02 diciembre 2020

Entre sus brazos

El mayor sueño de Delia se vino a cumplir este año 2020. 
Al fin su hijo Jorge había sido padre. Después de un parto casi tan largo como una vida, había llegado al mundo una niñita pequeña y pecosa a la que llamaron Lucía. Desde ese momento el corazón de Delia le pertenecía. 

Suspiraba cada día por verla crecer, poder comprarle ropa y juguetes. Que no le falte de nada. Cada día mira sus fotos preguntándose si no es la cosa más bonita que haya visto. Está enamorada de esa niña tan preciosa. Y a la vez se acordaba tanto de cuando ella misma había sido madre y había fantaseado con tener una niña. Pero el destino quiso que tuviera solo a Jorge como único fruto de un matrimonio roto. Él los había abandonado un triste mes de diciembre. 

Por suerte, su hijo Jorge no había salido a su padre. Creció feliz, era un niño muy estudioso y cuando hubo que elegir carrera, eligió la psicología. Siempre fue muy divertido, de esa clase de persona que sabe mostrarte la luz cuando estás perdido. A Delia siempre la ayudó poder contar con él. Pero un buen día, arrastró una maleta hasta la puerta diciendo que “salía a buscar su futuro”. Nunca prometió que volvería. Luego conoció a su mujer en Hamburgo: una chica alemana tan graciosa y abierta como él. 

Ahí es donde viven, ahora junto a la pequeña Lucía. Luz de sus vidas. 

Después de todo, Delia lamenta que su nieta haya nacido este año. Ella vive en la calle que hay detrás de este Centro de Salud, a un paso de la farmacia. Con todo esto del COVID aún no ha podido ir a visitar a su hijo a Alemania porque, además, es paciente de riesgo. Así que no hay día que no se asome a la ventana esperando volver a ver aviones pasar o imágenes de aeropuertos otra vez llenos de vida en las noticias. 

Delia tiene ya varias bolsas de regalo guardadas, la maleta en la puerta y el alma en vilo, esperando. Todo para cuando se puedan volver a ver y pueda, por fin, tener a la pequeña Lucía entre sus brazos.

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