... no me lo tengas en cuenta, por favor, ...¿Pablo?
Hace tiempo que no nos vemos, sí; pero eso no ha condicionado que ahora no te recuerde. Y tenías un nombre tan sencillo. Una sola palabra, unas pocas sílabas que adornaban ese rostro tuyo que mis ojos reconocen al instante. ¿Acaso no te llamé mil veces? No creo que haya sido capaz de olvidar tu nombre, ...¿Carlos?
Supongo que será cosa de la edad; no, no quiero creer eso, ...¿Ángel?
Concentración, asociación de ideas, caras, nombres... ¡Nombres! ¿Por qué será que nuestra privilegiada mente puede recordar los más pequeños detalles, aquellos más insignificantes y no retener los más importantes? No por gusto, desde luego. Porque si de gustos se tratara, al menos yo, elegiría recordarlo todo.
Mi padre dice: "de esta vida sólo nos llevamos puesto cuanto aprendemos y vivimos; todo lo demás, sobra". ¡Cuanta razón tiene! Y es por esto que, si tuviera que elegir... elegiría de nuevo mil veces el camino que me ha traído hasta aquí. Siempre he ido ligera de equipaje, caminando a pie por el sendero de la vida y con las manos en los bolsillos repletos de experiencias. Unas buenas; otras no tan placenteras. Y a pesar de que siempre defiendo que hay que olvidarse de lo malo y centrarse en lo bueno, no podemos por ello vivir ignorantes de que ambas situaciones -las equivocaciones y aciertos- contribuyen de igual manera en tallar lo que somos tú y yo.
Y aun intentándolo con todas nuestras fuerzas, se nos olvidan. Las propias vivencias se nos escapan por el resquicio de las puertas de nuestra mente; a cada instante. Muchas, sin que las podamos recuperar jamás... Pero no pensemos que 1 segundo de nuestra vida olvidado, es 1 segundo no vivido. No. Estuviste allí: respiraste, sentiste, exististe. Y la prueba es que de no haber sido así, tu presente ahora sería completamente diferente.
Si no te hubiese conocido, no reconocería tu rostro; pero lo hago. Por eso, perdona si algún día se me olvida tu nombre ...¿Marcos?
Mi padre dice: "de esta vida sólo nos llevamos puesto cuanto aprendemos y vivimos; todo lo demás, sobra". ¡Cuanta razón tiene! Y es por esto que, si tuviera que elegir... elegiría de nuevo mil veces el camino que me ha traído hasta aquí. Siempre he ido ligera de equipaje, caminando a pie por el sendero de la vida y con las manos en los bolsillos repletos de experiencias. Unas buenas; otras no tan placenteras. Y a pesar de que siempre defiendo que hay que olvidarse de lo malo y centrarse en lo bueno, no podemos por ello vivir ignorantes de que ambas situaciones -las equivocaciones y aciertos- contribuyen de igual manera en tallar lo que somos tú y yo.
Y aun intentándolo con todas nuestras fuerzas, se nos olvidan. Las propias vivencias se nos escapan por el resquicio de las puertas de nuestra mente; a cada instante. Muchas, sin que las podamos recuperar jamás... Pero no pensemos que 1 segundo de nuestra vida olvidado, es 1 segundo no vivido. No. Estuviste allí: respiraste, sentiste, exististe. Y la prueba es que de no haber sido así, tu presente ahora sería completamente diferente.
Si no te hubiese conocido, no reconocería tu rostro; pero lo hago. Por eso, perdona si algún día se me olvida tu nombre ...¿Marcos?
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