Mostrando entradas con la etiqueta multa. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta multa. Mostrar todas las entradas

29 junio 2012

Panteón

Por cierto, el Taj Mahaj me parece precioso
Si no, mausoleo es lo que se está haciendo mi vecino de al lado. Porque no hay otra forma de llamarlo. Bueno, sí que hay otra manera, y es: "como rebajes un centímetro más la pared, te va a caer una denuncia". 
Todo empezó una agradable noche (sí, noche) de un viernes (sí, viernes) del pasado Mayo. Estábamos viendo una película en el salón. Estaba acabándose, así que tendrían que ser alrededor de las 11 de la noche. Entonces, empezaron los golpes en la casa de al lado. ¡Pum, pum, pum! Así empezaron y así continuaron al día siguiente; y al otro; y al otro. Al principio fueron fuertes. Tanto que, las figuras empezaron a caerse de los muebles por la vibración de la pared. Mi madre fue a hablar con él, o en este caso con los obreros porque por allí no había ni rastro del propietario. Él había cogido sus cosas y se había mudado a Acapulco (yo qué sé...) porque le molestaba el ruido. Esa fue la primera vez que mi madre se quejó. Esa misma tarde pasó por nuestra casa el propietario quien, por miedo a que llamáramos a los del Seguro amablemente, se ofreció a compensarnos económicamente por los desperfectos.
 
Mi madre empezó a tener más dolores de cabeza. Mi padre se propició unos cuantos viajes cabreado a la casa del vecino en diferentes ocasiones. Yo hacía todo lo posible por estar fuera de casa, cosa que no era difícil porque, estando en medio de exámenes, prácticamente vivía en la biblioteca. Ellos trabajaban a conciencia mañanas y tardes, sábados desde las 8 am y domingos desde las 9 am. Obviamente no se oían martillazos cuando había partidos de España (¡gracias Eurocopa!). 
 
La última vez que mi padre estuvo al lado, nos contó que el Señor D.L. había lijado toda la pared quitando el dibujo que tenía originalmente y había eliminado una pared para conectar el salón con el balcón. Luego había puesto el zócalo nuevo desde las habitaciones de atrás, por todo el pasillo y las estancias ampliadas. Cambió las puertas pero no se conformó con quitar las viejas y poner unas nuevas sino que modificó la estructura del marco también. Entre tú y yo: panteón. 
 
Esta semana terminaron las obras; un mes después. 
Ahora toca empezar a poner los cuadros nuevos (mierda, mierda, mierda).         
 

25 junio 2012

Mark, ¡déjame entrar!

Por si aún no lo habían notado hace unos cuantos días que no entro en Facebook. La razón es bastante lógica: me han bloqueado la cuenta. A quién se le ocurre hacerle eso a alguien que está de vacaciones y se pasa horas en Facebook. Bueno, al menos ha sido por un argumento lógico. Se trata de una medida de seguridad de Facebook contra la suplantación de identidad. Ejem. Según un correo que me enviaron, hay sospecha de que he suplantado identidad (de mí misma). Así que ahora me encuentro a la espera de que hagan las comprobaciones de rigor para poder volver a entrar en mi perfil. Mientras, me siguen llegando los avisos de notificaciones que tengo pendientes; los mensajes entre tú y yo que tengo sin leer; las fotos en las que me han etiquetado que no puedo ver.  No sé si son cosas mías o es verdad que las tecnologías tienen cierta tendencia a colapsar en mis cercanías. Como no me dejen entrar tendré que hacer lo impensable, muy improbable e inadmitible... volver a Tuenti (¡¡ni de co**!!). No, al final renergaré de la Tecnología y con el dinero que me iba a gastar en un iPad, me compraré dos cabras y me mudaré al barranco. 

Gracias Mark, colega. 

26 octubre 2011

Reciproci... ¿qué?


Hoy, al llegar a casa, no tuve más remedio que aparcar el coche bastante lejos. Además de estar bastante cansada tuve que caminar un tramo. En mi trayecto me crucé de frente con un chico bastante bien parecido que me dijo "hola" pero no lo conocía, así que no le respondí al saludo y seguí caminando. Para cuando llegué al portal de mi casa aún seguía tropezándome con mi estupidez y mi fanfarronería.
Más tarde, tuve que salir a la calle de nuevo y para mi gozo estaban poniendo multas a un par de coches mal aparcados. Saqué la llave del coche y uno de los policías se quedó mirando, a la espera de comprobar si yo era dueña de alguno de aquellos coches. Entonces dije "hola". Pero si hubo respuesta se evaporó antes de que yo pudiera escucharla.
Recordé en ese momento, lo que había ocurrido antes y no pude evitar la asociación. Recibimos lo que damos; llámalo karma, destino, causa-efecto... Aunque creer esto es un acto de fe y sin base que lo sustente, aparece vulnerable frente al arrollador puñado de nombres de "gente buena a la que le ocurren cosas malas" que podría citar ahora mismo. A lo mejor sí que unos nacen con estrella, otros nacen con la luna y otros, con nada. A lo mejor, creer que podemos influir en lo que nos da la vida es creer que tenemos demasiado poder. Pero entre tú y yo, ¿y si lo del factor suerte era mentira? Yo por si acaso, seguiré pensando en positivo pero con los dedos cruzados ;)