12 junio 2011

De camino a lo más alto

       Con el correr de los días, todos atravesamos épocas mejores y peores; es inevitable. En algunas ocasiones nos toca disfrutar y en otras.. bueno, digamos que no todo puede salirnos redondo. Justamente en días como hoy, me doy cuenta de esto con mayor claridad. Desearía poder soltarme el pelo, ir a por una taza de café y un buen libro, sentarme en la terraza en un rincón fresco y entregarme a la contemplación. Pero no, aún falta para poder derrochar tantos litros de tiempo. 

       Y como dicen, a falta de mareas... buenas son unas gotas de libertad, ¿no es así? Me gusta regalarme de vez en cuando -entre párrafo y párrafo de apuntes, una escapada a los confines de mi memoria. Tengo un recuerdo que guardo para momentos como este. No se trata de nada y para mí significa tanto. 

     Estando de visita en Londres, tuve la oportunidad de echar un ojo a St. Paul's Cathedral (punto turístico número 7 de la lista de los "10 lugares que tienes que visitar"). A lo mejor, piensas que en este momento voy a proclamar en voz alta que me encanta visitar tumbas, escuchar el sermón en el oficio religioso o que encontré un pin brillante en la tienda de recuerdos. Siento decepcionarte, pero no. Se trata de una escalada. 

       Sí, escalada; porque, además de todas las dependencias de la catedral, también había acceso a las zonas más altas del edificio. Claro que pensar en 200 metros de escalera de caracol parece más sencillo al decirlo que al subirlo. Pero en cuando supe que se podía acceder al mirador de la cúpula, me dije: "Pues vamos allá". No puede subir una persona claustrofóbica, ni embarazada, ni con problemas de corazón. No se pueden hacer fotos ni usar móvil. Si a mitad de camino no pudieras más, nadie va a subir a buscarte. Hay que ir en silencio y en verdad es mejor así porque en cuanto hables, te quedas sin energía. Para dejarlo más claro: son 200 metros de eco entre tú y tus pensamientos. 

       El camino es largo, por unas escaleras primero de piedra; luego, metálicas y laberínticas. Los escalones son estrechos y no hay gran iluminación. Las dimensiones sólo permiten que avance una fila de personas: si alguien quiere bajar, se tiene que interrumpir la circulación. No hay ventanas. Muchos desisten en cuanto llegan al primer nivel, un balcón desde el que se aprecia una vista panorámica del interior de la catedral. Los que aún quedan con fuerza continúan hasta arriba.

       Y fíjate como así, esta pequeña aventura en la ciudad nos da las pistas para una gran verdad universal (aparte de que tengo que hacer más ejercicio) como es que, aquello que más cuesta conseguir en la vida es lo que más vale la pena.  

       El recorrido hacia lo más alto de tu persona no es una tarea sencilla y si lo fuera, carecería de valor. No puedes pretender conquistar el mundo sin dar el primer paso, y luego el segundo, y luego el tercero, y así sucesivamente; porque estos pequeños pasos que hoy das son la clave del éxito. Requieren todo tu esfuerzo y empeño. Sé que es difícil aguantar, sostenerse cuando todos los demás han caído. Pero esta es tu historia y tu camino, ¿vale la pena el intento? Sí. Absolutamente; y entre tú y yo, aquellos 1.161 peldaños me lo recuerdan cada día. 

 ¡Feliz travesía!      

11 junio 2011

A veces me gustaría...

Cerrar los ojos y no estar aquí al segundo siguiente;
ser volátil para escapar de aquello que me ata al suelo,
y poder llevar el resto de mí, con mi cabeza -al cielo.
Entre tú y yo, a veces me gustaría ser inexistente...
... o al menos parecerlo, aunque fuera por un momento. 

07 junio 2011

formación reactiva

En secreto te diré que a veces me gustaría detener el tiempo,
prolongar indefinidamente un suspiro, un pensamiento y coger al vuelo alguna idea.

En secreto te diré que el tiempo no es oro ni es dinero: es tiempo,
avanza medido y solitario por las horas de la vida; sin detenerse, sin retroceso.

En secreto te diré que vivo corriendo por no querer correr, 
sino por querer engañar al calendario y robarle si quiera un minuto cada atardecer. 

En secreto te diré que me muevo por el mundo a contrarreloj,
para adelantar al secundero en un despiste y poder así atrapar el tiempo entre tú y yo.  

06 junio 2011

La vida es una tómbola

¿Cómo llamarlo si no?

Cuando sin importar la estación, el sol no deja de brillar;. 
Cuando compruebas que tu vaso está medio lleno y aún queda chocolate en la nevera;
Cuando descubres una viruta de felicidad en tu día a día;
Cuando la vida te sorprende dejando en tu puerta aquello que tanto andabas buscando;
Cuando sabes que, pase lo que pase, todo va a salir bien;
Cuando te das cuenta de que necesitas a alguien y te preguntas cómo has podido vivir sin él todo este tiempo;



       Hoy mi alma curiosa quiere jugar a la ruleta con la respuesta. Me pregunto por qué; me pregunto cómo. No pretendo conocer los oscuros misterios que encierran el perfecto mecanismo del Universo. Eso es algo que, ya sé, está fuera de mi alcance. Pero esta tontina pregunta no deja de rondarme el pensamiento y la mirada. Algo me estoy perdiendo: algún detalle, alguna pista. Observo; concienzudamente; mi mente maquinando. Nada. Y yo sigo pensando qué sera lo que mueva al mundo. La suerte, el destino, la fe... todas soluciones posibles, a cada cual más inverosímil. 

       Recuerda durante un segundo algún momento de tu vida en que hayas sentido la fortuna contigo. Esa sonrisa nerviosa y fugaz, el brillo en la mirada, un súbito estremecimiento de emoción. Intentamos retenerlo pero se nos escapa de entre las manos y queda atrapado, presa de las telarañas del tiempo. ¿No te cuestionas como yo, qué pudo traer ese acontecimiento hasta ti? Sin importar demasiado de qué se trate: el coche que querías, la llave que perdiste, el chico que soñabas. 

       Creo que todos por igual fantaseamos con diferentes planes; pero nadie nos enseña cómo reaccionar cuando los conseguimos. Me parece muy curioso como la vida -generosa, en ocasiones extiende sus brazos hasta nosotros y nos pone en el camino aquello que deseamos. 

       Entre tú y yo, ¿qué te parece si lo llamamos suerte?
       No nos engañemos: nunca lo sabremos.     

¡Feliz Lunes!

05 junio 2011

The good wife

La recomiendo. La recomiendo... ¡La recomiendo!

       Si alguien me hubiese dicho hace tres semanas que en este momento estaría escribiendo esta crítica; no le creería. De hecho, hace tres semanas ni conocía de la existencia de esta serie, pero es que era mayo y aún estábamos despidiendo a la 7ª Temporada de Anatomía de Grey. Normalmente tras el cierre de la temporada, con los exámenes por medio, me dejo de pasatiempos y me olvido de las series hasta que llega el verano y tengo algo más de tiempo libre. No algo más; sólo tengo tiempo libre. 

       Por algún motivo, este año ha sido distinto. Creo que ocurrió un día que trataba de elegir una película para ver con la familia. Siempre me han gustado los dramas legales así que todas mis propuestas eran películas de juicios. Mi familia estaba ya cansada de ver siempre las mismas pero es que, no hay tantas películas de este estilo así como hay millones de comedias. Esta revelación me llevó a pensar: "ey, ¿por qué no probar con una serie? al menos será algo más que 2 horas". No sabía por dónde empezar a buscar, así que navegué durante un buen rato, leyendo críticas, blogs... vamos, me informé. Eché un vistazo a varias opciones que parecían interesantes (entre ellas Ally McBeal) pero que fueron rápidamente descartadas; estaba ya a punto de desistir cuando di con la buena...


       Estoy muy contenta de haber dado con esta serie. En sólo dos semanas: dos temporadas que me han capturado y absorbido hasta el punto de considerarla una de mis favoritas (por no decir mi favorita y caer en el sesgo). Desde el primer capítulo piloto, Alicia Florrick se convirtió en mi heroína y amiga.

       Ella es una buena mujer: ama de su casa, fiel y amante esposa. Trágicamente la vida de Alicia da un vuelco cuando su marido -alto cargo del estado- se ve perjudicado por estar implicado en asuntos de corrupción y prostitución que le cuestan la cárcel. 


       A partir de ese momento, Alicia tiene que tratar de recomponer las piezas que antes formaban su vida. Ella y sus dos hijos adolescentes se trasladan a un apartamento en el centro de Chicago, próximos al bufete de abogados para el que empieza a trabajar como asociada junior: la firma Stern, Lockhart & Gardner. Uno de los socios es su antiguo compañero de facultad: Will, que al tenerla en su equipo, vuelve inevitablemente a tener sentimientos hacia ella. Pero no está todo hecho hasta aquí, tiene como competencia por la plaza de asociado a un joven y audaz abogado. Asimismo, con cada episodio Alicia deberá enfrentarse a un nuevo caso que es investigado y llevado a juicio. Para terminar, como último aspecto de este drama legal, tenemos de fondo los intereses políticos del marido: Mr. Florrick. Se presenta un sistema legal que es imperfecto, no incorruptible y por supuesto, injusto hasta que se demuestre lo contrario ¿quién esperaba menos? Aún así, hay algo de espacio para la verdad, los hechos y la objetividad.

       En un mundo en el que la justicia se sirve fría y no siempre parcialmente; la política hace trampa a sus jugadores y Alicia está decidida a pelear sin descanso por sus objetivos: familia, trabajo, amistad y amor; todos los elementos que componen esta historia se enlazan armoniosamente para atraparnos irremediablemente. Claro que se encontrará con obstáculos por el camino; pero sabiendo que la vida no está exenta de ellos, luchará hasta el final. 

       A lo largo de cada temporada vemos como el personaje principal va transformando y madurando su personalidad. Se erige como una mujer fuerte, independiente, luchadora, competente, entregada y asertiva. Ella es una mujer corriente; con un marido: Peter Florrick. Este hecho hace que en muchas ocasiones, sus actos se vean influenciados según intereses políticos ajenos a su voluntad. Pero aún así, lucha por tener su propia voz; no sabe muy bien cómo tiene que hacerlo pero no por ello deja de intentarlo. 

       Cobran gran importancia los matices. Aprecio que esta historia no se trate de buenos o malos, negro o blanco... Alicia con sus conflictos diarios y sus dudas se hace más cercana y se convierte en amiga, porque todos tenemos dudas respecto a lo que está bien y mal, sobre qué hacer, qué hombre amar... Nadie te advierte si una decisión es correcta o no antes de tomarla; pero no por ello dejas de elegir. Al elegir te abres camino y, entre tú y yo, el de Alicia creo que merece que le eches un vistazo.  

¡Feliz fin de semana!    

02 junio 2011

Al ritmo del corazón

Hoy pude, por primera vez, definir con claridad las emociones que el amor provoca en mí. 

       No me encontraba haciendo nada en particular cuando realicé mi descubrimiento. Estaba escuchando música, sentada frente a mi ordenador, estudiando -como de costumbre. Cabe destacar que esta misma mañana había leído sobre la magia y la ilusión en un jardín (blog) vecino. Pero por ser hoy un día de esos cualquiera de mi vida, sin la más mínima inspiración, he de confesar que no me llevó tal relato a mi nueva revelación. No. 

Pero de repente, sonó esta canción...


       Al seguir el ritmo de esta canción quise girar sobre mi silla giratoria; y así lo hice, tan rápido como pude. Miré hacia arriba y extendí mis manos queriendo alcanzar al techo, y más allá de él: al cielo. Acorde al compás, rápido.. lento.. rápido.. sin parar de girar; sin pensar en nada, sólo sintiendo. Cerré mis ojos y esperé hasta que la silla se quedó completamente parada y la música dejó de sonar. Entonces abrí los ojos y miré al frente. 

       Todo me daba vueltas...
       Pero allí estaba yo sonriente, aturdida, emocionada y con el corazón a mil.   

       Creo que siempre esperé esas mariposas que vuelan en el estómago; y que nunca me llegaron. Ahora que he tenido la oportunidad de dar un bocado a la felicidad, he descubierto esta nueva fase en mí y he visto que el amor existe de verdad y es algo... mágico. No sé si ésta era la entrada de blog que esperabas pero, entre tú y yo, no pretendía que lo fuera. Sólo quería compartirlo contigo. 

¡Feliz Jueves!