Recientemente, estando en medio de una conversación sobre tópico artístico, me percaté de una gran verdad. Hay situaciones en las que no nos preocupamos por saber qué buscamos aunque intuitivamente, algo nos lleva hacia ello. Es como una fuerza superior. Un gusto exquisito o una selección de lo que nos gusta y lo que no, de entre un montón de cosas. En mi caso sin cuestionarme por qué, he desarrollado afinidad por el cine que suena a música, los musicales, el ballet o la música clásica. El qué busco, no me lo había planteado hasta ahora. Si me hubieses preguntado hace una semana te hubiese dicho que entretenimiento, canciones pegadizas, distracción, diversión. Pero contándole a esta persona acerca de lo que podía esperar de una obra musical que yo había visto, me sorprendió con un franco "porque al final, lo que uno espera ver es arte". Ganas de ARTE. Esa era la verdad. Que enmascarado bajo una selecta criba de lo que me gusta, se encuentra lo que realmente me apasiona y que no es otra cosa sino el arte. El arte congelado o en movimiento, que dura un segundo y persiste por años, que canta, baila, te enamora y te desgarra, con un sinfín de sentimientos universalmente compartidos porque entre tú y yo, "Si nos pinchan, ¿acaso no sangramos? Si nos hacen cosquillas, ¿acaso no reímos? Si nos envenenan, ¿acaso no morimos? Y si nos agravian, ¿no debemos vengarnos? Si nos parecemos en todo lo demás, nos pareceremos también en eso". El arte es sólo la expresión de lo que tenemos dentro; al aire, sin límites. Ser testigo de una muestra del mismo es creer posible que nuestras ideas gocen de la misma libertad. Y conseguir eso no tiene precio.
Una pequeña muestra, ¡haz clic en la imagen! :) |
¡CHAPÓ! :)
ResponderEliminarGracias! :D
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