A
diario descubro gente con ideas diferentes y curiosamente, brillantes.
Aquellos que de un caso aislado pueden sacar una regla universal válida.
Sin saber cómo, simplemente porque saben que tienen razón. Aquellos que
saben ver y ven lo que los demás no advertimos. El problema es que nadie les escucha, porque
no tienen una voz que suene más alta que el relincho de las masas. Y
así todo queda en nada; y esas ideas brillantes se oxidan y se olvidan.
Lamentablemente, decidimos escuchar no a las voces anónimas, sino
aquellas que se presentan con nombre y apellidos, sin importar qué diga
ni con qué intenciones lo haga. Pudiendo estar a favor o en contra y
teniendo al respecto tantas variadas opiniones como personas hay en este
Mundo. El por qué: porque es más fácil decir "sí" o "no" a lo que otro
ha pronunciado antes. Gestar ideas nuevas y además inteligentes, es
tarea difícil y destreza de muy pocos. Por eso yo prefiero desechar a
las grandes corrientes y afinar el oído para escuchar lo que la gente entre tú y yo tiene que decir. A menudo me sorprende lo que encuentro.
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