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10 abril 2021

29 noviembre 2015

Seis meses de Luna de Miel (en Atención Primaria)

Esta semana se han cumplido los 6 meses de rotación en Atención Primaria, la mitad de mi primer año de residencia MIR. Por supuesto, hoy me he despertado con la necesidad imperiosa de contártelo.

Los cachorritos de Medicina Familiar y Comunitaria somos los residentes más afortunados de todos -me arriesgo a asegurar, ya que casi ninguna otra especialidad pasa tanto tiempo en su servicio al principio. Para nosotros es doblemente importante porque, como nos dijeron al principio "no pertenecemos al hospital, sino a la comunidad" y tener esto presente sin conocer primero el que ha de ser nuestro hábitat natural, es difícil. 

Sin haber pisado aún el hospital, puedo decir que la consulta de Atención Primaria es un lugar duro, con alto nivel de rendimiento, donde se trabaja (y nos exigen) muchísimo, con una gran carga asistencial diaria y con escasos periodos de tregua, normalmente sin bajar de los 35-40 pacientes al día. A pesar de esto, también es la consulta más agradable, donde la gente aprende a conocerte y al final se deja coger cariño. Llegas a saber sus historias, a entender mejor los por qués, a sufrir un poquito con ellos y a reír siempre que se pueda. Cuando lo haces bien, los pacientes vuelven a darte las gracias. Cuando lo haces mal, se cambian de cupo y te miran mal desde la sala de espera de la otra consulta. Qué le vamos a hacer, no todo son aciertos.    

La consulta de Primaria es donde he podido formarme mejor, inventando el tiempo para aprender siempre algo nuevo, revisar tratamientos, organizar protocolos y preparar exposiciones. Esto ha sido posible gracias a que el destino quiso poner en mi camino una tutora estupenda y dedicada, responsable y constante. No me quedó otra que devolvérselo de la misma manera, dando todo lo mejor de mí cada día. Por supuesto, ya la echo de menos. Algo parecido ocurre con mi compañera V., mi co-R de centro de salud que ha estado trabajando conmigo codo con codo. Aunque a ella no necesitaré echarla de menos porque se viene conmigo al hospital; ambas sabemos que nos espera un periodo de adaptación. Ya sabes, lo nuevo y desconocido da un poco de angustia al principio. El hospital ahora se nos hace un mundo contando también con que ninguna de las dos es de la isla, así que lo único que conocemos del Hospital Insular es cómo llegar a Urgencias (por las guardias) y desde allí al comedor o al cuarto de descanso. Tampoco ha de ser muy difícil, supongo...

Desde la izquierda, mi coR V. y yo junto a nuestros tutores.

¿Qué he aprendido en estos seis meses? Que el Médico de Familia es médico, a domicilio muchas veces, amigo, consejero, confidente, oyente, cómplice, psicólogo, intermediario, dietista, personal coach, farmacéutico, guía espiritual, lo que el paciente necesite que seamos. "Los pacientes mienten" -me dijeron. En ningún sitio se han oído tantas verdades como entre esas cuatro paredes de nuestra consulta. Hay personas que acuden simplemente buscando una opinión sobre qué hacer respecto a algún asunto. La cuestión es que no hay asignatura que valga para este trabajo. Lo único que tienes como arma para ayudar a los pacientes muchas veces es lo que llevas contigo en la vida, la humanidad y la empatía. 

A mi tutora y a mí los pacientes nos llaman "la pareja tranquila".

Una paciente nos dijo el chisme un día. Eso es porque si tenemos 6 min. por paciente, nosotras les damos ocho y luego finalmente son quince, veinte o los que hagan falta. Hay personas que requieren más tiempo que otros y esto, los demás no lo entienden hasta que están dentro de la consulta. Algunas veces también es porque nos la juega la tecnología y el ordenador se pone como le da la gana. La cuestión es que ninguno se queda sin ser visto, escuchado y atendido. Esto lleva su tiempo y, aunque se desesperen en la sala, al final todos se van agradecidos. 

A los abuelos, que nunca fueron objeto de mi devoción, les he terminado cogiendo cariño. A muchos los llamo de nombre, me dan besos cuando me ven incluso por la calle y se sienten totalmente seguros cuando acuden a Urgencias y me encuentran a mí allí. Yo me siento como su protectora y no es rara la guardia que busque en la lista de pacientes ingresados algún nombre conocido, por si les hiciera falta mi ayuda, consuelo o compañia.


He descubierto que mi punto débil son los pacientes hipocondríacos, bipolares e histriónicos. Para ellos sólo tengo mi mejorada cara de póker. A veces uno tiene que aprender a luchar frente a la transferencia y contra-transferencia para evitar conflictos. Por más que quiera, hay cosas que me cuesta entender y aceptar. Será cuestión de tiempo y de madurarlo.

El verano fue sin duda la mejor época, cuando comenzaron de nuevo las clases en septiembre y la gente volvió de vacaciones el nivel asistencial se intensificó así como las exigencias docentes. A mí me pilló regresando de viaje. Benditas vacaciones, entre Tenerife y Londres, me ayudaron a ponerme las pilas. Al volver no me costó mucho coger ritmo de nuevo y aunque es cierto que hay fines de semana que no puedo mover un músculo, la cuestión es que me gusta mi vida tal y como es. Ahora mismo no cambiaría absolutamente nada. Lo que queda por aprender, la gente que queda por conocer, los pacientes que aún tienen mucho que enseñarme... todo eso, es parte del camino. 

Las guardias en Urgencias serguirán siendo como hasta ahora. Uno ve todos los pacientes que pueda, les alivia el dolor, les pone oxígeno, una dieta adecuada y luego va a buscar al adjunto cuando algún monitor pita más de la cuenta o no tienes ni idea o crees que aquel paciente está para irse a casa. Lo de las 24 horas se lleva medianamente... pfs, buah.. se lleva. A mí en particular siempre me atrajo mucho más trabajar de noche que de día; al igual que viajar. El ritmo nocturno es diferente al diurno por todo: el tipo de pacientes que llega, escuchar la sala de Observación en silencio, con las luces a medio apagar y el sonido de los monitores. Me gusta. Hay veces que he tenido tiempo hasta de estudiar; otras, de echar un sueñecito con la cabeza empotrada en el teclado. Uno va conociendo a los equipos de enfermería (y ellos a ti), a los celadores, aprendes a hacerte autosuficiente y no esperar por el auxiliar, que está ocupado, para que solucione cosas que puedes hacer tú mismo. 
En definitiva las cosas marchan. El tiempo va pasando, a veces a una velocidad pasmosa. Me pongo a pensar en cómo estaba yo al principio del año, viviendo en Madrid, opositora MIR echa un lío y con el estómago trancado en un nudo marinero de los fuertes; luego en mi casa, en Tenerife deseando pasar de página durante unos meses interminables, luego mudándome a Gran Canaria, comenzando a vivir por mi cuenta, empezando de cero una vida nueva en un sitio conocido sólo a medias, comprando mi coche soñado, aprendiendo lo que es ser solvente (y responsable) y ahora... aquí estoy, dando las gracias cada día, por cada paso que di y las decisiones que me trajeron hasta aquí, queriendo echar pequeñas raíces justo donde estoy para que todos sepan a dónde pertenezco. Después de lo malo, lo nefasto y lo buenísimo, todo ello, sólo me queda decir entre tú y yo que, volvería a hacerlo. Una y otra vez, elegiría este camino desde el principio. Estoy agradecida incluso a los obstáculos que me obligaron a rectificar rumbo, orientándome hasta este lugar, me hicieron fuerte y me enseñaron que, lo que había al final de todo, era sólo el principio.
¡Feliz semana a todos, 
muchos ánimos para los opositores MIR 
y abrazos para aquellos que me leen!

20 mayo 2014

Voces del pasado

El otro día a mi padre se le rompió el teléfono del trabajo y en la empresa le dieron una blackberry. Él es anti-tecnología aunque yo ya le he repetido mil veces que no puede luchar contra el progreso. El caso es que no controla los móviles y menos uno táctil, como el que le dieron. Pero no le quedó otra salida, tiene que estar comunicado; así que tuvo que escuchar estresado mi tutorial sobre el manejo rápido y fácil del smartphone. Esto fue la tarde antes de la prueba del ECOE.

El primer problema que encontró fue que, aunque había metido su tarjeta SIM, no podía ver los contactos guardados. Nada, di un par de vueltas por los botones y conseguí que le aparecieran. Entonces aprovechó la ocasión para hacer una limpieza de contactos y algo muy curioso ocurrió. Encontró por casualidad un número de teléfono, de una persona que había sido muy amiga mía antes de la postguerra (3º Medicina). Por aquel entonces, yo no tenía contrato de llamadas y casi siempre estaba sin saldo en el teléfono. Así que no me extrañó que tuviera aquel número guardado, posiblemente de alguna ocasión en la que utilizara su móvil para llamarla. 

Yo le dije que borrara el contacto, que yo no lo iba a necesitar y que, con total seguridad, ella habría cambiado de número. Qué aburrida sería la vida si no te derrumbara tus teorías a cada rato. La cuestión es que di por hecho que el número sería ahora el de nadie y lo utilicé para enseñarle a llamar. Le di al botón de llamada y para terminar de mejorarlo, ¡al del altavoz! ¿Por qué las blackberrys no tienen el botón rojo para apagar las llamadas? Entonces, sonó la voz de ella: "¿diga? ... ¿sí?". Sudé tinta china unos segundos hasta que di con el botoncito de las nari... y pude colgar. Fue un susto. Creo que esperaba cualquier cosa, menos que contestara. Escucharla al otro lado del teléfono, como había hecho tantas veces hace años, me dio una mezcla de intriga y nostalgia. Por un lado, me hubiese gustado hablar con ella; por el otro... suerte que encontré ese botón. Remover el pasado entre tú y yo nunca fue mi pasatiempo preferido. Y menos contactar con mis fantasmas particulares. 
Di por concluida la clase cuando mi padre encontró él solito el botón de la cámara y se puso a sacar fotos con la blackberry. Yo no fui tan rápida, me costó algunas cavilaciones más poder pasar a otra cosa.   

09 mayo 2014

La mejor época de tu vida

Me quedo a cuadros cada vez que alguien me dice "así recordarás que éstos eran los mejores años de tu vida". Siempre termino respondiendo un: "yaa, yaa" aunque en el fondo no me lo creo para nada. Una vida no se divide en dos mitades: la buena y la mala. Tampoco tiene por qué ser la primera mitad, la buena. La vida es un mosaico de momentos y circunstancias: buenas, malas, divertidas, nostálgicas, felices... una amplia gama de colores que pintan tus pasos. El devenir dicta el ritmo arbitrario en que todas estas escenas te ocurren. Ahora miro atrás y no podría decirte cuál ha sido el mejor año de mi vida; porque ninguno lo fue. Sólo tengo momentos salpicados por todos los calendarios pasados en los que fui inmensamente feliz; esos son los que elijo recordar como los mejores momentos de mi vida. Confío en que el futuro me traiga más oportunidades de alegría y por tanto, pienso que creer que "los mejores años de tu vida" han pasado es una actitud derrotista, desesperanzada y nostálgica. Por mi parte, siempre espero que lo mejor entre tú y yo esté por venir y sigo respondiendo "yaa, yaa" porque no pretendo que nadie me entienda (¿alguien podría?).
  

29 marzo 2014

Apenas

Es todo lo que me queda para terminar la carrera de Medicina. No quiero aburrirte haciéndote un resumen de lo que han sido mis últimos 7 años. Entre otras cosas, porque entre tú y yo puedes encontrar recortes de buena parte de ellos. Muchas historias que ahora, puede que sean agua pasada, que te haya repetido hasta el cansancio o que no recuerde. Da miedo ver cómo pasa el tiempo. 

No sé si será muy bueno vivir con esta cuenta atrás constantemente en la cabeza, pero el caso es que lo llevo haciendo todo este tiempo. Quién no quiere llegar a ver la luz al final del túnel. 

Perdona que hoy me ponga melancólica, porque en adelante no me lo podré permitir. Vienen momentos de exámenes finales, de fiestas finales y despedidas. Esos momentos merece la pena celebrarlos con la mejor de las sonrisas. Ya no me queda mucho tiempo en esta sala de espera. Que no me iré muy lejos, eso es cierto... seguiré aquí mismo, donde siempre. Pero no de la misma manera. Poder dar por alcanzado un objetivo tan grande, te cambia. Te da confianza. Y te abre el camino hacia otros propósitos aún más grandes. 
Un mes y medio, apenas... 

24 junio 2013

Dolor, benzodiacepinas y yoga


Sí, amigos. He vuelto a tener otra crisis de dolor lumbar. La última fuerte fue hace dos años, también por esta época del curso -fin de exámenes. No quiero acordarme de aquello; mi médico de cabecera pensó que me estaba dando un cólico nefrítico y no me hizo la receta apropiada. Esta vez no ha sido tan dramático. Empezó la última semana de exámenes ese dolor lumbar típico: localizado en parte baja de la espalda, siempre me aparece por la derecha, que se alivia sólo cuando relajo la posición, mientras, es un dolor quemante, como si me atravesara una barra de metal (o una espada, tipo "Juego de Tronos"). Tomo antiinflamatorios y hace el mismo efecto que el agua de lechuga, nada. (Lo siento por los que creen en el poder de dicha infusión). Aún me quedaban dos exámenes por hacer y no pensé en llamar al fisioterapeuta en aquel momento. Decidí aguantar. Error. 

Por qué fue un error: porque el dolor fue a más, mucho más. De tal modo que a la semana y media, cuando hice mis dos pruebas finales, me dolía en cualquier posición, no podía dormir ni toser ni reír. Así que como buena estudiante de medicina, me automediqué. Fui al cajón donde guardamos los medicamentos en mi casa y revolví a ver qué era lo más fuerte que encontraba. Ah, se hizo la luz. Encontré las benzodiacepinas que me recetaron la última vez cuando acudí casi desfallecida a Urgencias. Quedaban pastillas en la caja y por suerte no estaban caducadas. Era fin de semana y casi no podía ni caminar, pero tenía que esperar al lunes para poder ir al fisioterapeuta. 

Lunes, bendito lunes. Dejé un mensaje a primera hora en el contestador de mi salvador. A lo largo de la mañana me llamó y me dio cita para esa misma tarde. ¡Aleluya! L. es un gran profesional. La vez anterior ya había dejado mi columna destrozada en sus manos y había hecho magia con ella. No sé qué haría esta vez. Al entrar por la consulta y ver mi cara dijo: "¿te duele mucho la espalda otra vez no? se te nota en la cara". Yo junté las manos y recé a dios dándole las gracias por haber creado a los profesionales de cualquier especialidad o campo. Y a la acupuntura. Pero sobre todo a las manos de ese hombre que, durante la hora siguiente, me colocaron la espalda -vértebra a vértebra, en su sitio. Todavía me dolía al salir del consultorio, y al día siguiente también. A los dos días, el dolor había desaparecido por completo y ahora estoy como nueva. 

Le pregunté en esta ocasión a mi salvador, qué tipo de actividad podía realizar para ayudarme con el dolor cuando lo tuviera. Me recomendó el Yoga. Y yo pensando, ¿eso no es meditación? Pues sí, más o menos. Resumiendo sería como reflexología y estiramientos. Bueno, pinta bien; y parece más barata de lo que me estafarían entre la psicoterapia y la medicación juntos de seguir con ese dolor, así que no me importa probarlo. Claro que una cosa es el Yoga y otra la que Yo-haga. Digamos que lo intento y dejémoslo ahí, ¡jajaja!

24 abril 2013

Pasos

Volver a la facultad después de varias semanas, pasar por sus pasillos vacíos a primera hora de la mañana, notar el aire fresco y húmedo, oler a césped recién cortado y al momento, encontrarme paseando de nuevo por el campus universitario de Santiago de Compostela.
 

02 febrero 2013

Fragmentos

Todo cuadra cuando salir a correr no es huir.
Qué bonito sería decir que ya no huyo de los apuntes, de los exámenes, de las decisiones ni de ninguna persona. Pero todos somos luces y sombras; tenemos fragmentos de nosotros mismos que no siempre tienen por qué estar en consonancia con todo lo demás. Aunque estemos bien. Donde hubo un daño, queda cicatriz y donde hay tejido cicatricial, aquello nunca vuelve a ser lo que era. Cosas que aprendemos en Dermatología... No importa qué hagas con tus fragmentos, puede que incluso te olvides de ellos pero ahí quedan para desgracia nuestra. Ellos nos recuerdan nuestros errores, nuestras malas decisiones o la falta de las mismas. Ocurre como cuando perdiste una amistad que no supiste retener o cuidar. Si con el tiempo, vuelves a cruzarte con ella, lo más probable es que haya hecho nuevas amistades y simule que ya superó el malentendido. Pero no hay engaño posible entre tú y tú mismo. Sabes perfectamente lo que te hace sentir ese fragmento que a lo mejor ya tenías olvidado, y que ahora te hace recordar lo que aquella amistad te dio y te quitó. No es propio de tí pero aún así, ese pequeño fragmento que lleva su nombre, te sigue doliendo.  

¡Feliz Sábado! 

30 diciembre 2012

Reajustando planes

        Yo quería ser cirujana
Tenía madera. Me gustaban las manualidades y se me daba bien el punto de cruz. Era fan de Anatomía de Grey. Tener una excusa para ir todo el día en pijama me parecía un sueño. Pero estando en Medicina me hice (literalmente) añicos la espalda estudiando como una corcovada hasta que se me quebraron los codos y me salió lumbalgia. He desarrollado un temblor en las manos como un tic nervioso que no me deja maniobrar con tanta precisión como antes. Además, me he convertido en una cegata que no enfoca más allá de los 4 metros. Si ya tengo estos achaques antes del MIR, no quiero pensar cómo acabaré después ni de cómo podría resistir esas horas de quirófano. Creo que debería replantearme seriamente esta situación. Sí, lo he decidido. No voy a seguir más Anatomía de Grey. 
No pensarías que iba a descartar la Cirugía por un reúma de nada, ¿no? Además, entre tú y yo, la serie se ha vuelto malísima, ¿no te parece? 

15 septiembre 2012

El desubicado, el yogurín y el triste

Estas fueron mis tres oportunidades de ligue la noche pasada durante la fiesta del Cristo, aquí en La Laguna.
Los tres eran conocidos míos; del pasado, claro. Alguno era de un pasado más lejano que otro pero aún así no escaparon a mi ojo clínico. El hecho de encontrármelos en una misma noche siendo ellos de tan diferentes círculos de amistades me hizo ver que: primero, la fiesta del Cristo recibe cada año mucha mayor acogida y segundo, que debo tener un mal karma acumulado de narices desde hace varias vidas. Yo me aterraba por momentos. Tenía la sensación de quien estando a punto de morir, ve pasar ante sus ojos el resumen de su vida. ¿Será la señal de que puedo seguir adelante; como un desfile apoteósico de aquellos que alguna vez compartieron un capítulo de la historia conmigo?. Entre ellos y yo había existido un sí, un no y un tal vez. Quizá era hora de dejar marchar y olvidar tanta indecisión. Quizá soy yo sola la sentimental. Sea como fuere, ¡por favor que se me meta bien en el coco no volver a pisar nunca la misma piedra!  

24 julio 2012

La Banda Sonora de mi Vida

La música que me ha acompañado durante los últimos 5 años que, para nada casualmente, han sido los años que he pasado en Medicina. Ay, mis andanzas de aquellas épocas...

Primero

Segundo

 Tercero

Cuarto

Quinto

Para lo que viene...




Sinceramente, un no placer

Por supuesto, este post va sobre no conocer gente.
Reflexión de hoy: las últimas tres personas que no he conocido.
A! El chico que arregló los porteros del edificio donde vivo. 
Bueno, no es que tuviera que enseñarme su arbol genealógico, pero creo que lo mínimo después de entrar en mi casa a arreglar el telefonillo era decir un genérico "Hola" seguido de su nombre. Yo lo hago cuando me presento a un paciente que veo por primera, segunda, tercera e infinita vez. En fin, él se lo perdió. 

B! Una antigua compañera de mi madre de cuando hizo el curso de Auxiliar de Enfermería. 
¿Sabes ese incómodo silencio cuando vas con alguien y no te presenta al encontrarse con otra persona? ¡Ouch! A mi ego le duele, más que nada porque es como si no existiera. Vale que puede ser una persona a la que nunca más vuelvas a ver pero, alguien que trabaja en digamos, la entrada a una superficie comercial tan transitada como un Carrefour, pues da que pensar. Sep, porque entre tú y yo sabemos que probablemente volverás a ver a esa persona muchas más veces. Lo peor es que, cuando pase el tiempo, creerás que te has olvidado de su nombre y lo que ha ocurrido es que sencillamente, nunca te lo dijeron. 

C! El peor de los casos, no una persona sino ¡un grupo de personas! Amigos guay del pasado de un amigo mío. 
Guau, ahí sí que se palpa el efecto "ignoring" que te hacen. Imagina la situación... Vas caminando por la calle con tu amigo R. cuando de frente viene un grupo de personas que, al verle, estallan en un común "¡eyyyyy!" (en jerga canaria significa 'Hola, ¿cómo estás? ¡cuánto tiempo amigo! Te he echado de menos pero te veo bien así que cuéntame cómo te ha ido'). Claro ellos empiezan a hablar y enseguida se enzarzan en un intercambio de batallitas de los últimos 5 años en los que no se han visto ni hablado. ¿Y cómo reconocer que eso va para largo? Porque mi amigo se pone las manos en los bolsillos y pose de interesado. Mientras, yo sigo allí plantada (allí... allí... allí...) (eso era el eco de mi voz).

Hola, soy nadie, ¿que tal? Un no placer.   

12 julio 2012

Mis series de Verano

Cada Verano hago un "pito-pito" para elegir una serie a la que engancharme durante las semanas que tengo libres. Tras la clausura de la temporada correspondiente de Anatomía de Grey, voy en busca de algo nuevo con que hacer tiempo hasta Septiembre. Por lo general son series de las que no he visto ningún capítulo, que me hayan recomendado o no y que cuentan con considerables temporadas. 

Cuando era pequeña veía lo que ponían en la televisión: Los Vigilantes de la Playa o La Doctora Quinn. Con esto de Internet se acabó la tiranía del mando a distancia. Hace un par de años me iba el glamour y me empapé Sexo en Nueva York de principio a fin. Fue una importante dosis de sexo pero fue soportable; de hecho me encantó y esto hizo que me gustaran más las películas, secuelas de la historia. El verano pasado me dio por indagar en temas legales y acabé con The Good Wife aunque no fue para nada un final, sino el principio de una bonita y sana adicción por los abogados, los hombres con corbata y los pleitos.
Amigos, sin duda [SCRUBS] es la serie de este Verano: otra de médicos para variar. No había oído hablar de ella antes, me la recomendó mi amiga Z. y tiene 8 temporadas hasta donde me alcanza la vista. La empecé a ver y me enganchó desde el primer capítulo. ¡Hecho! Ahora me encuentro a mitad de camino en la historia de estos entrañables y carismáticos personajes que me han propiciado algunas de las mejores carcajadas del Verano y ¡qué demonios! del año entero. Porque lo que es divertido, no necesita tener lógica para que te haga reír. Que transcurra en un hospital, no es más que un mero hecho de emplazamiento. Esta podía haber sido la historia de cualquier novato en cualquier otra situación. Y entre tú y yo, es esa ingenuidad y falta de experiencia con la que tan bien me identifico porque después de tantos años de estudio, sigo sin tener ni idea. Qué quieres... estudio Medicina.

21 junio 2012

El hombre exigente y el in-exigente

La marcada dicotomía entre el hombre algo mayor y el hombre un poco joven se demuestra porque...  
El hombre exigente introduce una pregunta: "espera, responde a esto".
El hombre inexigente, pregunta: "entonces, ¿quedamos?".
Supongo que sabes identificar al mayor y al joven. No es difícil. En  ambas situaciones me he encontrado a lo largo de mi soltería voluntaria. Si te preguntas por los de mi misma edad te diré que, tras muchos años de cercana observación, me he convencido de que la generación del 89 no funciona correctamente, viene con algunas taras de serie. Bien sé yo de eso, hay cada elemento suelto por esos mundos... Eliminando a la generación alfa de la ecuación, nos quedan los jóvenes y los mayores. Y yo, a mitad de camino entre los dos, sin descartar a ninguno, me contento sabiendo que puedo ir en ambos sentidos del eje cronológico y encontrar un final satisfactorio en cada uno. 
Hasta que conoces al hombre en cuestión. Y te suelta una frase cualquiera de las de arriba; que les gratifica con un viaje al archivo de "contigo no, bicho, ¿cómo te lo digo?".
El problema no son ellos, soy yo. Porque a medida que se alejan de un rango de edad cercano al mío, las diferencias en madurez, objetivos y métodos se hacen más evidentes. No quiero una noche de grititos y risitas mientras se hace botellón (ya tuve esa época, jajaja) pero tampoco quiero hablar de nada que implique seriedad (=panico al compromiso). Una amiga me preguntaba el otro día "¿y qué es lo que quieres tú?". Entre ella y yo quedó un sincero "es que no lo sé...".
 

18 junio 2012

Adiós pequeña, adiós

Al fin ha llegado el momento esperado y eso para cualquier estudiante de este Mundo es... ¡el día de fin de curso! 
Para algunos llega con bañador y toalla de playa, para otros con alguna lágrima y para mí, ¿para mí? es algo así como un momento de los más cruciales de mi vida. Cada final de curso lo es pero este más que nunca porque es hora de hacer la valoración sobre mis decisiones pasadas. Por si has llegado tarde te comento que este curso me quedé a medias entre 4º y 5º de Medicina porque, entre la adaptación al plan Bolonia (EEES) y una serie de catastróficas desdichas y meteduras de pata, la cosa no me salió como esperaba y el pasado Septiembre dije adiós con la mano a la que era mi promoción para infiltrarme en una clase nueva. ¿Era lo acertado? ¿Tendría mejores resultados en mis exámenes teniendo menos asignaturas? ¿La Medicina era lo mío? ¿Me adaptaría a una clase nueva con gente nueva? Ay, cuántos interrogantes... Vamos por partes.
Mi 22 cumpleaños 4 Oct 2011
Al principio del curso lo que sin duda quería era inyectar algo de competitividad agresiva en mis venas para poder liberarme de la carga que llevaba conmigo (véase las peores asignaturas: Aparato Digestivo y Biofísica). Muchas horas de estudio acompañaron a este nuevo objetivo, aunque siempre había tiempo para los amigos, para pasarlo bien y para inmadurar. Y más estudio y más estudio y en medio algunas noches improvisadas de copas y de risas y de vida universitaria. 
Halloween Oct 2011
En la Facultad pocas novedades acompañaron este periodo de tiempo, salvo mi smartphone y mi flequillo nuevo que me daba ese aire de recién importada desde el Reino Unido. Mis chicas y yo nos pasábamos las mañanas en la biblioteca y las tardes en clase. Cupido hizo algún intento, pero fallido, con lo que ocupaba mis horas libres en estudiar. Con esfuerzo, mis amigos y yo hacíamos hueco para tomar café a las 10 e intercambiar batallas, chismes o ¡ey! ideas para la boda de mi amiga K. que será el próximo Septiembre :) (te contaría la guerra que me ha dado buscar acompañante, pero eso en el próximo capítulo). Un día cualquiera esperando a que abriera la biblioteca conocí a Z., una chica que sería mi mejor amiga unos meses más tarde aunque en ese momento ni lo sospechaba. Al llegar Diciembre ya dominaba el whatsapp pero lo único que me preocupaba era cómo iba a afrontar los exámenes de Enero.     
Navidad Dic 2011
Por si lo dudabas pasé una Navidad de perros estudiando en... ¡el Tea! El Tenerife Espacio de las Artes, que hace las veces de museo, biblioteca y sala de estudios 24 horas -muy útil en periodos de vacaciones como las Navidades. Allí fue donde me encontré con gente de mi clase nueva que parecía simpática y de hecho lo eran. Así que un día recogí mi puesto en la mesa de los independientes y me dejé acoger por los que hoy son mis Amigos. Los exámenes fueron un éxito y poder pasar las asignaturas más chungas con Sobresaliente me dieron el subidón de energía que necesitaba y fue entonces cuando decidí mudarme de la biblioteca de la Facultad al Tea indefinidamente. Allí se está muy bien...        
 

Problemas siempre hay; aunque algunas veces son mayores y otras vienen atenuados. Por ahora debo no quejarme de que, lo que complique mi vida, sea la subida de tasas de la universidad o que me hayan denegado la beca de estudios. Eso son minucias y por eso doy las gracias, porque sé que ahí afuera hay verdaderos problemas con mayúsculas que afectan a personas que pudieran no merecerlo. Incluso el que obra mal merece un castigo, pero la enfermedad no es la moneda de cambio de la justicia. Hay rotaciones clínicas que te marcan y la de Oncología Clínica fue una de ellas. No por el hecho de no tener visión profesional, porque en prácticas hay que estar a lo que hay que estar: a miles de kilómetros emocionales de los pacientes. Sino porque, lejos del hospital, aún recuerdo más de un caso que me hace derramar más de una lágrima. Llámame sentimental... yo me llamaré humana. 
Manifestación en Edificio Central de la ULL contra la subida de tasas
Señoras y señores esto se está terminando. Mi cuarti-quinto año de Medicina ha concluido con resultados muy positivos que me llevan a pensar que tomé el camino correcto: independiente pero muy bien acompañada. Qué decir sobre la Medicina aparte de que me parece la carrera más bonita que pueda hacerse, la más costosa, la más dura, la más exigente... todo eso y más, si bien se ve enormemente recompensada cuando le dedicas tu vocación y te entregas a lo que te gusta. Sin duda no fue un error la decisión que me llevó a la decisión de tomar la decisión de estudiar Medicina porque con los años me siento más comprometida. Casi he olvidado los malentendidos pasados con gente aún más pasada. Quizá esta seguridad que siento en el presente es la que me lleva a mirar al frente y a calcular hacia dónde se encamina mi destino sin temor a fallar el blanco. La puerta grande de la Cirugía se abre ante mí como una posibilidad de camino que hasta ahora no había tomado en serio. El tiempo dirá si mi convicción y mis habilidades son lo bastante buenas como para merecerla. 
Día Mundial de la Salud 2012
De momento, este verano parece que vuelvo a pasar de la toalla y el bronceador. 

Una oportunidad que no podía dejar pasar quiere que vaya a Santiago de Compostela a hacer un mes de prácticas clínicas durante el mes de Agosto completo. Sin duda el mejor plan que podría pensar para enlazar con la siguiente etapa de mi vida que sigue siendo predominantemente académica aunque para mí, altamente satisfactoria. Esto entre tú y yo es mi mundo. Es a lo que me dedico y es lo que soy.