07 noviembre 2011

En trámite

Aunque la mayor parte de la semana voy a las clases de 4º, el viernes pasado tuve que volver por una hora a mi clase de 5º a coger comisión de Oncología Médica.

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Coger comisión = Es un sistema de apuntes que usamos en nuestra facultad. Se asigna una pareja a cada hora de clase y ellos quedan encargados de asistir, coger los apuntes y diapositivas, procesarlo y confeccionar unos apuntes que luego se comparten con el resto de la clase y todos usamos para estudiar. De esta manera no tenemos que ir todos los días a clase ni volvernos locos (al menos individualmente) para conseguir todo el material. A los apuntes de cada día se les llama comisión o comi, cariñosamente. Cada comisión lleva escrito la fecha, nombre de la asignatura, a veces el nombre del profesor y los nombres de la pareja que la hizo. Bueno, esto último en ocasiones puede resultar problemático, en especial para las madres de algunas personas que parten de bases como esta: "La más grave de todas las arritmias cardiacas es al fibrilación ventricular, la cual, si no se detiene en 2 ó 3 min, es casi siempre mortal. Por ello suele ser característica de un paciente muerto". (Ehhh... no comments) o que tienen dudas como estas: "¿De dónde salen los mocos?".  
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       Pues eso, el viernes volví a mi clase original (que no, pecado original) con mi portátil, con las pilas al 100% y sin tiempo que perder. Al llegar al pasillo, mi compi de comisiones S. me esperaba allí. A la hora de la clase entramos, buscamos sitio (no fue difícil, no había nadie = viernes por la tarde) y acampamos en la segunda fila. En seguida vino la profesora y preparó las diapositivas: Cáncer de Esófago. Cáncer de Estómago. Cáncer de Colon. Cáncer de Recto. Al leer el título deduje que se trataba de una mujer con grandes espectativas y yo, una ilusa por pensar que las clases de 1 hora no daban para tanto...


       Tic-tic-tic-tic-tic-Tic! ... ... ... Tic-tic-tic-tic-tic-Tic!
       Esta era yo con el ordenador escribiendo a toda le*** lo que la mujer iba diciendo.

       40 minutos después...
       ¿¿Todavía no ha terminado con el cáncer de estómago?? ¿¿pero en cuánto tiempo va a dar el cáncer de colon y de recto?? ¿¿en 20 minutos?? Pues sí... sí, en efecto. La primera causa de muerte en España sólo nos llevó unos 15 minutillos. El cáncer de recto unos 5 minutos. Esto sí que es Bolonia (ironía aparte). Y aún así tuvimos tiempo al final para preguntar las dudas. Entonces intervengo yo y pregunto: "De las enfermedades inflamatorias intestinales, ¿cuál tiene más tendencia a dar cáncer?". Por si quieres saberlo, es la Colitis Ulcerosa (CU). A lo mejor alguien pensó que pregunté esa bobería por dármelas de lista; tenían razón. Lo hice para alimentar mi ego personal porque en la clase de Patología Digestiva de la semana anterior se lo habíamos preguntado al profesor y él... tuvo dudas. Mis amigos y yo creíamos que era la CU pero todo quedó en otro enigma por resolver. Ahora sé que teníamos razón. 

       ¡Bien! Se acabó la clase. Recogí mis cosas lo más rápido que pude porque ya entraba por la puerta el profesor de Pediatría y yo tenía que asistir a mi siguiente clase, que no era Pedia sino Gine, a un pasillo de distancia. Entonces pasó algo curioso. 

       Desde donde estaba, allá en la segunda fila, me giré hacia atrás y vi a mis antiguos compañeros de clase... había algunas caras amigas y entre ellos y yo, más caras. En ese momento fue como si, al mirarlos viera sobre sus cabezas una etiqueta con la historia y la conversación que tenía pendiente con cada uno de ellos, para algún día. Eran muchas, ¡madre mía, me dí cuenta de que tenía más asuntos pendientes que Patrick Swayze en Ghost! Agarré bien mi portátil y salí de la clase aprisa, sin mirar atrás, queriendo cortar a cada paso un lazo con el pasado.  

¡Feliz lunes!

06 noviembre 2011

En esencia

Lo que importa muchas veces son los pequeños detalles y las pequeñas alegrías; los pequeños momentos que después recordarás como los más grandes; las risas cómplices y las charlas de pasillo; las breves reseñas y las pequeñas aclaraciones; los silencios compartidos y las miradas que dicen tanto; esa pequeña parte de ti que dejas conocer y los pequeños secretos que quedan por siempre entre tú y yo... todo ello. Delicadamente enfrascado. Deliberadamente atesorado.

Lo demás... son menudencias.

Benedicto dice

"(...) En un mundo caracterizado por el relativismo, y que con demasiada frecuencia excluye la trascendencia de la universalidad de la razón (...)".
Benedicto XVI, 25 Septiembre 2006

       Parte de mis tareas de hermana mayor a veces incluyen ayudar a mis hermanas cuando tienen problemillas con sus propias tareas de fin de semana. Si ellas supieran lo diferente que se ve todo cuando nos hacemos mayores, el doble de fácil y la mitad de complicado, excepto cuando las dudas son problemas de física. Por eso, cuando ayer vino a preguntarme mi hermana V. acerca del significado de un texto de religión sólo dije "A ver, cuéntame" a pesar de que en mi cabeza la palabra Religión sonaba como al pasar una uña por una pizarra... chirriante y molesto.

       Era sencillo, no entendía esta frase del texto (normal, ni yo casi lo entiendo y ella está en 2º ESO). 

     Para empezar creía que había demasiado peso en las palabras relativismo, trascendencia, universalidad y razón como para ser sostenidas en dos renglones. Miré a la palabra razón y al momento se reactivaron en mi cabeza todas aquellas clases de filosofía que había tenido; ver esta palabra en este contexto me pareció una auténtica incongruencia. Luego miré a mi hermana y me pregunté cómo demonios (perdón) podía explircárselo a ella. Opté por contarle antes que nada lo que era el relativismo...

"El relativismo dice que no hay valores absolutos, todo lo que tú creas dependerá de cómo seas tú y tus circunstancias. Por ejemplo, lo que es bueno para mí puede no serlo para tí simplemente porque tu experiencia ha hecho que opines así. ¿Lo entiendes?"

"Bueno..."

"A ver, cada persona es diferente a los demás en todo porque cada uno tiene una vida distinta, unas experiencias distintas y les ocurren cosas distintas. Por esto cada uno cree que ciertas cosas son buenas y otras son malas... por su propia opinión. El Papa dice que en el mundo la mayoría de las personas tienen unos valores diferentes, ¿no?"

"¡Ah! Pero claro, es que todos tenemos opiniones diferentes..."

"Vale. Además, él opina que la gente no valora la universalidad de la razón, es decir, que la gente no cree importante tener unos valores universales. Y es verdad. Porque no todos tenemos las mismas opiniones acerca de las cosas".

"Chos, ¿te imaginas?"

"Pues de eso trata la Religión, de que debe haber unos valores iguales para todo el mundo; que las mismas cosas que son buenas para tí lo son para todos, que todos amemos lo mismo, que creamos que son malas las mismas cosas..."

"¿Pero cómo va a ser eso?"

"Sí, eso me pregunto yo...

       Eso me pregunto yo. El texto continuaba hablando sobre la relación entre las diferentes culturas pero yo evitaba a toda costa saltar al siguiente párrafo evitando así seguir leyendo aquello. Me dí por satisfecha cuando mi hermana me dijo que ya lo entendía y se marchó con su libro. No sé si por no molestarme o porque vio mi bien expresiva cara de incómodo inconformismo frente al texto y la fotito de aquel ejercicio pero el caso es que un rato más tarde oí voces desde el pasillo; era mi padre hablando -no con mucho ánimo- sobre lo que era blasfemar y que la Iglesia creía que era malo y blabla: "...es que blasfemar es un pecado, lo dice el primer mandamiento, creo. Búscalo para que veas". No quise intervenir así que sólo me reí mientras pensaba que en verdad era el tercero, creo. 

       Luego quise creer que había sido imparcial al hablarle a mi hermana sobre el texto pero entre tú y yo, me da que hay cosas que superan la trascendencia de la imparcialidad, quizá la prevalencia de la verdad y el hecho de acercarla un poco más a la realidad. En fin, otra más que no irá a misa.  

¡Feliz mañana de domingo!

05 noviembre 2011

Y al tercer día


El chico que conociste en aquella fiesta te llamará. 

Porque necesita un día para encontrarte a tí y dos días para encontrar el valor, porque lo que hubo entre él y tú se merece una petición de amistad y porque a la tercera va la vencida, ¿no? 

 
Te lo digo yo: ¡NO! Creo que el 3 es un número que está sobrevalorado, tal vez para dejarnos engañar por la derrota y dejar de inistir si a la tercera no conseguimos nuestros propósitos. Sé que es frustrante encajar cualquier decepción, pero estoy segura de que aquello que perseguimos será nuestro, si lo queremos... porque el premio es para los obstinados, para los que se atreven a seguir intentándolo, sólo para los que saben qué viene después del tres.

Keep on dreaming! Keep on waiting! Keep on trying! 
¡Feliz sábado!
 

In the Galaxy

Me gustaría hacer oficial que ¡no seré ya más la amiga cara!
Acabo de hacerme con uno como este así que a partir de ahora no hay excusas para no localizarme, para no tomarnos un café o un descanso ;)

Knowing me, Knowing you

Cuando la historia nos lleva de los chicles al café. 

        Continuando con el material de estudio, nuestro relato sobre el amor entre libros continúa con un estuche estratégicamente situado, habilidosamente olvidado y casualmente recogido por mí. Sabía que era de este chico; el 'raro' que llevaba un mes viniendo a la misma biblioteca, sentándose en la misma mesa y estudiando las mismas 150 páginas; el que había tardado menos de una semana en pasar de un inocente "hola" al "perdona, ¿tienes un chicle?". Ahora me veía saltando al siguiente escalón de la historia pero ni un centímetro más elevada del suelo.

       Típico... se olvidó el estuche. Yo sabía perfectamente que era de él, ¿qué podía hacer? Sí, tal vez dejarlo donde estaba hubiera sido una brillante opción pero por esto de ser buena persona decidí no dejarlo abandonado en la mesa y me lo llevé conmigo. Se lo entregaría a la mañana siguiente. 

       Por si te lo estabas preguntando: sí, abrí el estuche. 


       Me sentí como se tiene que sentir un Residente de Cirugía de primer año; lo abrí, miré dentro y me dije "a ver que encontramos aquí dentro". Si hubiera visto el lápiz sin afilar, los bolígrafos destapados y la tinta ensuciando el material del estuche habría deducido que estaba frente al estuche de un chico cualquiera pero no fue así. Impoluto, ésa es la palabra. Los bolígrafos, subrayadores y el portaminas estaban bien tapados, no había restos de goma ni manchas de tinta. Miré de reojo al mío y al ver los post-its asomando con las puntas arrugadas, un rotulador sin tapa y un bolígrafo que hacía dos semanas que no tenía tinta sentí vergüenza me dieron escalofríos e hice un amago de recomponer mi propio estuche tirando a la papelera unas bolitas de papel que tenía dentro acumuladas. 

       Al día siguiente le devolví el estuche y me lo agradeció invitándome a un café. Acordamos ir a la cafetería sobre las 11.30 porque era la hora a la que mis amigas y yo tenemos acostumbrado hacer un descanso para desayunar antes de ir a clase. 

       10.40 "Estoy muerto de sueño, ¿te importa que vayamos ya?"
                   (Pues da la casualidad de que ni tengo hambre ni he terminado de estudiar)

       Por alguna razón él parecía estar desesperado por salir de la biblioteca y yo no pensaba quedarme a solas con él así que convencí (arrastré) a mi amiga K. para que viniera con nosotros. Finalmente fuimos. Él pagó mi café tal como había prometido y yo le di las gracias como correspondía. 

       Nos sentamos los 3 en una mesa, él estaba sentado frente a mí. Buscamos de qué hablar, claro que conocer a alguien por primera vez e intentar hacerle justicia no son dos tareas que puedas realizar en 15 minutos. Pero lo intenté a pesar de que, por alguna razón, no me sentía cómoda allí. Mientras yo revolvía el azúcar en el café aún muy caliente, él terminaba de beberse el suyo, ¿no tenía sensibilidad en la boca? ¡Estaba ardiendo! Mi participación en la charla se limitaba a un "ajam", un par de "¿sí?" y muchos "uhmm". Parecía que la conversación siempre tenía que girar en torno a él: lo que le había ocurrido, lo que compraba, el móvil que tenía, las clases que tenía, los libros que usaba... La charla empezó por nuestros móviles, pasó por la inutilidad ((sí, ya...)) del iPad, la competitividad entre compañeros y siguió con apagones de luz, ratones que se comen los cables del teléfono y lo frustrante que es no poder ver Sálvame Deluxe ((so what?)). Cuando hablaba, gesticulaba exageradamente y daba repentinos golpes en la mesa que llamaban mi atención no sin crear cierta ansiedad. Estaba inclinado sobre la mesa y, a pesar de estar al otro lado conseguía salvar la distancia entre él y yo con lo que no se me pasaba que estaba demasiado cerca.

       Tenía algo que no me gustaba... 

       Terminamos en la cafetería y mientras caminábamos de regreso a la biblioteca me dijo que si yo quería, podía darme su número de teléfono para estar en contacto ((¡No, gracias!)). Me saqué una mentira de la manga y me inventé una excusa. 


       Me gustaría poder decirte que estoy de acuerdo con que no hay que juzgar a las personas antes de conocerlas. Me gustaría poder creer esta gran verdad que una vez leí en el reverso de un sobre de azúcar y me pareció una premisa universal. Pero cada día vuelvo a confirmar mi teoría: Todos prejuzgamos a una persona antes de conocerla porque es casi totalmente... ¡inevitable! Algunos con más intuición aciertan; otros, se equivocan y cambian de opinión más tarde pero la cruda realidad es que a diario todos somos objeto de los prejuicios, las sentencias y las apelaciones. Con esto termino diciéndote que detrás de un chico que te parece un raro lo que hay es ¡un raro!.

¡Feliz noche!

29 octubre 2011

Perdona, ¿tienes un chicle?

Aunque no lo creas, todavía hay quien usa esta técnica para ligar en la biblioteca.
Y lo peor de todo es que funciona.
Recientemente me he visto envuelta por accidente en una loca historia de amor y romance en la facultad. Todo empezó porque dos de mis amigos (ya sabes que no me gusta señalar ···> K. y K.) decidieron un día hacer de cupido improvisado a tiempo parcial, ¡pero no para mí!   

Respecto a la parejita, tanto a él como a ella los conozco sólo de lejos y sólo de vista pero la opinión que ambos me merecen es bastante buena. Los dos estudian lo mismo pero en distintos niveles. Los dos estudian en la misma biblioteca y los dos están solteros. Ni él ni ella sabían de la existencia del otro hasta este momento. ¿No es excitante? Tan sólo hizo falta un empujoncito y se puso en marcha toda una enigmática cascada de reacciones y, más importante, sensaciones. Le explicaron a él cómo era ella y cómo podía encontrarla. "¿Y ya está?" pregunté yo escéptica. "Ahora hay que esperar..."- me dijeron, aunque para mí el término esperar sólo era aplicable a las orquídeas -"si él tiene interés se acercará a ella y le pedirá la hora o le preguntará cualquier cosa".
¿Surgirá el amor? Quién sabe. De momento, la flecha ha sido lanzada y todos contenemos la respiración mientras sigue en vuelo.  

Pero... ¿pedirle la hora? ¿en la biblioteca? ¡si hay un reloj al fondo que se ve perfectamente! Creo que mis amigos se quedaron un poco obsoletos en esto, ¿qué chico se acerca a una chica con tal pretexto? Te lo digo yo: NINGUNO. Nadie se te acerca y comienza una conversación con un "oye, ¿tienes un folio de sobra?" con intenciones que van más allá de conseguir una hoja de papel. Puede que publique en tu muro cuánto te quiere o te dedique un tweet porque cada día más somos capaces de empaquetar el @mor y otros abstractos en 140 caracteres, todo un reto. Pero dos personas pueden verse cada día durante meses antes de decidirse a empezar una conversación. Entre tú y yo, a veces puede ser... complicado.

Y además tengo el ejemplo perfecto para terminar de convencerte.

Hay un chico que estudia en la misma biblioteca que yo; nos vemos todos los días desde que empezó el curso y yo comencé a preparar mis exámenes. No le conozco pero eso no es obstáculo para ser educada y devolver el saludo cuando me dice hola al pasar por mi lado. La semana pasada estaba estudiando cuando en un momento determinado llamó mi atención y dijo "Perdona, ¿tienes un chicle?". Estaba claro que quería un chicle, ¿¿no??

¡Feliz fin de semana!

26 octubre 2011

Mentes paralelas

Seguro que tú también conoces a alguien así. 
A veces nos encontramos con mundos paralelos al nuestro, inalcanzables. Son esas personas que aún queriendo que formen parte de nuestra vida nos abocan a los des-encuentros y las des-casualidades. Las vemos a nuestro lado y alrededor, caminando junto a nosotros durante un tramo del sendero al fin y al cabo, limitado. Son esas personas que ni te conocen ni dejan que las conozcas del todo, indescifrables. Puede que compartan contigo una hora, un fin de semana o cinco años pero al final podrás decir casi tan poco acerca de ellos como al principio. Son esas personas que escuchan lo que tienes que contarles y luego ellos no aportan nada suyo. Permiten que el espacio que se extiende entre nosotros se vicie con trivialidades, algún día bueno y no sé qué más. Son esas personas cuyo secreto mejor guardado es su verdadera identidad. Se refugian en la introversión y pasan por el mundo de puntillas. Lástima que las rectas paralelas no estén hechas para las intersecciones y lástima que las matemáticas sean tan exactas.  


Reciproci... ¿qué?


Hoy, al llegar a casa, no tuve más remedio que aparcar el coche bastante lejos. Además de estar bastante cansada tuve que caminar un tramo. En mi trayecto me crucé de frente con un chico bastante bien parecido que me dijo "hola" pero no lo conocía, así que no le respondí al saludo y seguí caminando. Para cuando llegué al portal de mi casa aún seguía tropezándome con mi estupidez y mi fanfarronería.
Más tarde, tuve que salir a la calle de nuevo y para mi gozo estaban poniendo multas a un par de coches mal aparcados. Saqué la llave del coche y uno de los policías se quedó mirando, a la espera de comprobar si yo era dueña de alguno de aquellos coches. Entonces dije "hola". Pero si hubo respuesta se evaporó antes de que yo pudiera escucharla.
Recordé en ese momento, lo que había ocurrido antes y no pude evitar la asociación. Recibimos lo que damos; llámalo karma, destino, causa-efecto... Aunque creer esto es un acto de fe y sin base que lo sustente, aparece vulnerable frente al arrollador puñado de nombres de "gente buena a la que le ocurren cosas malas" que podría citar ahora mismo. A lo mejor sí que unos nacen con estrella, otros nacen con la luna y otros, con nada. A lo mejor, creer que podemos influir en lo que nos da la vida es creer que tenemos demasiado poder. Pero entre tú y yo, ¿y si lo del factor suerte era mentira? Yo por si acaso, seguiré pensando en positivo pero con los dedos cruzados ;)

09 octubre 2011

El que lo persigue... ¿lo consigue?

Cómo conseguir pareja en 3 sencillos pasos.
(Sólo para aquellos que hayan conseguido pasar de la etapa de las miraditas).
1. Adulación
Aunque te cueste trabajo creerlo, los cumplidos aún son el arma más eficaz para atraer la atención de la otra persona. Funciona en un 77% de los casos(*); al recibir un elogio nuestra predisposición a continuar con la conversación, cambia favorablemente. Pero es importante que tengas en cuenta dos aspectos: no mientas y no exageres (o será demasiado evidente que mientes). 
   Ejemplo
     - Vaya, J. ¿tienes el carnet de conducir desde hace 4 años? 
     - Sí.
     - Guau... ¿y nunca has tenido un accidente?
     - No.
     - Y además, tampoco te duermes al volante por las mañanas...
     - No; porque si lo hago me estrello.
     - Ya, claro... pues es increíble...
     - ¿Sí? Nunca me lo habían dicho.
     - ¿No? (por algo será...)

2. Haz que la otra persona hable de sí misma
Si la primera técnica no te da resultado, prueba lo siguiente: dirige la conversación de manera que la otra persona tenga que hablar de sí misma. Está demostrado que en un 88% de los casos(*) al hablar de nosotros mismos, disminuimos los niveles de agresividad y aumenta nuestro buen rollo así como nuestra capacidad para monopolizar el tiempo de conversación. 
   Ejemplo:
     Día 28 de Junio, 22:52
     - Y... ¿qué planes tienes para las vacaciones, A.?
     - Aún no lo sé. 
     - Bueno, seguro que algo tienes pensado hacer...
     - No.
     - ... em...
     - ...
     - y ¿no te vas de viaje con tu familia? ¿ni al Sur con tus amigos?
     - Puede...
     - Ah, qué bien.
 
3. Cuéntale una historia triste acerca de ti
Si te han fallado las dos anteriores, es hora de sacar la artilleria pesada: toma la palabra, comparte con esa persona lo más amargo/triste/penoso de tu vida y deja que sucumba a la imperiosa necesidad de abrazarte y demostrarte su comprensión y amor. Las cifras revelan que es efectivo hasta en un 99% de los casos(*). Ya sabes, sólo ¡atrévete!
   Ejemplo
     - Me queda Biofísica... (cara de depresión) No sé qué voy a hacer para aprobarla...
       ... lo he intentado todo, estoy desesperada,V. no sé ya cuantas veces la he estudiado...
       ... el profesor me dice que haga problemas pero... (ojos brillantes) ... no me salen...
       (suspiro profundo) (otro suspiro profundo mirando al vacío)
     - Lo sé. (estira el brazo y...) ¿Vas a salir el fin de semana? Avisa para decirle a I. que
       compre una botella más de ron.


¿Qué hacer y qué no hacer? Creo que pedimos demasiado al querer disponer de unas reglas para tratar de comprender e influir en lo más impredecible y arbitrario que existe -nuestro carácter. No creas que quiero alardear tampoco de técnicas de seducción; no soy una experta y entre tú y yo, dudo mucho que los haya. Yo sólo vi una película del año 38 y quise compartir contigo lo que me vino a la cabeza en ese momento y algún que otro recuerdo. Tal vez a alguien le valen los consejos numerados; si ese es el caso, por favor avísame para cambiar mi versión de la verdad. Mientras, seguiré creyendo que no hay quien me comprenda ni lista de consejos para conseguirme.

Todas las conversaciones son basadas en hechos reales. 
(*) Datos estadísticos no contrastados (vamos, inventados).