15 febrero 2012

Superando el límite de velocidad

Sí. Lo confieso. 
No sólo me encanta conducir sino que me gusta ir por encima del límite de velocidad. 
Supongo que se debe a la independencia que te ofrece conducir; tal vez, la satisfacción de ver cómo dejas atrás los demás coches; o cómo te centras en no estamparte en la siguiente curva y olvidas el resto de tus problemas; en definitiva, el aquí y ahora. Los que me han acompañado alguna vez lo han sufrido (pobres...). "No tengas tanta prisa" me dicen, pero no les toca a ellos decidir, sólo el conductor puede decidir qué hacer con el volante de su coche. Al igual que ocurre en ciertas ocasiones de la vida, cuando los demás usan el "deberías haber hecho esto". Es en esos momentos cuando me gusta pensar que, para bien y para mal, yo dirijo el rumbo de mi trayectoria y que el azar es sólo un juego de niños. Aunque entre tú y yo, puede que todo esto es una excusa para pisar el acelerador.

¡Feliz día!

14 febrero 2012

Mi gozo en un post-it

¡Feliz Día de San Valentín! 
(Tanto para el que lo celebra como para el que no).

Está bien extendido que la celebración de este día no es sino un ardid comercial que desde hace semanas se embolsa una interesante suma. Pero, ¿qué importa si ello sirve de excusa para derrochar amor? Flores, suspiros, chocolate, miradas cómplices, corazones, sonrisas. En definitiva, ésta es una ocasión inmejorable para dar rienda suelta a nuestros deseos. Es un día en que el tímido se convierte en valiente, el reservado en anónimo, lo potencial en factible, lo inesperado en sorpresa. 

No importa dónde, no importa cuándo, ni importa quién. Lo esencial es que lo sientas y lo demuestres; no dejes que caiga en algún día porque algún día puede no llegar a ser ninguno.

Y ahora es cuando te digo que me tengo que aplicar mi propio cuento. Deja que relea lo que acabo de escribir para mentalizarme de lo que tengo que decir. Porque tengo qué decir... ¿Qué te creías? Todos tenemos nuestros retos personales.

¡Aún no he respondido a un corazón anónimo que me dejaron hoy! Estaba escrito en uno de mis post-its. Yo lo descubrí al volver a la biblioteca donde había dejado mis apuntes. Y, aunque el amor es ciego, creo que esa fue la señal que me hizo reaccionar y darme cuenta de hacia dónde señalan las flechas. Pero eso... eso queda entre mi corazón y yo.    

¡Feliz día! :)

12 febrero 2012

Búscal@

La primera vez que alguien me lo contó pensé "bueno, hay gente rara everywhere".
La cuarta vez, me dije "pues se ve que funciona".
Cuando lo hice yo, pensé "deja ver...".
Hasta ese momento había realizado millones de búsquedas en Google, de lo más variado y exótico -mejor no poner ejemplos- pero nunca se me había ocurrido buscar conocidos y, por supuesto, mucho menos al chico que me gusta. Pero por rellenar con algo de humor las mañanas de domingo y adquirir un "y yo también" para mi colección de experiencias, lo hice. Intentas recordar por enésima vez cómo se escribía su apellido y apretas enter. Al principio no te crees que pueda haber resultados y allí están, tras 0.16 segundos de incertidumbre, las referencias de mi chico en internet. 

Mm, decepcionante. Un impar de enlaces de Facebook, 5.

Bah, entre tú y yo ¿qué esperaba? ¿un enlace a los más buscados por la policía? ¡Jajaja! Nah... oye, espera un momento ¿y si pongo mi nombre? 

Mm, vale... 


09 febrero 2012

Pendiente

Fuera porque nunca me gustaron en sí las pulseras, porque a las escritoras aficionadas como yo les molesta al escribir o porque los quehaceres de la Medicina lo hacen poco práctico, el asunto es que no estoy acostumbrada a llevar en la muñeca más que el reloj. Y eso que aprecio la joyería. Para muchas personas simbolizan algo que quieren recordar u olvidar, una promesa de amor (como la Gran Pi.), otras veces simplemente un mero adorno. Y la mayoría de las veces me parece muy vistoso. Pero en general, no soy partidaria de llevar las manos ocupadas con nada que pueda molestar o -algo muy común- quedar enganchado en la ropa o ¡las medias! ¡Horror!

Hasta que, claro, me regalaron una. 

Fue un regalo de mis hermanas cuando estuvieron en Santiago de Compostela el verano pasado. Lleva el símbolo del Peregrino, la vieira. Al principio no quería ponérmela; a lo mejor, trabarla en algún estuche o guardarla en algún joyero u olvidarla sin querer queriendo.  Pero la ver- dad es que, entre tú y yo, desde el día que me la probé ya no me la quité más. Porque al mirarla me viene a la cabeza ese lugar que me queda por descubrir. Ahí está, en mi mano. Recordándome a cada momento ese asunto pendiente que tengo: mi viaje a Santiago. Dos oportunidades he visto pasar hasta ahora. No pasará una tercera. 

Así de fácil es sucumbir, sobre todo cuando el asunto pendiente lo vale.

02 febrero 2012

Algo para pensar


"Yo me amo es solo una parte, muy importante, en la construcción del Buen Amor. Su potencialidad trasciende cuando puedo decir también Yo amo a. La primera persona es condición del Buen Amor solo cuando se convierte en la raíz desde la cual puedo elevarme sólido, firme e identificado para acudir al encuentro con el Otro; cuando soy capaz de incluirme, sin extraviarme, en el nosotros."
Texto adaptado de Las condiciones del Buen Amor, Sergio Sinay (Nuevo Extremo).


No sabes cuánto me gustaría poder decir que una genialidad como esta es cosa mía. Dar con un coetáneo iluminado no es tarea fácil y a veces, por querer uno buscar alguna respuesta más allá de las disponibles puede caer en las trampas del pasado, de Nietzsche o cualquier ensayista con papel y pluma. Pero no le des muchas vueltas al texto... dice lo que lees y transmite lo que piensas. Entre tú y yo, si lo he puesto aquí es porque quería que tú te encontraras con él igual que lo hice yo, por casualidad.

¡Feliz día!