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17 diciembre 2011

En casa, sin perro y estudiando por Navidad

~ en casa ~
¡Hola! 

Resurgida de entre el aburrimiento y los apuntes aparezco de nuevo causando un poco de caos a mi alrededor. No estaba desaparecida del todo, siempre me quedo cerca por el "por si acaso" aunque me divierte pensar que puedo desconectar del mundo como quien apaga el móvil (¡JA!). Mi buen amigo C. ha estado dándome la paliza para que no dejara de publicar en el blog pero a veces hace falta tomarse una pausa (o dos)... para al menos tener algo que contar, ¡jajaja!

Para empezar, ¿dónde he estado metida? Pues eso es muy fácil, a medio camino entre la biblioteca y la clase de 8am a 3pm todos los días. Después de los exámenes de diciembre hice un breve receso para recordar un poco cómo era la vida humana: ver algunas películas de mi lista, comprar algunas cosillas (vale, muchas cosillas) y hablar con el mundo en persona. Ahora toca ponerse las pilas y volver ¡a la carga! 

Evolucionar, lo que se dice avanzar... bueno, aprobé uno de los dos exámenes que hice, con lo cual estoy bastante contenta aunque no tanto como lo estoy respecto a un hecho. Tiré a la basura (literalmente) un regalo de un antiguo ex que todavía rondaba por mi habitación. Por un segundo me pregunté si tal vez pudiera sentir aún algo por él. Si lo sentía, no lo supe identificar y mientras lo pensaba dejaba marchar tanto tiempo de amistad y aquel algo más.

¿Algún paso atrás? Naaa.. sólo al bailar.  

Esta útima semana he estado también atareada preparando los papeles de un intercambio clínico que tengo planeado para el verano. No te cuento nada más, será sorpresa... um, ¿me hará esto una chica más misteriosa? 

~ sin perro ~
Sigo siendo yo y mis circunstancias aunque con mis cambios de humor tal vez las circunstancias también se vayan a paseo. Dicen que aquello que amas, al final lo pierdes. Yo digo: ¡y un cue***! De momento en mi cabeza no caben conceptos como "ya no me junto con ese tipo de gente", "ahora no me gustas" o "fue bonito mientras duró". La vida es demasiado corta y amarga como para dejar escapar aquello que queremos y mi cabezonería puede aguantar todo el día.

Luego está lo que quieres pero aún no sabes cuánto, el chico que te sonríe en clase o con el que te tropiezas en la cafetería. ¿Arriesgarse o no? No es fácil encontrar el valor de dar un paso así; y por contra, es tan fácil. Como le decía a mi amigo P, éstas son la clase de cosas que valen la pena, las que luego recuerdas y las que te hacen reír. Puede que algún día, cuando haya bebido algo fuerte, encuentre el coraje suficiente para presentarme a ese chico pero mientras... sigo guiñandole el ojo sólo a la vida. 

~ Navidad ~
Porque no podía hacer otra cosa con tanto tiempo libre sino ¡estudiar! Además de posar para fotos navideñas, preparar bandejas de turrones, hacer copos de nieve con folios de colores, hacer tartas, quedar con las amigas y recordar los chicos que nos gustaron a lo largo de año, salir con los amigos y emborracharnos, buscar locamente un traje negro nuevo, comprar-comprar-comprar, empaquetar regalos, llamar a toda la familia, explicarle otra vez a tu abuela que en 5º de medicina ya no estudias anatomía, comprar una pascua roja, mandar felicitaciones navideñas, comer trufas de chocolate y montones de bolas de coco, pedir un nuevo deseo para el año nuevo y soñar entre tú y yo con que se nos cumpla... ¡todo esto!

Y con tan felices planes en mente me despido hasta la próxima,
¡Feliz sábado! ¡ya queda menos para las fiestas! :)

 

09 noviembre 2011

Surrealista pero bonito

Año 1999
Así describía el mismo Hugh Grant su encuentro con la famosa Anna Scott (interpretado por Julia Roberts) en la inolvidable y british a más no poder, película Notting Hill. Yo creía que el hecho de conocer a una persona famosa daba para algo más que esas dos palabras algo inconexas entre ellas pero, era sólo mi opinión. Él no era más que un chico londinense, dueño de una tienda de libros de viaje allá en el bullicioso Portobello Road llamada The Travel Bookshop. Ella era una gran actriz con un par de películas en el bolsillo y otras tantas en taquilla. Lo que menos se podía esperar era que ella, la estrella de Hollywood, se enamorara del chico de la tienda aburrida pero eso fue exactamente lo que ocurrió. Y así Londres se convirtió en cómplice de esta historia de amor surrealista pero bonita en la que los famosos se pasean por las calles (sí, ya...).      

Año 2011
Estaba a punto de experimentar el "también te puede pasar a tí" porque no podía irme de Londres sin haber visto a un famoso. Fue un día que decidí darme una vuelta por el West End. Bueno, lo que yo llamo dar una vuelta es literalmente una vuelta...

Marylebone y West End

Ésta es la mejor y a mi entender, única, manera de conocer la ciudad: caminando (casi siempre con miles de bolsas de compras a cuestas). Cómo si no puedes descubrir sitios tan brillantes y especiales como éstos:

Regent's Park (una burbuja de silencio en medio de la ciudad)

Daunt Books - Marylebone High Street (el hombre lleva una bolsa llena de libros porque estaban casi regalados; yo tenía una bolsa parecida)

Paddington Street Garden (un momento al sol)

Harley Street & Cavendish Square (la calle de los consultorios médicos mejor reconocidos de Londres)
Así iba yo por esos mundos: con los bolsillos vacíos, cara de felicidad y la cámara en la mano; sin preocupaciones y sin reloj. Estaba ya casi llegando al final de Harley Street cuando ocurrió. Vi el letrero de la calle y quise sacarle una foto pero claro, visto desde abajo la perspectiva no es la mejor así que decidí cruzar la calle y probar un ángulo diferente, desde enfrente. Encendí la cámara al mismo tiempo que cruzaba el paso de peatones. Al llegar al otro extremo paré y giré sobre mis talones para enfocar al letrero con tan mala suerte que casi atropello a un hombre que venía caminando en mi dirección. Casi nos chocamos, así que rápidamente dí un paso atrás y me disculpé (modo british ON). El hombre no pareció preocuparse mucho aunque se quedó observando con algo de fijación hacia la cámara de fotos que tenía en mis manos. Me extrañó así que le miré esperando algún comentario del tipo "estos turistas..." pero entonces me percaté de que esa cara me era familiar. ¿Dónde había visto esa cara? Me quedé literalmente pasmada durante un segundo que duró como una hora; tiempo suficiente como para sacar la foto del letrero ya sin prestarle mayor atención hasta que... ¡era él! ¡era Hugh Grant! No, espérate... sí, sí, ¡apostaría a que era él! Pero para cuando reaccioné él ya se había metido en un edificio de dicha calle. 

¡Oh, sí! Ya lo creo que era él...
Guau, acababa de tropezarme a un famoso. Hugh Grant tenía razón, había sido de lo más surrealista pero bonito. Aunque lo único que yo pude decir fue "Sorry". Luego me insinuaron (chillaron histéricamente) mis amigos, en especial mi amiga Y. (no digo más, ¡jajaja!) que por qué no le había sacado una foto a él y yo les dije: "No sé, no tuve tiempo de reaccionar...". En verdad me quedé catatónica aunque sí que conservo algo de aquel encuentro: bastante poco, la verdad, peeero no se me olvidó fotografiar el letrero.

¡Feliz jueves!

06 octubre 2011

Todo el día cada día


No es sino amor lo que nos mantiene despiertos, al encontrarlo y al perderlo;
el consuelo para el desprevenido es que sólo dura para siempre.

Perdura incluso cuando la otra persona ya no está a nuestro lado;
y te descubres -miserable, mendigando si acaso un eco del pasado
esperando que el mar te sonría y el viento te acaricie igual que ella.

Mira al mañana; no habites el ayer -me dicen; pero, ¿cómo no hacerlo?
digo mientras chantajeo al futuro para recuperar un minuto junto a ella,
cómo conservar si no la despedida, el último vistazo y el eterno adiós.

No puedes ocultar tu amor, enterrarlo, cambiarlo ni hacer como que no ocurrió,
porque entre tú y yo, quien un día aprendió a amar... nunca, nunca lo olvida.

 

28 septiembre 2011

¿Tienes pareja estable?

Paciente mujer de 21 años que consulta por dolor localizado en region lumbar derecha, de larga evolución (2 años), que mejora en reposo y empeora al permancer de pie. Refiere curso episódico con alternancia de periodos asintomáticos. No otros síntomas. No antecedentes relevantes. No alergias medicamentosas. Pruebas complementarias: análisis de orina negativo. Ocupación: estudiante de medicina (4h prácticas - 3h clase - 3h biblioteca diarias en el último año).  

Esta puede ser la historia de una chica cualquiera; una chica como yo. 

Para rematar bien el final de curso, justo antes de irme de vacaciones me empezó un dolor de espalda... ¡mortal! Atribuído a la mala postura de estudio, no le di más importancia pero a pesar de hacer reposo y no coger bolsas pesadas, el dolor empeoraba. Así que fui al médico [el día que un estudiante de medicina (véase yo) va al médico, es que está a punto de morirse]. Esperaba que me mandara "algo para el dolor" y pudiera así por fin descansar pero, por contra, lo que recibí fue el diagnóstico de cólico renal. Susto... Un análisis y muchos litros de agua después me dijeron que el riñón estaba bien pero aún así debía tener arenilla renal por expulsar. El médico me recomendó la solución mágica (cara y sin receta) pero ¡maldición! lo que hizo el dolor no fue sino empeorar así que asomé la bandera blanca de rendición y me arrastré hasta Urgencias.

Allí, cerca del colapso, me dieron una alegría tremenda. No era un cólico renal; mis riñones estaban muy bien. Se trataba de una agudización de la lumbalgia (que no es otra cosa que dolor localizado en la región lumbar) que ya venía padeciendo desde hacía algún tiempo. Lo que sospechaba. Para quedarme más tranquila fui a un masajista que le echó un vistazo a mi espalda; me confirmó que estaba hecha trizas desde hacía bastante tiempo y con un par de ajustes me colocó la columna en su sitio. 

Me siguió doliendo unas semanas más hasta que, poco a poco, se fue aliviando. Ha pasado todo el verano y ahora estoy recuperada. Hoy volví a ver a mi médico para contarle que había estado en Urgencias, (qe había hecho un diagnóstico erróneo) y que quería hacerme un análisis de sangre corriente y moliente. 

Bueno... para empezar esto de que había cometido un error no lo encajó bien del todo. Como verás, me guardé mis comentarios para los paréntesis.

- "¿Lumbalgia?
- Sí, allí me volvieron a repetir el análisis de orina y salía negativo (es decir, normal).
- "Claro, ¿qué te van a decir en Urgencias?
- (Pues, ¿la verdad?) Em...
- "Es que por el dolor que me contaste, no puede ser sólo la lumbalgia. Seguro que tenías algo de arenilla..."
-  (Y dale con la arenilla) Me mandaron otro antiinflamatorio más fuerte.
- "Que viene a ser el mismo que el que te receté yo"
- No, es más fuerte. Y me fue bien, me quitó el dolor.
- "Será algún tipo de... claro, porque ahí ya habías eliminado la arenilla que tenías"

   Le enseño la hoja de Urgencias. 
   La mirá y me la lanza desde el otro lado de la mesa.

- "Bah. ¿Sabes lo peor de la arenilla renal? Que te puede volver a aparecer. Así que te vamos a hacer un seguimiento.... (teclea algo en el ordenador) ... antes de pasar a hacerte pruebas mayores"
- (¿CÓMO?)
- "A ver, ¿cuántos cólicos renales has tenido, entonces?"
-  ... ¿El que usted me dijo?
- "Vale, te voy a pedir cita para que veas a la enfermera tamién y te talle"
- ¿Para qué? (¿hola? ¿y a usted que ca**** le importa mi peso y mi talla? ¡me dolía la espalda!)
- "Cosas que hacemos..."
- ... (¿algún día tendrá sentido todo? ...)
- "¿Tienes pareja estable?"
- (... ya veo que no) Em, no.
- "Bien. Aquí tienes; nos vemos en la próxima cita. Y no dejes de beber mucha agua".

Una de las primeras lecciones que me enseñaron cuando empecé a estudiar las asignaturas de Cirugía, hace ya un par de años, es una gran verdad que se grabó en mi cabeza desde el día que la escuché. Dice: Es normal equivocarse, todos cometemos errores: te equivocas, yo me equivoco. El Jefe de Servicio se equivocará menos que el Residente pero también tendrá errores. No pasa nada. Pero reconócelo. Ocultarlo sólo te hará perder tiempo y ganar problemas. Por esta razón no entiendo que haya aún personas que se dejen llevar por su cabezonería y la disfracen de experiencia tratando de tapar todos los errores que quedaron entre el tú y el yo. No, no, no...

Al menos tengo un par de semanas antes de que visite a la enfermera y ponga en mi historia clínica "gorda y soltera", ¡jajaja!

 ¡Feliz miércoles! 
 
 

16 septiembre 2011

Sobre ruedas


      Cuando era pequeña me encantaba fisgonear de un lado a otro a mi aire, sobre todo en la calle. A menudo me soltaba de la mano de mi madre y salía corriendo. Más tarde descubrí las cuatro ruedas y... chico, no hubo forma de bajarme desde entonces. Con frecuencia soñaba que conducía, mucho antes incluso de ser capaz de hacerlo. Ahora que miro estas fotos, me parece curioso como, en un abrir y cerrar de ojos, pueden pasar ante mí veinte años de recuerdos con sus cambios de marcha, tantos atascos, algún que otro exceso de velocidad y un par de STOPs.    

       Dicen que soñar con conducir significa que dominamos nuestra vida, que la controlamos y la dirigimos hacia donde queremos. Reconozco que en mi caso, la mayor parte del tiempo sé hacia donde voy aunque eso no me quita los obstáculos ni los momentos en los que me tomaría un semáforo en rojo para pensármelo. 

       Y me lo tomo; aunque como no me gusta esa sensación de incertidumbre y desconcierto, en cuanto puedo, me vuelvo a poner en marcha con nuevas energías. Tengo amigos que, en cambio, no hacen tal cosa sino que caminan por la vida sin mirar alrededor, sin detenerse y pensando que el disco rayado de la monotonía que escuchan es lo último en iTunes. Otros, han pasado tanto tiempo sentados pensándoselo todo que, cuando se han dado cuenta, se les han ido las oportunidades.

       Con esto no quiero exponer que alguien sea mejor o peor; sino que cada persona lleva su propia velocidad. La cuestión es que, con mayor o menor conciencia de ello, a pesar de circular regidos por unos códigos, todos somos conductores en la vía de nuestra propia vida. El rumbo de tu vida no lo marcan los demás, ni las circunstancias ni el azar; puede que estos influyan pero el volante siempre lo diriges tú.

       Entre tú y yo, ¿te he dicho ya que me encanta conducir? 
       ¡Feliz fin de semana!

08 septiembre 2011

Después

... de una página viene otra página distinta; y luego otra.
Recuerdo que cuando era más pequeña deseaba que pasara rápidamente el verano y llegara Septiembre: el mes que huele a libros nuevos y lápices afilados. De repente un año algo fue diferente, algo cambió. Ahora, a medida que se acerca el punto sin retorno: el día de regreso a las aulas, quiero aferrarme al tiempo y detenerlo. Entre tú y yo, no me reconozco.       

14 agosto 2011

Por fin... ¡empiezan mis vacaciones!

Estas últimas semanas no he estado muy comunicativa, lo sé. Pero es que el verano a mí me tiene zigzagueando entre la sombra y el sol. Se me han quedado muchas historias en el tintero y otras tantas que coleccionaré a mi regreso pero ahora toca colgar el cartel de cerrado por vacaciones. No será por mucho tiempo, sólo unos 15 días que estaré pululando por otras esferas. No te digo a dónde voy, creo que ya he dado demasiadas pistas... :) Sólo te diré que regreso a un lugar conocido y querido.

Nos veremos a mi vuelta en septiembre. Hasta entonces, de todo corazón...
¡¡muy Feliz Verano para todos!!