22 mayo 2014

Contrastes

 "Contraste:
1. m. Acción y efecto de contrastar.
2. m. Oposición, contraposición o diferencia notable que existe entre personas o cosas."
                                                                                -- Real Academia Española  

No podemos hablar de términos medios cuando se trata de contrastes. Dejemos, por un momento, los matices a un lado. Se es diferente o no. Blanco sobre negro; negro sobre blanco. Tú sabes que esto es así. Lo es cuando vas por la calle, sin fijarte en ningún punto concreto y observando todo en general. Rodeado de gente es cuando más sentido cobra esta palabra pues estamos inmersos en una realidad llena de contrastes. En parte, es cosa nuestra decidir ser el punto de contraste o no. Por nuestra forma de ser, de vestir, de pensar, de hablar; destacamos si es algo bueno y nos critican si es algo malo. Así es normal que a todos nos haya preocupado alguna vez encajar. Pero encajar, ¿en qué? Olvidamos que este mundo no es un cubo de rubrik, que no hay lado naranja, lado azul o lado verde. Ya sé que a esto hay que añadir infinitos matices. Cada individuo tiene los suyos propios, que hacen de cada uno, un mundo particular. Al menos eso es lo que me gusta pensar. Luego, salgo a la calle y no puedo evitar fijarme en los negros sobre blancos y blancos sobre negros... en definitiva, en los contrastes: aquella chica que llevaba la falda demasiado corta, y la otra que iba demasiado abrigada para ser mayo, el chico con la barba demasiado larga o el pelo demasiado llamativo, unos con posibilidad de gastar tanto y otros, tan poco, aquella chica que no hablaba nada y la que no paraba. Puede que la clave esté en los excesos, los demasiados. Puede que la culpa sea también nuestra, por abusar de la originalidad hasta ocasionar un desequilibrio entre lo oscuro y lo claro y luego, encima, preguntarnos dónde encajamos.    

20 mayo 2014

Voces del pasado

El otro día a mi padre se le rompió el teléfono del trabajo y en la empresa le dieron una blackberry. Él es anti-tecnología aunque yo ya le he repetido mil veces que no puede luchar contra el progreso. El caso es que no controla los móviles y menos uno táctil, como el que le dieron. Pero no le quedó otra salida, tiene que estar comunicado; así que tuvo que escuchar estresado mi tutorial sobre el manejo rápido y fácil del smartphone. Esto fue la tarde antes de la prueba del ECOE.

El primer problema que encontró fue que, aunque había metido su tarjeta SIM, no podía ver los contactos guardados. Nada, di un par de vueltas por los botones y conseguí que le aparecieran. Entonces aprovechó la ocasión para hacer una limpieza de contactos y algo muy curioso ocurrió. Encontró por casualidad un número de teléfono, de una persona que había sido muy amiga mía antes de la postguerra (3º Medicina). Por aquel entonces, yo no tenía contrato de llamadas y casi siempre estaba sin saldo en el teléfono. Así que no me extrañó que tuviera aquel número guardado, posiblemente de alguna ocasión en la que utilizara su móvil para llamarla. 

Yo le dije que borrara el contacto, que yo no lo iba a necesitar y que, con total seguridad, ella habría cambiado de número. Qué aburrida sería la vida si no te derrumbara tus teorías a cada rato. La cuestión es que di por hecho que el número sería ahora el de nadie y lo utilicé para enseñarle a llamar. Le di al botón de llamada y para terminar de mejorarlo, ¡al del altavoz! ¿Por qué las blackberrys no tienen el botón rojo para apagar las llamadas? Entonces, sonó la voz de ella: "¿diga? ... ¿sí?". Sudé tinta china unos segundos hasta que di con el botoncito de las nari... y pude colgar. Fue un susto. Creo que esperaba cualquier cosa, menos que contestara. Escucharla al otro lado del teléfono, como había hecho tantas veces hace años, me dio una mezcla de intriga y nostalgia. Por un lado, me hubiese gustado hablar con ella; por el otro... suerte que encontré ese botón. Remover el pasado entre tú y yo nunca fue mi pasatiempo preferido. Y menos contactar con mis fantasmas particulares. 
Di por concluida la clase cuando mi padre encontró él solito el botón de la cámara y se puso a sacar fotos con la blackberry. Yo no fui tan rápida, me costó algunas cavilaciones más poder pasar a otra cosa.   

19 mayo 2014

Al día siguiente

"Disfruten cada momento de este gran día, la noche es larga." 
Fotografía por A. Amador (link)
Eso nos aconsejaron, y así lo hice. Por la mañana todavía me duraba el color del pintalabios. Que fue una gran noche, eso es verdad. A veces las estrellas se alinean entre tú y yo y todo sale bien. El día de mi graduación de medicina fue una de esas veces. Tantos preparativos, tanto corre corre...Y al final resulta que los nervios eran infundados y que cada segundo de ese gran día forma parte ahora de mis mejores recuerdos. No me cansaré de dar las gracias a todos los que me dieron su apoyo incondicional mucho antes de divisar siquiera la línea de meta y estuvieron allí para verme alcanzarla. Fue un camino espinoso, largo y abrumador. Pero cada minuto de esta gran carrera valió la pena.
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Lo he hecho!!!!!!!!!!!!!!! 

17 mayo 2014

El gran día

             Hoy es un día importante para mí. 
Todavía no me lo creo: el proyecto que soñé hace siete años ya es una realidad. Poder vestir el color amarillo de Medicina me hace mucha ilusión. Sé que seré la mejor médico que pueda ser. Y lo sé porque me esfuerzo cuanto haga falta y a la hora de entregarse, te lo doy todo. Muchas veces caí muerta de hambre, extenuada de cansancio, o desquiciada de nervios. Cientos de veces imaginé que lo dejaba para, al momento, despertar y seguir estudiando. En un camino tan tan largo como medicina, la meta parece no llegar nunca. Pero llega. Esta foto demuestra que el trabajo, la constancia y las ganas de superarse entre tú y yo es la mejor de las recetas.
Este gran logro va dedicado íntegramente a mi familia, a todos los que quisieron formar parte de ella. Eternamente gracias por empujarme a conseguirlo. 

09 mayo 2014

La mejor época de tu vida

Me quedo a cuadros cada vez que alguien me dice "así recordarás que éstos eran los mejores años de tu vida". Siempre termino respondiendo un: "yaa, yaa" aunque en el fondo no me lo creo para nada. Una vida no se divide en dos mitades: la buena y la mala. Tampoco tiene por qué ser la primera mitad, la buena. La vida es un mosaico de momentos y circunstancias: buenas, malas, divertidas, nostálgicas, felices... una amplia gama de colores que pintan tus pasos. El devenir dicta el ritmo arbitrario en que todas estas escenas te ocurren. Ahora miro atrás y no podría decirte cuál ha sido el mejor año de mi vida; porque ninguno lo fue. Sólo tengo momentos salpicados por todos los calendarios pasados en los que fui inmensamente feliz; esos son los que elijo recordar como los mejores momentos de mi vida. Confío en que el futuro me traiga más oportunidades de alegría y por tanto, pienso que creer que "los mejores años de tu vida" han pasado es una actitud derrotista, desesperanzada y nostálgica. Por mi parte, siempre espero que lo mejor entre tú y yo esté por venir y sigo respondiendo "yaa, yaa" porque no pretendo que nadie me entienda (¿alguien podría?).
  

06 mayo 2014

A un paso

Una de las verdades más maravillosas y dolorosas de la Vida es que todo, con el tiempo, llega. Lo bueno y lo malo. Te alcanza y enseguida, pasa. Estos días me deleito imaginando los momentos que están cada vez más cerca entre tú y yo... Tic, tac...
 

05 mayo 2014

London

Yo a la dcha fotografiando St. Paul's
Mi hermana V. ha estado esta semana en Londres con sus compañeros, de viaje de fin de curso. Tenía muchas ganas de ir porque era la última de la familia en visitar ese país y esa ciudad. Todos le habíamos contado nuestras experiencias: las buenas, las estupendas, las maravillosas. Y claro, ella estaba deseando ir. 

Ahora mismo debe estar mareándose en alguna atracción de vértigo del parque de atracciones. Al parecer lo que menos le gusta es la comida (normal, los ingleses comen cada cosa...). Está indignada porque el grupo va armando escándalo por donde pasa. En casa ya le advertimos que los españoles en Inglaterra somos una feria andante. Dice que ha visto llover poco. ¿Qué le vamos a hacer? Yo vi llover durante horas en Agosto y ella ha cogido un tiempo espectacular en Mayo. También cuenta que ha gastado mucho en regalos pero que no ha practicado tanto inglés como le hubiese gustado. Me acuerdo perfectamente de esa sensación, la de gastar dinero rápidamente. Aquello era un no parar, en cada tienda tenía mil motivos para acercarme a mirar y al final, muchas veces terminaba por comprar. ¿Quién sabía cuándo podría volver?
Luego siempre volvía... 
Londres tiene lugares que te enamoran y te enganchan. Todas las veces que he estado en Inglatera he descubierto que las cosas entre y yo se pueden hacer de otra manera, y mejor (menos la comida). Es un país precioso con muchas historias para el viajero que como yo, va buscando algo especial. Siempre hay algún rincón mágico: puede ser una librería de segunda mano en Notting Hill, un puesto de especias en Covent Garden, los cisnes del Hyde Park, las ardillas que vienen a por tu comida, los policías que te saludan por la calle, los pubs del Soho, el barrio chino, los barcos que van por el río, las campanadas del Big Ben, las infinitas rutas subterráneas del metro, la gente que conoces, los callejones que pasan desapercibidos, los edificios modernos al lado de iglesias antiguas, los puestos de fruta en plena calle... 

En el punto más alto de St. Paul's