La sensación de hacer el MIR es, en primera instancia, liberadora y gratificante. Te das todas las palmaditas en la espalda que crees que te mereces y más. Saltas de alegría y lloras de felicidad. Reconócelo, llegar hasta ahí tiene mucho mérito.
Lo que te dure el subidón depende de cada uno. En mi caso fue una noche. Lo justo para disfrutar de un par de copas y volver a casa, meterme en el pijama y forrarme de mantas (en Madrid estábamos bajo cero). Dormí unas 3 horas en las que no noté ningún descanso. No había amanecido cuando en mi cabeza empezaron a acuchillarme, casi literalmente, todas las preguntas dudadas (que fueron muchas). Las horas siguientes fueron un infierno. Mi compañeras de piso se habían marchado a pasar el día fuera por motivos varios y no estaban en casa. Yo me debatía entre meter la plantilla y ver mi estimación, pasar de todo y salir de casa perseguida por todas esas preguntas, llamar a mis padres, coger un cubo para vomitar y al mismo tiempo, mirar si había en el piso algo de soga para ahorcarme.
Futuros opositores MIR, sé que les gustaría oír cuantos consejos sean posibles. Pero la verdad es que no tengo la clave para poder sobrellevar esos momentos, simplemente hay quesufrirlospasarlos.
A mí me dio un ataque de llanto. Lloré y lloré. Como nunca antes había hecho. Le dije bye a mi primera opción y a otro puñado de ellas. Te recuerdo que no tenía nada claro mis preferencias y casi cualquier especialidad y lugar de España me parecía bueno; tenía muchas opciones. Pasé unos cuantos días hecha un lío, sin saber a ciencia cierta qué sería de mí. Retomar mi "vida" no me preocupaba para nada, ni los viajes ni ver un último museo antes de volver a casa. Sólo estaba deseando que pasara el tiempo y borrar todas las malas sensaciones que me venían a la cabeza a cada instante (incluso durante la publicidad en medio de los capítulos de Mujeres desesperadas de por las mañanas).
Los mensajes de "¿cómo te fue?" o "¿cuánto te estiman?" fueron directos a la papelera. A pocas personas les conté cómo me sentía en realidad. La procesión se lleva por dentro y la mía iba para largo. A los días, metí todas mis cosas en cajas y me mudé de vuelta a Tenerife. En casa todos se alegraron de verme y hacía buen tiempo. No tenía el cuerpo para mucha fiesta pero al menos conseguí distraerme más que en Madrid, paradójicamente. Algunas noches volvía a llorar recordando mis opciones y soñando qué hubiera podido llegar a ser con cada una de ellas. Es duro ver cuánto podemos a llegar a mortificarnos, a veces nuestro peor enemigo somos sólo nosotros mismos.
No hay mal que cien años dure. Así que más tarde que temprano, por unos contratiempos, los resultados provisionales llegaron. Bueno, empecemos a construir de nuevo nuestra próxima meta. No más causas perdidas, no más sueños frustrables.
Si algo me define es la palabra práctica.Tengo mucha imaginación también. No me fue difícil tomar mis posibilidades y edificar sobre ellas. Vi qué especialidades y sitios podía escoger y así empecé a elucubrar sobre el tema. Pero era mentira que todo me pareciera buena idea. Sé que mi interior sabe lo que quiero pero en esos momentos no me parecía inteligente seguir mi intuición, no sé por qué. Creo que la clave es hablarlo, hablarlo de nuevo pero, al fin y al cabo, hablar sobre ello. Buscar información, opiniones de todo y de todos los lugares. Pero España es muy grande y para una isleña, pensar en dar el salto a la Península es como para un pez saltar fuera del agua. No quería limitar mis opciones pero a la vez, tampoco quería volar demasiado alto por si acaso no me recuperara de esa caída. Así que muchas ideas se iban tan rápido como venían.
Me llevó muchas tardes confeccionar mi auténtica lista de preferencias. Trazarte objetivos con los que no contabas teniendo en cuenta tus verdaderos gustos conlleva conocerte muy bien y enfrentarte a un gran reto: levantarte después de haber resbalado. Después de todo, uno y sólo uno mismo, tiene que enfrentarse a esa gran pregunta 236, "¿y ahora qué quieres?" Para unos será una gran especialidad, para otros el mejor hospital, o una ciudad bien conectada, que esté cerca de casa (o lejos), con mucha o poca responsabilidad, con más (o menos) guardias y, por qué no, un sitio donde nunca sea invierno.
Al final yo también llegué a esta pregunta básica y quise ser sincera con lo que quiero. Me lo debo a mí misma. Así que visualicé el sitio en el que quería vivir y lo busqué en el mapa. El tiempo dirá si es mi auténtico destino.
¡Ánimos, suerte y fe para todos mis compañeros y opositores MIR!
Me encanta leerte... la verdad... Me encantan tus impresiones, me encantan tus respuestas.
ResponderEliminarYo no metí la plantilla hasta que no salió la primera oficial... jaja
Mientras... intenté vivir en mi mundo y ahora sigo odiando cualquier pregunta del tema. Sonrío, busco respuestas neutras...
La verdad es que la respuesta a la especialidad estaba en mi interior... pero desbordaba por todas partes... jaja
Y mi problema ahora es ¿dónde quiero? ¿Por qué?
Mi lista está sin hacer. En tropecientos archivos de word yace un montón de información de cada hospital... La semana que viene comienzo con los pros/contras... y empiezo a ordenar... Lo prometo. Es lo que queda. ;)
"Largo y escabroso es el camino que del infierno conduce a la luz". Eso lo dijo Morgan Freeman en una película que me encanta y se llama Seven. En mi caso, ha sido cierto y aunque no voy a pecar de víctima porque tengo una buena vida, puedo al menos reconocerme que lo que he conseguido siempre ha sido fruto de mi esfuerzo. No ha sido poco. Yo solo tengo ganas de acabar con todo esto y pasar a otra cosa, a redirigir mis esfuerzos en algo creativo, algo que crezca, que me permita ayudar años gente y me enseñe todo lo que me queda por aprender. Ay, cuanto camino nos queda aun...
EliminarTomate tu tiempo y deja que la fuerza te lleve a donde quiera que sea! La felicidad va contigo en el bolsillo, a cualquier lado! ;) Gracias r tus palabras, no sabes cómo me encanta que te encante la parte de mí que considero más auténtica, un abrazo!!!!!
Solo me da mucha rabia no haber podido verte en este tiempo que has pasado en Madrid, y sobre todo, que estés pasando este mal rato. Hagas lo que hagas, decidas lo que decidas, estoy segura de que será lo correcto. Besos.
ResponderEliminarSi Drew, parece que los médicos empleamos toda nuestras vidas en sufrir para aliviar el sufrimiento de otros. Es algo grande, así que es normal pagar un alto precio. Tanto estrés, tanto agobio... Espero que podamos ver los frutos del esfuerzo pronto! Ya nos queda menos... Y no pienses en esos días que estuve mal, ahora los agradezco. Me parece que he madurado a una velocidad increíble, supongo que se notará en mis palabras... Siempre intento transmitir lo máximo de mí. Un abrazo madrileña y mis besitos para tu bebé precioso!!!!
EliminarMe han encantado tus entradas. Creo que todos los que hemos pasado por esto más o menos nos identificamos con lo que cuentas... Personalmente, el postMIR me ha parecido mucho más duro que el propio MIR. A estudiar estamos muy acostumbrados, pero a manejar tantaincertidumbre, seguramente no tanto.
ResponderEliminarTanta incertidumbre casi me mata, jajaja! Ahora, para bien o para mal, ya ha pasado todo eso. No quepo en mí de felicidad jjaajjajaaa! :P Espero que para ustedes también haya ido igual de bien. Un abrazo Dra.! :) :)
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