24 noviembre 2011

Un trueque justo

Hoy me gustaría contarte una de las historietas de cole que mi hermana V. me contó hace unos días.
El colegio de mis hermanas (que es el mismo al que fui yo) es privado, o medio concertado... bueno, lo que sea. El caso es que hay que pagar una cuota trimestral de material. De esta manera los padres pagan y los niños pueden pedir semanalmente lo que necesiten: bolígrafos, lápices, hojas de recambio y así. El procedimiento es siempre el mismo: el tutor de la clase se encarga de hacer una lista de pedido cada viernes y se entrega en la secretaría; luego, el lunes, cada clase recibe una caja con todo aquello que necesita. Claro que esto no siempre es tan bonito en la práctica como en la teoría. En la práctica puede que pidas 20 bolis azules y te den 10 cartulinas de colores o, como ocurrió en esta historia: nunca lleguen los bolis. En este último caso (de que no llegue el material) cada uno tiene que usar sus recursos durante toda la semana hasta el siguiente viernes y eso puede significar desde quitarle un boli a un hermano a encontrar uno casualmente en el patio o en el estuche del compañero. En caso de que la siguiente semana tampoco lleguen los bolis... Mejor no vamos a ponernos en ese supuesto. 

Lo que ocurrió era lo que ya seguramente sospechas: la clase de mi hermana se quedó sin bolis. Ahí tenían la excusa perfecta para no hacer ejercicios esa semana. Un profesor con más experiencia no se hubiera inmutado ante la falta del material y los chicos hubieran tenido que pillar un boli de alguna parte durante esa semana. Pero el profesor de mi hermana es nuevo (=inexperto, ingenuo). Y lo que hizo fue decirle a la clase ¡que les iba a conseguir bolígrafos a todos! y el gasto lo iba a sufragar él mismo.

Bolígrafo BiC cristal = 0'18 € x 50 unidades = 9 €

Bueno, está claro que no se dejó el sueldo... y esto calculado por lo alto. Pero lo más importante es que cumplió su palabra y al día siguiente apareció en clase con bolis para todos. Problema solucionado. Finalmente dijo que no mencionaran nada a otros profesores (y que le quedaban bolis de sobra por si alguien necesitaba más). Entre tú y yo, a lo mejor no era tan ingenuo: unos euros y consiguió meterse en el bote a todos... el profe nuevo pasó a ser ¡el héroe de los bolis Bic!

Lo que a mí me pareció más "¿eing?" fue lo que pasó a continuación. Incluso antes de que el héroe de los bolis hubiese tenido tiempo de actuar, V. uno de los chicos de la clase dijo en un grupito de gente: "chos, este profe sí que es bueno; vamos a poner 10 € cada uno y le compramos un iPad". El grupo de gente que lo escuchó dijo que ¡ni hablar! (=sensatos) mientras él siguió diciendo que iba a poner los 10 € (=bobo, necio, tonto, memo, idiota, alelado, ignorante, lelo, simplón, bobalicón, burro, mentecato, ñoño, tarugo, zopenco). A lo mejor tiene algo que ver en mi opinión el saber que la hermana mayor de V. fue compañera mía de colegio y no me caía bien. Pero a ver...

300-400 €
¿Un iPad? ¿en serio? Con ese dinero da para comprar muchos bolis ¡incluso tipp-ex!

18 noviembre 2011

Cenando a dos velas

Desde que empezó el curso, en mi casa 24 horas no son suficientes para vivir. Siempre sobran tareas y falta tiempo para hacerlas. De manera que empezamos por posponer asuntos como: los amigos, las series y las citas. Más tarde fueron las comidas y los cotilleos aunque hemos conseguido matar dos pájaros de un tiro compartiendo el cotilleo con pan en el almuerzo a las cuatro de la tarde. Siempre hay aunque sea un minuto para recordar lo que era ser "normal". A estas alturas del curso nos hemos visto obligados a posponer la compra de la semana para el sábado con lo que, los viernes nos peleamos por lo que queda en la nevera sin comer y sin caducar. El viernes pasado fue esto: 

Es curioso lo que puede resultar de mezclar cosas que, en condiciones normales, no probarías. ¿Por qué dejar de saborear una galleta Príncipe con el café con leche? ¿Por qué no probar el pan con Ketchup un viernes por la noche? Aunque a priori mojar el pan en ketchup pueda parecerte asqueroso, a veces, la gastronomía sorpresa puede dejarnos con buen sabor de boca. En ocasiones la vida nos fascina permitiéndonos posar un "no está tan mal" sobre tantas y tantas posibles degustaciones, algunas más sabrosas que otras: la galleta en el café, el pan en el ketchup, el chico del teléfono... ¡ah! que esto no te lo he contado. Bueno, será el postre de la semana. Porque, entre tú y yo, no hay postre sin cena y porque aquello que vale la pena merece un bocado. 


¡Ñam! ¡Ñam!
¡Feliz Lunes!

17 noviembre 2011

Boxers negros y encuentros místicos

Desde el año pasado mi madre estudia para Auxiliar de Enfermería
El curso consta de 2 años. El primero es más bien teórico, aunque no está excento de prácticas en clase, simulaciones y sobre todo muchos exámenes. El segundo consta de 4 rotaciones, de tres semanas cada una, por diversos servicios de distintos hospitales de la zona. 

A mi entender esto de separar la teórica de la práctica "práctica" en dos años no es más que una estrategia para convertir a un grupo de profanos en pacientes bipolares. En menos que canta un gallo mi madre ha pasado de estudiante depresiva con tendencia a la paranoia a estudiante de prácticas en principio histérica y exaltada. Desde el primer día ha estado como loca contándonos todo lo que hace, los compañeros que conoce, que la invitan a café por las mañanas y los pacientes que... ¡EH! De eso nada, que es...


Confidencialidad 200% ¡Ni a mí, que soy estudiante de medicina, me dice nada! Así que, bueno, le echo inventiva... deduzco qué es lo que tienen y diagnostico mis propios pacientes en mi mente. Aunque la mayoría de las veces me dice cosas tan raras que me hacen pensar en sucesos paranormales y esas enfermedades que nunca estudiamos porque se dan en 1 de cada millón.

Siempre habla de lo bien que la tratan todos y de que la gente es muy amable con ella. Hoy me contó el caso de una persona en concreto, una enfermera muy buena de un servicio distinto al de ella. Dice que no sabe quién es ella pero que, cada vez que se ven por los pasillos, es como si se conocieran de toda la vida. Esta enfermera es muy cariñosa, con una "cara angelical y bondadosa". Curiosamente, cada vez que se encuentra con esta mujer misteriosa está sola, así que no tiene a nadie a quien preguntarle quién es ni en qué servicio trabaja. Me cuenta que le parece un encuentro místico...

Pero yo creo que para místico, el encuentro que tuvo (varias veces en una misma semana) en el vestuario unisex de su Planta.
¡un Big Mac para llevar, por favor!

Ni yo después de todo un año de prácticas clínicas puedo contar una situación como ésa pero es que los únicos vestuarios que yo pisé fueron los de Quirófano y por supuesto, no eran unisex. El caso es que a la hora de salida, a las 3pm, uno de los días estaba tan tranquila cambiándose de ropa cuando de repente, abrió la puerta un celador del hospital que venía a cambiarse también. Al principio mi madre estaba en shock por haber sido descubierta ¡por un chico! a medio vestir. Yo me reí al escuchar la historia. Pero claro, cuando superó el sonrojo se pusieron a charlar y le echó un vistazo al chico. Era "jovencito...", "más simpático...", y asimismo me cuenta que "cada uno estaba en su lado y yo tenía un corte, ¡qué vergüenza! no quería ni mirar pero claro..." ¡Mamá! ¡No quiero ni pensar en esos puntos suspensivos! Mi cara de incredulidad iba un poco más allá de tremenda y casi rayaba el flipe. ¿Por qué a mi no me pasan esas cosas? ¿Por qué? Quizá hubiera caído en el error de pensar que fue una casualidad pero casualmente volvieron a coincidir al día siguiente y al otro (y al otro). Ah... no me digas que pillar a un buenorro macizo chico así sin camiseta (ni pantalón) no es un encuentro mistico (Yo Quiero).  

Ya ha pasado una semana y mi madre cambió de servicio. Lástima, ya no volverá a ver al celador que está como un queso quitarse el uniforme. Mi cara de extrema incredulidad ya ha quedado atrás aunque, entre tú y yo, en el fondo yo me seguiré preguntando ¿POR QUÉ?  

¡Feliz Miércoles!

14 noviembre 2011

¿Qué llevas puesto hoy?

A veces, ponerte lo primero que encuentras no es recomendable. 
Aunque tengas mucha prisa. Aunque todavía puedan verse en tu cara las marcas de la almohada.

Puedes pillar una mala combinación, sobre todo después de 4 días con todo patas arriba y cubierta por mugre de estudiante de medicina. Desastre si tienes que combinar los calcetines de pijama con unos zapatos nuevos. No importa. Te das la vuelta y coges una rebeca. Era esto o el traje negro de fiesta del fin de semana. Miras al frente y tu reflejo te recuerda que te quites el coletero del pelo. Catástrofe total, aquello no tiene forma ni modo. Miras abajo y te das cuenta de que la camiseta dice Gran Canaria, tiene el dibujo de tres perros y lleva manchas de pintura. Maquillaje, ¿y para qué? ni intento buscarlo pero sí que rebusco en el cajón un par de gafas tan oscuras que sean negras. Peor si además tienes una hermana que está encantada de tener la cámara a mano en momentos así. Qué menos que echarle una pose a la vida y... ¡vamos, que llegamos tarde! Con tan mala suerte que, cuando sales por la puerta de tu casa te tropiezas con la vecina del primero que hace tiempo que no ves y te echa un repaso visual para ver qué tal te trata la vida (Pues, bueno... ya ves). Contienes la risa. Miras a tus hermanas y ves que ellas también contienen la risa. Salimos del edificio y nos cruzamos con unos obreros. Corro hacia el coche; lo abro; entro; ya estoy a salvo. 

Entre tú y yo, esto era lo que llevaba puesto hoy. Normalmente no soy tan hippie ni uso camisetas de guiris ni me creo que los lunes puedes llegar a tiempo pero hoy me quedé dormida...

No dejes que te pase a ti,
¡feliz Lunes!