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14 junio 2012

Al parecer, Junio



Y Deb Pita vuelve a la vida social gracias a que ayer fue el último examen de Junio. 

Podría haber escrito mil posts hablando sobre las cosas mágicas, locas, divertidas, surrealistas, raras, frustrantes o románticas que me han ocurrido a lo largo del tiempo que he estado desconectada pero entre tú y  yo, tanto estudiar y tanta biblioteca quitan las ganas hasta de comer. Bueno, de comer no... pero de lo demás sí. En fin, ahora queda esperar frenéticamente con paciencia los resultados del esfuerzo y el trabajo confiando en que se vean recompensados.

¡Feliz día a todos!

16 abril 2012

Vil envidia

Como mi historia es larga, tomemos varios puntos al azar...
Cuando estaba en 2º de Primaria sentía gran envidia por L. mi compañera de clase. En particular por su pelo largo, lacio y rojizo que no tenía nada que ver con el mío que era corto, cargado y castaño oscuro -casi negro. 
 
En 2º de la ESO, mi objeto de envidia también estaba relacionado con la estética y, en especial, con el pelo de mi amiga V. De alguna manera era obvio que yo aún no había sido capaz de encontrar mi imagen ideal. Ella tenía el pelo negro, largo y además, ese curso llevaba unos rizos que a mí me parecían perfectos. Luego descubrí que se había hecho una permanente (como las viejas -pensé) y eso le quitó mucha parte del encanto que yo creía natural.

Cuando llegué a 2º de Bachillerato, eso sí que fue un gran paso. Por esta época ya había resuelto casi todos mis problemas de imagen; había conseguido domar mi pelo y cuando por algún motivo me superaba, simplemente lo dejaba en manos de la peluquera. Durante ese curso la verdad es que no tuve mucho tiempo de abstracción ni distracción por cosas mundanas sin importancia como la vida misma. Aunque sí recuerdo que sentí gran cantidad de envidia hacia los universitarios el día que fuimos a conocer la Universidad. Cuando entramos en el recinto y contemplé aquella estampa del Campus de Guajara, con la biblioteca de cinco plantas, el aulario y el césped, quise poder adelantar un año entero y formar parte de aquello en aquel mismo instante.    

Ayy señor, qué bien me embaucaron. Luego resultó que cuando entré en la Facultad de Medicina de césped na nai, la biblioteca sólo tenía una planta y bueno, estaba todo lo demás que mejor no especificar...

En 2º de carrera, tampoco tenía mucho tiempo libre. Ese curso fue una lucha constante; era Bolonia o nosotros. Luego resultó que no era Bolonia sino el EE(...)S (Espacio nosequé de Educación Superior) aunque igualmente se salió con la suya. Si me preguntan por qué podía sentir envidia en aquella época, diría que nada, pues una vez empecé la carrera se fueron cumpliendo los objetivos que me había propuesto: estudios, amigos, novio, fiestas, viajes, coche, etc. al menos de momento. Si me preguntaras cómo veo todo eso ahora, te diría lo que pienso honestamente; pero he dicho si me preguntaras... 

En general no me considero una persona envidiosa. Soy feliz con lo que tengo aunque tuviera mucho menos de lo que tengo. No es conformismo, es saber apreciar lo que poseemos en cada circunstancia. Quién no quiere ropa mejor, un coche más rápido o una nota más alta. Todos -a mí no me engañas. Pero no por envidiar al de al lado vamos a conseguir lo que queremos. Además, entre tú y yo, es un gasto de energía innecesario.  

¡Feliz Lunes!

21 marzo 2012

Calypso

Queridos lectores, sé que habéis notado una ausencia...
No es que uno quiera esconder lo que está pensando. O sí. 
Nunca fui persona que se guarde más que los secretos ajenos. Y a veces ni eso. Yo soy persona hecha para la comunicación, en ambos sentidos. Por eso, las personas que me conocen saben que, cuando menos hablo, es cuando más tengo qué decir. Pero tal vez por eso de ser una persona reflexiva me lo guardo y lo arrimo a un lado hasta que más tarde puedo volver a darle vueltas al asunto. 

Ni qué decir tiene que las prácticas de medicina (y los exámenes, ya que estamos) limitan mucho el tiempo de musitación y contemplación. También dan mucho en lo que pensar. 

Hay experiencias que te cambian y cambian el modo en que ves tu vida; un mes de prácticas en Oncología resultó ser una de ellas. Y aunque no es mi intención desmenuzar aquí todos los entramados de mis inquietudes durante ese tiempo, sí diré que cada día que miro más de cerca la actividad de los médicos, aumenta el respeto que siento por esta profesión y todos los que con ella están relacionados. Asimismo, no es un misterio que la vida es muy corta, que la salud es lo más importante, que las enfermedades son malas y que el azar sí existe y no conoce sobornos.

En días como los recientes doy gracias porque de pequeña me dieran un balonazo en el patio del colegio y me hicieran lista. De otro modo no estoy segura de que hoy me sintiera tan realizada pues con el tiempo pocas cosas han venido ha completarme por completo. No es que esté insatisfecha del todo. Es simplemente que hay situaciones con las que te identificas más que otras y con las que te sientes mejor, te sientes . Como en mi caso ocurre al tener un volante en las manos, un fonendo en el cuello o al estar en Londres. Entre tú y yo, no quiero pensar qué podría ocurrir si algún día llego a juntar las tres...
Fantasías (eróticas y no eróticas) aparte, espero que en breve el polen del ambiente me haga despertar de este trance apático que estoy pasando. La primavera es demasiado bonita como para no enamorarse de las flores, de ti... ¡de todo!

¡Feliz Miércoles!

19 febrero 2012

La Gambada

Nada tiene que ver con la Lambada. Más bien con meter la gamba
Y lo del color rojo de la imagen... no va mal encaminado.

Resulta que había un chico y, para qué engañarte, me gustaba. De hecho desde que lo conocí hace bastante tiempo, me había llamado la atención y sospechaba que él podía tener cierto interés en mí. Pero por alguna siniestra razón, nunca habíamos conectado en un buen momento. O él tenía una relación con otra persona o yo estaba muy ocupada con los exámenes o la que tenía una relación era yo o el ocupado era él. Con los años se sucedieron todas estas situaciones, todos los caminos llevaban a callejones sin salida y, ya al final, desistí de albergar ninguna esperanza y lo olvidé. Hasta el otro día.

Quizá el aburrimiento, la irremediable soledad o la esencia del oportunismo hicieron que viera en él una respuesta positiva a mi reclamo. En menos de lo que me esperaba me vi atrapada en un carrusel de lo más dulce y excitante pero, al fin y al cabo, en vano. Porque no hay peor maldad por parte del destino que condenarte a terminar en el punto de partida. Como si no hubiera ocurrido nada ni hubieras aprendido nada por el camino. Así me sentí yo cuando, después de semanas de atenciones, caricias, cafés y palabras suaves contemplé como me eliminaban de un juego para un jugador, que encima no era yo. Amarme hubiera sido un error, me vino a decir. Ya... a ver, ¿qué iba a decir si no? Pues, cualquier chorrada como esta. 

Y, ¿recuerdas aquel post-it? Pues no era de él...  

Eso sí. Se las ingenió para, con una jugada magistral, tomar y llevarse consigo el favor de mi confianza y la amistad que yo, en un intento por acercarme a él, le había ofrecido. Creía que podía compartir sus secretos conmigo. Pero no hizo sino equivocarse al creer que podía coger sin dar pues el universo no es sino un equilibrio, al menos el mío, y sin unas proporciones justas entre tú y yo está destinado a no funcionar.


¿Qué me había pasado? ¿Cómo había podido picar tan fácilmente? No lo sé. Lo más fácil sería pensar que fui una tonta y que a los hombres no hay quien los entienda, en un amago de dar una excusa casi convincente. Puede que estas afirmaciones no sean del todo erróneas pero por querer creer que valgo algo más que eso diré que el corazón tenía razones que la razón no entendía

Ahora, con el ánimo hecho pedazos y la decepción bajo el brazo, veo cómo se aleja otro imposible no sin cierta satisfacción por albergar en mi conciencia la tranquilidad de saber que le brindé el beneficio de la oportunidad. Que sucediera o no ya escapa a mi control pues no está en mi poder determinar en qué medida las circunstancias me son favorables o no. Sólo podemos confiar en que la vida nos envíe algún día aquello que anhelamos y que, cuando aparezca, sepamos reconocerlo. 

30 enero 2012

El siguiente salto

Ya no recordaría lo último que te conté si no fuera porque aquí todo queda. 
Para aquellos que perdieron el hilo o algún tornillo por el camino, les cuento que acabo de superar la nueva forma de tortura legalizada -los exámenes de enero universitarios- y con excelentes resultados. Mm, puede que el 2012 sí que sea mi año. Pero, ¿dónde ha estado Deb todo este tiempo? ¿haciendo qué? ¿cómo? ¿con quién? ¿hay algún nuevo quién?


Pues mayoritariamente he estado bibliotecando con mis buenos amigos C., Z. y G. en la sala de estudios del TEA. Esto incluye fines de semana y días festivos. Esto implica toneladas de apuntes de Oncología Médica, Aparato Digestivo y Cirugía así como de Ginecología y Obstetricia. Esto supone muy pocas horas de sueño y una cantidad de cansancio inversamente proporcional. Las Navidades pasaron tan rápido como llegaron y tras descolgar el "Merry Christmas" de la puerta sólo quedó una larga y dura caminata hacia los exámenes. Primero el test de Oncología, luego el de Digestivo y finalmente el oral de Ginecología. Pasaban los días sin que pudiera hacer diferencia entre lunes o domingos; todos me parecían lo mismo. Había un marcado silencio en Facebook y consideraba afortunado el día que podía hablar con mis amigas aunque fuera sólo un rato. Empecé a considerar maquillarme como un lujo y mis flores... sin comentarios.


Amor... lo que se dice amor suena a esquívo en mi cabeza. De hecho, en un mes hay bastantes oportunidades para sufrir un flechazo profundo pero lamentablemente no hay tiempo suficiente como para conseguir una inicial. Será cuestión de volver a la biblioteca algún día para pillar desprevenido al sujeto del deseo leyendo el periódico en la sección de Hemeroteca (o en las sillas para viejos según mi amigo C.).  

Pronto empezó a sonar una nueva canción en boca de todos, con la ley SOPA y el posterior cierre de Megaupload como acordes principales. Ilusa de mí que creía que vería el final de Anatomía de Grey. Para colmo, a mitad de mes el antivirus de mi portátil decidió prejubilarse y darme la lata hasta que consiguió superarme y lo di por caso perdido. Es más, terminé por no llevarlo ni a la biblioteca porque hacía tanto ruido que parecía que tenía una turbina de un boeing 747, en vez de un portátil. La verdad es que a veces me dan ganas de...
¡No! Control... Como dice mi amiga Z. hay que probar ejercicios de respiración si hace falta aunque sinceramente, a mí eso sólo consigue asfixiarme más. Infusiones. Bolas chinas. Pastillas. Valeriana. Imaginar a la gente desnuda. Vitaminas. ¿A ti te funcionan? Porque a mí no. De hecho sólo pensar en presentarme a un examen oral es suficiente para que no pueda echarme nada a la boca durante 3 días. Qué malos son los nervios. Y por si presentarse al examen no te parecía poco, luego vienen los dolores de cabeza y las pesadillas residuales al terminar. 
En días como los recientes mi padre todavía me dice: "pero, ¿por qué coges tantos nervios si ya has hecho miles de exámenes?"
Sinceramente no lo sé, aunque lo intuyo. Es una reacción superior a mí, primitiva, como lo son el hambre y el sueño. He hecho cientos... no, ¡miles! de exámenes y aún así cada prueba es un reto mayor. En vez de aprender a saltar los obstáculos, y dominarlos, cada convocatoria es cien escalones más alto y angustioso. Supongo que se debe a que ya no hablo de Conocimiento del Medio ni tengo inmensos exámenes de 2 temas.
Los nervios ante un examen son una experiencia universal. Todo el que haya pasado por esta situación, todos los que han sido o son estudiantes, saben bien a lo que me refiero. Malas noches y peores días conteniendo el estrés, el cansancio y luego el insomnio, los dolores de cabeza, las náuseas, la gente que habla en la biblioteca (como yo), los escalofríos, las ganas de acabar con tu vida y la de los que hablan en la biblioteca, la incertidumbre, el malestar y, finalmente a veces, las lágrimas. Descrito así me suena a la idea que tengo de mis futuras Guardias de Residente aunque espero que no sean tan dramáticas.
Mi padre me dijo también: "Supongo que será porque te juegas más. Ocurre como con los paracaidistas, a mí me decían que cuanto más saltaban, más miedo tenían porque mayor era la caída".
Y con estas palabras me quedé. Porque me parecieron la conclusión perfecta para mis dos útimos meses, de los que gracias a mis amigos, guardaré muy buen recuerdo y porque, entre tú y yo, mi padre sabía de lo que hablaba.

¡Feliz salto a la Rutina!

11 enero 2012

A ti...

... que llegas a las 7:50 de la mañana a la biblioteca para coger sitio a todos tus amigos,
... que antes de quitarme la chaqueta y sentarme, ya me preguntas qué puesto voy a coger,
... que como no pillaste mi sitio, reservaste los otros 5 de la mesa para el resto de tus amigos,
... que esperas pacientemente a que lleguen uno a uno aunque pasen ya de las 4 de la tarde,
... que mientras esperas, te desesperas mirando tu Blackberry y tecleando 5000 palabras por minuto,
... que cuando llegan, no paras de hablar y comentar las batallitas con ellos,
... que sólo aguantan con mucho 1 hora sentados antes de ir a la cafetería,
... que cuando te vas a marchar, nos pides que no te robemos el sitio, 
... que cuando vuelven, lo hacen con una ruidosa bolsa de aún más ruidosas golosinas,
... que, para colmo de colmos, estudias hablando y pareces el hilo musical de la mesa, 
... que no te conformas con estudiar hasta las 3 pm sino que encima, te quedas hasta tarde,
... que cuando alguien de la mesa se va a levantar le coges el sitio para otro amigo tuyo, 
... que este otro amigo tuyo es tu novio y cuando llega, empiezan con el boca a boca, 
       (sabemos que es tu novio porque ambos llevan la misma pulsera del amor)
... que no tienes suficiente con lo tuyo y tienes que espiar las conversaciones ajenas,
... que cuando miras al vacío, miras al que está casualmente entre tú y yo
... que te aburre lo tuyo y fisgoneas a la de enfrente (que soy yo) para ver qué estudio, 
... que te das cuenta de que somos de la misma carrera y crees que serás como yo,
       (niña, yo no era como tu en primero lo siento... ¡jajaja!)
... que me sonríes y pones carita feliz como si quisieras ser mi amiga, 
... que te veo hasta en la sopa... digo ¡en el baño!

A ti, que cumples uno o todos los requisitos, gracias por ser tan... tan... tú mism@. La biblioteca no sería lo mismo si ti. No sólo me has amenizado las horas de estudio estas Navidades sino que, en el fondo, creo hasta me alegra que me hayas dado tantos motivos para reírrme de ti. Y así van mis horas desesperadas de biblioteca entre el café de la mañana y el Red Bull de la tarde; con muchas páginas llenas de letras y alguna risa suelta.

¡Vivan los exámenes!

17 diciembre 2011

En casa, sin perro y estudiando por Navidad

~ en casa ~
¡Hola! 

Resurgida de entre el aburrimiento y los apuntes aparezco de nuevo causando un poco de caos a mi alrededor. No estaba desaparecida del todo, siempre me quedo cerca por el "por si acaso" aunque me divierte pensar que puedo desconectar del mundo como quien apaga el móvil (¡JA!). Mi buen amigo C. ha estado dándome la paliza para que no dejara de publicar en el blog pero a veces hace falta tomarse una pausa (o dos)... para al menos tener algo que contar, ¡jajaja!

Para empezar, ¿dónde he estado metida? Pues eso es muy fácil, a medio camino entre la biblioteca y la clase de 8am a 3pm todos los días. Después de los exámenes de diciembre hice un breve receso para recordar un poco cómo era la vida humana: ver algunas películas de mi lista, comprar algunas cosillas (vale, muchas cosillas) y hablar con el mundo en persona. Ahora toca ponerse las pilas y volver ¡a la carga! 

Evolucionar, lo que se dice avanzar... bueno, aprobé uno de los dos exámenes que hice, con lo cual estoy bastante contenta aunque no tanto como lo estoy respecto a un hecho. Tiré a la basura (literalmente) un regalo de un antiguo ex que todavía rondaba por mi habitación. Por un segundo me pregunté si tal vez pudiera sentir aún algo por él. Si lo sentía, no lo supe identificar y mientras lo pensaba dejaba marchar tanto tiempo de amistad y aquel algo más.

¿Algún paso atrás? Naaa.. sólo al bailar.  

Esta útima semana he estado también atareada preparando los papeles de un intercambio clínico que tengo planeado para el verano. No te cuento nada más, será sorpresa... um, ¿me hará esto una chica más misteriosa? 

~ sin perro ~
Sigo siendo yo y mis circunstancias aunque con mis cambios de humor tal vez las circunstancias también se vayan a paseo. Dicen que aquello que amas, al final lo pierdes. Yo digo: ¡y un cue***! De momento en mi cabeza no caben conceptos como "ya no me junto con ese tipo de gente", "ahora no me gustas" o "fue bonito mientras duró". La vida es demasiado corta y amarga como para dejar escapar aquello que queremos y mi cabezonería puede aguantar todo el día.

Luego está lo que quieres pero aún no sabes cuánto, el chico que te sonríe en clase o con el que te tropiezas en la cafetería. ¿Arriesgarse o no? No es fácil encontrar el valor de dar un paso así; y por contra, es tan fácil. Como le decía a mi amigo P, éstas son la clase de cosas que valen la pena, las que luego recuerdas y las que te hacen reír. Puede que algún día, cuando haya bebido algo fuerte, encuentre el coraje suficiente para presentarme a ese chico pero mientras... sigo guiñandole el ojo sólo a la vida. 

~ Navidad ~
Porque no podía hacer otra cosa con tanto tiempo libre sino ¡estudiar! Además de posar para fotos navideñas, preparar bandejas de turrones, hacer copos de nieve con folios de colores, hacer tartas, quedar con las amigas y recordar los chicos que nos gustaron a lo largo de año, salir con los amigos y emborracharnos, buscar locamente un traje negro nuevo, comprar-comprar-comprar, empaquetar regalos, llamar a toda la familia, explicarle otra vez a tu abuela que en 5º de medicina ya no estudias anatomía, comprar una pascua roja, mandar felicitaciones navideñas, comer trufas de chocolate y montones de bolas de coco, pedir un nuevo deseo para el año nuevo y soñar entre tú y yo con que se nos cumpla... ¡todo esto!

Y con tan felices planes en mente me despido hasta la próxima,
¡Feliz sábado! ¡ya queda menos para las fiestas! :)

 

06 diciembre 2011

The holiday

Me he pasado las dos últimas semanas con exámenes; de ahí que haya habido un silencio mantenido entre tú y yo. Ahora, me estoy tomando un descanso de la vida. Sé que a estas alturas del año no te pega para nada, pero esto es a lo que me dedico estos días. Mientras, recupero algo de tiempo para mí y trabajo en mi lista de tareas pendientes. 
¡Feliz día de la Constitución!

28 septiembre 2011

¿Tienes pareja estable?

Paciente mujer de 21 años que consulta por dolor localizado en region lumbar derecha, de larga evolución (2 años), que mejora en reposo y empeora al permancer de pie. Refiere curso episódico con alternancia de periodos asintomáticos. No otros síntomas. No antecedentes relevantes. No alergias medicamentosas. Pruebas complementarias: análisis de orina negativo. Ocupación: estudiante de medicina (4h prácticas - 3h clase - 3h biblioteca diarias en el último año).  

Esta puede ser la historia de una chica cualquiera; una chica como yo. 

Para rematar bien el final de curso, justo antes de irme de vacaciones me empezó un dolor de espalda... ¡mortal! Atribuído a la mala postura de estudio, no le di más importancia pero a pesar de hacer reposo y no coger bolsas pesadas, el dolor empeoraba. Así que fui al médico [el día que un estudiante de medicina (véase yo) va al médico, es que está a punto de morirse]. Esperaba que me mandara "algo para el dolor" y pudiera así por fin descansar pero, por contra, lo que recibí fue el diagnóstico de cólico renal. Susto... Un análisis y muchos litros de agua después me dijeron que el riñón estaba bien pero aún así debía tener arenilla renal por expulsar. El médico me recomendó la solución mágica (cara y sin receta) pero ¡maldición! lo que hizo el dolor no fue sino empeorar así que asomé la bandera blanca de rendición y me arrastré hasta Urgencias.

Allí, cerca del colapso, me dieron una alegría tremenda. No era un cólico renal; mis riñones estaban muy bien. Se trataba de una agudización de la lumbalgia (que no es otra cosa que dolor localizado en la región lumbar) que ya venía padeciendo desde hacía algún tiempo. Lo que sospechaba. Para quedarme más tranquila fui a un masajista que le echó un vistazo a mi espalda; me confirmó que estaba hecha trizas desde hacía bastante tiempo y con un par de ajustes me colocó la columna en su sitio. 

Me siguió doliendo unas semanas más hasta que, poco a poco, se fue aliviando. Ha pasado todo el verano y ahora estoy recuperada. Hoy volví a ver a mi médico para contarle que había estado en Urgencias, (qe había hecho un diagnóstico erróneo) y que quería hacerme un análisis de sangre corriente y moliente. 

Bueno... para empezar esto de que había cometido un error no lo encajó bien del todo. Como verás, me guardé mis comentarios para los paréntesis.

- "¿Lumbalgia?
- Sí, allí me volvieron a repetir el análisis de orina y salía negativo (es decir, normal).
- "Claro, ¿qué te van a decir en Urgencias?
- (Pues, ¿la verdad?) Em...
- "Es que por el dolor que me contaste, no puede ser sólo la lumbalgia. Seguro que tenías algo de arenilla..."
-  (Y dale con la arenilla) Me mandaron otro antiinflamatorio más fuerte.
- "Que viene a ser el mismo que el que te receté yo"
- No, es más fuerte. Y me fue bien, me quitó el dolor.
- "Será algún tipo de... claro, porque ahí ya habías eliminado la arenilla que tenías"

   Le enseño la hoja de Urgencias. 
   La mirá y me la lanza desde el otro lado de la mesa.

- "Bah. ¿Sabes lo peor de la arenilla renal? Que te puede volver a aparecer. Así que te vamos a hacer un seguimiento.... (teclea algo en el ordenador) ... antes de pasar a hacerte pruebas mayores"
- (¿CÓMO?)
- "A ver, ¿cuántos cólicos renales has tenido, entonces?"
-  ... ¿El que usted me dijo?
- "Vale, te voy a pedir cita para que veas a la enfermera tamién y te talle"
- ¿Para qué? (¿hola? ¿y a usted que ca**** le importa mi peso y mi talla? ¡me dolía la espalda!)
- "Cosas que hacemos..."
- ... (¿algún día tendrá sentido todo? ...)
- "¿Tienes pareja estable?"
- (... ya veo que no) Em, no.
- "Bien. Aquí tienes; nos vemos en la próxima cita. Y no dejes de beber mucha agua".

Una de las primeras lecciones que me enseñaron cuando empecé a estudiar las asignaturas de Cirugía, hace ya un par de años, es una gran verdad que se grabó en mi cabeza desde el día que la escuché. Dice: Es normal equivocarse, todos cometemos errores: te equivocas, yo me equivoco. El Jefe de Servicio se equivocará menos que el Residente pero también tendrá errores. No pasa nada. Pero reconócelo. Ocultarlo sólo te hará perder tiempo y ganar problemas. Por esta razón no entiendo que haya aún personas que se dejen llevar por su cabezonería y la disfracen de experiencia tratando de tapar todos los errores que quedaron entre el tú y el yo. No, no, no...

Al menos tengo un par de semanas antes de que visite a la enfermera y ponga en mi historia clínica "gorda y soltera", ¡jajaja!

 ¡Feliz miércoles! 
 
 

22 septiembre 2011

en-Rutinándome

Sí. La rutina es asquerosa.
Y si hay algo peor que la rutina es tener que adaptarte a ella. 
Llevo ya casi dos semanas intentando parecer motivada, dispuesta a estudiar y centrada. ¿Durará? Quién sabe... La verdad es que hasta hoy no había podido sentarme delante de unas cuantas páginas y leer (lo que entendemos por leer es procesar información). El clima tampoco incita a mantenerse activo. No he tenido ni las energías suficientes como para darle al enlace del blog y escribir algo. En consecuencia tengo una cola de posts por publicar archivados en mi cabeza (take it easy!). Con bastante frecuencia recuerdo fragmentos breves de las vacaciones y, en general, mi tiempo en Londres y me descubro al minuto siguiente traicionando con la mente mi fachada mientras reservo un billete de ida para 1 adulto a Inglaterra. Sé que no debería torturarme así pero entre tú y yo, a falta de chocolate y sexo, ¿qué otra cosa puedo hacer?

Creo que en esto se fundamenta el diagnóstico de síndrome post-vacacional, ¿no?    

Aunque mira... me llevo bien con casi todos mis amigos; los profesores aún parecen profesionales y divertidos; tengo dinero para ponerle gasolina al coche y saldo en el móvil; estoy bajando de peso; no tengo exámenes en las próximas 3 semanas y ya sé manejar el Facebook así que puedo creerme que "todo va... bien".

¡Feliz noche!


19 julio 2011

Posdata

Ya terminó todo. Se acabó el curso. 
       Tanto tiempo queriendo que llegara este momento y ahora, me parece que estoy frente a un vacío repleto de nada. Pensaba que sería una experiencia liberadora pero de nuevo las vueltas de la vida me tenían preparada una sorpresa (desagradable). Espero que en algún momento me toque recibir buenas noticias. Pero de momento, entre tú y yo, parece que no... 

       Así que para despejar mi mente opté por el bricolaje. Decidí cambiar el color de mi habitación y el fin de semana me puse manos a la obra con la brocha, asegurándome de remendar bien las cicatrices de la pared y del corazón; desapareciendo las huellas pasadas y ahogándolas en el nuevo color. Mañana será un nuevo día; espero.

¡Feliz martes! 

12 julio 2011

Yo dije; él dijo

Todo palabras. Más volátiles que nunca, imperfectas como siempre.
¿Por qué en una discusión entre dos, el que habla más alto lleva razón?
       Aplícalo a la conversación que quieras; ya sea con un un amigo, con alguien que es algo más que un amigo, con un profesor, jefe o un completo desconocido. A mí no me ha pasado pocas veces. Conmigo va el signo de la discordia y a menudo suelo disfrutar de una buena polémica... hasta que el otro tiene razón. Entonces es hora de una retirada digna y se acabó. Admito que él tenía las de ganar. Rara vez elevo el tono de voz (no grito, a menos que me vea obligada). Razono a partir de aquello que sé, aunque no lo pueda demostrar. Y sobre todo, por encima de todo, no me escudo en falsos pretextos ni jerga infantil del tipo "porque no" y "porque sí".

       Impertinente... sí, entre tú y yo, soy un pelmazo de mujer.


       Creo que tener diferentes puntos de vista y defender cada uno el suyo es algo totalmente sano, deportivo y necesario. Respeto a mi oponente y he aprendido a aceptar los dos posibles resultados de cualquier debate (ganar y empatar). Vale, lo admito... me gusta discutir. Pocas discusiones pueden desconcertarme. Pocas personas pueden hacerme perder la paciencia, amasada pizca a pizca a lo largo de los años. Pocos asuntos pueden exaltarme de manera importante. 

       No es ya a nivel personal sino académico más bien, donde me he encontrado en situación de conflicto. La piedra en mi zapato se llama sugestión de prestigio. Esto sí que es un problema para mí -saber que mi palabra no significa nada "porque no". Qué necedad por nuestra parte haber permitido que algunas personas crean que juegan con el factor autoridad a su favor y que éste les confiera alguna clase de poder especial "porque sí". El único juego posible es tu palabra contra la de él; y si dice "yo no dije eso" más alto que tú, ya sabes lamentablemente, quien tiene las de perder... 

Por supuesto, la culpa es mía. 

       Por pensar que vivía en un mundo de personas cuya valía no se medía ni se enmarcaba para colgar en la pared; por pensar que podíamos tener una lucha de iguales; por pensar que la justicia era ciega cuando a veces, te mira por encima del hombro. Sin duda sé que dos no discuten si uno no quiere pero, por favor, nunca quieras ganar una pelea conmigo por el "yo no dije eso" si sabes que lo dijiste.     

¡Feliz martes!

05 julio 2011

Preparados, listos, ¡ya!

Tengo un grave problema de cara a mi profesión: no soy para nada competitiva. No es ironía; no soy competitiva. 

         La sobre-preocupación de esas personas que se auto-exigen lo más y lo mejor no significa nada para mí. Me quito el sombrero ante ellos y sus logros, eso sí; pero no inspiran en mí el más mínimo sentimiento de competitividad. Por alguna extraña naturaleza mía, cuando me encuentro en una carrera mi táctica es inconscientemente, dar un paso atrás y facilitarle a los demás la vía.

       Algunos me podrán señalar muy suspicazmente que por alguna razón acabé en Medicina. Claro, porque estudiaba... pero no más que los demás ni con mayor presión. Y como llegados a este punto habré contribuído a crear unos cuantos deb-escépticos, a ellos les ilustro con el siguiente anécdota mis argumentos. 

       Un verano siendo yo pequeña, mi madre me apuntó a un cursillo de natación. Creyó -y estaba en lo cierto, que ya era hora de que aprendiera a darle a los pies y a las manos por mi cuenta. En definitiva esto sólo propició que me pasara un mes completo chapoteando con el resto de niños en la piscina. Aprendí a nadar, por supuesto (tampoco es que fuera muy complicado), ayudada con una tabla de color azul (seguro que sabes a cuál me refiero). 

       El último día de agosto, para dar por finalizado el curso, se dedicaba la jornada a realizar juegos en la piscina y ¿cómo no? Una carrera. Delante de todas las orgullosas madres y demás espectadores varios, ¡qué vergüenza! Pero era pan comido: sólo había que tirarse de cabeza, nadar hasta la otra orilla y volver. El premio era una palmadita en la espalda del monitor, un achuchón de tu madre y a lo mejor, un helado del kiosko.  

       Allí estábamos todos, de pie junto al borde de la piscina con nuestras tablas en la mano. Miré hacia atrás y vi la expectación que causábamos en el público; era tremendo. Nuestro monitor nos dio un toque de atención (nos metió un grito) y al momento se preparó a tocar el silbato. Sonó. Y todos los niños saltaron con rapidez al agua. Todos menos yo... que en ese momento me quedé hipnotizada pensando por qué había que colocar los brazos estirados. Para mí ese momento era tan bueno como otro cualquiera para preguntármelo pero como no sabía la respuesta me giré hacia mi monitor y se lo pregunté a él. Él sólo me dijo: ¡lánzate! Y así lo hice...


Un genial salto en bomba, poco competitivo pero ¡divertidísimo!

       Ya ves, eso es lo mío. Poner toda mi pasión en aquello entre tú y yo que me apasiona y disfrutarlo. Todo lo demás, me sobra. Y por esto antes de que te cueles, te dejaré pasar. Antes de que suspendas, te chivaré la respuesta correcta y luego yo me equivocaré al marcarla. 

¡Feliz chapuzón!

26 junio 2011

Quoad vitam

Hoy leí estas palabras entre mis apuntes y me dije:  

¿Por qué nadie me dijo que no era saludable meterse en Medicina? ¡Por supuesto que puede conducirte a la muerte! (o algo peor: a la locura).

Luego volví por un segundo a revivir aquellos momentos de indecisión e ingenuidad que me llevaron a elegir esta carrera. Todavía no sé muy bien cómo ocurrió; pero sí sé cuándo empezó... Lo cierto es que nunca quise ser médico, ¡ni loca! Era B. mi mejor amiga del colegio, la que quería dedicarse a ello; su padre trabajaba en una farmacia así que supongo que sería "cosa de familia" o a lo mejor le gustaban las conversaciones a la mesa del tipo: "hoy vendí 4 cajas de aspirina, ¿me pasas la sal?" y "¿ah, sí? pues yo lo receté a 28 pacientes esta mañana, la sal no está aquí". A mí no me atraía mucho para nada la idea, aunque siempre me gustó (mucho) la Biología y la Química.

No, mi plan era ser abogada. Esto de la justicia lo llevo en la sangre y en el zodiaco; siempre lo tuve en mente hasta que me di cuenta de que era patológicamente sincera y desistí. Además, no quería pasarme el día peleando con gente que conocía ni poniendo la zancadilla a mis colegas de profesión (justo lo que he terminado haciendo y padeciendo en Medicina). 

Ya en el instituto, nos llevaron a las Jornadas de Puertas Abiertas de la universidad para que correteáramos por el césped del campus y dieramos un bocado al inminente futuro. Y...

     ¡Ahí me colé y en la charla me planté,
     coca-cola para todos y algo de comer!

Acabé en la charla de Medicina, entre otras. Un cardiólogo del Hospital Universitario la dirigió. Explicó los requisitos para acceder a Medicina y qué nos íbamos a encontrar allí, cómo era el sistema de enseñanza y (en parte) qué exigían. Se quedaron cortos. Ahora comprendo que 45 minutos no eran suficientes para explicar qué significa estudiar Medicina. Tampoco podría contártelo yo después de 4 años. Es algo que se tiene que experimentar; si no, no se puede llegar a comprender.

No sé lo que pasó entonces. Creo que aquel hombre supo hipnotizarme con ecografías y electrocardiogramas, porque una hora después salí de aquella sala totalmente convencida de que iba de cabeza para Medicina. De hecho, borré de mi mente toda idea de otra posibilidad. Había hecho una elección de corazón. Puro instinto, sin razón. Entre tú y yo, lo cierto es que la Medicina me enamoró (aunque esto no quita que haya amores que matan con dolor).  

¡Feliz tarde!

15 junio 2011

Eclipsada

       Desde siempre me he sentido peculiarmente atraída por la Luna y sus misterios. Supongo que es debido a que me siento identificada con ella porque -al igual que todos, tiene una cara oculta, una cara secreta. Le gusta salir a hurtadillas por la noche y pone un toque de luz allá donde va.

       Por este motivo, no podía en un día como este, perderme yo el anunciado eclipse lunar (sobre todo en un momento tan señalado como hoy: cuasi fin de exámenes de junio), ¿cómo perdérmelo? No, no. Allí estuve yo encaramada a la hamaca, prismáticos en mano. Fue una bonita experiencia y me alegro de haber tenido la oportunidad de disfrutar de ella. Pero como mis ideas no me dejan de llover encima todo el día, al mirar con embelesamiento el fenómeno, tuve un chaparrón de cuestionable genialidad.

       Quiero creer que es una premisa universal: que el bien vence al mal así como la luz, a la oscuridad. Toma su tiempo pero incluso en la noche más oscura, podemos contar con un punto de luz.

        Ahora bien -siendo algo más realistas, lo habitual es que no todo sea negro o blanco en este mundo. Creo que sería más lógico esperar que hubiera término intermedio. Porque no podemos llenar nuestros días sólo con luz u oscuridad; porque no hay paz sin guerra; porque, entre tú y yo, en esta vida el equilibrio perfecto no es el claro ni el oscuro, sino el balance entre los dos.



De lunática a lunáticos,
¡Feliz noche!