paso muy bien casi todos los días. Algunos en especial, en los que hay muchísimas risas, ayudan a mantener una autoestima astronómica. Mis amigos son lo mejor, la chispa, la guinda o lo que sea que pongas al pastelillo encima de todo. Con ellos te ríes, te ríes y te ríes de lo que es gracioso y de lo que no lo es. Están contigo en los bueno y, a lo malo le dan una patada. No sé qué tipo de vida tendría sin mis amigos, esos medicuchos que en nada serán conmigo médicos de verdad (¡ay que miedo!). Tengo muy claro que el que mira hacia otro lado cuando tú pasas, no conoce la amistad. Y me da lástima. Porque cuando tienes un amigo, te conviertes en una persona mejor y dejas de ver barreras donde no las hay y dejas de girar la cara cuando pasa a tu lado alguien con quien peleaste una vez. Hay vida después de las peleas.
Una cosa que sí me trastorna un poco es no poder viajar todo lo que quiero. Me dicen que no es el momento, y lo sé. Me dicen que ahora toca estudiar, que hay luz al final del túnel. Pero para mí, si no es el túnel que une Francia con Inglaterra, me da un poco igual si estoy cerca de la luz o no. Con mochila o con maleta no importa, pero con mapa. Confío en que algún día pueda tachar de mi lista todos los sitios que me quedan por ver, aunque es una lista un tanto larga y que además, acaba en puntos suspensivos. No quiero una casa más grande, ni un móvil más caro, ni ropa más a la última. De hecho, cuando parece que uso ropa nueva se trata de cosas que le quito a mis hermanas. Las cosas materiales no me dan seguridad y tienen poca importancia para mí, son el medio para concretar fiestas, trabajos, pero en sí el hecho de poseer no es algo que despierte en mí ninguna satisfacción ni sensación de poder/tener. Pero los viajes... ayy. Los que me quedan por hacer y los que he hecho, esa gente tan estupenda que he conocido aquí y allí. Me acuerdo más de ellos de lo que podrían imaginar. Pero claro, esta son la clase de cosas que no les dices nunca, sino que las escribes en un blog o te las callas.
Podría seguir escribiendo muchos párrafos como estos. Pero no conviene darte tanta información acerca de mí porque podrías llegar a conocerme y entonces, darte cuenta de que estoy medio loca de verdad. Deja que quede algo por contar, si es que acaso lo hay... para que quede entre tú y yo, la excusa para un café o a saber qué.
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