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22 junio 2013

Esperando el último acta

El acta de notas, claro. Fue el miércoles pasado. 
Puedo decir con gran placer y satisfacción que todas las asignaturas de la carrera están oficialmente aprobadas y superadas con buenas notas. Así que ¡adiós, comisión de apuntes! ¡adiós, fotocopiadora! ¡adiós temas de 24 páginas con cuadros borrosos en blanco y negro! Seis años me ha llevado, completar estos 5 cursos teóricos. Así que, ya iba siendo hora...  Por eso me asustó un poco cuando, dos días después de la publicación de las actas, recibí un correo de un profesor con asunto: "Error". Uff, el corazón se me desmayó. Para colmo, fue uno de esos momentos en los que el portátil decide ponerse a actualizarse y no camina ni para delante y para detrás. Cuando por fin pude leer el correo... alivio. Se les había olvidado contar unas décimas en una de las asignaturas así que pasé de tener un ajustado 6'9 a un feliz 7 con unos escasos decimales. ¡Bien! A quién le molesta recibir noticias así. Todo zanjado y ahora, amarrado, esperando que llegue el día de hacer mi última matrícula en esa secretaría mohosa de la Facultad de Medicina de la ULL. 

En el fondo, tú y yo sabemos que aún me queda el sexto curso de Medicina, que no va a estar libre de pruebas prácticas, escritas, orales, difíciles o más sencillitas. Además a eso hay que sumarle que estaré preparando el MIR al mismo tiempo. Pero yo soy de las que cree que si no tienes algo de lo que preocuparte, no tienes nada por lo que alegrarte.

FINAL DE 1er CURSO - JULIO 2008 (desde la izq: Miri, Ale, yo, Patri, Isa C. e Isa F.)

20 marzo 2013

Mi (super)vivencia en el Centro de Salud

Es demasiado bueno como para no escribir sobre ello. 
De hecho lo iré haciendo cada día así que prácticamente esta entrada será kilométrica un poco más larga de lo normal porque son dos semanas de prácticas y en medio, ¡Semana Santa! El Centro de Salud para mí es el equivalente a que te manden a Chipude, La Gomera (población total 199 pers) a hacer prácticas. Lo confieso, soy de esas personas que dudan que haya vida inteligente fuera del hospital porque sí es cierto, y no me lo negarás, que los recursos son menores, la actividad diagnóstica es limitada y ... aquello es un pueblo. Todos se conocen, la gente le dice "sí" al médico y luego hace lo que le da la gana, o vive en el barranco, tienen cabras y vienen con leche de cabra a la consulta, sólo vienen a repetir recetas o sólo vienen a contarte su vida. No me malinterpretes, estas cosas son normales entre los pacientes y el médico de familia y me parece bien que ellos las atiendan (porque yo no tengo paciencia). 
Aquí hago prácticas yo...
Centro de Salud, Barranco Grande - Tenerife

Día 1

Es vital empezar con buen pie. Pero en mi caso no empecé con ninguno porque me tocaron las prácticas en el horario de tarde y justo la tarde de hoy era la reunión informativa del Curso Intensivo Asturias. Todo el año esperando que vengan a hablarnos sobre esto y ahora, ¿iba a faltar? Ni en broma. No es que estuviera demasiado interesada en este método porque en verdad, ya le tenía el ojo echado a otra academia pero es bueno escuchar y lo mejor, darte cuenta de por qué estás perfectamente convencido de que prefieres una opción u otra. No hay que tener en cuenta sólo el precio y los resultados. Pero vamos, que no me personé en el centro de salud, jeeee...

Día 2

Deb arrived at centro de salud 1 hora tarde porque teníamos un seminario de Dermatología pendiente y acabamos más tarde. Hacía mucho calor, iba con prisas, con mil cosas en la mano y llegué como un rayo, con otra compañera, a la consulta del médico responsable. Hay un paciente así que nos dice que esperemos un momento. Cuando me ve, me pregunta que si yo soy M. Le digo que no, que vengo en su lugar (lo típico, M. y yo nos cambiamos los ambulatorios para el que nos convenía más). Me echa la bronca por no avisarle y entonces le digo que hacía una semana que había dado aviso al coordinador de la asignatura y me había dado el visto bueno. Esto al hombre no le gustó mucho. Para colmo, tenía que recuperar el día de ayer y me preguntó si podía venir en semana santa. Le dije que no porque me iba de viaje. Su cara ya no diría que era amable. Aún así me permitió recuperarla más adelante. Me mandó a una consulta de medicina general sin decir adiós. Yu-pi...

La médico con la que estuve era el prototipo de médico de familia que tengo en mi cabeza. Simpática, conoce a sus pacientes y a los familiares de éstos, tiene un recetario de medicamentos que pauta y son siempre los mismos, promueve una vida saludable, le dice a sus pacientes que controlen la dieta y la hipertensión, se lleva bien con la enfermera. Pasé una tarde francamente, muy buena. De hecho me gustó estar allí, puedo decir que aprendí y estar con pacientes... casi siempre es divertido. Tuvimos una urgencia y la cabeza se me puso a trabajar enseguida "tómale la tensión" y voy y se la tomo, "tome esta pastilla" le dice la doctora, agarro a la señora, noto su mano temblorosa, le tomo el pulso y lo tiene por las nubes. ¿Ves lo que veo yo? ¿ves por dónde van mis tiros? Ay madre, no me digas que ahora me va a gustar Urgencias... Esto fue lo más interesante de la tarde, una crisis (porque para la señora lo fue) hipertensiva. Vinieron muchas caras conocidas, incluso una antigua compañera del colegio. Claro, en el barrio todos nos conocemos pero aún así el secreto, es el secreto. Una de las veces la doctora estaba fuera llamando por la lista y asignando el orden a los pacientes en la sala de espera, entró el señor que iba primero y se quedó de pie al lado de la puerta. Le dije que se sentara y me dijo que no. Cuando la doctora volvió a entrar, el hombre se acercó, le dió dos besos y entonces, se sentó. Esto es un pueblo...

Al salir sobre las 8 de la tarde, me encontré de frente con el médico que organiza las prácticas, el "simpático" y al ver que no había huído de prácticas a las 7 sino que me había quedado, vió que realmente tenía interés. Charló conmigo un momento sobre la organización del resto de los días y pude darle una explciación coherente para mi retraso de hoy, mi falta de ayer y mi... 

Espera, ¿y mi libreta roja? ¡No está! ¿en el bolso? no ¿en el maletero del coche? tampoco ¿en casa? no... Nooooo, ¡mi libretilla roja! ¡mi vida! donde tengo escrito TODO, de todas las prácticas, desde que estaba en tercero, no la encuentroooooooooooooooo... ¡SOS!


Día 3

Hoy me tocó el turno de mañana así que a las 08.15 estaba allí puntual como la que más. Estuve con el "simpático", el coordinador de prácticas. No es tan malo... De hecho también me lo pasé bien porque me dejo hacer tooooodas las exploraciones a mí solita. Se fiaba de mi criterioy me explicó un par de cosillas muy prácticas. Pero no me dejó salir de la consulta en toda la mañana. Asi que no fue hasta las 12:15 que no pude volar hasta el otro lado del pasillo y preguntar a la doctora con la que estuve ayer si había visto mi libreta. Y su cara al verme era de... "sabía que en algún momento de la mañana ibas a pasar por aquí" ¡¡¡¡Allí estaba!!!! Mi pequeña, mi rojita, mi libretilla. 

Hoy no fue tan duro, tampoco dió para tanto. Momento cómico: en el momento en que el médico dijo que iba a meter un poco de prisa a la consulta va y aparece en la puerta un abuelito de 99 años caminando a pasitos minúsculos... Las cosas nunca salen como queremos. Pero da igual si sabes ver el lado bueno de las cosas. Al llegar a la facultad, tuve media hora para comer con mis amigas favoritas Z. y Ma. y eso puso un sol en mi día :)


Día 4

Doblé turno para recuperar el lunes perdido. Por la mañana aprendí a sacar sangre aunque no me salvé de ver cómo una mujer que venía a pincharse, salía corriendo en dirección contraria al verme dispuesta a sacarle sangre. Pude pinchar, tomar glucemias, me invitaron a desayunar, aprendí a usar el programa Drago, el de los Centros de Salud y ¡pude hacer yo solita un ECG! Todo esto sólo era posible con una ¡¡super-enfermera!! Enseguida me puso al día de cómo funcionan muchas cosas y con ese acento andaluz que tenía dio por más que satisfactoria una de las prácticas que resultó ser de las más provechosas. Por la tarde... no tendría tanta suerte. 

De hecho, me tocó con una médico un poco pastosa. No sonreía ni por equivocación. Hasta que entró un paciente que era padre de un amiguito de su hijo en el cole y se encendió como los farolillos. Mm, no haré más comentarios al respecto X) Una de las cosas que más rabia me da es que un médico no te deje explorar, como si no confiara en que sepas ver bien una garganta. Claro que la primera vez no sabrás, la segunda y la quinta lo intentarás pero cuando hayas visto 20, seguro que no se te escapan muchas cosas. Pues así iba mi tarde hasta que de repente, una insuficiencia respiatoria entró con un abuelete que estaba reteniendo líquidos como un globo de agua. No sé que fue lo que hice bien, si auscultar una ausencia de ruidos respiratorios o hablar con el viejito o yo que sé. Puede ser que perdiera tiempo con esta urgencia y se viera apurada con los demás pacientes. Encima al dejar la consulta para bajar a Urgencias donde habían llevado al señor para ponerle oxígeno, los que estaban esperando por fuera ¡se atacaron todos! La impaciencia de la gente en las consultas de Atención Primaria es exasperante. Bueno, el caso es que al volver a la consulta, Deb era la segunda al mando, me dio la lista de pacientes y me fui directa a poner orden en la sala de espera mientras ella rellenaba cinco informes al mismo tiempo en un ordenador que se bloqueba a la mínima. No estuvo nada mal, al final.  

Día 5 

¡Viernes! ¡Viernes! Qué energías... hasta que entré por la puerta de la consulta que me tocaba y vi a la médico. Hablaba 10 palabras por minuto, como mucho. Más lenta que un desfile de cojos. ¡Ay señooooor! Para mi bien, tenía "prisa" por ir a un curso a las 12, así que hacía un esfuerzo sobrehumano y decía 15 palabras por minuto. Público variado, alguno que otro con falta de que le atranquen un tornillo, historias más creíbles que otras, de dependencias de pastillas, de chutes de vitamina B12, de depresiones conyugales, de madres ariscas y algunas repeticiones de recetas. Un random day... 

 


Día 6

Bah, hoy no hay nada interesante que contar. Mi compañera y yo tuvimos que hacer un par de casos clinicos y nos despachamos rápidamente. 

Día 7

Efectivamente hoy nos pusimos con el enfermero de enlace, que es el encargado de llevar todo lo relacionado con la asistencia a domicilio de varios Centros de Salud. A primera hora de la mañana, con un sueño que tumbaba a cualquiera, nos explicó de qué iba el rollo. Es algo intuitivo; llevan un registro de los pacientes que por ser demasiado mayores, tener alguna incapacidad física o mental no pueden personificarse en el centro. En Barranco Grande dijo que llevaba alrededor de unos 350 pacientes; en Taco eran casi 400 y había otro par de cientos en otros dos centros más. De la lista escogió algunos de los números que tenía pendientes por llamar, de "primera vez". Llamó y finalmente, había una pareja de abuelos que estaban ambos, confinados en domicilio y decidió ir a verlos a ellos: E. y G. 

Fuimos en coche hasta la casa. Nos recibió su cuidadora formal (pagada). La pareja estaba sentado en unas sillas en un pasillo de la casa que daba al jardín de atrás. La entrevista "de primera vez" sigue el protocolo de la CCAA de Canarias y exige rellenar unos formularios bastante largos acerca de muchas cuestiones como: su grado de dependencia, alimentación, sueño, descanso, ejercicio, acomodación de la casa, etc. Esto lleva 1 hora por persona. Empezamos con Doña G. y a mitad de la entrevista, apareció una de las hijas para que la cuidadora se pudiera marchar como tenían acostumbrado. Luego fue el turno de Don E. 

No sé si fue aquel ambiente cerrado y estrecho, o la ansiedad de la mujer, o el hecho de verlos tan cansados y viejitos a los dos, que uno empieza a entrar como en un aura de vejez y amargura. Imaginé que aquellos fueran mis padres... No, mejor no ir por ahí. La cuestión es que la visión de la senectud me deprimió. Yo quería intentar animarlos, el enfermero hacía milagros para que alguno echara una risa. Pero era casi una odisea. La falta de salud es horrible. No poder valerse ni moverse, caminar o bailar es un gran mal. Cuando salimos de aquella casa, 2 horas y media después, sólo quería echar a andar por el mundo y empezar a llenarme de vida.

Día 8

Hoy tuvimos que hacer... ¡más casos clínicos! Esta vez sobre las actividades de prevención sobre factores de riesgo cardiovascular, algo que podría hacer hasta con los ojos cerrados. No nos llevaron mucho y, cuando subimos a la consulta a entregar los trabajos hechos el "simpático" se sorprendió. Es más, al ver cómo me adelantaba a cada pregunta que nos hacía sobre cómo habíamos gestionado los problemas de aquellos pacientes "caso" se me quedó mirando un poco pasmado. Entonces le dije: "es que me encanta el riesgo cardiovascular" y me contestó "sí sí, ya se te nota".

En la facultad, mi compañera Y. me preguntó si ayer había ido con M. el enfermero a domicilio. Le dije que sí y le pregunté cómo lo había sabido sin que yo se lo dijera. Al parecer, M. había ido a ver otro domicilio con mi compañera, que estaba haciendo las prácticas en otro ambulatorio y le había dicho mi nombre, jejeje :)

Día 9

Al llegar mi compañera y yo por la mañana nos dio a elegir si queríamos ponernos con él, el coordinador, alias el "simpático", para nuestro último día con él y nuestra última evaluación o ir a otra consulta. Con un chiste me libré excusé de semejante cosa y volé a la consulta 1. Lo que yo no sabía es que iría a parar con la joya de la corona: el médico de mis padres y mis hermanas porque sí, nosotros pertenecemos a este ambulatorio. Dije de mis padres y hermanas; no mío -sin comentarios-. Aprendí un par de cosas interesantes como que a los 65 años me van a dar la patada en el hospital y me tendré que jubilar, qué son los nódulos de Schmorl o que los bigotes de Dalí pueden verse en algunas pruebas diagnósticas así como algunas cosillas más. Con el plus de que me invitaran a desayunar. Hoy me trataron como a una princesa. El centro de salud mola.


Día 10

Esto se acaba, señores. Hoy fue mi último día de prácticas en Centro de Salud y me tuve que colocar en la consulta del "simpático", el coordinador de prácticas. Me anticipé y llegué con la ficha de prácticas fotocopiada: punto para mí. Todo tenía pinta de ir como la seda. Pero a lo mejor, la seda es demasiado suave. Los pacientes fueron variopintos; pero aún así, me asusta la cantidad de diabéticos que veo cada día. Recetas, análisis, resultados de pruebas... estas cosas de Centro de Salud. Me dejó explorar todo y todo lo que me preguntó, lo supe responder: otro punto para mí. Pero no podía entregar la copia de la ficha firmada y marcharme como si tal. No... Deb tiene que sacar el hacha y rematar la única cabeza que queda por cortar. 
Anoche estuve dándole vueltas a la cabeza acerca del descontento con la asignatura de Medicina de Familia (de cuyas prácticas hablo en este post). La materia que se da es poco sustanciosa: casi 4 clases hablando acerca de la organización del Sistema de Salud Público Español, una hora sobre trabajo en equipo, otra sobre qué es el cáncer y cómo prevenirlo, otra clase sobre violencia de género... Sin duda esos temas que están en el conocimiento de todos pero que no recogen los créditos universitarios. Con el plan Bolonia (nuestro querido EEES), se ha creado de la nada esta asignatura cuatrimestral que viene a pisar y solaparse con contenidos de otras asignaturas y a dar laxitud a unos temas tan ambiguos como poco productivos, al menos en Quinto de Medicina. Puedo hablar con seguridad, porque soy de las pocas personas que resisten las clases; pero a estas alturas, me lo estoy replanteando. Además, la organización de las prácticas y la distribución de Centros de Salud, tiene algunas pegas. Al despertarme esta mañana sabía exactamente las palabras que utilizaría cuando al terminar la jornada, el "simpático" nos preguntara: "¿qué os han parecido las prácticas?". Lo sabía porque sí. Y así lo hizo. Y todo eso y más le dije. 

Lo reconozco, estaba cabreada. Pero es que ayer me preguntaron en una clase si sabía por qué la dieta mediterránea se llamaba así (y todo el mundo sabe que es por las verduras y el aceite de oliva y los frutos secos). Respondí bien, pero la profesora me dijo que no era así para, dos minutos después, decir que era por las verduras y las frutas que componían la dieta. Esta mañana el "simpático" no tomó de manera muy receptiva que le saltara al cuello con asuntos de las clases que, ni él controla, ni tiene ganas de controlar. Pero es que era el único camino que tenía para llegar al jefe de la asignatura, porque él mismo había dicho que tenían que reunirse. Sus últimas palabras fueron "buengo, venga, que os tenéis que marchar". Creo que al cerrar la puerta de la consulta, cogió mi ficha y si no la tiró al cubo de basura puso en letras grandes rojas: "AMENAZA". No como quien sabe que le pueden hacer daño, sino como el que sabe que decía la verdad.

Si me preguntas qué ha cambiado respecto al comienzo de la rotación por Centro de Salud, no tendría muy claro qué responder a priori. Que me han gustado las prácticas, está claro. Pero que te traten bien no es todo. Si tuviera que poner una puntuación entre 1 y 10 a...
Lo que he aprendido nuevo, daría un 6 a los médicos y un 8 a las enfermeras. 
Lo que me han dejado hacer, sería un 6 a los médicos y un 9 a las enfermeras. 
La variedad de cosas que he hecho (consulta, casos clínicos, etc), un 9 en total.
¿Ves? Daría buenas notas, porque hemos tenido una planificación lógica de los días en el centro. Tengo compañeros de otros centros que pasan incluso por administración, no sé por qué; nosotros podíamos haber pasado por Pediatría pero al parecer, no hay buena relación entre los pediatras de la zona y los estudiantes. Pero, ¿realmente ha cambiado mi concepto de los médicos de familia? No. El "simpático" parece estar convencido de que necesito que me laven el cerebro. A lo mejor lo que ocurre es que nos hemos acomodado al ritmo discrónico de nuestros profesores, todos ellos médicos de Hospitales de tercer nivel y a que, no todo es prevención, hay muchas otras cosas que hacer en los hospitales, después de los diagnósticos. Aún así, claramente un médico de familia conoce a sus pacientes y a las familias de éstos; repiten recetas en piloto automático, desayunan en el bar de enfrente y llevan una vida tranquila cuando no se estropea el ordenador. Llámame crítica, inquieta, exigente, intransigente o petarda. Es lo que hay, guste o no, entre los médicos de cabecera y yo. Sí hay vida inteligente fuera de los hospitales, pero algunos no son el mejor ejemplo de ello.

06 marzo 2013

Entre dos causas

Es malísimo estar entre dos causas que se te presentan igual de atractivas. Tengo un secreto que me trastorna ¡¡No sé a quién me gusta tratar!! ¿Adultos o niños? Madre mía, que problemón. Una simple pregunta que me lleva en dos sentidos totalmente diferentes, ¿cuál escoger? ¿cómo saber si tengo aptitudes para lo uno o lo otro? En estos momentos es cuando esos tests para conocerte a tí mismo, te pueden ser útiles. Y ni con esas, porque según el último que hice, mi especialidad recomendada era Trauma (¬¬ eso es no conocerme para nada). Me han dicho "pero di, ¿cuál prefieres?". Mi respuesta sigue siendo: "es que no lo sé". Adoro a los niños, pero también me encantan algunas especialidades médicas del adulto. Me cuesta creer que me esté debatiendo entre dos especialidades tan diferentes y aún así tengo mil dudas. ¿A quién querré tratar durante el resto de mi vida? El otro día estaba convencida de que iba a decantarme por los adultos, pero la idea de no tratar niños, ni tener girasoles pintados en la pared, ni el olor a colonia Nenuco en toda la planta, me hizo reconsiderar todos mis esquemas. ¡Ay, Señoooor! Pff, imposible de decir ahora... Claro que tampoco es necesario. Estos días lo que debe preocuparme es la ristra de trabajos que hay que entregar, aprobar las últimas asignaturas y agotar las menos convocatorias posibles para no tener que pasarme el verano estudiando. Sí, creo que tanta charla MIR me está estresando más y antes de la cuenta. MIR... esa nueva etiqueta aquí, entre tú y yo, hasta ahora desconocida y que prontamente, será tan recurrida.  

26 febrero 2013

Así, en plan monólogo


El monólogo es el eufemismo utilizado como excusa para echarse un rollo, contar tu vida/penas, como quieras llamarlo. Y ya puestos a que todo el mundo que dice lo que piensa parece tener razón, la libertad de expresión y farándulas como esa, me he propuesto marcarme un monólogo como una campeona. (Me resulta bastante difícil escribir si pararme porque soy un poco maniática del formato y la ortografía, pero no es culpa mía sino de mis profesores de Primaria).

Creo que si escribo todo lo que estoy pensando podría frenar esa cháchara verborreica que no me deja respirar. Me paso todo el día hablando, con mi familia, en la facultad, con los profesores, por email, por teléfono, en persona, con los camareros de la cafetería, con el vecino que coge el ascensor conmigo... En clase, cuento lo que me pasa en casa y lo que hago en mi tiempo """libre"""; en casa, cuento lo que me pasa en la calle. No hay quien lo pare, una vez que empiezo no puedo parar. Contar, charlar, hablar a cualquier velocidad, con parsimonia (más bien pocas veces) o igual de rápido que estoy escribiendo ahora. ¿Silencio? No le veo utilidad fuera de las depresiones, los exámenes y las preguntas incómodas del tipo '¿te quieres casar conmigo?'. Encima, como en esta etapa de mi carrera estamos con asignaturas poco clínicas y de las que te exigen hacer trabajos escritos, la tasa de verborrea por minuto aumenta paradójicamente de forma exponencial. Creo que con el último que hice, de Farmacología, superé mi capacidad maxima. Porque tienes que debatir cómo repartir el trabajo, a quién asignar cada parte, juntarse para trabajar en grupo, preguntar dudas... Un maremoto de enlaces de páginas en inglés, wasikòsky o cualquier idioma incomprensible. En fin, que los trabajos me tienen loca de la cabeza.

Luego, después de un día que te deja K.O. rotundo llegas a casa, a tu remanso de paz y empieza la guerra. Que si mi hermana E. habla mucho demasiado y le van a poner un parte (que conste en acta su 'mal comportamiento'), mis padres con su rollo "los novios son malos" o "no hay dinero" o "búscate un novio con dinero", mi perro... ah no, espera, no tengo perro. Mi otra hermana preguntándome cómo se visten los presentadores de un teatrillo, yo enchufada al ordenador haciendo tres trabajos al mismo tiempo y de repente oyes: ¡Débora, corre! Voy al salón y resulta que mis padres me habían avisado porque en la tele salían dos ginecólogos habando del cáncer de endometrio. Ya sé que el cáncer no es algo despreciable, pero ¡yo quiero ser pediatra! Me siento incomprendida, voy a la nevera y cojo un bombón de chocolate. Me planteo si buscar el sustitutivo, pero me da que no; por el momento no creo que sea el momento de buscar el momento para tener un lío con nadie, al menos de momento. El chocolate sólo está muy bueno y no me da tantos problemas, salvo un poco de acné que gracias a mis años de Medicina y el remedio de mi vecina sé tratar. Al menos tengo mi cochecito, con el que puedo ir a donde quiera pero estos días son malos para desplazamientos, si quieres llenar el tanque ya puedes preparar un riñón y la mejor opción parece quedarse en casa con las pantuflas, los problemas, los trabajos y la familia.

Tampoco es que me queje de mi vida. Me encanta, me lo paso muy bien casi todos los días. Algunos en especial, en los que hay muchísimas risas, ayudan a mantener una autoestima astronómica. Mis amigos son lo mejor, la chispa, la guinda o lo que sea que pongas al pastelillo encima de todo. Con ellos te ríes, te ríes y te ríes de lo que es gracioso y de lo que no lo es. Están contigo en los bueno y, a lo malo le dan una patada. No sé qué tipo de vida tendría sin mis amigos, esos medicuchos que en nada serán conmigo médicos de verdad (¡ay que miedo!). Tengo muy claro que el que mira hacia otro lado cuando tú pasas, no conoce la amistad. Y me da lástima. Porque cuando tienes un amigo, te conviertes en una persona mejor y dejas de ver barreras donde no las hay y dejas de girar la cara cuando pasa a tu lado alguien con quien peleaste una vez. Hay vida después de las peleas.

Una cosa que sí me trastorna un poco es no poder viajar todo lo que quiero. Me dicen que no es el momento, y lo sé. Me dicen que ahora toca estudiar, que hay luz al final del túnel. Pero para mí, si no es el túnel que une Francia con Inglaterra, me da un poco igual si estoy cerca de la luz o no. Con mochila o con maleta no importa, pero con mapa. Confío en que algún día pueda tachar de mi lista todos los sitios que me quedan por ver, aunque es una lista un tanto larga y que además, acaba en puntos suspensivos. No quiero una casa más grande, ni un móvil más caro, ni ropa más a la última. De hecho, cuando parece que uso ropa nueva se trata de cosas que le quito a mis hermanas. Las cosas materiales no me dan seguridad y tienen poca importancia para mí, son el medio para concretar fiestas, trabajos, pero en sí el hecho de poseer no es algo que despierte en mí ninguna satisfacción ni sensación de poder/tener. Pero los viajes... ayy. Los que me quedan por hacer y los que he hecho, esa gente tan estupenda que he conocido aquí y allí. Me acuerdo más de ellos de lo que podrían imaginar. Pero claro, esta son la clase de cosas que no les dices nunca, sino que las escribes en un blog o te las callas. 

Podría seguir escribiendo muchos párrafos como estos. Pero no conviene darte tanta información acerca de mí porque podrías llegar a conocerme y entonces, darte cuenta de que estoy medio loca de verdad. Deja que quede algo por contar, si es que acaso lo hay... para que quede entre tú y yo, la excusa para un café o a saber qué.

30 enero 2013

Terrores diurnos

Este ha sido un mes extraño.
Los exámenes me han estado persiguiendo desde que empezase a planificarlos allá por Noviembre. Han sido fechas complicadas, pero como cada año, al acabar me parece que el esfuerzo vale la pena y estamos de acuerdo en que haber sacrificado las Navidades en pro de la carrera, es un mal menor. Cómo me ha ido no te lo puedo decir, no porque no quiera sino porque a día de hoy sigo esperando mis resultados. Ya llegarán. En mi consciencia queda el saber que he dado todo lo que podía dar. Y si no, se volverá a intentar con más fuerza aún. El 2013 empezó a correr hace ya un tiempo pero yo ni me he dado cuenta. Para mí los últimos dos meses han sido un continuo devenir de días completamente iguales, uno tras otro. Sin domingos, sin festivos ni días de descanso. Ahora ya pasó. Ya no más noches sin poder dormir, cansancio, agobio o llantos sofocados hasta más ver. Hoy empiezo mi último cuatrimestre lectivo de la carrera. Se me escapan los años y ni me entero. El próximo - y último, curso sólo tendremos prácticas así que, en los meses que vienen habrá que esforzarse el triple para terminar con el expediente teórico lo más limpio posible. Queda la mejor parte, las últimas asignaturas de la carrera y los últimos exámenes, los últimos terrores diurnos ... al menos hasta que llegue al MIR. Pero eso aún no toca. De momento me sacudo el moho de estudiante y retomo la Vida como si fuera un libro que dejé a medias. ¿Dónde la dejé? ¿Qué habrá sido de ella? ¿Me acordaré de por dónde iba?
Sí, uno siempre se acuerda de dónde aparca su vida y si no, siempre hay alguien que te lo recuerda
La última vez que tenía vida, tenía amigos igual de ocupados que yo con los que ¡estoy deseando juntarme de nuevo para echarnos unas risas! :) Ellos seguramente no se imaginan cuánto les he echado de menos ni lo importante que es para mí haberles conocido. No hay misterios, ellos son unos mejores amigos estupendos y yo no puedo pedir más. Hay excursiones por hacer, tarde de cine pendiente, fiesta ¡con rumbas y a lo loco!, carnavales a la vista, compras y cafés por poner en las agendas... También tenía algo así como un novio; pero al parecer, no era lo suficientemente buena como para competir con sus amigos por sus atenciones, así que me cansé de esa partida y decidí ahorrarme el dinero del regalo por San Valentín, no sé si me explico. 

Como a mitad de mes, mi amigo P. H. me dijo que iba a donar sangre y decidí unirme a él. Chassss, ¡qué día! Todo fue bien pero al terminar de donar e intentar incorporarme, me mareaba así que tuve que estar en esos sillones tan cómodos que hay en Banco de Sangre durante un buen rato. Al segundo intento de levantarme, conseguí llegar a los ascensores para caer redonda sobre mi amigo (una señora que estaba cerca incluso pensó que "nos estábamos dando amor") y terminar aterrizando en el suelo ¡inconsciente! Era la primera vez que perdía el conocimiento, fue una sensación extraña... No me importaría repetirla, pero la próxima vez no delante de los ascensores. Sí, acabé en el suelo sudando como un pollo, con los pies en alto, la cabeza en la pierna del enfermero, una mujer abanicándome y otra enfermera trayéndome la silla de ruedas, las puertas de los ascensores abriéndose y todos asomándose y preguntando qué había pasado. ¡Ay Señooor! Me encantaría decirte que me recuperé en seguida y me marché a casa pero qué va... Las dos horas siguientes me las pasé en Banco de Sangre, con dos sueros enchufados, comiendo papas fritas y una tensión arterial de risa. Finalmente me llevaron a Urgencias, donde acabé con un tercer suero y recuperando mis tensiones habituales. Para cuando mi madre llegó allí, yo estaba en una silla de ruedas en el pasillo de Urgencias, con una manta por encima y agarrando el palito de donde colgaba el suero -vamos, ¡hecha un cuadro! Gracias a mi amigo P. H. que estuvo allí conmigo, incluso cuando fuimos de paseo hasta Urgencias, esos momentos dieron para muchas risas aquel y otros días después. ¡Te quiero P. H.! :)

Este año no hay planes de viajar muy lejos ni muy cerca aunque mi corazón pertenece a Londres y cada vez que me siento en mi mesa de escritorio recorro con la vista las líneas de metro de colores que tantas veces utilicé cuando estuve allí y que decoran mi mesa. Sueño con el día en que pueda volver porque no hay nada igual en el Mundo. Aún oigo en mi cabeza el ...((Mind the gap!))... mientras me subo a un vagón empujada por un gentío cosmopolita. Londres... Pero no que va, este año hay planes diferentes para el verano. Algo menos lúdico y más médico que requiere que me quede cerca y va ligado a mi proyecto de fin de grado. ¡Qué bien suena eso! Claro que también habrá tiempo para pegarse alguna escapada a la isla de enfrente para visitar a la familia y echar una ojeada a sus jugosas tiendas :)

Como ves, ha sido una época en la que han ocurrido muchas cosas entre tú y yo; como no podía ser de otra manera. Y antes de que esto tome aún más forma de diario, te dejo con el retrato de mis añicos pasados, la brisa de un nuevo verano y el sabor del café en los labios. ¡Que pases buena tarde!

29 diciembre 2012

Pide un sueño

Pídelo sin más. Porque es gratuito soñar. Porque puede hacerse realidad. Porque hacerlo te convierte en mejor persona; abre tus puertas a la oportunidad y a lo que está por llegar. Nunca conseguirás aquello que no está en tu mente. Aún cuando pase ante tus ojos, contoneándose con evidencia, si no está entre tus ideas alcanzarlo, igual de fortuito que llegó se irá. No permitas esto último. No vivas vagabundo de ideas y proyectos. Haz tu lista de propósitos y verás con qué facilidad encaminas tus pasos -sin dudarlo y casi sin quererlo, hacia donde quieres. Sin distracciones ni trucos de magia. Verás qué sencillo es trazar la recta que se extiende entre tus sueños y tú. Pero para eso antes debes formular tu deseo...

15 octubre 2012

Las dos caras de la Medicina

Sí, tiene dos caras. O más bien, cara y espalda. 
Para los profanos de la vida médica, esto que ven aquí arriba es una sesión clínica, donde empieza cada día, sujeto a la variabilidad de cada departamento, la actividad de los médicos. Los casi-médicos estudiantes también tenemos que asistir aunque hay muchos que optan por pasárselo por el forro no ir. A mí me parecen muy interesantes porque te muestra mucho más de cerca un sinfín de detalles, imperceptibles durante el resto de la jornada. Por ejemplo, te das cuenta de quién lleva la voz cantante y quién le apoya, quién es la oveja negra del servicio, qué pacientes nuevos han venido, quienes se marchan y quienes tienen un síndrome raro que no sale en Wikipedia. Deliciosa rutina para un clínico. Pero no es grande la contribución del alumnado en estas sesiones puesto que nos han programado para permanecer en la última fila, detrás de todos los médicos. Ver, escuchar y aprender es todo lo que podemos hacer, cruzando los dedos entre tú y yo para poder obtener de ello el máximo provecho. Pronto llegará el día en que me sitúe al otro lado y pueda enfrentar cara a cara los debacles diarios. Formaré parte activa ¡y tan activa! en la sólida cadena de la Salud y estos pensamientos me traen grandes esperanzas para mí y mis amigos. Al fin y al cabo, ¿qué prisa hay por ser carne de cañón?

04 octubre 2012

¡A la de 23!








 

Queridos lectores y amigos, ¡hoy celebro mi 23 cumpleaños!
No por ello me siento más vieja ni más reumática porque si algo no puede conmigo es la decrepitud y el fugaz paso del tiempo. Cada segundo con los míos cuenta como si fuera un momento infinito. Graciñas a todos los que se han acordado de llamar, pasarse por mi pasillo, darme un abrazo y todo su cariño. Entre tú y yo siempre hubo algo más que letras y lo sabes. Conmigo siempre van esos buenos recuerdos, los silencios y los gritos, las angustias y los suspiros, las miradas secretas y las risas histéricas. Ahora me encuentro ante la puerta de la expectativa y los sueños que me quedan por enmarcar. ¡Deséame un buen viaje!

23 septiembre 2012

Otro

Después de otro verano demasiado maravilloso ha llegado otro comienzo de curso. 
Sumo ya unos cuantos a mis espaldas pero nunca me canso de ellos. La expectación de los primeros días, el olor a libros nuevos, las bibliotecas vacías, las colas en secretaría, las caras conocidas por los pasillos, los vaivenes de fichas de las asignaturas y en definitiva, todos esos pequeños detalles hacen que volver sea una delicia. Lo que no es tan delicioso es retomar el ritmo sueño-vigilia pero no todo podía ser bueno. Ahora es tiempo de promesas, agendas sin estrenar y buenos propósitos para lo que está por venir. Y mientras pasan estos primeros momentos de reincorporación nos sacudimos la nostalgia de aquellos días de verano, ya lejanos, y nos ponemos manos a la obra con nuestros deberes. No podemos vivir anclados en el pasado, aunque queramos. Esto es lo divertido del asunto, proyectar entre tú y yo nuevos planes, nuevas ideas, nuevos cursos, nuevos amigos... ¡a saber qué está por venir! 
¡Feliz comienzo de curso! 

Muelle en Muros, A Coruña
                                         

06 julio 2012

En la Comunidad

No sirvo para vivir en una Comunidad de Vecinos.
Tampoco para tener jefes (pero eso lo dejamos para otro día). 
Vivo en un edificio de 3 bloques, 11 pisos cada uno y 2 puertas por piso. Eso hacen 72 viviendas y familias. Y son justamente 72 más de las que yo puedo tolerar, que es ninguna. Si por mí fuera viviría al lado del barranco; todo con tal de no tener vecinos al lado, ni qué decir de tenerlos en frente. 

Están los vecinos omitidos; sí, esos que no sabes que existen. Los familiares, que tienen 4 hijos, 8 nietos y 3 bisnietos y les encantan las visitas los fines de semana. Los kinkis; en todas las comunidades tiene que haber. La radio macuto que te pasa el informe cada vez que la ves. Los verano azul; que sólo aparecen 1 mes al año y cuando te ven entrar al edificio piensan que te estas colando. Los animal friends, que pasean a su perro mañana, tarde y noche, día sí y día también, haciendo el mismo recorrido. Los caraduras, que llegan los últimos y aparcan en la parada de la guagua. Los nuevos papás, que entran con cuna, carrito, capazo, cambiador y ropero nuevo. El médico que, como su casa le parecía poco para él solo, compró la vivienda de al lado y las conectó cargándose una pared pilar (muy bien tío...). Don Limpio, que utiliza el balcón como vertedero particular tirando por él su basura, uñas, pelos y un "etc" que da repelús. La pija, que siendo muy fina para tener un cubito de basura en su casa, deja las bolsas por fuera de la vivienda. A los que les va el tenderete, y sacan bolsas llenas de botellas para tirar a la 1am para que los demás vecinos no los vean (mala noticia chicos, tenemos el cubo de reciclaje al lado y oímos como tiran cada botella). Los gays, que visten igual y tienen dos perros idénticos. La trotadora, que entra con tacones de más de 10 cm los fines de semana a las 4am, como si estuviera participando en una competición. Los religiosos, que van a misa y vuelven cargados de panfletos que meten en los buzones de correo de todos. La Doña que es viuda y vive sola con sus caramelos de menta que te ofrece cada vez que te ve. La Doña que es viuda y vive sola con una tarifa plana de ADSL y nunca la ves. El revolucionario que ameniza cada reunión de la comunidad hablando sobre trabas legales, hacer nuevos presupuestos para pintar, cambiar las puertas, poner plantas de plástico en los pasillos, volver a pintar, cambiar los balcones y cosas no exentas de disputas así. Ah, y cómo no nombrar a la Presi de la comunidad; pero por raro que te parezca no haré ningún comentario sobre ella porque, en mi opinión es una vecina razonablemente normal. Tiene un marido que trabaja como jardinero y por ello, tiene un patio increíblemente bonito; siempre va muy elegante vestida y es bastante simpática. No me suelo tropezar mucho con ella pero me impresiona favorablemente. Lo más probable entre tú y yo, es que tenga un cadáver hecho picadillo escondido en alguna parte; o simplemente sea la excepción en un edificio excepcionalmente notable.     

Guau, me gustaría saber si el resto de comunidades de vecinos son tan interesantes.

25 junio 2012

Con zapatillas de ballet


Me encanta cuando mis hermanas acaban el curso y hacen una limpieza de todo lo que no quieren. Siempre hay algo que se puede aprovechar; se puede rescatar un osito, una camiseta o en este caso un maniquí de boceto viejo. Es divertido ver como -cuando mi mente está liberada, deja fluir a la imaginación uniendo piezas arbitrarias para crear. Unas acuarelas usadas, un trozo de tela roto y una cinta en manos deseosas de expresión pueden acabar en esto que ves. Igualmente podría decirse sobre este boom de escribiente entre tú y yo. Como le dije a mi amigo C. trato de compensar ese mes que estuve con exámenes (en la biblioteca all day, everyday) y que no podía ni teclear 'socorro'. Podría denominarse el efecto "Caja de Pandora" (pero sin pulsera cara). 
La orquídea es de plástico, ¿a que parece de verdad?

Sí, no puedo ocultarlo... soy una sentimental. No me gusta tirar los viejos trastos, aunque sean viejos y sean trastos. De ahí que mi cuarto se parezca a un museo de antigüedades, muy al estilo British Museum con momias y ácaros polvo incluidos. Lo de las momias lo digo en serio. Deb tiene un secreto guardado en una caja sobre el armario (uh-uh-UH!). Estoy contenta con el resultado de mi inventiva. Aunque nunca haya hecho gimnasia rítmica en mi vida, como sí hicieron el resto de mis compañeras del colegio; ni haya visto nunca una actuación de ballet; ni me guste mucho el color rosa. Será porque ahora hay una pieza única más en mi mundo. O tal vez porque me salí con la mía y rescaté otro trasto más que ahora adorna mi mesa. Sí, no tengo remedio...

¡Feliz Lunes!

19 junio 2012

Orgullo y prejuicio

Con mi recién estrenado tiempo libre he decidido hacer algo de provecho. Así que ayer estuve un buen rato dando vueltas por Facebook. Eché un vistazo a las últimas actualizaciones de mis contactos, a las numerosas fotos de playa, excursiones y fiestas varias. Guau. Yo aún no he tenido tiempo de llevar a cabo mi plan de pasarme por la biblioteca a buscar el libro más gordo que encuentre (que seguramente será Los Pilares de la Tierra) y ya la gente ha hecho todo eso. Bueno, pero a lo que yo iba... resultó que entre las fotos de mis amigos encontré una cara conocida. 

Se trataba de una chica un curso mayor que yo, a la que, por motivo de estudios había visto mucho durante el último año: es la primera en entrar a la biblioteca cada día. Y no contenta con eso es la guardiana del silencio hasta que se marcha, bien entrada la tarde. Esto no me molestaría si no fuera porque aún conociéndome, me manda a callar igual que a una hormonada estudiante adolescente cuando comento algo con mis compañeros. Al principio no tenía motivos para ser tan antipática conmigo (y con todo el mundo) hasta que casi la atropello un día en el parking de Medicina. ¿Qué quieres? Salió a toda mecha detrás de una furgoneta con cristales negros. Meses y meses viéndonos a diario y nada, ni un triste hola. Quien dijo que el estudiante de medicina tiene espíritu comunicativo no conoce a esta chica. En la foto en la que la reconocí ni siquiera estaba sonriendo y eso que estaba rodeada de amigos. Tenía la misma cara estresada que llevaba siempre. Recordé la última vez que nos vimos: yo entraba a los servicios de la biblioteca (que asco de vida tengo) cuando justamente ella salía, casi nos chocamos. ¿Tú oíste cómo dijo hola? Porque yo tampoco. Será una de esas personas que no hablan con desconocidos ni conocidos. A lo mejor, inconscientemente, se aisla en su burbuja sin creer necesaria una mínima comunicación con el mundo exterior. A lo mejor, ella es así. Pero es que, por alguna razón, yo creía que eran características humanas la empatía y la simpatía. 

Lo más probable es que sea alguien excepcional y entre tú y yo esté sesgando su persona con mis comentarios pues nadie me manda criticar sin conocer. Pero es inevitable que sienta un cierto resquemor por su orgullo, que hiere el mío, cuando me parece ser invisible ante los ojos de alguien que, siendo como yo, se cree lo bastante alto como para no verme. Estoy aquí, gracias.    

18 junio 2012

Adiós pequeña, adiós

Al fin ha llegado el momento esperado y eso para cualquier estudiante de este Mundo es... ¡el día de fin de curso! 
Para algunos llega con bañador y toalla de playa, para otros con alguna lágrima y para mí, ¿para mí? es algo así como un momento de los más cruciales de mi vida. Cada final de curso lo es pero este más que nunca porque es hora de hacer la valoración sobre mis decisiones pasadas. Por si has llegado tarde te comento que este curso me quedé a medias entre 4º y 5º de Medicina porque, entre la adaptación al plan Bolonia (EEES) y una serie de catastróficas desdichas y meteduras de pata, la cosa no me salió como esperaba y el pasado Septiembre dije adiós con la mano a la que era mi promoción para infiltrarme en una clase nueva. ¿Era lo acertado? ¿Tendría mejores resultados en mis exámenes teniendo menos asignaturas? ¿La Medicina era lo mío? ¿Me adaptaría a una clase nueva con gente nueva? Ay, cuántos interrogantes... Vamos por partes.
Mi 22 cumpleaños 4 Oct 2011
Al principio del curso lo que sin duda quería era inyectar algo de competitividad agresiva en mis venas para poder liberarme de la carga que llevaba conmigo (véase las peores asignaturas: Aparato Digestivo y Biofísica). Muchas horas de estudio acompañaron a este nuevo objetivo, aunque siempre había tiempo para los amigos, para pasarlo bien y para inmadurar. Y más estudio y más estudio y en medio algunas noches improvisadas de copas y de risas y de vida universitaria. 
Halloween Oct 2011
En la Facultad pocas novedades acompañaron este periodo de tiempo, salvo mi smartphone y mi flequillo nuevo que me daba ese aire de recién importada desde el Reino Unido. Mis chicas y yo nos pasábamos las mañanas en la biblioteca y las tardes en clase. Cupido hizo algún intento, pero fallido, con lo que ocupaba mis horas libres en estudiar. Con esfuerzo, mis amigos y yo hacíamos hueco para tomar café a las 10 e intercambiar batallas, chismes o ¡ey! ideas para la boda de mi amiga K. que será el próximo Septiembre :) (te contaría la guerra que me ha dado buscar acompañante, pero eso en el próximo capítulo). Un día cualquiera esperando a que abriera la biblioteca conocí a Z., una chica que sería mi mejor amiga unos meses más tarde aunque en ese momento ni lo sospechaba. Al llegar Diciembre ya dominaba el whatsapp pero lo único que me preocupaba era cómo iba a afrontar los exámenes de Enero.     
Navidad Dic 2011
Por si lo dudabas pasé una Navidad de perros estudiando en... ¡el Tea! El Tenerife Espacio de las Artes, que hace las veces de museo, biblioteca y sala de estudios 24 horas -muy útil en periodos de vacaciones como las Navidades. Allí fue donde me encontré con gente de mi clase nueva que parecía simpática y de hecho lo eran. Así que un día recogí mi puesto en la mesa de los independientes y me dejé acoger por los que hoy son mis Amigos. Los exámenes fueron un éxito y poder pasar las asignaturas más chungas con Sobresaliente me dieron el subidón de energía que necesitaba y fue entonces cuando decidí mudarme de la biblioteca de la Facultad al Tea indefinidamente. Allí se está muy bien...        
 

Problemas siempre hay; aunque algunas veces son mayores y otras vienen atenuados. Por ahora debo no quejarme de que, lo que complique mi vida, sea la subida de tasas de la universidad o que me hayan denegado la beca de estudios. Eso son minucias y por eso doy las gracias, porque sé que ahí afuera hay verdaderos problemas con mayúsculas que afectan a personas que pudieran no merecerlo. Incluso el que obra mal merece un castigo, pero la enfermedad no es la moneda de cambio de la justicia. Hay rotaciones clínicas que te marcan y la de Oncología Clínica fue una de ellas. No por el hecho de no tener visión profesional, porque en prácticas hay que estar a lo que hay que estar: a miles de kilómetros emocionales de los pacientes. Sino porque, lejos del hospital, aún recuerdo más de un caso que me hace derramar más de una lágrima. Llámame sentimental... yo me llamaré humana. 
Manifestación en Edificio Central de la ULL contra la subida de tasas
Señoras y señores esto se está terminando. Mi cuarti-quinto año de Medicina ha concluido con resultados muy positivos que me llevan a pensar que tomé el camino correcto: independiente pero muy bien acompañada. Qué decir sobre la Medicina aparte de que me parece la carrera más bonita que pueda hacerse, la más costosa, la más dura, la más exigente... todo eso y más, si bien se ve enormemente recompensada cuando le dedicas tu vocación y te entregas a lo que te gusta. Sin duda no fue un error la decisión que me llevó a la decisión de tomar la decisión de estudiar Medicina porque con los años me siento más comprometida. Casi he olvidado los malentendidos pasados con gente aún más pasada. Quizá esta seguridad que siento en el presente es la que me lleva a mirar al frente y a calcular hacia dónde se encamina mi destino sin temor a fallar el blanco. La puerta grande de la Cirugía se abre ante mí como una posibilidad de camino que hasta ahora no había tomado en serio. El tiempo dirá si mi convicción y mis habilidades son lo bastante buenas como para merecerla. 
Día Mundial de la Salud 2012
De momento, este verano parece que vuelvo a pasar de la toalla y el bronceador. 

Una oportunidad que no podía dejar pasar quiere que vaya a Santiago de Compostela a hacer un mes de prácticas clínicas durante el mes de Agosto completo. Sin duda el mejor plan que podría pensar para enlazar con la siguiente etapa de mi vida que sigue siendo predominantemente académica aunque para mí, altamente satisfactoria. Esto entre tú y yo es mi mundo. Es a lo que me dedico y es lo que soy.   

14 junio 2012

Al parecer, Junio



Y Deb Pita vuelve a la vida social gracias a que ayer fue el último examen de Junio. 

Podría haber escrito mil posts hablando sobre las cosas mágicas, locas, divertidas, surrealistas, raras, frustrantes o románticas que me han ocurrido a lo largo del tiempo que he estado desconectada pero entre tú y  yo, tanto estudiar y tanta biblioteca quitan las ganas hasta de comer. Bueno, de comer no... pero de lo demás sí. En fin, ahora queda esperar frenéticamente con paciencia los resultados del esfuerzo y el trabajo confiando en que se vean recompensados.

¡Feliz día a todos!

10 abril 2012

Tú a Londres y yo a La Gomera

Nada de viajar en Agosto, eso es sólo para gente loca como yo. Abril es el mes de los viajes. De hecho mis hermanas se van, las dos, este mismo mes; una de campamento a La Gomera y la otra de urbaneo a Londres. Ya me gustaría poder cambiarme por cualquiera de ellas (preferentemente por la segunda) y darme una escapada de una semana. Pero no. En esta época del año es rara la vez que tengo ocasión de viajar por millones de razones como ahorrar para mi gran escapada-huida en Agosto, prácticas, exámenes (sobre todo esto), fiestas en las cercanías... Una pena porque además de tener un clima mucho más de mi gusto que en verano, apuesto a que los sitios de mi interés están mucho más accesibles (es decir, vacíos). Pero no. A mí dame colas en las ventanillas de facturación, huelga de controladores, turistas con bebés, perros y equipajes especiales, maletas perdidas, además de colas en el control de pasaporte, en los museos, en las tiendas de souvenirs, en los taxis, en los baños públicos, en el Starbucks, grupos de adolescentes haciéndote encuestas, ancianos que están perdidos, perdidos que no hablan el idioma... Lo reconozco, no me gusta Agosto especialmente pero si es en ese momento cuando puedo escapar de aquí, bienvenido sea. ¡Ayyyy, qué ganas de irme de viaje! :)

30 enero 2012

El siguiente salto

Ya no recordaría lo último que te conté si no fuera porque aquí todo queda. 
Para aquellos que perdieron el hilo o algún tornillo por el camino, les cuento que acabo de superar la nueva forma de tortura legalizada -los exámenes de enero universitarios- y con excelentes resultados. Mm, puede que el 2012 sí que sea mi año. Pero, ¿dónde ha estado Deb todo este tiempo? ¿haciendo qué? ¿cómo? ¿con quién? ¿hay algún nuevo quién?


Pues mayoritariamente he estado bibliotecando con mis buenos amigos C., Z. y G. en la sala de estudios del TEA. Esto incluye fines de semana y días festivos. Esto implica toneladas de apuntes de Oncología Médica, Aparato Digestivo y Cirugía así como de Ginecología y Obstetricia. Esto supone muy pocas horas de sueño y una cantidad de cansancio inversamente proporcional. Las Navidades pasaron tan rápido como llegaron y tras descolgar el "Merry Christmas" de la puerta sólo quedó una larga y dura caminata hacia los exámenes. Primero el test de Oncología, luego el de Digestivo y finalmente el oral de Ginecología. Pasaban los días sin que pudiera hacer diferencia entre lunes o domingos; todos me parecían lo mismo. Había un marcado silencio en Facebook y consideraba afortunado el día que podía hablar con mis amigas aunque fuera sólo un rato. Empecé a considerar maquillarme como un lujo y mis flores... sin comentarios.


Amor... lo que se dice amor suena a esquívo en mi cabeza. De hecho, en un mes hay bastantes oportunidades para sufrir un flechazo profundo pero lamentablemente no hay tiempo suficiente como para conseguir una inicial. Será cuestión de volver a la biblioteca algún día para pillar desprevenido al sujeto del deseo leyendo el periódico en la sección de Hemeroteca (o en las sillas para viejos según mi amigo C.).  

Pronto empezó a sonar una nueva canción en boca de todos, con la ley SOPA y el posterior cierre de Megaupload como acordes principales. Ilusa de mí que creía que vería el final de Anatomía de Grey. Para colmo, a mitad de mes el antivirus de mi portátil decidió prejubilarse y darme la lata hasta que consiguió superarme y lo di por caso perdido. Es más, terminé por no llevarlo ni a la biblioteca porque hacía tanto ruido que parecía que tenía una turbina de un boeing 747, en vez de un portátil. La verdad es que a veces me dan ganas de...
¡No! Control... Como dice mi amiga Z. hay que probar ejercicios de respiración si hace falta aunque sinceramente, a mí eso sólo consigue asfixiarme más. Infusiones. Bolas chinas. Pastillas. Valeriana. Imaginar a la gente desnuda. Vitaminas. ¿A ti te funcionan? Porque a mí no. De hecho sólo pensar en presentarme a un examen oral es suficiente para que no pueda echarme nada a la boca durante 3 días. Qué malos son los nervios. Y por si presentarse al examen no te parecía poco, luego vienen los dolores de cabeza y las pesadillas residuales al terminar. 
En días como los recientes mi padre todavía me dice: "pero, ¿por qué coges tantos nervios si ya has hecho miles de exámenes?"
Sinceramente no lo sé, aunque lo intuyo. Es una reacción superior a mí, primitiva, como lo son el hambre y el sueño. He hecho cientos... no, ¡miles! de exámenes y aún así cada prueba es un reto mayor. En vez de aprender a saltar los obstáculos, y dominarlos, cada convocatoria es cien escalones más alto y angustioso. Supongo que se debe a que ya no hablo de Conocimiento del Medio ni tengo inmensos exámenes de 2 temas.
Los nervios ante un examen son una experiencia universal. Todo el que haya pasado por esta situación, todos los que han sido o son estudiantes, saben bien a lo que me refiero. Malas noches y peores días conteniendo el estrés, el cansancio y luego el insomnio, los dolores de cabeza, las náuseas, la gente que habla en la biblioteca (como yo), los escalofríos, las ganas de acabar con tu vida y la de los que hablan en la biblioteca, la incertidumbre, el malestar y, finalmente a veces, las lágrimas. Descrito así me suena a la idea que tengo de mis futuras Guardias de Residente aunque espero que no sean tan dramáticas.
Mi padre me dijo también: "Supongo que será porque te juegas más. Ocurre como con los paracaidistas, a mí me decían que cuanto más saltaban, más miedo tenían porque mayor era la caída".
Y con estas palabras me quedé. Porque me parecieron la conclusión perfecta para mis dos útimos meses, de los que gracias a mis amigos, guardaré muy buen recuerdo y porque, entre tú y yo, mi padre sabía de lo que hablaba.

¡Feliz salto a la Rutina!

17 diciembre 2011

En casa, sin perro y estudiando por Navidad

~ en casa ~
¡Hola! 

Resurgida de entre el aburrimiento y los apuntes aparezco de nuevo causando un poco de caos a mi alrededor. No estaba desaparecida del todo, siempre me quedo cerca por el "por si acaso" aunque me divierte pensar que puedo desconectar del mundo como quien apaga el móvil (¡JA!). Mi buen amigo C. ha estado dándome la paliza para que no dejara de publicar en el blog pero a veces hace falta tomarse una pausa (o dos)... para al menos tener algo que contar, ¡jajaja!

Para empezar, ¿dónde he estado metida? Pues eso es muy fácil, a medio camino entre la biblioteca y la clase de 8am a 3pm todos los días. Después de los exámenes de diciembre hice un breve receso para recordar un poco cómo era la vida humana: ver algunas películas de mi lista, comprar algunas cosillas (vale, muchas cosillas) y hablar con el mundo en persona. Ahora toca ponerse las pilas y volver ¡a la carga! 

Evolucionar, lo que se dice avanzar... bueno, aprobé uno de los dos exámenes que hice, con lo cual estoy bastante contenta aunque no tanto como lo estoy respecto a un hecho. Tiré a la basura (literalmente) un regalo de un antiguo ex que todavía rondaba por mi habitación. Por un segundo me pregunté si tal vez pudiera sentir aún algo por él. Si lo sentía, no lo supe identificar y mientras lo pensaba dejaba marchar tanto tiempo de amistad y aquel algo más.

¿Algún paso atrás? Naaa.. sólo al bailar.  

Esta útima semana he estado también atareada preparando los papeles de un intercambio clínico que tengo planeado para el verano. No te cuento nada más, será sorpresa... um, ¿me hará esto una chica más misteriosa? 

~ sin perro ~
Sigo siendo yo y mis circunstancias aunque con mis cambios de humor tal vez las circunstancias también se vayan a paseo. Dicen que aquello que amas, al final lo pierdes. Yo digo: ¡y un cue***! De momento en mi cabeza no caben conceptos como "ya no me junto con ese tipo de gente", "ahora no me gustas" o "fue bonito mientras duró". La vida es demasiado corta y amarga como para dejar escapar aquello que queremos y mi cabezonería puede aguantar todo el día.

Luego está lo que quieres pero aún no sabes cuánto, el chico que te sonríe en clase o con el que te tropiezas en la cafetería. ¿Arriesgarse o no? No es fácil encontrar el valor de dar un paso así; y por contra, es tan fácil. Como le decía a mi amigo P, éstas son la clase de cosas que valen la pena, las que luego recuerdas y las que te hacen reír. Puede que algún día, cuando haya bebido algo fuerte, encuentre el coraje suficiente para presentarme a ese chico pero mientras... sigo guiñandole el ojo sólo a la vida. 

~ Navidad ~
Porque no podía hacer otra cosa con tanto tiempo libre sino ¡estudiar! Además de posar para fotos navideñas, preparar bandejas de turrones, hacer copos de nieve con folios de colores, hacer tartas, quedar con las amigas y recordar los chicos que nos gustaron a lo largo de año, salir con los amigos y emborracharnos, buscar locamente un traje negro nuevo, comprar-comprar-comprar, empaquetar regalos, llamar a toda la familia, explicarle otra vez a tu abuela que en 5º de medicina ya no estudias anatomía, comprar una pascua roja, mandar felicitaciones navideñas, comer trufas de chocolate y montones de bolas de coco, pedir un nuevo deseo para el año nuevo y soñar entre tú y yo con que se nos cumpla... ¡todo esto!

Y con tan felices planes en mente me despido hasta la próxima,
¡Feliz sábado! ¡ya queda menos para las fiestas! :)