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26 febrero 2013

Así, en plan monólogo


El monólogo es el eufemismo utilizado como excusa para echarse un rollo, contar tu vida/penas, como quieras llamarlo. Y ya puestos a que todo el mundo que dice lo que piensa parece tener razón, la libertad de expresión y farándulas como esa, me he propuesto marcarme un monólogo como una campeona. (Me resulta bastante difícil escribir si pararme porque soy un poco maniática del formato y la ortografía, pero no es culpa mía sino de mis profesores de Primaria).

Creo que si escribo todo lo que estoy pensando podría frenar esa cháchara verborreica que no me deja respirar. Me paso todo el día hablando, con mi familia, en la facultad, con los profesores, por email, por teléfono, en persona, con los camareros de la cafetería, con el vecino que coge el ascensor conmigo... En clase, cuento lo que me pasa en casa y lo que hago en mi tiempo """libre"""; en casa, cuento lo que me pasa en la calle. No hay quien lo pare, una vez que empiezo no puedo parar. Contar, charlar, hablar a cualquier velocidad, con parsimonia (más bien pocas veces) o igual de rápido que estoy escribiendo ahora. ¿Silencio? No le veo utilidad fuera de las depresiones, los exámenes y las preguntas incómodas del tipo '¿te quieres casar conmigo?'. Encima, como en esta etapa de mi carrera estamos con asignaturas poco clínicas y de las que te exigen hacer trabajos escritos, la tasa de verborrea por minuto aumenta paradójicamente de forma exponencial. Creo que con el último que hice, de Farmacología, superé mi capacidad maxima. Porque tienes que debatir cómo repartir el trabajo, a quién asignar cada parte, juntarse para trabajar en grupo, preguntar dudas... Un maremoto de enlaces de páginas en inglés, wasikòsky o cualquier idioma incomprensible. En fin, que los trabajos me tienen loca de la cabeza.

Luego, después de un día que te deja K.O. rotundo llegas a casa, a tu remanso de paz y empieza la guerra. Que si mi hermana E. habla mucho demasiado y le van a poner un parte (que conste en acta su 'mal comportamiento'), mis padres con su rollo "los novios son malos" o "no hay dinero" o "búscate un novio con dinero", mi perro... ah no, espera, no tengo perro. Mi otra hermana preguntándome cómo se visten los presentadores de un teatrillo, yo enchufada al ordenador haciendo tres trabajos al mismo tiempo y de repente oyes: ¡Débora, corre! Voy al salón y resulta que mis padres me habían avisado porque en la tele salían dos ginecólogos habando del cáncer de endometrio. Ya sé que el cáncer no es algo despreciable, pero ¡yo quiero ser pediatra! Me siento incomprendida, voy a la nevera y cojo un bombón de chocolate. Me planteo si buscar el sustitutivo, pero me da que no; por el momento no creo que sea el momento de buscar el momento para tener un lío con nadie, al menos de momento. El chocolate sólo está muy bueno y no me da tantos problemas, salvo un poco de acné que gracias a mis años de Medicina y el remedio de mi vecina sé tratar. Al menos tengo mi cochecito, con el que puedo ir a donde quiera pero estos días son malos para desplazamientos, si quieres llenar el tanque ya puedes preparar un riñón y la mejor opción parece quedarse en casa con las pantuflas, los problemas, los trabajos y la familia.

Tampoco es que me queje de mi vida. Me encanta, me lo paso muy bien casi todos los días. Algunos en especial, en los que hay muchísimas risas, ayudan a mantener una autoestima astronómica. Mis amigos son lo mejor, la chispa, la guinda o lo que sea que pongas al pastelillo encima de todo. Con ellos te ríes, te ríes y te ríes de lo que es gracioso y de lo que no lo es. Están contigo en los bueno y, a lo malo le dan una patada. No sé qué tipo de vida tendría sin mis amigos, esos medicuchos que en nada serán conmigo médicos de verdad (¡ay que miedo!). Tengo muy claro que el que mira hacia otro lado cuando tú pasas, no conoce la amistad. Y me da lástima. Porque cuando tienes un amigo, te conviertes en una persona mejor y dejas de ver barreras donde no las hay y dejas de girar la cara cuando pasa a tu lado alguien con quien peleaste una vez. Hay vida después de las peleas.

Una cosa que sí me trastorna un poco es no poder viajar todo lo que quiero. Me dicen que no es el momento, y lo sé. Me dicen que ahora toca estudiar, que hay luz al final del túnel. Pero para mí, si no es el túnel que une Francia con Inglaterra, me da un poco igual si estoy cerca de la luz o no. Con mochila o con maleta no importa, pero con mapa. Confío en que algún día pueda tachar de mi lista todos los sitios que me quedan por ver, aunque es una lista un tanto larga y que además, acaba en puntos suspensivos. No quiero una casa más grande, ni un móvil más caro, ni ropa más a la última. De hecho, cuando parece que uso ropa nueva se trata de cosas que le quito a mis hermanas. Las cosas materiales no me dan seguridad y tienen poca importancia para mí, son el medio para concretar fiestas, trabajos, pero en sí el hecho de poseer no es algo que despierte en mí ninguna satisfacción ni sensación de poder/tener. Pero los viajes... ayy. Los que me quedan por hacer y los que he hecho, esa gente tan estupenda que he conocido aquí y allí. Me acuerdo más de ellos de lo que podrían imaginar. Pero claro, esta son la clase de cosas que no les dices nunca, sino que las escribes en un blog o te las callas. 

Podría seguir escribiendo muchos párrafos como estos. Pero no conviene darte tanta información acerca de mí porque podrías llegar a conocerme y entonces, darte cuenta de que estoy medio loca de verdad. Deja que quede algo por contar, si es que acaso lo hay... para que quede entre tú y yo, la excusa para un café o a saber qué.

02 febrero 2013

Fragmentos

Todo cuadra cuando salir a correr no es huir.
Qué bonito sería decir que ya no huyo de los apuntes, de los exámenes, de las decisiones ni de ninguna persona. Pero todos somos luces y sombras; tenemos fragmentos de nosotros mismos que no siempre tienen por qué estar en consonancia con todo lo demás. Aunque estemos bien. Donde hubo un daño, queda cicatriz y donde hay tejido cicatricial, aquello nunca vuelve a ser lo que era. Cosas que aprendemos en Dermatología... No importa qué hagas con tus fragmentos, puede que incluso te olvides de ellos pero ahí quedan para desgracia nuestra. Ellos nos recuerdan nuestros errores, nuestras malas decisiones o la falta de las mismas. Ocurre como cuando perdiste una amistad que no supiste retener o cuidar. Si con el tiempo, vuelves a cruzarte con ella, lo más probable es que haya hecho nuevas amistades y simule que ya superó el malentendido. Pero no hay engaño posible entre tú y tú mismo. Sabes perfectamente lo que te hace sentir ese fragmento que a lo mejor ya tenías olvidado, y que ahora te hace recordar lo que aquella amistad te dio y te quitó. No es propio de tí pero aún así, ese pequeño fragmento que lleva su nombre, te sigue doliendo.  

¡Feliz Sábado! 

29 diciembre 2012

Pide un sueño

Pídelo sin más. Porque es gratuito soñar. Porque puede hacerse realidad. Porque hacerlo te convierte en mejor persona; abre tus puertas a la oportunidad y a lo que está por llegar. Nunca conseguirás aquello que no está en tu mente. Aún cuando pase ante tus ojos, contoneándose con evidencia, si no está entre tus ideas alcanzarlo, igual de fortuito que llegó se irá. No permitas esto último. No vivas vagabundo de ideas y proyectos. Haz tu lista de propósitos y verás con qué facilidad encaminas tus pasos -sin dudarlo y casi sin quererlo, hacia donde quieres. Sin distracciones ni trucos de magia. Verás qué sencillo es trazar la recta que se extiende entre tus sueños y tú. Pero para eso antes debes formular tu deseo...

25 noviembre 2012

Veleta

Hacia dónde giras pequeña veleta. En cuanto te miro, huyes. Cambias de dirección con cualquier silbido del aire, como si volaras sin alas. Qué grande debes sentirte por encima de todos, apuntando hacia tu propio norte, en el Norte de donde quiera eso que esté. Y sin embargo, qué yermo debes creerte para bailar al son de todos los demás, esperando cada día el torbellino que despierte en ti tu propio tú, el rayo que te electrifique de punta a punta. Qué necios seríamos nosotros si viviéramos como tú, veleta. Sin duda eso de girar al ritmo de los demás es algo que sólo se permiten los enamorados. Por eso guardan para ellos los alisios su susurro de amor que sabe a besos. El resto de los mortales nos agitamos con el movimiento de las corrientes y creemos persistir, jugando a esquivar las bocanadas de la vida. Pero no es así, verdad pequeña veleta. No hay mucha diferencia entre tú y yo. Ambos contemplamos pasar los soles y las lunas por igual, vivimos aferrados a lo que encontramos a mano y nos sostenemos... como podemos, con todas nuestras fuerzas entre tanto bamboleo. 

14 octubre 2012

Hablando al mar

Dime tú, pequeña caracola, si no es el mar digno vacío para tus pensamientos. Di si no es verdad, que las mareas van y vienen dibujando una fina estela de espuma a su paso, rompiendo con fuerza en tus incorruptibles escollos como si quisieran erosionar, y erosionando, las barreras indomables de tu mente. Háblame pequeña caracola, sobre las sirenas de las profundidades y los tesoros que surcaron los océanos contigo y allí para siempre quedaron, encubiertos. Hay tanta riqueza en el calado de tu ingenio y sin embargo, lejos queda de la visión del marino inexperto. Conocer los confines del mar puede llevar mucho tiempo. Puedes viajar toda una vida y aún así sentirte grumete. Sólo los más audaces se acercan a conocer las idiosincracias de tus pleamares. Navegan con viento de popa y llegan, hasta los confines del mundo por penetrar las abruptas costas de tu persona. Nadie se lleva la gloria de fondear en aguas mansas, ni de alcanzar tu playa coralina. Di si no es verdad, pequeña caracola, que quienes se adentran en el mar viven amándolo, que luchan contra viento y marea por no encallar estando en aguas inquietas y que indudablemente ello les conduce a la tierra firme que tú abres ante ellos. Tú has de saber, caracola mía... pues tú llevas contigo el eco de todo ello. A través de ti habla el mar en primera persona, deja la huella de sus historias en la arena y traduce el rugir de las olas en una lengua viva aún en las orillas de tu existencia. No me aventuro a querer abarcar tus oscuros misterios con mi humilde balandra. Basta con que quiera adentrarme un poco, lo suficiente para sentir que me muevo, y que navego. Quiero oír la espuma de las olas al pasar, saborear el salitre en alta mar, mi meta es salvar las mil leguas que hay entre tú y yo. Enséñame pequeña caracola, a esuchar el Mar por favor.

12 octubre 2012

Las edades de la inocencia

Nadie nos dice cuándo decidimos creer o no creer. Un día los acontecimientos se precipitan y dejan en tus manos la respuesta. Y ésta nunca es tan sencilla como creer o no creer, sino aceptar vivir la fantasía, hacer de los sueños la norma de tus días y abandonarte a la ilusión sin remordimientos. Acaso existe un ser más feliz que un niño; uno de cinco, venticinco o cientocinco años. Yo creo que no. Pero la realidad no está de acuerdo conmigo y juega despechada con nuestras aspiraciones, cercándonos como una goma elástica que nos da un ligero margen y con las mismas, nos hace retornar al eje. Allí nos quiere a todos, arrinconados en un lugar olvidado junto a la imaginación y los polvos mágicos de hada. Cruel existencia, nos enseñas a amar una utopía para más tarde arrancarnos sin piedad todo rastro de inocencia. No por ello quieras crecer muy lejos. Cuídate de la sensatez y huye de la prudencia. Haz de cada amanecer el prólogo de un nuevo cuento. Entre tú y yo hay más de lo que a simple vista se ve. Magia; nos rodea, nos envuelve... ¿no lo sientes? Cierra los ojos y ve.

08 octubre 2012

Descifrando las profundidades de tu silencio

Con mi amigo Astérix, Pza María Pita - A Coruña


Créeme, a veces el silencio apetece.
Otras es necesario; muchas, sólo estorba.
¿Por qué si no tenemos boca? 

Ni señales de humo ni código morse; 
sólo un esfuerzo y llegan las palabras.
¿Por qué si no aprendemos a usarlas?

Unas letras de nada en un grupo de palabras, 
y estas a su vez en estrofas adornadas.
¿Por qué si no íbamos a estructurarlas?

Porque el silencio ni se pinta ni se comenta.
Pero si se ha de pintar que sea con colores; 
y si se ha de contar que sea entre tú y yo.


El traicionero silbido de la derrota

Poco ha de trajinar la oscura sombra del desastre para que caigamos presa de las vorágines de la Vida. El impetuoso rugir de nuestras voluntades no es antagonista suficientemente fuerte para encauzar los reveses de las corrientes ni amansar el fluir de un cauce sin márgenes. Sólo el carácter impreso en nuestra persona es rival digno frente a tales desventuras. Pobre de aquel que se deje ahogar por los vaivenes de los ajetreos ordinarios pues, no es sino un infortunio que una persona no crea en el poder de su propia fuerza sin duda, encubierto bajo maleables capas de inseguridades. Bravo por aquel que sí vive para ver madurar el fruto de la paciencia y la sabiduría intrínseca al gran viaje de la Vida, destino él mismo de nuestra existencia. No es sino suyo el mérito y por tanto, el provecho, de una plenitud susurrada entre la brisa y las caricias del viento, que envuelve y acompaña a quien se hace dueño de sus virtudes y surca con pasión entre las mareas de sus propias sombras.   
Cola de huracán que pasó por las Islas Canarias, feb 2010

29 septiembre 2012

Eruditos vacíos y don-nadies con ideas brillantes


Me creo que Einstein fuera un incomprendido. 
A diario descubro gente con ideas diferentes y curiosamente, brillantes. Aquellos que de un caso aislado pueden sacar una regla universal válida. Sin saber cómo, simplemente porque saben que tienen razón. Aquellos que saben ver y ven lo que los demás no advertimos. El problema es que nadie les escucha, porque no tienen una voz que suene más alta que el relincho de las masas. Y así todo queda en nada; y esas ideas brillantes se oxidan y se olvidan. Lamentablemente, decidimos escuchar no a las voces anónimas, sino aquellas que se presentan con nombre y apellidos, sin importar qué diga ni con qué intenciones lo haga. Pudiendo estar a favor o en contra y teniendo al respecto tantas variadas opiniones como personas hay en este Mundo. El por qué: porque es más fácil decir "sí" o "no" a lo que otro ha pronunciado antes. Gestar ideas nuevas y además inteligentes, es tarea difícil y destreza de muy pocos. Por eso yo prefiero desechar a las grandes corrientes y afinar el oído para escuchar lo que la gente entre tú y yo tiene que decir. A menudo me sorprende lo que encuentro.   

El reflejo del alma

Plaza del Humor (antigua Plaza de los Huevos) - A Coruña

Hay quien dice por ahí, acertadamente, que la cara es el reflejo del alma. Para mí no hay dudas de que esto sea así. Una cara feliz dice mucho, la risa siempre es contagiosa y una cara triste te deja sin palabras. Luego está el que dice que la procesión se lleva por dentro. Claro que, lo que hay dentro, dentro... eso es un misterio. Lo que tengo seguro es que uno lleva consigo lo que tiene; si estamos deprimidos poco entusiasmo podremos aportar, puesto que no se puede sacar de donde no hay. Si en cambio estamos felices, irradiamos buenas vibraciones, tenemos ese brillo en la mirada y en el corazón. Dicen la felicidad no es la meta, es el camino y yo me lo creo. Los obstáculos para la felicidad sólo existen si tú así lo crees, pues sólo nosotros tenemos la solución a nuestras catástrofes. Y ten en cuenta que recibimos de los demás lo que damos porque si la Naturaleza funciona de una manera es dejándonos recoger lo que sembramos. Hoy, si piensas lo mismo que yo, sacúdete las preocupaciones y échale una sonrisa a la Vida ;)

26 septiembre 2012

En mis sueños

A veces vivimos situaciones que parecen parte de un sueño,
tal vez por el lugar, la persona, el momento o todo ello.
Cuidado aquel que sabe capturar ese instante y guardarlo,
pues el que guarda siempre tiene y el que atesora un recuerdo,
vive persiguiéndolo sin saberlo... en sus sueños.   
Puente de Rande - Vigo

24 septiembre 2012

Odd

Plaza de España, A Coruña







  
 
 
Con frecuencia me sorprende la facilidad con la que olvido que hay gente en el Mundo que hace cosas muy muy raras; cosas que van más allá de las extravagantes desviaciones aleatorias normales de mi mente. 

¡Buenas noches!

20 septiembre 2012

Gente "?"

Seguro que te ha ocurrido. Y ahora con los comienzos de curso, más todavía.
Es inevitable que, al conocer a alguien, tardes un tiempo en darte cuenta de si realmente te va a caer bien o le vas a detestar. Ellos son ese gran interrogante en la ecuación de la socialización. Las reacciones pueden ser infinitamente variadas desde personas con las que conectas al instante, aquellos que nunca te cayeron bien y no sabes por qué, los que te sorprenden -positiva y negativamente, los que prejuzgas y luego ese remoto grupo de gente que no sabes cómo clasificar. Esos que aún estás conociendo y que apenas te dan una pista sobre qué puede pasar entre vosotros. Normalmente no me lleva mucho tiempo calar a la gente. Me he llevado alguna sorpresa pero en general mi ojo clínico apunta bien. Por eso me resulta tan aplastantemente desquiciante que tarde más de una conversación en determinar si "sí" o si "no". Pero amigos, me ha pasado. Ahora aparte de las dudas de dermatología y las existenciales inagotables, me veo dudas andantes por el hospital. Yo soy como Cristiano Ronaldo cuando no marca. Aléjate porque puedo explotar.  
\/\/\/\/\/\/\------ ¡¡BOOM!!------\/\/\/\/\/\/\

16 septiembre 2012

Círculos


A veces -ilusa de mí, intento creer que no pertenezco a un círculo concreto de personas, a un lugar o a un gremio particular. Me encanta pensar que soy tan chachi como pretendo ser aunque en el fondo entre tú y yo sepamos la verdad. Que soy lo que soy y soy de esas personas. Por supuesto me encanta que gentes de otros sitios tan variados como sea posible, pasen por mi vida y dejen su huella en ella. No sabes la cantidad de cosas que se puede llegar a aprender simplemente conociendo lo que hay más allá de la puerta de tu casa. Lo divertido, instructivo y útil que es, sólo es comparable a lo increíble que supone salir y descubrir Mundo. Por supuesto salir también te permite valorar lo que tienes y darte cuenta de cómo de implicada estas en tu propio círculo. Parte de la emoción supone saber si en la próxima calle vas a encontrar a un gilipollas sin remedio o a la persona más exótica que hayas conocido. En Santiago tuve una racha de buenas vibraciones y buenas gentes. No puedo sino alegrarme por haber encontrado allí a todos aquellos desconocidos a los que ahora llamo amigos, a médicos, peregrinos, gentes de Galicia, del extranjero y en definitiva, viandantes de este Mundo que nos da tantas posibilidades. A veces salir de tu círculo resulta una experiencia enriquecedora y no por ello olvidas quién eres ni de dónde vienes.   

02 julio 2012

Conversaciones unilaterales

No es fácil encontrar un (des)igual.
Voy salteando los días del calendario con un poco de prisa, sin fallarle al horario. Paso por los escaparates de la calle de la Oportunidad sin pararme, zumbando. Sueño, deseo, encuentro, degusto. A veces hallo algo que me atrae y me encamino hacia el interior del Quizá. Pero en esos barrios de dudosa credibilidad pocas veces suelo dar con un motivo que me retenga mucho tiempo. Y sin embargo, me encanta tener una buena conversación. Hacer reír, contar, ser escuchada... lo más placentero de esta vida. Ya dure una hora, un rato, un siempre. Pero debe haber algo que no soy capaz de percatar. Aún trato de encontrar la tara que debo tener. Porque no puedo ser muy normal cuando convierto el entre tú y yo en sólo yo. Hago el intento; evito dirigir cuanto digo pero en un periquete me encuentro de nuevo en el mismo punto: acabando mis conversaciones unilateralmente; siempre en primera persona.

Monólogo a la de tres, dos...

29 junio 2012

Campamento de verano

No. No tengo pensado trasladarme al monte y menos con este calor asqueroso. Porque las acampadas nunca fueron lo mío y porque... ¿allá arriba hay wifi?
El campamento para Deb se limita a la casa. Con tres hijas, mi madre no puede tolerar que no nos convirtamos en mujeres de provecho mientras ella viva. Sí, mi madre es de la vieja escuela. Con el cambio de los tiempos se ha ido adaptando así que ahora simplemente se defiende diciendo "nunca está de más que sepas...". Sigue la frase con cocinar, planchar, limpiar, fregar, barrer, poner la lavadora... lo que quieras. Desde el primer día de vacaciones nos mete caña. Y además aprovecha tanta ayuda para hacer las tareas más pesadas como cambiar las fundas de los sillones, reorganizar altillos, lavar toda la ropa de cama y demás.

Lo que más me gusta es el momento cocina. Me engatusa para preparar un plato que me gusta y mientras vigilo que no se chamusque al fuego me inquiere preguntas del tipo:
   - "¿tú cómo lo preparas?" o "¿tú qué le echas?";
   - yo respondo con un "yo que sé, ¿orégano?".
   - Entonces ella dice "no no, mejor perejil".
   - Yo digo "pero es que a mí me gusta con orégano".
   - Ella sentencia "ya, pero es que eso lleva perejil".
Astutamente termino haciendo mi plato a su gusto. Pero ya estoy acostumbrada a transigir. Entre ella y yo es mejor así; menos bronca para mí y platos mejor sazonados para ella. Recuerdo que la quiero y la hago feliz haciéndola creer que estoy procesando lo que me cuenta aunque en el fondo, me da un poco igual el orégano y el perejil. Es que mi madre... requiere mucha atención y energías. Obviamente, no todo el monte iba a ser orégano. 

¡Feliz Viernes!

25 junio 2012

Con zapatillas de ballet


Me encanta cuando mis hermanas acaban el curso y hacen una limpieza de todo lo que no quieren. Siempre hay algo que se puede aprovechar; se puede rescatar un osito, una camiseta o en este caso un maniquí de boceto viejo. Es divertido ver como -cuando mi mente está liberada, deja fluir a la imaginación uniendo piezas arbitrarias para crear. Unas acuarelas usadas, un trozo de tela roto y una cinta en manos deseosas de expresión pueden acabar en esto que ves. Igualmente podría decirse sobre este boom de escribiente entre tú y yo. Como le dije a mi amigo C. trato de compensar ese mes que estuve con exámenes (en la biblioteca all day, everyday) y que no podía ni teclear 'socorro'. Podría denominarse el efecto "Caja de Pandora" (pero sin pulsera cara). 
La orquídea es de plástico, ¿a que parece de verdad?

Sí, no puedo ocultarlo... soy una sentimental. No me gusta tirar los viejos trastos, aunque sean viejos y sean trastos. De ahí que mi cuarto se parezca a un museo de antigüedades, muy al estilo British Museum con momias y ácaros polvo incluidos. Lo de las momias lo digo en serio. Deb tiene un secreto guardado en una caja sobre el armario (uh-uh-UH!). Estoy contenta con el resultado de mi inventiva. Aunque nunca haya hecho gimnasia rítmica en mi vida, como sí hicieron el resto de mis compañeras del colegio; ni haya visto nunca una actuación de ballet; ni me guste mucho el color rosa. Será porque ahora hay una pieza única más en mi mundo. O tal vez porque me salí con la mía y rescaté otro trasto más que ahora adorna mi mesa. Sí, no tengo remedio...

¡Feliz Lunes!

11 mayo 2012

¿Cuál es tu etiqueta?

     Es un mal vicio ponerle etiquetas a las personas. 
     Por desgracia es un vicio que acostumbro hacer entre tú y yo

Últimamente me he dado cuenta de que, al encontrarme con alguien de mi pasado enseguida me viene a la cabeza un breve resumen -un flash, de cómo esa persona ha influido en mi vida. Lo que más me llama la atención es que, lo que recuerdo son, en su mayoría, las cosas malas. Eso que dicen (incluso yo misma) de que los pequeños momentos son los que cuentan, es pura mentira porque si en algún momento la cagaste, al fin y al cabo, la cagaste. Y es más fácil de recordar esto que mil pequeños momentos porque es más notable y menos numeroso. No son prejuicios pues no se prejuzga algo que se conoce.

Lo peor de todo es que estoy segura de que ellos, al igual que yo, van por el mundo repartiendo etiquetas. Me pregunto si ellos serán más benévolos que yo y si recordarán lo bueno que he hecho o se limitarán a emitir su veredicto. Me pregunto qué etiqueta llevaré yo.

Ay amigo, qué va a ser de mí...

23 abril 2012

Un libro, un amigo

¿Cómo dejar pasar este 23 de Abril sin hablar de los libros?
Algo que nunca falta en mi escritorio. Mis mejores amigos desde siempre. Compañero, confidente, inspiración, fuente de conocimiento, guía, refugio, distracción; lo que necesites. Desde que era una niña más pequeña, dedicaba gran parte del día a leer prácticamente todo lo que caía en mis manos. Muchos libros me los regalaban y luego, en la calle, me dejaba engatusar por cualquier novedad o rara antigüedad. Además, nunca tiro ninguno sino que los guardo incluso después de que las páginas se vuelvan amarillas. En consecuencia, mis estanterías están llenas de libros. Pero entre tú y yo, así es como me gusta. 

Mi vida no sería la misma sin tener a mano la poesía de A. Machado, ni las historias de escalera, Platón y Nietzsche en un mismo estante, las infinitas novelas de misterio, Harry Potter y compañía, mi Mio Cid en castellano antiguo, algo de Psicología al lado de Orgullo y Prejuicio, mis libros de segunda mano en inglés, Agatha Christie y Agatha Christie, mi edición en tapa dura de La Sombra del Viento o mis libros de Medicina mezclados con los tomos de Historia del Arte sin ton ni son. Todos con sus respectivos marcalibros señalando la última página que leí o una cualquiera al azar.
Nuestras horas son minutos 
cuando esperamos saber, 
y siglos cuando sabemos
lo que se puede aprender.
                     A. Machado      
Muchas veces desearía tener al alcance más lugares a los que ir a rebuscar libros antiguos. Pero en el fondo prefiero que sea eso, un deseo, que con mucho se ve realizado un par de veces al año porque, de lo contrario, pasaría el día con un libro en las manos y no precisamente de Medicina. En Londres era tan fácil como buscar la tienda Oxfam más cercana. Había una a la vuelta de cada esquina. Allí la gente acudía todos los días a cientos buscando un libro para los largos y solitarios trayectos en metro; compraban libros de segunda mano como quien compra chicles en un quiosco y casi por el mismo precio. Como ya habrás imaginado, yo pasaba horas ahí dentro... y siempre salía con una bolsa enorme :)

¡Feliz Día del Libro!

17 abril 2012

El tren de mi vida

Soy pasajera de un tren llamado Vida. Viajo en asiento individual no fumador con ventanilla. Mi billete dice sólo ida; sin destino, sin regreso. Voy ligera de equipaje pero con un buen bolso de mano. Durante el trayecto me mantengo activa; voy distraída hablando con la gente que pasa a mi lado. Cuando estoy sola miro el paisaje que se ve a través de la ventana. Disfruto del paseo; es muy agradable. Aunque eso no quita que atraviese túneles que oscurecen durante largo rato el vagón y hasta mi mente. Por suerte, son escasos. Veo pasar otros trenes. Algunas veces van muy rápido y nos adelantan; otras, se quedan atrás. Me bajo en todas las estaciones por las que paso y siempre vuelvo con algún recuerdo. Aún no he visto pasar al revisor y, a estas alturas, dudo mucho que haya uno. Me gusta la música que suena en el vagón comedor; la tarareo todo el día. A solas escribo un diario sobre los detalles del viaje. Algún día me bajaré en una estación y no volveré pero el libro permanecerá para los próximos viajeros.